*He hablado mucho de este tema las últimas semanas.
*Cuando la Meta está clara frente a ti y tú tienes la decisión de alcanzarla, la apertura del corazón será simultánea.
*Cuando tienes un intenso deseo de alcanzar la Meta, tu corazón se abre espontáneamente.
*Ejemplo: Alguien que va en coche a un sitio y tiene claro dónde va, ni se para ni se fija en nada. Sólo piensa en la meta, para llegar cuanto antes.
*Cuando la mente está enfocada en la Meta y hay un intenso anhelo de alcanzarla, nuestros corazones se abren automáticamente.
*Ejemplo: Alguien que está condenado a pena de muerte, y le presentan; deliciosa comida, joyas preciosas, montones de dinero. En este momento sólo piensa en si lo perdonan. No le interesan todas estas cosas. Su única preocupación es si pierde la vida o no.
*Si tenemos verdadera intensidad, verdadero anhelo en alcanzar la Meta, no habrá nada en el mundo que pueda distraer nuestra atención.
*Todos tenemos una soga alrededor del cuello, y aunque no se ve, está siempre presente.
*Debemos estar listos para el momento que sobrevenga la muerte.
*La soga puede matarnos en cualquier momento. Y debemos estar listos.
*Si estamos conscientes de esta Verdad, nos ayudará a conseguir una intensidad verdadera, y así se abren nuestros corazones.
*Si un estudiante quiere ser el mejor de su clase, dejará todo de lado, amigos, tv., etc., y enfocará toda su atención en su meta u objetivo.
*Cuando tengamos esta intensidad no nos distraerá nada del mundo.
RESUMEN DE ANAND
¿Amma, como podemos abrir nuestros corazones?
Esto es lo que nos preguntamos cuando tenemos un deseo intenso de búsqueda de la Verdad, y esto es lo que le pregunta este devoto: ¿Amma cómo podemos abrir nuestros corazones?
El abrir nuestro corazón significa que Amma pueda habitar en él.
Si Amma ocupa nuestro corazón nuestra vida es otra, siempre sabemos lo que tenemos que hacer, tenemos la certeza de que es por ahí. Vivimos con esta seguridad.
Para que la Divinidad entre en nuestro corazón, debemos abrir la puerta, el Maestro no nos puede ayudar a abrirla, esto lo decide nuestro libre albedrío.
El Maestro está presto a entrar, siempre está esperando para poder entrar, pero no puede abrir la puerta.
“Amma cuenta que pasaba el Guru por delante de la casa del discípulo, y el Maestro llamó a su puerta. ¿Quién es? Pregunta el discípulo, y se oye la respuesta desde fuera: soy el Maestro. Oh! Maestro, por favor, entra. No puedo abrir le dice el Maestro, solamente tu dispones de la llave”
Amma ya nos ha encontrado, Amma ya ha llamado a la puerta de nuestra vida, y ahora espera pacientemente en el umbral de cada uno de nuestros corazones, hasta que le permitamos entrar.
Amma no fuerza a nada, a nadie, este es el significado de que nosotros somos los que voluntariamente abrimos o no la puerta del corazón.
“Dice Amma como ejemplo, que va un bramachari a verla y le pide: Oh! Amma este seva que me has dado no me gusta, dame este otro seva, por favor. Bien hijo, le responde Amma, pues cambia a este otro seva que tú prefieres. Pasa el tiempo y el bramachari vuelve de nuevo a Amma, y le dice: Amma en este seva que estoy haciendo no me entiendo con el responsable de esta área, no me gusta su carácter, quisiera que me cambiaras y me dieras este otro seva. De acuerdo hijo, le responde Amma, pues ve a este otro seva (trabajo voluntario).
Así ocurre durante tres o cuatro veces, hasta que llega un momento que el bramachari se da cuenta que tiene cerrada la puerta de su corazón, la tiene cerrada al Maestro, y que las resistencias están en él, ni en las cosas, ni en las personas, y va a Amma y le dice: El seva que estoy haciendo tampoco me gusta, pero por favor Amma dame el seva que creas más conveniente para mí, lo voy a aceptar, y no te volveré a pedir ningún cambio”.
Así abrió el bramachari la puerta de su corazón al Maestro.
Las resistencias de la mente son el óxido que no nos deja que la llave pueda abrir la puerta del corazón al Maestro:
-Este seva no me gusta.
-No estoy de acuerdo con la persona que dirige este seva.
-No se me reconoce el esfuerzo que hago.
-Tengo demasiado seva.
-Tengo poco seva y nadie me dice nada, no me hacen caso.
-Yo dirigiría el ashram de otra manera, y no como lo hace la persona destinada por Amma.
-Voy a dejar mi seva personal en el ashram.
-Estas normas no me gustan.
Puede ser que las resistencias estén en el seva, o puede ser que estén con cualquier otro motivo en relación al ashram.
Pero en el mundo nos ocurre lo mismo, con el trabajo y la manera de enfocarlo, con los compañeros de trabajo, con la familia, en situaciones varias que nos puede presentar la vida, con el coche, en nuestra relación con los vecinos por ejemplo, con los deseos mundanos,...
Las resistencias de la mente no dejan que la llave dé la vuelta, y se abra nuestro corazón.
¿Cómo quitar este óxido, para que podamos abrir nuestro corazón?
Amma nos lo dice en este satsang:
“Cuando la mente está enfocada en la Meta y hay un intenso deseo en alcanzarla, los corazones se abren automáticamente”.
“Si tenemos verdadera intensidad, verdadero anhelo en alcanzar la Meta, no habrá nada en el mundo que pueda distraer nuestra atención”.
“Cuando tienes un intenso deseo de alcanzar la Meta, tu corazón se abre espontáneamente”.
Es una intensidad nos dice Amma como la de un condenado a muerte, que sólo piensa en cómo salvar la vida, nada más le preocupa, ni le satisface, o la intensidad de un estudiante que quiere ser el mejor de la clase, y para ello renuncia a todo, amigos, tv., diversiones, renuncia a todo lo del mundo, o la atención y concentración con la que se conduce cuando se tiene claro adónde vamos y como andar y por donde el camino que nos lleva a nuestro destino.
Para combatir las resistencias de la mente, la focalización en la Meta se gana desde el agradecimiento al enorme privilegio que tenemos de vivir esta vida y haber encontrado a Amma. El agradecimiento profundo debilita las resistencias de la mente y nos evita sufrimiento, porque entendemos que en realidad no practicamos la renuncia, sino que lo que entendemos como una práctica de la renuncia nos produce una felicidad, que no podemos encontrar en aquello que renunciamos.
El pasado domingo estuve en casa de mi hermana y tuve la oportunidad de vivir por una parte la focalización en el objetivo, la intensidad en conseguir la meta, hablando con mi sobrina.
Ella es muy joven, pero ya ha hecho dos carreras universitarias, y el año pasado dejó un trabajo en la que estaba como fija, y que respondía a una de las carreras, a pesar de que no les sabía muy bien a los jefes que se fuera, pues ella es una persona muy responsable y comprometida con sus deberes laborales.
Dejó este trabajo para estudiar con el objetivo de conseguir una plaza en la salud pública, que se corresponde con lo que ha estudiado en la otra carrera universitaria. Estuvo 6 meses estudiando más de 14 horas diarias, olvidándose del mundo, y se presentó a las oposiciones, a las que acudieron más de 4.000 opositores/as, para 60 plazas, y sacó el número 67.
Ahora va a destinar para las próximas oposiciones 9 meses, en lugar de 6, y todas las horas de estudio que hagan falta, mientras su cuerpo y mente le sigan, se olvida del mundo y se va de Tortosa, donde vive a Barcelona en un piso sola, para pasar todo este tiempo entre biblioteca, el piso y rodeada de libros.
Su cara, su mirada, su actitud reflejan la intensidad que hay en ella para conseguir su meta, y para lo que renuncia a todo lo del mundo, aplicando un gran entusiasmo, y aunque necesario, es para conseguir un objetivo en el mundo.
Esta es la intensidad que Amma nos pide, para que se abra la puerta de nuestro corazón.
La otra vivencia la tuve observándome a mí mismo.
Llegó mi sobrino, mi hermana tiene estos dos hijos, hija e hijo, quien me dijo efusivamente: tío dentro de un rato van a dar el partido del año Madrid-Barça, ven con nosotros a verlo, estaba con sus amigos. Lo iban a ver en una de estas televisiones tan grandes que hay ahora.
Me lo decía mientras estaba haciéndome el prelavado manual de la ropa, recitando el mantra, y le dije: vale, vale, mientras continuaba con mi tarea, en la que estuve las casi dos horas que duró el partido, sin que me afectaran sus risas y gritos, mientras se comían pizzas de chorizo con coca-cola, viendo el partido.
El hecho no tiene mayor relevancia, pero por mi mente pasaron las imágenes de los tiempos en que fui socio de tribuna del Barça, con parking dentro del estadio; tiempos en los que hacía 400 kilómetros semana sí, semana no, para ir a ver a mi Barça.
Y estas imágenes de tiempos pasados me daba la sensación que no eran vivencias propias, sino que era otra persona quien lo vivía, no yo mismo.
Ahí es adonde conduce nuestra mente Amma, aún y sin abrir las puertas de nuestro corazón de par en par, pero sí haciendo el esfuerzo de abrirlas un poquito.
Lo que Amma dice es:
“Abrir aunque sólo sea un pequeño resquicio la puerta de vuestro corazón, y por allí entrará mi Luz, por allí entrará mi Amor”.
Si no nos es posible abrir totalmente la puerta de nuestro corazón abrámosla aunque sólo sea un poquito.
¿Cómo podemos hacerlo?
-Intensifiquemos un poquito nuestras prácticas espirituales.
-Aceptemos de buen grado las vivencias que Amma nos propone en el día a día.
-Renunciemos a ciertas cosas del mundo, empezando por las que nos sea más fácil.
-Abandonemos las alergias a cosas, a personas, a lugares como el ashram.
-Reflexionemos en aquello que Amma nos pueda pedir y que nos negamos a darle, y hagamos pequeñas concesiones.
-Ofrezcamos a Amma cada uno de los esfuerzos que hagamos en esta dirección.
De esta manera iremos viendo como estas pequeñas dosis de Amor y de Luz con las que le permitimos a Amma que entre en nuestro corazón, hacen que la intensidad de búsqueda y la capacidad de renuncia aumenten.
Hasta llegar a este otro ejemplo que Amma nos pone en ciertas ocasiones:
“Tienes a tu ser más querido en el hospital, está muy enfermo, sólo hay un medicamento que lo puede salvar si llega a tiempo, pero esta medicina está en el otro extremo de la calle donde se encuentra el hospital, y en estas condiciones los médicos te piden que les traigas la medicina urgentemente”.
¿Cómo cruzarás la calle?
Es obvio que no sólo no nos detendremos, sino que ni siquiera veremos ninguno de los escaparates, ni supermercados, ni restaurantes, ni estadios de fútbol, ni cines, ni museos, ni nada de lo que hay en el recorrido de la calle, sino que cruzaremos la calle con un solo pensamiento, conseguir la medicina y llegar a tiempo para que salve la vida nuestro ser amado.
Esta es la calle de la vida, esta es la calle de cada una de nuestras vidas.
Se trata de ir consiguiendo poquito a poco esta intensidad, mientras cruzamos la calle de la vida.
Esta intensidad va apareciendo y se va potenciando en la medida que se va abriendo la puerta del corazón.
Nos iría muy bien recordar, y tener siempre presente esta soga de la que Amma nos habla, y que en cualquier momento nos convierte en nada, nos convierte en nadie.
Pues de esta manera nos damos cuenta que lo único que importa es nuestro corazón, allí donde Amma desea morar.
OM NAMAH SHIVAYA