Dissabte, 24 Setembre 2022 20:08

Damayanthiamma: Una vida llena de fortaleza y amor

Por Pujya Swami Amritaswarupananda Puri, vicepresidente del Mata Amritanandamayi Math

Era una tarde suave y nublada en Amritapuri cuando Damayantiamma, el vientre humano que trajo a nuestra amada Amma a este mundo, ofreció su último aliento en su casa, al lado del ashram de Amritapuri. A la edad de 97 años se fundió con la Divinidad, a las 2:50 h. de la tarde del lunes.

Amma llegó al momento para honrar a Su querida madre, junto a sus hermanos y hermanas. El recitado de mantras sagrados se llevo a cabo durante varias horas sin interrupción, mientras los discípulos monásticos, residentes del ashram, visitantes y vecinos llegaban para ofrecer sus respetos y oraciones.

Damayanthiamma nació en Bhandaraturuttu, un pueblo costero de una zona del distrito de Kollam, en Kerala. Su familia era muy devota y no olvidaban realizar sus prácticas espirituales ni un solo día. Desde su infancia, Damayanthiamma llevó una vida virtuosa y vivió rodeada de una atmósfera de piedad.

A la edad de 20 años, se casó con Sugunanandan Idamannel, que pertenecía a una antigua familia de pescadores en la vecina comunidad de Parayakadavu. Damayamthiamma siguió manteniendo sus estrictas prácticas espirituales a diario y empezó a ser conocida como Pattathiamma, la dama brahmín.

Amma con su madre damayanthiamma 2
Con esa férrea devoción por Dios como eje principal de su vida, Damayanthiamma realizaba varios votos religiosos casi todos los días durante la semana. También practicaba ayunos con frecuencia y únicamente rompía su practica bebiendo el agua de los cocos tiernos que caían de los cocoteros de forma natural.

En 1953, durante el periodo que llevó a Amma en su vientre, empezó a tener sueños extraños y maravillosos. A veces se trataba de Sri Krishna y otras veces de Lord Shiva con la Madre Divina. Una noche, incluso llegó a soñar con una misteriosa figura que se acercaba y le ofrecía un ídolo de Sri Krishna fundido en oro puro.

En su último sueño, Damayanthiamma dio a luz a Lord Krishna, este se recostó en su regazo para beber su leche materna. Al día siguiente, el 27 de septiembre, se encontraba ocupada en la playa, y de pronto notó que iba a dar a luz. Le pareció raro, ya que, en sus embarazos anteriores, había notado una hinchazón creciente en su cuerpo que mostraba que era el momento, que debía prepararse para dar a luz en los próximos días. Esta vez estaba sola, ya que no había tenido los mismos síntomas.

Damayanthiamma fue corriendo a casa y dio a luz a una niña llena de luz, en un parto sencillo. Lo vivió en una atmosfera de paz absoluta y silencio, sólo su preciosa niña y ella. Pero después del momento del parto, Damayanthiamma empezó a preocuparse por la vida de su bebé. La niña no se comportaba como un bebé recién nacido. Afortunadamente una vecina vino a ayudarla.

“En el momento del nacimiento no lloró. Cuando la miré no se movía. Estaba asustada porque mi último bebé había muerto. Pero entonces, la mujer que me estaba ayudando en el parto dijo, ¡Oh! está sonriendo”, explicó Damayanthiamma.

Para gran sorpresa, la niña parecía muy tranquila y sus piernas estaban como en una postura de meditación. Era algo sumamente peculiar, pero como Amma estaba sana, Damayanthiamma se sintió aliviada. La mirada de su bebé penetró en lo más profundo de su corazón y nunca la olvidó.

Retrato damayanthiamma
El bebé, de nombre Sudhamani, creció como una niña extraordinariamente amorosa y compasiva. Sus exaltados estados de ánimo y sus cantos y bailes llenos de dicha, olvidándose de su alrededor, estaban más allá del entendimiento de Damayanthiamma. 

Aunque practicaba meticulosamente sus votos religiosos y era extremadamente piadosa, carecía de la necesaria comprensión espiritual y por lo tanto no podía imaginar quien era realmente Amma. Así que, Damayanthiamma siguió la manera tradicional de educar a sus hijos, especialmente a sus hijas.

La cultura de la época se basaba en que las niñas y las mujeres debían seguir unas normas estrictas en condiciones de servidumbre y aislamiento de los hombres. Como era estricta impartiendo disciplina, Damayananthiamma nunca hizo ninguna concesión al tomar medidas contra Sudhamani cuando iba en contra de las llamadas normas sociales como considerar a niños y niñas por igual, salirse del camino para asistir a los enfermos, y ayudar a los pobres y necesitados, etc.

Además, Damayanthiamma no sabía lo que pasaba con su hija, cuando Sudhamani entraba en estados de olvido de sí misma de éxtasis espiritual o samadhi. Interpretando estas acciones como desobediencia o arrogancia, Damayanthiamma fue muy dura con Sudhamani. No obstante, Sudhamani siempre creyó que la rigidez de su madre era el camino en que Dios le enseñaba a alcanzar mayor conciencia, fe y devoción.

En palabras de Amma, “Damayanthi observaba minuciosamente todas mis acciones. Me reñía si quedaba un mínimo de basura en el patio después de que yo lo hubiera barrido. Cuando había lavado todas las ollas, las revisaba, y si aún quedaba un pequeño rastro de suciedad, me reñía.”

“Mientras barría el suelo, incluso si una cerda de la escoba se caía sin darme cuenta, no me lo perdonaba. El castigo continuaba si una mota de polvo o ceniza caía en la olla al cocinar. Pero nunca me sentí herida cuando Damayanthiamma me castigaba o me reñía, porque tomaba todas estas experiencias como la benevolencia de la Providencia. Mi mente no se volvió amarga o resentida; al revés, la mente se volvió más y más hacia mi interior.”

Había ocasiones, cuando Sudhamani estaba en estado de samadhi profundo, en las que Damayanthiamma tiraba un cubo de agua fría sobre Amma para despertarla de golpe. 

Mas tarde Damayanthiamma confesó, “Ahora me siento triste porque la castigué. Pero en aquel momento no entendía el significado espiritual de comportamiento “extraño “de Amma. Por eso la castigaba. Yo era estricta. No sabía quien era Ella. Ella era diferente al resto de los niños, así que solía castigarla severamente.

 Es comprensible que los aldeanos y demás personas ajenas a la localidad no pudieran apreciar la forma de actuar de Amma, ya que la mayoría de ellos desconocían los principios espirituales, o quizás debido a sus ideas preconcebidas acerca de las costumbres y los hábitos. Para ellos, Dios residía dentro del sanctum sanctorum de un templo, o en algún lugar más allá de las nubes.

Contrariamente a la declaración de los Upanishads, “Aquel que realiza a Dios, se convierte en Dios”, ellos creían que Dios es una entidad completamente separada. Por este motivo, la familia de Amma tuvo que pasar por inimaginables e innumerables pruebas. La familia tuvo que aceptar todas esas pruebas y adversidades. Esa era la cultura del momento. Así que, no se puede culpar a nadie o ser criticado por ello.

Aun así, la familia apoyó totalmente a Amma y a todos sus compromisos espirituales en el momento en el que pudieron vislumbrar la divinidad de Amma.

En la actualidad, esto se entiende como uno de los grandes milagros que Amma ha realizado. Su familia entera convertida en Sus discípulos. Los padres de Amma decidieron considerar a Amma como su todo, su Maestra y su Dios. Salieron de la limitada ignorancia de su mente y aceptaron a Amma como su todo- en- todo.

De esta manera, empezaron a entender la enseñanza del Advaita Vedanta de que Dios y la Creación no son dos, sino uno. Todo es Divino. Todo es la Voluntad de Dios. En última instancia, todo es Amor.

Damayanthiamma, siendo fiel practicante de la espiritualidad, se sumergió en el gozo de la Divina presencia de Amma. Cuidó amorosamente a los primeros discípulos de Amma como si fueran sus propios hijos. Se aseguró de que todos aquellos que vinieran al darshan de Amma fueran alimentados debidamente y tuvieran un lugar para descansar. También viajó con Amma para visitar los hogares de los devotos.

A cambio, Amma cuidó de Damayanthiamma con profunda gratitud como a la mujer que la trajo a este mundo.

Amma dice que, para Ella, todo es su Guru. Todo lo que existe está aquí para enseñarla. Pero si tuviera que elegir una encarnación, sería Damayanthiamma: “A pesar de no tener ningún entendimiento espiritual, todo lo que mostraba y aconsejaba tenía un propósito espiritual. Ella era un buen ejemplo a seguir.”

“Aprendí mucho de ella acerca de sraddha. Una de sus enseñanzas más importantes fue no decir nunca que este trabajo es suficiente. Di siempre, “Oh Dios, dame más trabajo.” Así que solía rezar a Dios para que me diera más trabajo.”

Mientras el cuerpo de Damayanthiamma se incineraba el martes en el ashram, Amma y sus hijos la miraban con inconmensurable amor y reverencia. El recitado de Om Namah Shivaya, el Sri Lalita Sahasranama, y el capítulo ocho del Bhagavad Gita impregnaban la atmósfera, y todos se quedaron asombrados ante una mujer supremamente bendecida y con una gran fortaleza. La humanidad nunca ha conocido un legado semejante. Y puede que nunca más se conozca un legado así.

ॐ अमृतेश्वर्यै नमः

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