En respuesta a la devoción maternal de su madre Yashoda, el Señor fue un niño travieso. En respuesta a la devoción romántica de las gopis, el Señor fue un bailarín divino que tocaba la flauta y bailaba el rasa – leela. En respuesta a la devota amistad de Arjuna, el Señor tomó un látigo  y se hizo conductor de carro. Incluso sabiendo que sería humillado, Krishna fue a la corte Kaurava como emisario de paz.

En el ritual del fuego sagrado del Rajasuya Yajna, el Señor Krishna – como deidad elegida – recibió la adoración de todos los reyes allí reunidos. Después, en el banquete no dudó en limpiar las hojas/plato usadas por los que habían comido. Incluso cuando fue falsamente acusado del robo de la piedra preciosa Syamantaka por sus propios súbditos, permaneció en calma y finalmente pudo probar la verdad. Alternaba entre diferentes roles sin fisuras, con la habilidad de un consumado actor, pero nunca perdió  de vista su propia naturaleza.

Cualquiera que fuese su dharma en cada momento, él lo llevaba a cabo, sin dejar que le interferiera en su desempeño ni el orgullo personal, ni la felicidad, ni la timidez, ni cualquier otra dificultad.

La meta de cualquier avatara es guiar al género humano a su ser superior. Cuando alcanzamos nuestra esencia oculta en nuestro interior, nos hacemos queridos para el Señor. Este es el simbolismo que se oculta en el amor del Señor por la mantequilla, que es la esencia de la leche. Cuando el amor más elevado del Señor nos inunda, más allá de nuestros insignificantes gustos o aversiones, nuestra mente se torna pura y nos hacemos queridos para el Señor. Así es como el Señor se hace chitta-chora, el ladrón de la mente.

Tener visión,  ir al interior, la Verdad  brillará dentro.

En realidad, no estamos separados del Señor. Él es nuestra naturaleza esencial. Vemos todo el mundo con nuestros ojos, pero no podemos ver nuestros propios ojos. Ese es nuestro estado ordinario. Si podemos formar nuestra visión, que normalmente está enfocada al mundo exterior, volverla al interior y entonces la Verdad Suprema  brillará en lo sucesivo dentro de nosotros. Si no es así, continuaremos buscando la felicidad y la paz en el mundo externo, como el venado almizclero que persigue ciegamente el olor del almizcle sin darse cuenta de que la fragancia procede de su propio cuerpo. 

El Señor  es el modelo perfecto para el seguidor de Vedanta,. Para entender la práctica del Vedanta, solo hay que estudiar la vida del señor Krishna.  Él no buscaba nada para sí mismo. Siempre daba al prójimo lo que necesitaba. Amaba a todos, pero no estaba apegado a nadie.

Algunos se preguntarán, “Porqué necesitamos amar al Señor que no siente apego por nadie?” El Señor no veía a nadie como diferente a él. Esto es lo que reveló a Arjuna mediante la visión de su forma cósmica, -que él está en todos y todos y todas las cosas están en él. El apego se produce cuando ves a la otra persona diferente a tí. La razón por la que no estaba apegado a nada es porque en su visión del mundo no había nada diferente de él.

Sonrisa y ecuanimidad.

El mayor mensaje que el Señor dio al mundo fue su sonrisa perenne. Ya fuera cuando se encarnó en la tierra, cuando enseñaba la Gîta, o cuando observaba cómo su clan Yadava luchaba y se autodestruía, su sonrisa nunca titubeaba. Su sonrisa era la sonrisa que surge de la ecuanimidad mental.  

La ecuanimidad mental es capaz de afrontar circunstancias contrarias con la misma actitud. Las circunstancias externas cambian. La fortuna y la adversidad también se alternan. Deberíamos cultivar conscientemente la actitud  de aceptación total con respecto a todo. Si podemos hacerlo, la paz y la alegría  siempre estarán en nuestra vida.

El Mahabharata y el Bhagavatam presentan muchos retos que Krishna tuvo que desafiar en su vida. En ningún caso, la sonrisa se desvaneció de su rostro. Nuestras vidas son como el péndulo de un reloj, oscilan constantemente de la privación a la fortuna y de la fortuna a la adversidad. Cuando el péndulo oscila hacia un lado, no permanece ahí mucho tiempo, simplemente está ganando impulso para oscilar hacia el otro lado. Si tenemos esto en cuenta, cuando la fortuna y el confort estén de nuestro lado, recordaremos que solo es momentáneo, que la adversidad pronto volverá. Necesitamos que el péndulo se detenga en un punto de equilibrio. Cuando comprendamos las escrituras, podremos alcanzar este punto de equilibrio, como la aguja de una báscula.

El Avatar.

La manifestación de un Avatara es como la luna llena alzándose en una noche de luna nueva. La belleza e influencia que un avatara tiene sobre el mundo va más allá de cualquier comparación. Todos los planos de la vida humana están afectados y nutridos por su presencia. Vemos esto con toda plenitud en el Señor Krishna. El avatara del Señor Krishna era corriente y sin embargo extraordinario. Era humano y divino. Era la plenitud en sí mismo. 

Es para hacer comprender al género humano esta suprema verdad de que Dios se encarna en forma humana. Solo si Dios se encarna en forma humana podemos empezar a captar esta verdad. Lo mismo que un policía se disfraza de criminal para atrapar a los criminales, el Señor juega jubilosamente sus divinas lilas con nosotros para elevarnos. Él desciende al nivel individual de cada persona para elevarla.

Desde el momento de su nacimiento en la prisión de Kamsa hasta el momento en que fue matado por la flecha de un cazador, todas las acciones de Krishna fueron placenteras, atractivas y dirigidas a limpiar al mundo humano de sus impurezas. La prisión donde nació el Señor, simboliza la prisión de los deseos que actualmente amarra nuestros corazones. Si cultivamos el conocimiento de la presencia del Señor en nuestro corazón, podremos liberarnos  de todas las ataduras que nos aprisionan. Ojalá el bebé Krishna juegue por siempre en nuestros corazones. Y que la sabiduría de sus palabras illumine nuestra senda cada día.  

Extractado del mensaje de Krishna 2015 de Amma.