Jueves, 12 Octubre 2000 19:47

Traer a Dios a nuestras manos, nuestra lengua y nuestros corazones

(Del discurso de bendición de Amma con motivo de la celebración de su 44º cumpleaños)

Un número incalculable de personas de naturalezas diferentes se acercan a la Madre. Muchas de ellas tienen problemas familiares, la mayoría de los cuales están relacionados con cuestiones triviales. Si solamente tuviéramos un poco de paciencia, muchos problemas podrían ser resueltos o evitados. Un día una pareja acudió a la Madre. La mujer tenía un problema por el cual ocasionalmente perdía la cabeza y no sabía lo que decía. Le sucedía esto cuando estaba tensa. La mujer amaba profundamente a su marido.

 

Comprendiendo la situación, la Madre le dijo al marido, “Es suficiente si tú intentas ser un poco más paciente. Incluso si mi hija dice algo que es por completo inapropiado, entiende que lo causa su enfermedad. Solo sé paciente con ella, y a su debido tiempo se curará de su aflicción.”

Pero ese hijo no estaba preparado para ceder. Su actitud fue, “Ella es mi mujer, ¿no? Por tanto, ¿por qué debería yo someterme a ella?” Y con esa actitud, ¿qué sucedió? La enfermedad de la mujer empeoró hasta que su familia se vio obligada a venir y llevársela. La vida de ese hijo estaba arruinada. Se dio a la bebida y gastó todo su dinero en alcohol. su vida se convirtió en un infierno. Si tan solo hubiera estado preparado para relacionarse con su mujer, si tan solo la hubiera tratado con amor y paciencia y hubiera tratado de entender sus problemas, no hubiera acabado así. Así pues, hijos míos, hemos de aprender a avanzar en la vida adaptándonos a las circunstancias.

Cuando la Madre viaja al extranjero, algunos de Sus hijos occidentales preguntan, “¿Por qué en India se trata a las mujeres como esclavas?” La Madre les dice que no es para nada así, que en India la relación entre marido y mujer se basa en el amor.

Se dice que una esposa ha de tener tres cualidades: debe ser madre, amiga y esposa. El marido no debe insistir en que ella se comporte de una sola manera en particular. Una mujer no debe ser tratada como un bonsai, creciendo en la maceta del hombre. Un árbol así nunca será capaz de crecer hasta su tamaño normal. Cuando podas las raíces, estás, de alguna manera, matando a la planta, porque estás impidiendo que viva. Ningún pájaro hará su nido en ese árbol, no le crecerán frutos, siempre será delgado y débil.

Si en su lugar trasplantáramos ese árbol en la tierra al aire libre, veríamos que rápido crecería y que fuerte se volvería. Esto puede compararse con la situación de las mujeres. Hay una fortaleza única en las mujeres, pero tenemos que permitir que esa fuerza se desarrolle. Las mujeres no deben confinarse en pequeñas macetas por los hombres, y sus raíces nunca deben ser podadas. Si se permite que se desarrolle el poder inherente de una mujer, ella se convertirá en el refugio de su familia y de la sociedad, se convertirá en el refugio de toda la nación.

Todos debemos convertirnos en uno. Esta es la actitud que debemos cultivar. La vida está hecha para ser compartida; no para guardárnosla para nosotros. La Madre recuerda una historia. Había un hombre que estaba obsesionado con las carreras de caballos. Debido a ello acabó en la bancarrota. Le dijo a su mujer, “Mi negocio se ha perdido por completo. ¿Qué haremos ahora?” Su mujer dijo, “Viviremos de lo que quede. Pero una cosa: a partir de ahora no irás a más carreras de caballos.” “Estoy de acuerdo,” dijo el marido. “Pero tú también has de hacer algo. Tienes que dejar de comprar ropa cara, porque ya no tenemos dinero para gastar en esas cosas.” “De acuerdo,” dijo la mujer. “Pero una cosa más: tenemos un chófer que no podemos permitirnos. Tú sabes conducir, así que realmente no necesitamos un conductor, ¿verdad?” “Está bien,” dijo el marido, “nos desharemos del chófer. Pero, ¿realmente necesitas a la cocinera para ayudarte en la cocina? Deberíamos despedirla también. Yo te ayudaré en la cocina.” La mujer rápidamente accedió a ello. De este modo, cambiaron sus vidas, evitando todos los gastos innecesarios. Justo a tiempo se las arreglaron para subsanar las pérdidas que habían tenido, y cosecharon éxito en la vida.

Esta es la actitud que debemos cultivar. Nuestros corazones deben estar unidos: debemos convertirnos en uno. No debemos causar división entre nosotros diciendo, ¡Quién eres tú para hablarme así!” o “¡Quién eres tú para aconsejarme!”

El amor es la mayor riqueza de India. El amor es el verdadero fundamento de la vida. El noventa por ciento de los problemas físicos y mentales que la gente afronta en la actualidad se originan en el sufrimiento y las penas de su pasado. Mucha gente camina con profundas heridas. La ciencia médica no tiene fármacos para curar ese sufrimiento. Pero existe una panacea para todas esas heridas; consiste en que abramos nuestros corazones a los demás y compartamos nuestros pensamientos y sentimientos. Una persona debería tratar de entender los problemas del otro y aportarle algún alivio. Cuando el amor y el entendimiento mutuo crezcan entre nosotros, nuestros problemas se reducirán automáticamente.

Sí, el amor es el verdadero fundamento de la vida. No reconocer esto e ignorar el amor es la causa principal de todas nuestras aflicciones. Así como la comida es esencial para el crecimiento del cuerpo, el amor es esencial para el florecimiento del alma. La leche materna es esencial para la salud de un bebé, pero el amor es el alimento del alma; te proporciona una fuerza interior y un poder que ningún alimento físico puede dar. Esta es la idea que todos los hijos de la Madre han de cultivar.

Recientemente, India celebró el 50º aniversario de su independencia. La Madre estaba en Occidente en ese momento. En todos los aviones facilitan periódicos. Los hijos de la Madre leían artículos sobre India y decían, “Madre, ¡mira lo que han escrito sobre India! Dicen que es un país muy atrasado, que la gente pasa hambre y que por todas partes hay suciedad y contaminación.” Durante la gira estábamos en un lugar solamente tres días, y luego viajábamos al siguiente destino. Y en todos los sitios siempre encontrábamos la misma imagen negativa en los periódicos. Al final, cuando la Madre llegó a Europa, leyó un artículo que decía, “No puede decirse que no hay ningún tipo de progreso en India. Por supuesto que se ha producido algún progreso en comparación con los días de la independencia.” Incluso semejante reconocimiento es inusual.

Hijos míos, en esta ocasión del 50º aniversario de nuestra independencia ¿qué es lo que necesitamos hacer realmente? Necesitamos hacer un esfuerzo de todo corazón para elevar a nuestra nación.

Aquellos entre nosotros que son adictos al tabaco deben tomar la decisión de dejarlo, y quienes se han dado a la bebida deben tomar la determinación de dejarla. Si la juventud de nuestro tiempo decide coger el dinero que gastaría en cosas indeseables, para emplearlo en crear refugios para la gente sin hogar y ayudar a quienes sufren de maneras diferentes, será una gran bendición para nuestro país. Podrían, por ejemplo, pagar la matrícula a los jóvenes indigentes que, por falta de medios, se han visto obligados a abandonar sus estudios. Pueden ayudar a eliminar la contaminación en las aldeas limpiando las calles y los desagües. Si cada uno de nosotros hace un esfuerzo en ese sentido, India puede convertirse en una nación grande y próspera. ¡El mundo entero se puede convertir en cielo! Aquellos entre nosotros que son ricos pueden cuidar y salvar a quienes son pobres. Hoy en día, nadie está tomando la iniciativa en esa dirección. La Madre querría que Sus hijos diesen el primer paso.

Los hijos de la Madre deben estar preparados para trabajar sin ninguna expectativa. Eso no significa que tengas que renunciar a todo. Come tanto como necesites, duerme tanto como necesites y habla tanto como sea necesario. Sin embargo, es egoísta hacer cualquiera de estas cosas en exceso. La gente dice que beben y fuman porque quieren ser felices, pero la verdadera felicidad está dentro de ti, y no puede encontrarse en cosas externas. Cuando te das cuenta de ello, automáticamente abandonas el deseo por esa clase de cosas. Entonces serás capaz de conservar el dinero que de otro modo hubieses gastado, y con ese dinero puedes servir a los pobres. De ese modo tu vida será beneficiosa para otros. Y también recibirás la gracia y la compasión de Dios. No deberíamos crear la oportunidad para que la gente de otros países nos critique en sus periódicos. Esta es una resolución que podemos hacer.

La Madre no está interesada en celebraciones mundanas. Mis hijos deben darse cuenta del propósito de sus vidas. Si alguno de vosotros está preparado para esto, le daría a la Madre mucho más placer que cualquier celebración.

En Inglaterra había una estatua de un gran santo erguido con sus brazos extendidos. Debajo de la estatua estaban escritas las palabras: “¡Ven a mis brazos!” Durante la II Guerra Mundial, la estatua perdió sus dos brazos en un bombardeo. Cuando la guerra terminó, la gente se dio cuenta de que faltaban los brazos de la estatua. Pero la frase todavía permanecía. Algunos sugirieron que la estatua fuera reemplazada por otra. Otros no estaban de acuerdo y decían que los brazos podían arreglarse. Pero un anciano dijo, “Dejemos que la estatua se quede como está. No tenemos que hacer nada.” ¿Pero cómo podríamos estar de acuerdo con la frase que está escrita debajo de la estatua?” preguntó otro de los presentes. El anciano dijo, “Añadamos otra frase más. Que diga: “‘¡Ven a mis brazos! No tengo más que los tuyos.”

Eso es lo que se necesita. Los brazos de Dios pueden trabajar a través de nosotros. No tenemos que vagar en busca de Dios, debemos traerlo a Él a nuestras manos, a nuestra lengua y nuestro corazón. Así debemos convertirnos en dios. Si hacemos siquiera el más mínimo esfuerzo en esta dirección, será un logro mayor que cualquier otra cosa en el mundo. Todas las noches antes de ir a dormir, debemos reflexionar sobre si hemos hecho algo bueno por alguien ese día. Y si hemos herido a alguien, debemos arrepentirnos. Si los hijos de la Madre hacen estas cosas, a Ella le dará una inmensa alegría, más, que ver el dinero gastado en celebraciones.

Muchas personas que se han acercado a la Madre se han vuelto capaces de llevar una vida de renuncia. Mucha gente ha dejado de beber y fumar, y muchos han abandonado una vida de lujos. Como resultado de ello, han podido hacer un gran servicio a la humanidad. Si todos los hijos de la Madre empiezan a pensar del mismo modo, podemos transformar el mundo entero en un cielo en la tierra. ¡Así que hagamos un esfuerzo!

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