Por la tarde, Amma y el grupo pararon en las lindes de una zona de bosque cerca de Chamraj Nagar, Karnátaka. Sentados bajo la luna llena, Amma dio sátsang, cantó bhajans, y dirigió a todos en meditación. Fue precioso. Podían verse muchos murciélagos en las ramas altas de los eucaliptus.
Amma contó historias de su juventud, cómo su padre le regaló un pequeño establo para que diera darshan y mientras daba darshan ella ponía su mano en la vaca. También se quedaba a dormir en el establo y besaba a la vaca y le contaba cuentos.
Amma explicó cómo en el pasado la gente vivía unida a la naturaleza. Tras limpiar el patio, la gente esparcía estiércol de vaca mezclado con agua por el suelo o bien como una pasta. Esto lo consideraban antiséptico. Si tenían una herida se ponían en ella estiércol de vaca. Pero hoy en día esto es venenoso porque la comida, el agua y el aire que come, bebe y respira la vaca están contaminadas y es tóxica. El excremento y la orina de vaca tienen propiedades medicinales. La ceniza sagrada se hace con excremento de vaca y posee poder medicinal.
Las vacas también ejercen de guardianas. Nos dan más de lo que les damos. Nos proporcionan leche y nos mantienen de por vida. Aran los campos. Gracias a la ayuda de las vacas los humanos viven una vida mejor. La vaca está también conectada con Krishna, era su mascota, su vehículo. La vaca siempre ha ocupado un lugar alto en la cultura india, por eso somos reacios a sacrificarlas para alimento. Debemos estar agradecidos a la vaca y sentir que matarla sería como matar a nuestro padre o madre.
Después de bhajans, meditación y cena con Amma bajo la luz de la luna, el grupo continuó hacia Mysore.