La mayor parte de las cosas que perseguimos no nos proporcionan felicidad. No solo eso, también se llevan consigo cualquier atisbo de felicidad que tengamos. Algunos van a la playa con su familia para ver la puesta de sol, pero pierden el tiempo chateando en sus móviles. Por tanto, no son capaces de apreciar la belleza del océano o la gloria del atardecer.
Incluso en casa, mucha gente pasa el tiempo en Facebook y descuidan mirar a la cara a su esposa o hijos sentados justo a su lado. La esposa puede estar triste por algo, los niños pueden sentirse molestos, pero el marido o padre no tiene tiempo para ellos.
Una vez, al volver a casa del trabajo, un hombre vio que su hijo de cinco años estaba esperándole. El niño preguntó: “¿Papá, cuánto dinero ganas por hora?” El hombre respondió: “Trescientas rupias”. “¡Papá, dame 200 rupias!”
Pensando que su hijo quería el dinero para un juguete, el padre se irritó: “No tengo tiempo para niñerías sin sentido. ¡Y no me digas ni una palabra más!”
El hijo se fue en silencio a su habitación y cerró la puerta. Pasado un rato, el padre pensó que debería haber sido más amable y paciente con su hijo. Abrió la puerta del cuarto de su hijo y preguntó: “Hijo, ¿te has dormido?”
“No, papá.”. “Espero que no estés triste, porque antes estuve enfadado contigo. Aquí tienes las 200 rupias que me pediste. Hijo, ¿para qué quieres este dinero?”
La cara del niño se iluminó de alegría. Sacó 100 rupias de debajo de la almohada y dándoselas a su padre dijo: “Papá, con esto son 300 rupias. ¿Quieres por favor pasar una hora conmigo?”
Riamos o lloremos, los días pasan. Si lloramos, apostaremos por perder. Nos debilitaremos, perderemos la salud y el sueño. De este modo, mucha gente convierte su vida en una enorme pérdida.
No se puede salir por una puerta cerrada. Si nos esforzamos, la puerta ciertamente se abrirá ante nosotros. No lloréis ante la puerta cerrada. Si lo intentamos, antes o después, la puerta se abrirá y podremos salir. Nosotros somos la luz y la oscuridad en nuestro camino. No perdáis vuestra fuerza mental porque ella es vuestra riqueza. Si la perdemos, todo se habrá perdido. Mantened firmemente vuestra auto confianza.
Como cualquier otra decisión, la felicidad es también una decisión. Decide firmemente que “pase lo que pase seré valiente.” En medio de vuestra ocupada vida, no olvidéis mirar al mundo que os rodea. Compartid amor, amabilidad y alegría, con vuestra familia, amigos y colegas. Vivid el momento presente. Disfrutad de la vida..
La autora es una reconocida líder espiritual y humanitaria en todo el mundo.