Comienzo del Civil 20: discurso completo de Amma

Amma dirigió el evento de Nagpur, Maharastra, como la primera líder espiritual que haya sido nombrada presidenta del C20, el Grupo de Compromiso para la sociedad civil y las organizaciones no gubernamentales del G20. India será este año el país anfitrión de la cumbre del G20 que tendrá lugar en Nueva Delhi el próximo mes de septiembre. En su discurso, Amma expresó cómo la humanidad no puede sobrevivir mientras se mantenga aislada como una sola nación, raza o religión. Esta Tierra nos pertenece a todos

Amma se postra ante todos y todas, que sois la encarnación del Amor Puro y la Conciencia Suprema. Amma está muy contenta de participar en esta cumbre, una de las conferencias más apreciadas del C20, y de reunirse personalmente con los distinguidos miembros del comité directivo, los ponentes de las OSCs y de las ONGs.

La humanidad se enfrenta hoy a muchos desafíos extraordinarios. Existen también numerosos desafíos en niveles más sutiles, que tal vez no podamos percibir o comprender. En este momento, el ser humano necesita dos cualidades: la sabiduría de reconocer el problema y la actitud mental y la inteligencia necesarios para corregirlo.

Desgraciadamente, somos como un estudiante que se pone a estudiar el día antes del examen. Solo pensamos correctamente cuando estamos al borde del desastre. Solo entonces nos damos cuenta de que tenemos que hacer algo.

La pandemia del COVID ha sido un periodo de prueba que ha durado tres largos años. Mientras se atravesaba esta crisis, la gente decidió hacer las cosas mejor en el futuro. Muchos hicieron un voto de cambiar de perspectiva. Sin embargo, esa clase de decisiones no duran mucho. La gente, inevitablemente, vuelve a sus viejos hábitos. 

El futuro no pertenece a las entidades individuales, que están divididas, sino a las que se relacionan y cooperan con las demás. Los países y las sociedades que intentan levantarse por sí mismas, difícilmente lo consiguen. Esta es una advertencia de la naturaleza a la humanidad. Por lo tanto, que nuestro mantra sea “relacionarse”, no "individualizarse".

La humanidad tiene cierto grado de libertad para elegir cómo vivir. Sin embargo, no podemos cambiar las leyes de la naturaleza a voluntad, como si cambiáramos los canales de la televisión. El estilo de funcionamiento de Dios y de la Naturaleza es integrador. La exclusión solo es el estilo del ser humano.

Todos los que viven en este mundo deben obedecer la ley universal de la inclusión. Si intentamos imponer por la fuerza leyes excluyentes, eso solo redundará en desarmonía y peligro. Lo que estamos experimentando hoy es el resultado de muchas personas interfiriendo en la estructura del universo. Además de intentar cambiar la situación externa, también debemos estar preparados para cambiar nuestra mentalidad.

Antes los padres aconsejaban a sus hijos que se portaran bien, dijeran la verdad, fueran cariñosos con todo el mundo, ayudaran a los demás y estudiaran bien. Pero hoy vemos cómo algunos padres enseñan a sus hijos aconsejándoles a «ser inteligentes, espabilados, triunfadores y no relacionarse con personas inferiores».

Mi madre biológica me enseñó con su propio ejemplo hace sesenta y cinco años. En el pueblo donde nací había unas mil casas. La mayoría eran familias conjuntas, con muchos miembros que vivían agregados. Solo alrededor de un centenar de familias eran adineradas. Otras familias se ganaban la vida cada día pescando. Solamente comían si ganaban dinero ese día. De lo contrario, pasaban hambre. No tenían cuentas bancarias.

Si la comida estaba lista en nuestra casa antes que en la de los demás, mi madre pensaba primero en la casa de los vecinos y decía: “ese vecino aún no ha vuelto de pescar, sus hijos deben de tener hambre”. Empaquetaba comida para dos o tres de los niños y me pedía que se la llevara. Al mismo tiempo, estaba preocupada por sus propios hijos y nos decía: “esperad un poco, dentro un momento os pondré la comida”.

Si llegaba alguna visita inesperada, mi madre les daba de comer a ellos primero y después nos daba a nosotros agua de arroz con coco rallado. Incluso cuando la visita se había marchado, mi madre se preocupaba por si el invitado se iba satisfecho y con el estómago lleno. Ese era el ejemplo que nuestras madres nos daban desde la infancia.

En el mundo de hoy, ser amable y solícito puede ser visto como un signo de debilidad, y el engaño y la falsedad como fortalezas. Por ejemplo, Dhritarashtra y Gandhari (la pareja real del Mahabharata) criaron a su malvado hijo, Duryódhana con esa misma mentalidad irracional hacia la que se dirige nuestra sociedad. 

Los buenos valores deberían ser enseñados a los niños desde una edad muy temprana, tanto en sus hogares como en las escuelas. Cuando se camina sobre ese cemento, las impresiones quedan para siempre. De la misma manera, cuando los valores se dan a una edad temprana, permanecen durante toda la vida y benefician a uno mismo y a los demás. 

Cuando estaba en cuarto grado, de esto hace sesenta años, había unos sesenta niños en una clase. Alrededor del quince o veinte por ciento llevaban el almuerzo a la escuela. El resto bebía un poco de agua durante el almuerzo y se sentaban en silencio debajo de un árbol, pasando hambre. También se habían saltado el desayuno.

Tenía una amiga que vivía a dos puertas de mi casa. Solía traer un gran almuerzo, pero solo comía una pequeña parte y tiraba el resto. Le dije: “traes más comida de la que necesitas, ¿por qué no compartimos las dos nuestra comida con alguna compañera de clase que tenga hambre?”

La amiga estuvo de acuerdo. Después de dos o tres días, algunos niños más se unieron a nosotras para compartir la comida. En unos quince días, todos los niños hambrientos estaban invitados a compartir la comida con los demás. De esa manera, si somos conscientes, podemos lograr una verdadera transformación. 

Las personas experimentan dos clases de pobreza en este mundo. La primera es la pobreza de alimento, ropa y vivienda. La segunda es la pobreza de amor y compasión. Si tenemos amor y compasión, también podremos aliviar el sufrimiento del primer grupo de personas. Esas son las cualidades que debemos cultivar. 

El gran salto en ciencia y tecnología, junto con el mal uso de internet y el aumento en el consumo de drogas entre los estudiantes, todo ello está contribuyendo al gran dilema que afrontamos actualmente. 

Por ejemplo, pensemos en la tecnología. Realmente ha revolucionado la vida humana, pero sus aspectos negativos plantean preocupaciones alarmantes sobre el futuro de la humanidad. Ahora vemos a una nueva generación que crece sin conciencia ni valores morales, y ¿cuál es el resultado? Está aumentando la violencia bajo diversos nombres y formas.

Siempre tenemos miedo, ya sea caminando por la calle, comprando en una tienda, trabajando en la oficina, dando el pecho o bañando a nuestro hijo en nuestra casa; incluso tenemos miedo de usar un baño público o de tararear una melodía. Sin embargo, nos enorgullecemos de ser «modernos y sofisticados». 

Antiguamente, era fácil distinguir entre los enemigos y los amigos, pero hoy no es así. Nadie sabe cuándo un amigo puede volverse contra uno, o dónde, cuándo y de qué manera puede atacarte un adversario.

Recuerdo una anécdota al respecto. Una vez, vivía un gamberro de muy mala fama en una pequeña ciudad. Justo antes del atardecer, se situaba en el cruce de la calle principal. Atormentaba a todos los transeúntes. Acosaba a las mujeres, golpeaba a los hombres y les robaba. Por temor a los altercados, la gente empezó a evitar esa zona después de la puesta de sol. Empezaron a utilizar las carreteras secundarias y otras calles. 

Un día, de repente, se extendió la noticia de que el gamberro había enfermado y se había muerto. Por lo general, solo las mujeres se quedaban en casa después del anochecer, pero ahora ya no se veía ni a un solo hombre por la calle. Unos días después, un periodista llegó y se interesó por lo que estaba pasando.

Le explicaron los lugareños que antes por esa zona vivía un gamberro. “Cuando aún vivía, sabíamos donde estaría cada noche, en qué esquina del cruce. Solo teníamos que evitar esa zona y nos encontrábamos fuera de peligro. Pero ahora, es su fantasma el que nos atormenta. Un fantasma no tiene una forma en particular. Nadie sabe cuándo, cómo, dónde y de qué forma nos atacará. Además, será más fuerte que antes porque ahora está en una forma sutil”.

Del mismo modo, nuestros descubrimientos y avances suelen tener un lado negativo. Los problemas, que en otro momento eran evidentes, ahora han pasado de lo obvio a lo sutil, y, por tanto, se han vuelto más fuertes. 

La tecnología es muy importante. Ha aumentado las comodidades y ha vuelto la vida más confortable. Pero, al mismo tiempo, también ha aumentado el abuso de la tecnología, así como sus peligros. Por eso, es esencial una investigación exhaustiva sobre el impacto negativo de cualquier nuevo invento o descubrimiento antes de su desarrollo entre la población.

Nunca se debe permitir que «lo nuevo» pisotee a «lo viejo». El dicho «más vale prevenir que curar» es adecuado en este sentido. Los nuevos descubrimientos también pueden significar nuevos peligros extraordinarios.   Antes de que esa clase de descubrimientos se conviertan en un dolor de cabeza para la sociedad, tenemos que encontrar soluciones para las repercusiones potencialmente negativas y amenazas que se pudieran manifestar. El mundo nos va a ofrecer innumerables experiencias, tanto amargas como dulces. Debemos considerar ambas como oportunidades para la introspección. 

La población mundial es como una hermosa guirnalda hecha de flores de diferentes formas y colores. La diversidad y variedad de las flores se suman a su belleza y su aroma. Esa saludable mezcla de lo diverso es esencial para que florezca la cultura humana. Una sola nación, raza o religión no puede sobrevivir aisladamente. Esta tierra nos pertenece a todos. 

Por supuesto, nuestro gobierno, bajo el competente liderazgo del primer ministro Narendra Modi, ha logrado un gran progreso, lo que está provocando una enorme transformación. Me gustaría poner algunos ejemplos de nuestros diversos proyectos, solo para crear conciencia. 

Hace unos diez años, el áshram adoptó muchos pueblos de la India. Varios de ellos se dedicaban exclusivamente al cultivo del trigo. Su dieta consistía solo en el trigo que cultivaban, por lo que se descubrió que su inmunidad era deficiente, lo que daba lugar a distintas enfermedades. Podían haber intercambiado parte de su trigo por verduras, pero no lo hacían. 

En otro grupo de pueblos no eran conscientes del cambio en el medio ambiente y del cambio climático. Seguían cultivando según el viejo modelo. Debido al cambio en los ciclos de lluvia, sus cultivos fracasaban y tenían que pasar hambre. La mayoría de ellos no deseaba irse del pueblo para trabajar fuera. Entonces, en lugar de marcharse para ganarse la vida, permanecían en sus casas pasando hambre.

En otras aldeas, a causa de los ciclos impredecibles de lluvia y la disminución de los ingresos, cambiaron al cultivo de marihuana. Al principio no estaban dispuestos a revelarlo, pero después explicaron que empezaron a cultivarla porque podían ganar mucho más dinero: medio millón de rupias en tres meses. Vemos como se toman decisiones equivocadas y a raíz de eso se destruyen muchísimas vidas. 

El gobierno ha creado programas específicos para proyectos de recolección de agua de lluvia; pero, desgraciadamente, esos pueblos no sabían solicitar o utilizar esos programas, así que perdían la oportunidad de aprender. En uno de los pueblos adoptados, pusimos en marcha sistemas para recolectar el agua de lluvia, lo que aumentó la producción de cultivos y los ingresos, y abandonaron las malas prácticas. 

En algunos pueblos descubrimos que, por falta de agua potable, estaban bebiendo agua contaminada. Estaban contrayendo enfermedades como el cólera. Para solucionarlo, la universidad investigó y desarrolló un filtro que se llama «Jivámritam» (el néctar de la vida).

Se instaló primero cerca del áshram de Ámritapuri para realizar unas pruebas, y descubrimos que se reducía la incidencia de enfermedades contagiosas como el chikungunya. Después de eso, Amma hizo que se instalaran esos filtros en nuestros pueblos adoptivos, lo que redujo significativamente las enfermedades transmitidas por el agua en esas zonas.  

En otros pueblos, descubrimos que las mujeres tenían que caminar largas distancias cada mañana para buscar agua para el uso doméstico. Dedicaban todo su tiempo a buscar agua y realizar sus tareas. Excavamos pozos en esas zonas, llevándoles el agua a las casas, pero después descubrimos que los que vivían cerca de los pozos con suministro continuo de agua estaban desperdiciándola indiscriminadamente. En cambio, los que venían de más lejos aún la usaban con cuidado. Nuestra universidad ha realizado una app para que se pueda detectar y corregir el despilfarro de agua.

La principal fuente de ingresos en algunos pueblos es la cría de ganado y la producción lechera. A menudo les compraban la leche que producían a la mitad del precio de mercado. Los campesinos pobres trabajaban incansablemente para obtener escasos ingresos, que apenas les servían para llegar a fin de mes. Intervinimos y establecimos una cooperativa de productos lácteos para que los miembros tuvieran un mercado seguro para su leche.   Después, han empezado a obtener buenos ingresos.

En algunos colegios de los pueblos, incluso actualmente, hay muchos niveles mezclados. Por ejemplo, clases de cuarto, quinto, sexto y séptimo compartiendo la misma aula. Los estudiantes se sentaban mirando en cuatro direcciones diferentes, pero solo había un profesor. El mismo profesor enseñaba por turnos a todos los niveles.

Cuando esos chicos pasaban de la enseñanza media a la secundaria, no podían hacer frente a desafíos educativos, como hablar inglés. Los niños que estaban en esa situación se deprimían y abandonaban los estudios. Para evitarlo, el profesorado de nuestra universidad inició unas tutorías personalizadas en línea. Estamos empezando a ver mejoras en los estudios de los niños. 

Una de las limitaciones con las que nos encontramos fue que, a pesar de que el gobierno proporcionaba teléfonos, la falta de una conexión estable de internet en esas zonas hacía que el aprendizaje en línea fuera imposible. En esas zonas, tuvimos que identificar un lugar del pueblo en el que hubiera una buena cobertura de internet y poner allí una pantalla de televisión para que los niños puedan ver y aprender.  

Amma recomienda que otras organizaciones y universidades también adopten este método y ofrecezcan clases en línea para los niños. Durante la pandemia del COVID, el gobierno garantizó que todos los colegios ofrecerían educación en línea a todos los estudiantes; pero muchos niños de los pueblos no podían utilizar ese servicio porque no tenían acceso a internet. 

Hace más de treinta y tres años, construimos pequeñas cabañas en una región forestal (en la zona de Attapadi, en Kérala) para hacer llegar la educación a los niños. Eso fue antes de que fundáramos un orfanato en la zona. Trajimos niños de esos asentamientos tribales y les ofrecimos una educación sólida. Hoy, muchos de esos niños han completado los estudios superiores y algunos se han convertido en ingenieros. En la actualidad, dirigimos el orfanato para cuatrocientos niños. 

Ahora, en la mayoría de los pueblos se han creado colegios. Pero, a menudo, los niños tienen que caminar kilómetros para llegar al autobús escolar, especialmente en las regiones montañosas. Si hay tres estudiantes que van al colegio en una familia, tienen que pagar una media de tres mil rupias al mes por la tarifa del autobús. Debido a ese gasto, el absentismo escolar ha aumentado. Para tales estudiantes, el ashram ha patrocinado su educación, que incluye tasas de matrícula, tasas de transporte y fondos para materiales educativos.

Para la electricidad, el gobierno suministra la energía, pero en ciertos lugares el voltaje es bajo, por lo que los estudiantes no pueden utilizar los recursos proporcionados para la educación en línea de manera efectiva. Instalar transformadores parece que resulta muy caro. Para responder a ese problema, hemos instalado paneles solares que suministran energía eléctrica sin interrupciones y que les permite estudiar con el servicio en línea. En otras zonas, hemos desarrollado microcentrales hidroeléctricas utilizando las cascadas ya existentes como fuentes de energía renovable, y la electricidad generada se utiliza para el pueblo. 

En relación con la salud, una de las disposiciones del gobierno consiste en proporcionar vitaminas y otros suplementos a las mujeres embarazadas. Sin embargo, eso no es suficiente para garantizar la salud fetal. Por ejemplo, añadir fertilizante a un árbol de mango que ya ha empezado a florecer no hace que dé frutos. Los frutos aún pueden marchitarse y caer, atrofiarse en el crecimiento o infestarse de gusanos. 

Las mujeres deberían recibir desde la infancia una alimentación nutritiva que desarrolle su inmunidad. Las mujeres de los pueblos deben recibir los conocimientos necesarios para plantar árboles ayurvédicos y cocinar diferentes platos con esas hojas. Eso estimulará su sistema inmune. Este cambio salvaguardará la salud de la mujer durante el embarazo y evitará la muerte materna e infantil.

Es difícil conseguir médicos y profesores para trabajar en zonas remotas. Hace treinta y tres años, creamos un hospital tribal en Kalpetta (Wayanad, Kérala). De alguna manera, como dos ángeles caídos del cielo, pudimos conseguir que dos médicos trabajaran allí. Llegaron con un profundo espíritu de servicio. Sin embargo, ningún paciente estaba dispuesto a acudir al hospital. 

Esos médicos tenían que salir a atenderlos en sus aldeas tribales, llevándoles paquetes de comida y otros artículos, ofreciendo sus servicios de puerta en puerta para examinar y atender a los pacientes. De esa manera, cultivaron buenas relaciones con las comunidades y ahora una media de trescientos pacientes visita los hospitales cada día. 

Cuando llevábamos a cabo las reuniones comunitarias en la aldea, asistían tanto hombres como mujeres, pero solo hablaban los hombres, a pesar de que la presidenta del pánchayat era una mujer. Las mujeres se quedaban calladas. Cuando nos dimos cuenta de que no conoceríamos la opinión de las mujeres en el encuentro comunitario, iniciamos reuniones por separado con ellas. Para nuestra sorpresa, las mujeres empezaron a expresarse claramente. 

Lo primero que debemos hacer cuando vayamos a un nuevo pueblo es comprender sus normas y prácticas culturales. Hace diez años, adoptamos más de ciento ocho pueblos; ahora trabajamos con más de quinientos. Para comprender los sistemas y las perspectivas sociales, hemos dado empleo a un mínimo de dos personas de cada pueblo. 

Otra preocupación inmediata es la salud mental de los niños tras la pandemia del COVID. Los niños parecen bastante diferentes de lo que eran antes. El cuarenta por ciento de los niños parecen tener una apariencia completamente diferente. Lo que tienen es el comienzo de una depresión y ansiedad que resulta del uso excesivo de teléfonos inteligentes. Han perdido interés en sus estudios. Un gran número de estudiantes también se han vuelto adictos a las drogas. 

Hace quince años, Amma había alentado a los devotos médicos de algunos países a que proporcionaran esos servicios a los niños en las escuelas de cada ciudad. Esta sugerencia procede de la experiencia de haber visto el cambio producido en aquellos niños. Si lo detectamos al principio y ofrecemos el asesoramiento oportuno, se puede evitar que un problema psicológico eche raíces.

Esto es lo que se puede hacer: los psicólogos y los psiquiatras que tienen un corazón servicial pueden comunicarse con los colegios y los institutos y ofrecerles a esos estudiantes dos o tres horas de asesoramiento gratuito a la semana. 

Pienso que, en los lugares donde no hay médicos disponibles, podríamos ofrecer un servicio de clínicas móviles en vehículos y realizar regularmente campamentos de salud en zonas apartadas. Se pueden ofrecer servicios de telemedicina para el diagnóstico y tratamiento a distancia de pacientes utilizando la tecnología de las telecomunicaciones. 

Antes, el estiércol de las vacas se aplicaba a las heridas para acelerar la curación, pero si se hace actualmente la herida se infecta. Todo lo que antes era medicinal ahora es tóxico. En el pasado, el ganado se alimentaba con tortas de sésamo, maní y coco, y heno libre de pesticidas. Por consiguiente, todo lo que provenía de la vaca, la leche, la orina y el estiércol, era medicinal.

Hemos aumentado por cinco el uso de los pesticidas. Ahora todo el forraje del ganado se rocía con pesticidas, y todo lo que antes era medicinal, ahora es tóxico. Así de contaminado está el mundo. Es importante concienciar a la gente. Para un diabético no es suficiente con tomar la medicina, también tiene que mantener una dieta correcta.

El honorable primer ministro Narendra Modi ha iniciado muchos proyectos importantes. Lo que hace falta urgentemente en este momento son buenos líderes con una visión holística. No necesitamos a los que hablan el lenguaje de la guerra, sino a aquellos que difunden el mensaje de la paz. El mundo no necesita hoy separación y división, sino unión y unidad.

La mente es como un par de tijeras, mientras que el corazón es como una aguja. Para hacer un traje que se pueda usar, hay que cortar y dividir con las tijeras y unir y coser con la aguja. La mente se debe utilizar en el lugar adecuado y el corazón se debe utilizar en el suyo. 

El corazón es como un paracaídas. Si no se abre, estamos en peligro. Que todos tengamos un corazón amplio que pueda unir a las personas y eliminar todas las diferencias. 

La India, Bhárat, es la tierra de la espiritualidad. Las vibraciones de la ascesis espiritual y del sacrificio de nuestros antiguos rishis impregnan la atmósfera hasta nuestros días. Los rishis percibieron que «el atma, la conciencia, que habita en todos y cada uno de los objetos de la creación, sensibles e inertes, es la misma, y yo soy esa Verdad Suprema». Comprendiendo eso, su oración era:

sarvé bhavantu sukhinah, 

sarvé santu nirámaya,

sarvé bhadrani pashyantu, 

ma káschit dukhabhg bhavet.

 

Que todos los seres sean felices y no tengan penas. Que todos veamos solo lo bueno que hay en cada cosa. Mientras nos damos prisa por conectarnos a la ciencia, la tecnología e internet, hay muchos campos de los que nos hemos desconectado completamente. Nos hemos desconectado de nuestro verdadero ser, nuestro atma.

Nos hemos desconectado de nuestro entorno y de la naturaleza. Nos hemos desconectado del amor y de la vida, y eso nos ha desconectado de Dios. Lo más grave es que nos hemos desconectado de los valores espirituales, que pueden sanar todas las desconexiones de nuestra vida. 

Hay una educación para ganarse la vida y una educación para la vida. La educación para la vida requiere una comprensión de los principios esenciales de la espiritualidad. La educación para la vida climatiza la mente, mientras que la otra proporciona una climatización externa.

El ser humano ha aprendido a volar como un pájaro y a nadar como un pez, pero ha olvidado caminar y vivir como un ser humano. En el Sanatana Dharma, el Creador y la creación no son dos, sino uno. El sol no necesita una vela que le ilumine el camino. Igual que el oro es inherente a los adornos de oro, los adornos de oro son inherentes al oro.

Ved a Dios en los demás y amadlos y servidlos como tales. Aun conduciendo con cuidado, otra persona puede conducir irresponsablemente y chocar con nosotros.  Por eso, la gracia de Dios es necesaria en todas las situaciones. Para recibir esa gracia hacen falta acciones positivas por nuestra parte.

Hay un ritmo subyacente en nuestro universo; el universo y todos los seres vivos que hay en él están inquebrantablemente vinculados. El cosmos es como una inmensa red interconectada. Pensad en una red extendida y cuatro personas que la sostienen por las cuatro esquinas. Si se sacude ligeramente una esquina, la vibración se siente en toda la red. 

Del mismo modo, lo sepamos o no, todas nuestras acciones repercuten en toda la creación, sea que las realice un individuo o un grupo. Así que no pensemos: «cambiaré cuando ellos lo hayan hecho». Al contrario: aunque ellos no cambien, si nosotros lo hacemos, podremos provocar ese cambio en los demás.

Desde la antigüedad, «el mundo es una familia» ha sido en mantra de la tierra india. Aún hoy lo es, y lo seguirá siendo en el futuro. La presidencia de las naciones del G-20 es una oportunidad única para dar ejemplo de esta verdad ante el mundo.  Que esta iniciativa emprendida por el honorable primer ministro Shri Narendra Modi y el gobierno dirigido por él inspire un cambio de perspectiva en el mundo.

Que se enciendan innumerables lámparas a partir de esta llama y se lleven por todo el mundo. Que el sonido de la caracola de este gran yajña (ofrenda sagrada) resuene en todo el mundo. Que abra las puertas cerradas de los corazones humanos. Que lleve la luz a todos los lugares. Que os convirtáis en la luz.

Si queremos que nuestras acciones den el resultado deseado, hacen falta tres factores: 1) Realizarlas en el momento adecuado; 2) esfuerzo personal; y 3) la gracia de Dios. 

A veces planeamos viajar lejos. Entonces, salimos de casa temprano por la mañana.  Aunque salgamos pronto, nuestro coche se puede averiar y es posible que no lleguemos al aeropuerto a tiempo. O, al llegar al aeropuerto, podemos enterarnos de que el motor del avión tiene algún problema mecánico o que, por inclemencias atmosféricas, no puede volar.

Necesitamos la gracia de Dios para que nuestras acciones sean completas, y las buenas acciones atraen la gracia de Dios.

Namah Shivaya

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