Dimecres, 12 Agost 2020 12:10

Toma poco, da más

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Incluso cuando estaban hambrientos, pensaban en el dolor ajeno; incluso cuando tenían dolor, sentían compasión por los demás. Esta era la naturaleza de nuestros antepasados.

En la aldea donde creció Amma, el 90% de las personas vivían de sus sueldos diarios y lo que ganaban era para comprar comida. No tenían ahorros ni cuentas bancarias y raramente comían cada día. Amma solía ir a unas 60 casas, todos los días, para recoger restos de comida y alimentar las vacas y veía que algunas familias habían comido, mientras otras pasaban hambre.

Un día, fui a una casa con este propósito. Tenían 11 hijos y todos estaban tumbados en el regazo de sus madres y padres. Les pedí restos de comida del día anterior y la madre dijo que no habían comido nada en todo el día y, por eso, no tenían nada para darme. Al preguntarle por qué, dijo que su marido no encontraba trabajo y, por ese motivo, no podía comprar comida. Le pregunté por qué no pedían dinero prestado para comprar comida y dijo que su marido había caminado 10kms para pedir algo de dinero, pero no lo había conseguido. De vuelta a casa, a la luz de la luna llena, vio tortugas en la orilla del mar poniendo huevos y esperó que volviesen al mar, para coger algunos, entre los cientos que había, para llevarlos a casa, hervirlos y alimentar a sus hijos. Cada niño y niña comió dos o tres huevos y cuando uno de ellos le preguntó por qué no había traído todos los huevos, el padre contestó, “Si perdiera todos mis hijos, ¿cómo me sentiría? Si perdiera uno de vosotros, por lo menos el resto me podría consolar. Las tortugas se sentirían igual y si cogemos todos sus huevos, pronto se extinguirán.”

El padre pensaba en la supervivencia de las tortugas, aunque su familia lo estuviera pasando mal y mientras estaba hambriento, pensaba en el dolor ajeno.

Incluso mientras sentía dolor, tuvo compasión por otros seres. Esa era la naturaleza de nuestros antepasados. Hoy en día, exportamos las tortugas para ganar dinero vendiendo su carne, porque no solamente hemos perdido compasión, sino que hemos empezado a explotar las tortugas.

Hay tres clases de personas: prakrti, vikrti y samskrti. Las personas prakrti cogen los suyo sin pensar en los demás; las personas vikrti comen su trozo y también cogen el de los demás; las personas samskrti tienen lo mínimo posible y lo comparten con los demás. Debemos despertar en nosotros la naturaleza samskrti, pero hoy en día, ocurre todo lo contrario: explotamos la Naturaleza. Debemos despertar o correremos peligro.

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