Amma reitera siempre que solo la fe no basta. Que debemos vivir de acuerdo a ese principio. Tenemos que cultivar la humildad de palabra y mirada y realizar cada acción con actitud de veneración. Aceptar todo, con la actitud de aceptar el prasad bendecido ofrecido a Dios. Incluso si una hormiga cae en nuestro prasad, la quitamos y lo comemos con la misma reverencia. Nunca nos quejemos de que muestra porción de prasad es más pequeña o más grande. Esa es la actitud de aceptación.
“Debemos cultivar la actitud del principiante, aprender cómo alcanzar esta actitud. Nuestro cuerpo madura en todas direcciones pero nuestra mente no se ha expandido. Para que la mente se expanda tanto como el universo, tendríamos que volver a ser como niños, porque solo un niño puede crecer. Nuestro cuerpo ha crecido pero es nuestra mente la que debería crecer. Nuestra mente continúa atrofiada. Solo puede desbordarse un recipiente lleno de agua. También se desbordará un recipiente volcado. Para poder contener el agua, el recipiente debe estar abierto y vacío. Así debe ser una mente abierta, una mente sin ego.
Una mente abierta es como un folio en blanco. Eso es ser un principiante. Cuanto más se aprende mayor es la humildad que adquirimos. Hay un dicho: “Cuanto más madura una espiga de arroz más se inclina hacia el suelo,” hasta llegar al punto donde fue sembrada la semilla. Si tiramos una piedra a un lago las ondas se extienden hasta alcanzar el borde del lago y después convergen de nuevo en el mismo punto donde la piedra fue arrojada. Del mismo modo, debemos realizar cada acción permaneciendo siempre en el punto central, el bindu.
Cuando despierta una buena cualidad, surgen espontáneamente todas las buenas cualidades. Aunque la cuna tenga cuatro patas, toda ella se moverá aunque solo empujemos una pata. Así, cuando identifiquemos el objetivo con Dios, nos sentiremos como si renunciáramos a tomar demasiada comida y purificáramos nuestra mente. Debemos cultivar buenas cualidades en nuestro interior. Solo entonces podremos despertar al Ser que está dentro de nosotros, que es la senda hacia el auto conocimiento, la luz eterna, Amabodha.
“Seres humanos o animales, es el poder del amor el que une la madre al hijo y viceversa. Devi es esta madre amorosa, la Madre del Universo, Jagadamba. No basta con ver a la madre . Debemos despertar este instinto maternal dentro de nosotros. Una vez que esta maternidad haya despertado, podremos perdonar, olvidar y ser pacientes, lo mismo que una madre biológica hace con sus propios hijos, incondicional y generosamente. El cimiento de esto es el amor. Donde haya amor verdadero, podremos perdonar sus errores, su ira, etc. Seremos pacientes y perdonaremos.
“El amor es fundamental para esto. Y ese amor es el de Dios. Llevamos el amor dentro pero no se lo damos a otros. En el amor somos tacaños. El amor es en lo que somos más pobres. Todas las prácticas y observancias religiosas solo sirven para despertar este amor que ya está en nuestro interior. Cuando nos demos cuenta de la naturaleza real de los objetos, el sentimiento de maternidad surgirá espontáneamente dentro de nosotros. Una vez que despierte tendremos el poder de ser pacientes y perdonar al prójimo de mirada palabra y obra. Podremos nutrir al mundo igual que una madre alimenta a su hijo” - recordó Amma a todos.
Más tarde, unos 180 estudiantes de Tabla, de ellos 115 chicas, ofrecieron Nadapuja ante Amma, tocando juntas tres kaydas y cuatro bhajans. Era sorprendente ver como la gente, niños, jóvenes, de mediana edad y mayores de todo el mundo, con edades comprendidas entre los 10 y los 60 años, tocaban unidos para nuestra Amma.