Divendres, 07 Juliol 2017 18:25

Dejemos que nuestras vidas sean una ofrenda que alivie el dolor de los que sufren

Julio 4/5, Arlington, Virginia – Gira norteamericana 2017 

Al mismo tiempo que los fuegos artificiales  estallaban sobre el Capitolio, los corazones estallaban de alegría en el Marriot Gateway Crystal City de Arlington, Virginia, donde Amma pasó dos días de programas.

En medio de las celebraciones, Amma urgió a los presentes en la sala a que recordasen a todos y cada uno de los miembros de la familia humana y a que dedicaran sus vidas a aportar consuelo a todos aquellos que sufren.

 “Dejemos que nuestras vidas sean una ofrenda que alivie el dolor de los que sufren. Hoy en día muchos sufren enfermedad y miseria. Hay más de dos billones de personas que viven bajo el umbral de la pobreza. Centenares de millones de personas son analfabetas. Nosotros tenemos una responsabilidad hacia todos ellos. Tenemos que proveerles de alimento y ofrecerles la luz del conocimiento. Este es nuestro deber. En esencia, todos somos uno, todos hijos de la misma madre. Démonos cuenta de esto, unamos los corazones en amor. La gente no necesita una revolución tecnológica o económica sino una revolución que nazca del corazón, una revolución interior  que nos haga ver a los otros como a nosotros mismos, amando y sirviendo a todos. Este es el deseo de Amma.”

Mientras Amma daba darshan, hubo muchas actuaciones culturales, entre ellas una obrita que representaba las diez encarnaciones de Vishnu. Divya Unni, una reconocida bailarina  escenificó para Amma el Bharatanatyam.

Durante la celebración del trigésimo año, Amma bendijo dos retoños que serán plantados en el ashram de Washinton D.C.

Después de Devi Bhava, camino de Toronto, Amma hizo una parada con su grupo en las Cataratas del Niágara. Las gaviotas planeaban sobre la neblina procedente de las cercanas cataratas Horseshoe, (Herradura de caballo). Amma tomó varios bizcochos de arroz, los desmigó en sus manos y alegremente los arrojó al aire para que los capturaran los pájaros. También Amma se desplazó a un lugar lejos de la muchedumbre para alimentarlos personalmente. Un gorrioncito se unió al caos de grandes gaviotas y Amma le sonrió amorosamente.

Con el sol poniente reflejándose en la neblina de las cataratas, Shiddarta, que ahora tiene 13 años, cantó una canción en alabanza al río Ganges, mientras Amma tamborileaba  el ritmo sobre su silla.

Amma cantó un bhajan y guió a todos en meditación  antes de cruzar la frontera  hacia Toronto para su siguientes programas.

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