Amma en su satsang remarcó que “tenemos que entrenarnos para dar y compartir. Todos queremos una familia con la que compartir penas y con la que confortarnos. Cuando consolamos a otras personas en su dolor, como si se tratara de la familia, estamos creando familiares que nos conforten en el futuro. Nos gusta ver caras sonrientes en nuestro entorno, del mismo modo que otros esperan ver nuestra sonrisa. Solo si nuestras manos previenen la caída de otros, otras manos nos apoyarán en nuestra caída. Cuando comprendamos que es más dulce dar dulces que comerlos, empezaremos a disfrutar de la dulzura de la vida.”
La paz y calma serenas de la gran muchedumbre reunida sorprendió a alguien que asistía por primera vez y le oyeron decir: “Es curioso ver como sonríen felizmente sin haberse tomado una copa!” De hecho Amma nos enseña que el elixir divino está dentro de nosotros, no en el exterior.
Amma cantó bhajans antes de dar darshan a todos los presentes. La segunda noche incluyó una ceremonia de oración por la paz del mundo que fue seguida de un darshan que duró hasta la mañana siguiente.
Sidney ha sido bendecida con la presencia de Amma durante 30 años.