"Hace más de 20 años, Amma me entregó algunas semillas secas con la intención de cultivar algunas plantas", recuerda Lola, residente de Amritapuri desde hace mucho tiempo. “La zona circundante era de tierra pantanosa inhabitable, y la tierra estaba llena de arcilla roja endurecida y de arena. Los aldeanos me advirtieron de que nada crecería debido a las condiciones desfavorables. Pero Amma insistió en que debíamos seguir intentándolo. "Limpia primero la suciedad de tu mente -dijo Amma- y entonces quedará claro todo lo demás".
Fue con esta convicción que Lola y su equipo estudiaron y practicaron técnicas de permacultura y aprendieron desde cero los secretos de la agricultura ecológica. En un primer momento, utilizaron desechos orgánicos para crear el primer lecho de tierra pura y rica en nutrientes para una pequeña huerta ecológica, y sin contar con palas ni aperos de labranza.
"Amma me entregó personalmente varios retoños de árbol y me dijo que los cultivara, incluidos los árboles sagrados de Rudraksha", dice Lola. “Una selva tropical en la costa de Kerala puede que no sea un lugar ideal para cultivar árboles Rudraksha, que prosperan en las regiones del Himalaya, pero ahora mismo más de 300 están dando frutos y floreciendo en todo Amritapuri. Algunos árboles producen hasta 5.000 frutos al año".
En la actualidad, Amritapuri tiene dos huertas ecológicas a gran escala y el proyecto se ha denominado Amritacultura. Se utilizan técnicas holísticas y sostenibles de Amma para el cultivo compasivo de la tierra y los recursos. La finca es hogar de cientos de variedades de especies de plantas, hierbas ayurvédicas, frutas y flores en un área que tiene más de 1.5 acres de tierra. Los productos cosechados alimentan a los miles de visitantes y residentes de Amritapuri con frutas y verduras orgánicas frescas.
“Amma a veces besa las plantas o las semillas y establece la intención de cultivarlas con amor. Es con este amor, respeto y reverencia que las huertas se sostienen”, explica Lola. “La biodiversidad es tan especial en este lugar, que no creo que exista un ecosistema tan diverso en ningún otro lugar del mundo ".
La huerta es una experiencia de aprendizaje continuo y una hermosa oportunidad para hacer el servicio desinteresado. Ofrece un espacio para que las personas honren con amor a la Madre Naturaleza a través de la oración y la contemplación, mientras que al mismo tiempo estudian prácticas de jardinería y permacultura. Los vecinos, los aldeanos locales y sus hijos vienen a trabajar a la huerta junto con los visitantes y residentes internacionales. Es un ejemplo inspirador de trabajar juntos, unidos en una sola familia, para servir a la Madre Naturaleza.
"Construir el amor por la naturaleza es la clave de cualquier movimiento agrícola sostenible", concluye Lola. "Es Amma quien ha inculcado este amor por la naturaleza dentro de todos nosotros para ver verdaderamente la unidad en la creación y luego amar y servir al mundo amando y sirviendo a la naturaleza".
Foto 1: Cuidado de una joven planta de tulasi.
Foto 2: Trabajo duro en Amrita Organic Farm.
Foto 3 : Brotes casi listos para ser plantados en el suelo.
Foto 4 : Riego de brotes de rudraksha.
Foto 5: Un equipo feliz. Lola está en el centro con una camisa rosa.