Satsang de la semana

Satsang de la semana

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Diumenge, 30 Juny 2024 16:36

No añadáis nada a vuestro ego

¿Qué es satsang?

 

Satsang: Sat: Verdad, Ser. Sanga: unirse a.

Satsang: unirse a la Verdad, al Ser. Estar en compañía de un Mahatma (Maestro Realizado). También escuchar un debate o charla espiritual. Encuentros para hablar de la Verdad Suprema. 

En el centro Amma de Piera el satsang consiste: en la recitación de los 108 nombres de Amma, lectura y reflexiones por parte de Ânand de las enseñanzas de Amma, meditación de las flores blancas con la voz de AMMA, bhajans (cantos devocionales) y Arati.



SINTESIS SATSANG 30.06.2024
Enseñanzas de Amma, compartidas por Luis
 


No añadáis nada a vuestro ego

El hombre muere y desaparece en polvo

Pero de nuevo nace y crece en la tierra.

Si realiza buenas acciones, podrá alcanzar

un más alto rango, antes de regresar a la tierra de nuevo.

Enfermedad y vejez habrá de sufrir en la vida

¡Oh hombre piensa! ¿Vale la pena nacer y nacer?

¿Para qué sirven todas esas malas tendencias?

Una persona puede haber cometido muchas malas acciones,

Pero si sabe quién está tras este mundo,

Toda su negatividad desaparecerá, ciertamente

Y se sumergirá en el océano de bienaventuranza.

Tras la canción, fue formulada una pregunta a Amma: “Amma, nos has dicho que, llegado cierto punto, nos daremos cuenta de que experimentaremos la naturaleza real de las cosas cuando consigamos el estado de quietud. Será entonces cuando realmente tomaremos conciencia de nuestra ignorancia. ¿Qué es lo que quieres decir con “tomar conciencia de nuestra ignorancia”?”.

            Amma dijo: “Hijos, en el presente, todos nosotros vivimos en la ignorancia. Incluso los grandes estudiosos reconocen que son ignorantes. Cuando la gente reza o cuando se encuentra en presencia de una Gran Alma dicen: `¡Oh, Señor, sólo soy un ignorante, por favor, guíame! Yo no sé nada. Derrama tu gracia sobre mí…´ Estas son las expresiones con que se suelen expresar las personas que dicen que son ignorantes, pero, ¿cuántas de ellas saben realmente que son ignorantes?, ¿cuántas? Lo que Amma quiere decir es: ¿cuántas son realmente conscientes de su ignorancia? La gente no es consciente de ello. El ser conscientes ayuda a la eliminación del ego. Pero la gente no puede eliminar su ignorancia debido a que no es consciente de ella. Aun en el caso de que puedan comprenderlo intelectualmente, continuará pensando y sintiendo que son fantásticos; por lo tanto, no se dan cuenta de su ignorancia.

            Ignorancia significa ignorancia de la Realidad. El concepto de ignorancia que tiene la mayoría de la gente es diferente. Es creencia común que una persona ignorante es aquella que no ha estudiado, que no está educada. Los eruditos (de la India) dirían que una persona ignorante es la que no ha estudiado los Vedas o los Upanishads y que no conoce la ciencia moderna. Esta es la idea que los eruditos tienen de lo que es la ignorancia; por consiguiente, estudian. Leen todos los libros que pueden conseguir. Una vez educados, entonces quieren hablar. Quieren enseñar a otros. Quieren hacer discursos. Quieren oyentes. Desean que se diga de ellos que son grandes sabios porque tienen profunda comprensión y conocimiento; quieren que la gente les adore; quieren convertirse en maestros.  Todo esto, naturalmente, se añade a su ego. Su ego era pequeño antes de que aprendiesen tantas cosas, su carga era menor. Deshacerse de esa carga menor no representaba un trabajo muy duro, pero ahora la carga se ha hecho muy pesada, habrá que trabajar muy duro para poder tan sólo resquebrajar un poco el gran y sólido ego.

            Aun así, esa gente rogará. Esas egoístas personas rezarán, no por humildad o amor, sino por temor. Mientras oran utilizan un lenguaje florido. En sus oraciones presentan ante Dios su ignorancia bellamente adornada. Piden la gracia de Dios para disolver su ignorancia y encender en su interior la luz de la sabiduría. Frente a los demás simulan ser muy humildes. Después de hacer un largo discurso, este tipo de persona repetirá una y otra vez lo ignorante que es y pretenderá ser humilde cuando la gente le aplauda o le alabe; pero en su interior estará feliz y su ego se acrecentará más y más. Interiormente estallará de alegría porque los demás le consideran un sabio.

            Estas personas no son conscientes de su ignorancia. Simplemente dicen que son ignorantes, pero no lo sienten; en realidad están convencidas de que son maravillosas. Creen que su conocimiento de las Escrituras es el verdadero conocimiento; para ellos, aprender es un adorno, algo que se adquiere para ponerlo en un aparador. Como resultado, la persona que piensa y actúa así adquiere un ego elevado. Su ego se abotarga y ya no es capaz de sentir su peso. Esto es muy importante. Hay que sentir la pesadez del propio ego. Cuanto más se siente el ego como una carga, más intenso será el anhelo de descargarse de él, de liberarse de él.

            Pero la mayoría de las personas no sienten que su ego sea una carga, piensan que es algo necesario. Creen que el ego adorna su personalidad, que es lo que les da hermosura y encanto. Recordad, una persona puede seguir diciendo que no es nadie, que no es nada, pero ¡intentad tocar su ego! Basta poner un dedo sobre él para desenmascarar lo identificada que está esa persona con su ego. Entrará en erupción como un volcán y la lava de protestas comenzará a fluir. Reaccionará con una total identificación con su ego. ¿Cómo, gente así, puede realizar la verdad acerca de su ignorancia? Es difícil, muy difícil.” Y la Madre añadió tranquilamente: “Se necesita un mazo para romper el ego de una persona así.”

            Todos se echaron a reír y Amma rio también. Hubo una pausa y Ella continuó:

“De hecho, esta es una de las cosas más importantes que hay que comprender. Uno tiene que saber realmente que es egocéntrico. Una persona tiene que sentir a su ego como una carga; debe darse cuenta de su ignorancia. Debe saber que, hasta que no se es lo suficientemente sutil para ir más allá de las palabras y ver la verdad real, el conocimiento obtenido en los libros no es verdadero conocimiento y que lo aprendido de esta forma no hace sino añadir fuerza al ego.

            Incluso las personas egocéntricas rezan usando palabras iguales o similares a las de los verdaderos devotos, pero sus oraciones no brotan de su corazón, sólo pronuncian palabras. Por fuera parecen grandes devotos y pueden pronunciar hermosas palabras sobre la espiritualidad, pero poseen un ego muy fuerte, sutil y muy difícil de romper. Oran y se sientan en postura meditativa, pero en su interior dejan a su mente vagar. Tal actitud es la peor clase de ignorancia. Una persona así no puede darse cuenta de lo ignorante que es.”

            Esto recuerda un incidente que ocurrió en 1981. Un día Amma estaba sentada al borde del canal del extremo suroeste del Ashram. En aquel tiempo desde allí se podía apreciar una bonita vista sobre el mar. Con Amma se encontraban sus padres, unos cuantos brahmacharis y algunos devotos del vecindario. Estaban discutiendo cuestiones prácticas referentes al Ashram cuando un visitante de distinguida apariencia se acercó a ellos. De mediana edad, se trataba obviamente de un hombre de recursos. Después de presentar sus respetos a Amma y de saludar a los presentes, tomó asiento y comenzó a explicar el propósito de su visita.

            “Estoy realizando un viaje espiritual”, dijo, “llamadle una peregrinación si lo preferís. He llegado a comprender que la vida no es vida hasta que uno encuentra su auténtico significado, el verdadero motivo por el que estamos aquí en esta tierra. Todos los antiguos santos y sabios de India dicen que estamos aquí para alcanzar el objetivo final de la autorrealización. Por lo tanto, ahora, después de haber vivido una vida en la que he sido bendecido con el éxito económico, poseo tanto los medios como el tiempo para satisfacer mi sola pasión en la vida: la búsqueda espiritual.”

El caballero continuó filosofando; hablaba elocuentemente, parecía que todos deseaban que todos supiesen lo docto que era, que intentaba que los demás se convenciesen de la sinceridad de su búsqueda espiritual. “Por lo que a mí respecta”, dijo, “la sadhana más importante es la meditación. Sólo en la meditación puedo establecer una auténtica relación con Dios, ya que Dios me conoce mejor que nadie, mejor incluso de lo que yo me conozco a mí mismo”.

El hombre continuó así durante un rato, mientras sus palabras eran acompañadas por movimientos de cabeza afirmativos por parte de los presentes, ya que parecía ser versado y erudito en lo que decía. Amma sonreía mientras le escuchaba.

Animado por el distendido ambiente, miró lentamente a su alrededor y dijo, “En los ashrams me siento como en casa, ¡he visitado tantos! ¡Ah! ¿Qué sensación de paz hay aquí, podría quedarme unos días para meditar?” Con estas palabras se sentó en postura de loto, cerró los ojos y empezó a meditar. Entonces brahmachari Nealu acabó de tratar con Amma ciertos asuntos del Ashram. Cuando su breve conversación terminó, Amma se levantó y todos se postraron ante Ella. El hombre parecía encontrarse en profundo estado de meditación. Al pasar por su lado, Amma le puso la mano sobre la cabeza y le dio una buena sacudida mientras decía: “¿Todavía estas regateando en esa compra de madera de teca?”, y siguió caminando.

El hombre se sobresaltó, estaba obviamente conmocionado y ya no podía meditar más. Se puso nervioso y molesto. Mientras caminaba de aquí para allá preguntó varias veces a los brahmacharis si podía tener una entrevista personal con Amma. Justo antes de comenzar los bhajans de la noche Amma accedió a su petición. Se supo después que ese hombre era un tratante de maderas que comerciaba con Teca en el norte de Kerala. Durante las dos últimas semanas había estado intentando adquirir una partida de madera de teca de gran calidad; él había hecho una oferta, pero el vendedor pedía un precio mayor. Le explicó a Amma, con toda sinceridad, que justo en el momento en que Ella puso su mano sobre él para sacudirle, en su mente sucedía exactamente lo que la Madre había dicho: estaba regateando con el vendedor.

El hombre tenía remordimientos por sus pretensiones y pidió a Amma que le perdonase. “Ahora sé que eres realmente una gran santa, Amma. Tú sabías todo el tiempo que yo estaba hablando de mis fantasías sobre ser un buscador espiritual. Tú me has hecho humilde, Amma. Ya no deseo ser pretencioso respecto a la espiritualidad nunca más. Oh, Amma, te lo ruego, ayúdame a ser honesto conmigo mismo: Yo sé que tú puedes ayudarme”

Más tarde, después de que el hombre abandonase el Ashram, algunos brahmacharis hablaban del incidente, burlándose de sus pretensiones. Cuando ello llegó a oídos de Amma, Ella les reprendió con un afilado comentario acerca de su actitud: “No presumáis tanto, al fin y al cabo, por el momento vosotros no sois muy diferentes de él. ¿Quién es el que puede dejar de cavilar cuando existen tantos sueños acumulados en el interior?”

Como señala Amma, es fácil pensar que son los demás los que tienen un nivel espiritual más bajo que el nuestro, o que es su ego más feo que el nuestro. Son las vasanas, tendencias negativas de los demás, lo que suele estar en el foco de nuestra conciencia y, por lo tanto, suponemos que son los demás los que deberían cambiar, adaptarse a nuestra forma de ser. O que el entorno debería amoldarse a nuestros gustos. Esto ocurre de forma automática y se requiere un esfuerzo consciente y constante para darle la vuelta a la situación. Enfadarnos, no con los demás, sino con nuestras tendencias egoístas, enfadarnos con nuestro enfado, que al fin y al cabo es el que nos hace daño. Y perdonar y olvidar las faltas de los demás, y reconducirlos con paciencia y amor si hay necesidad de ello, si hay una situación adhármica. Tratar de adaptarnos al entorno donde estemos, con atención a las normas de cada lugar, a su dinámica propia, sin comparar ni juzgar con otros lugares también ayuda a quitar peso al ego. Estas pequeñas acciones mentales son las que nos llevarán a cambiar la actitud y progresivamente a purificar nuestra mente.

            Podemos comentar algunas palabras más de Amma sobre el tema del ego, sobre cómo funciona en nosotros casi sin darnos cuenta. Es tan sutil y estamos tan identificamos con él, que normalmente le damos la razón en todo.

“Las reglas y normas son necesarias para nuestro desarrollo espiritual. Deberíamos guiar nuestra vida de acuerdo con los principios espirituales. El ego es el que dice: “Yo soy mi propio jefe”. A no ser que rompamos la dura concha del ego, será imposible la Auto-realización. Para que esto ocurra, un discípulo debe cultivar, primero y, ante todo, la obediencia”.

“La causa básica de toda la destrucción es el ego. Hay dos clases de ego que crean sufrimiento en el mundo. Uno es el ego del poder y el enriquecimiento. El segundo es el ego que piensa: “Sólo es válida mi opinión y no la de los demás.”

“Todos tienen la noción de “Soy una persona importante” o “Soy bastante bueno en muchas cosas”. Siempre predomina el ego. (…) Por desgracia, si hacemos un minucioso examen de nuestras palabras, no encontramos ningún rastro de humildad. Están llenas de ego, caracterizadas por la actitud: “Debería ser más que los demás”. Ignoramos esta gran verdad: que la grandeza de una persona radica en su humildad. Todos nuestros esfuerzos se concentran en ser “grandes” ante los demás. En realidad, sólo hacemos el ridículo.”

Así pues, tratemos de ser humildes, de cultivar virtudes como la actitud de servicio, la obediencia, la entrega, la paciencia, etc. Cada día, cada experiencia, incluso cada momento es una oportunidad de practicar alguna cualidad que quite peso a nuestro ego, nuestro verdadero enemigo. En cada momento podemos o bien recitar el mantra, o bien cambiar el foco de lo que no nos gusta de los demás o de ciertas situaciones, a centrar la atención sobre lo que deberíamos cambiar en nosotros mismos. Que Amma nos dé la fuerza y la paciencia para llevar a cabo este precioso trabajo.

Mucha gracias.

Om Namah Shivaya



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