Incluso si un devoto está cercano físicamente al guru, o ha escuchado sus enseñanzas, si su corazón no está abierto no surgirá la entrega ni la humildad.  

Incluso si un devoto está físicamente cercano al guru o ha escuchado sus enseñanzas, si el corazón del devoto no está abierto no habrá entrega ni humildad. Si no hay una receptividad interna, solo crecerán la arrogancia y las mentiras. Solo un verdadero buscador comprenderá la importancia  del guru y despertará  la actitud de entrega, lo que le hará receptivo a la gracia. Solo quien haya abierto su corazón  podrá observar todas y cada una de las acciones del guru y vivir plenamente cada momento.

Algunas personas tienen fe pero no se esfuerzan. Otras se esfuerzan pero no tienen la fe necesaria.

Un barco tenía dos remos. En uno estaba escrito ·”Fe”, en el otro “Esfuerzo”. Un hombre que entró en el barco intentó remar  con el remo “Fe”, pero el barco se puso a dar vueltas y no  avanzaba. Otro hombre entró en el barco  e intentó remar con el remo “Esfuerzo”. Inútil es decir que no fue a ninguna parte. Un tercer hombre entró en el barco y se puso a remar con ambos remos, Esfuerzo y Fe. El barco avanzó sin cesar. Del mismo modo, necesitamos estos dos  remos, tanto el esfuerzo como la fe.

La verdadera espiritualidad es compasión en acción. Comienza y culmina en compasión.  Si pudiéramos transformar la compasión por medio de una simple palabra en una senda de acción, podríamos resolver el 90% de los problemas de la humanidad.

La pobreza es una plaga terrible de la humanidad, que destruye toda bondad y talento. Es la causa de toda degradación moral.

Una vez, durante un programa de Amma en el extranjero, un grupo de niños sin techo que más menos vivían en el metro subterráneo de la ciudad, vino a recibir darshan. Habían hecho dibujos para Amma. La mayor parte de los dibujos eran escenas violentas de bombas, misiles y barcos de guerra. Un niño había hecho un dibujo de Jesús y su madre María con un arma de fuego en las manos. Cuando Amma preguntó al niño porqué había dibujado a Jesús con un arma, él dijo: “Cuando él tiene hambre, ¿no necesita comer? Si tiene un arma puede sacarla y asaltar a alguien.”

Vivimos en la era de internet. Donde quiera que vayamos en el planeta necesitamos internet. Pero junto a una conexión con internet también necesitamos redescubrir nuestra conexión con nuestra red interna. La espiritualidad nos enseña cómo gestionar ambos, nuestros mundos interno y externo.

Día tras día, la ciencia y la tecnología crecen rápidamente sin control alguno. Nadie conoce adónde conduce este crecimiento. Cuando miramos alrededor, vemos desarrolladores, productores, distribuidores y consumidores. Todos ellos parecen estar atrapados en un frenesí para adquirir lo último, lo más grande lo mejor. El estado normal de la humanidad parece ser el de un niño suelto en una tienda de caramelos.

Todas las universidades deberían enviar a sus alumnos  a zonas rurales empobrecidas o barrios marginales urbanos al menos por uno o dos meses durante su educación. Deberían capacitarse para ver directamente  los problemas que los pobres deben afrontar.

En el pueblo donde Amma nació solo había un grifo para cerca de mil familias.    Cada persona podía llenar de agua, como máximo, un solo recipiente y eso requería una espera de la mañana a la noche. A veces no llegaba la vez y no se conseguía agua. A causa de estas experiencias, si Amma ve que un grifo gotea siente como si fuera su sangre la que goteara en lugar del agua. Podemos pensar, ¿cómo podemos evitar el derroche de agua? ¿a quién debemos recurrir para que nos dé una solución?

Mucha gente nos arroja barro en forma de palabras y acciones. Tenemos que poder liberar nuestra mente de esa suciedad y convertirla en trampolín para el progreso. 

Cada circunstancia desfavorable puede ser transformada en favorable. En este mundo mucha gente nos arrojará barro en forma de palabras y acciones.  Sin caer en la desesperanza, un aspirante espiritual debe tener la capacidad para liberar su mente de esta suciedad y trasformarla en un trampolín para el progreso.

Hubo una vez un aspirante espiritual que vivía en un pueblo. Estaba absorbido en sus prácticas en actitud de entrega. Vivía también en el pueblo una persona que siempre se burlaba de él y le criticaba.

Cuando un niño siente el peligro , grita a su madre. La madre vendrá corriendo a su rescate.

Desde tiempos remotos, la tradición de adorar al Supremo en femenino, como la Madre, ha prevalecido en India  y en otras regiones del mundo. Los cuatro Vedas alaban la Parashakti  o energía femenina. Esto puede verse en himnos védicos  como Durga Suktam, Sri Suktam, etc.

Nuestra mente está muy influenciada por Tamoguna. A todos nos gusta disfrutar del sueño acogedor. Solo cuando se dice a la mente “¡Despiértate y trabaja o perecerás!” esta idea necesita ser contemplada para adquirir la fuerza para seguir adelante. 

Recuerda  que Dios es el hacedor y el poder real detrás de nuestras acciones

Este es el día sagrado en que sostenemos los dedos de la nueva y tierna generación y la iniciamos en el aprendizaje. Vijayadasami  es la culminación de los nueve días pasados en adoración a Shakti e  invocando las bendiciones de Sarasvati Devi , la diosa del aprendizaje, por la que los niños entran en el mundo del conocimiento. Sosteniendo el dedo índice del niño, le hacemos escribir sobre arroz el mantra hari sri ganapataye namah. Cuando el niño entrega su dedo al guru es cuando puede recibir sus enseñanzas.

La verdadera explicación detrás de esto es la siguiente: El guru sostiene el dedo índice del niño para hacer su primera escritura. El dedo índice se usa normalmente para señalar los errores de otros. Señalamos con este dedo y decimos: “¡Él es así! ¡Esa persona es asá!” También se le conoce como el dedo del ego. Cuando apuntamos a alguien con el índice otros tres dedos apuntan hacia nosotros. Cuando señalamos con el dedo a alguien, olvidamos que nosotros hemos cometido el triple de errores. Entregar el índice al guru para que lo sostenga es una expresión  de entrega del ego. Cuando el conocimiento amanece,  este es seguido por la humildad.  

Mi trabajo no es poner cargas en las cabezas de la gente, ¡si no eliminarlas!

Un día, en Vrindavan, las gopis estaban sacando agua del pozo de la aldea. Tras llenar sus  recipientes llamaron a Krishna que estaba jugando cerca de allí para que las ayudara a ponerlos sobre sus cabezas.  Krishna aparentó no oír. Continuó riendo y jugando, e ignorándolas se fue. Las gopis no tenían otra opción que ayudarse mutuamente a apilar las vasijas en la cabeza de otras y volver a casa.

Cuando llegaron a sus puertas se encontraron con Krishna que las estaba esperando ansiosamente para ayudarlas a despojarse de su carga. “¿Dónde estaba ese entusiasmo cuando te pedimos que nos ayudaras a cargar las vasijas sobre nuestras cabezas?” preguntaron enfadadas.

Tenemos mucho más que aprender de aquellos que nos rodean que de los libros.

Un pez no puede dar medida de la profundidad del océano. No somos capaces de medir la infinitud de Dios con una mente limitada. Entonces, ¿qué podemos hacer en esa presencia? Incluso si un diamante yace entre excremento de vaca no dudaremos en cogerlo. Aunque todos tenemos consciencia divina interior, en este momento estamos plenamente identificados con el cuerpo.

En una ocasión, unos amigos caminaban por la calle. El que iba delante vio algunos excrementos en la acera. Inmediatamente su nariz captó el olor y lo señaló a sus amigos diciendo: “Retiraos, hay excrementos en la acera! ¡Dad un rodeo, dad un rodeo! ¡Realmente apesta!”