A un lado, están las acciones realizadas en el pasado con los conflictos actuales que estas han generado. En el otro lado, están las decisiones erróneas tomadas en el presente, cuyas acciones resultantes pueden crear serios conflictos en el futuro. Estos dos grupos de conflicto son el sello distintivo de la existencia humana. Es un auténtico campo de batalla.
Existen conflictos similares entre el cuerpo y la mente. También hay una batalla constante entre el intelecto y la mente, entre el discernimiento y la emoción. Tales batallas, internas y externas, no son nuevas; son tan antiguas como la historia de la humanidad. La batalla de Kurukshetra es el símbolo de los conflictos humanos.
Siempre estamos en un campo de batalla. No importa lo que queremos conseguir, tenemos que superar todos los obstáculos que se presenten en el camino. Superar los obstáculos es también como una batalla. Por ejemplo, queremos conseguir una puntuación alta en un examen. Cuando estamos estudiando, un amigo nos invita al cine. Podemos pensar: ¿Debo ir o no? ¿qué debo hacer? Si voy, quizá suspendo el examen. Y si no voy, ¿no decepcionaré a mi amigo? Siento afecto por él, ¿no debería ir si me ha llamado?” Aquí hay un conflicto. Pero, si queremos lograr nuestro objetivo, tenemos que discriminar. Si voy, ¿qué puede pasar? Perderé mi valioso tiempo de estudio. Entonces me levantaré más tarde. Mi memoria se verá afectada. No podré aprobar el examen. Esto es un tipo de neti, neti: una negación sistemática de todo lo inútil. A esto también podemos llamarlo una batalla.
Es mejor entablar una batalla para poder avanzar. El que se aleja porque piensa que no quiere luchar, es un fracasado. Ha decidido morir en el intento. Por el contrario, la otra senda conduce a la inmortalidad y sus pasos le llevarán cada vez más alto.
Cuando se despierta este dharma, podemos aportar armonía a la sociedad. Cuando cambiamos, provocamos cambios en los demás. Por tanto, la mente es la razón que subyace en todo. Solo cuando comprendemos la naturaleza de la mente podemos elevar la mente.
En efecto, nosotros mismos somos la oscuridad y la luz en nuestro camino. Somos también las flores y las espinas. Con arcilla húmeda podemos crear una imagen de un dios o de un diablo. Ambos son creación nuestra.
uddhared-ātmanātmānaṁ nātmānam avasādayet |
ātmaiva hyātmano bandhurātmaiva ripurātmanaḥ || Gītā, 6.5
“Uno debe elevarse por sí mismo; no hundirse a sí mismo. Sólo tú eres tu propio amigo. Sólo tú eres tu propio enemigo.”
Tenemos que levantarnos y ascender por nosotros mismos. Hay muchas cosas que solo nosotros podemos hacer, que otros no pueden obligarnos a hacer. Por ejemplo, cuando tenemos hambre, otros pueden servirnos la comida, pero si queremos saciar nuestra hambre, yo mismo debo comer la comida. Si no, el hambre seguirá ahí. Si los que comen son nuestra madre, padre, hijo o mejor amigo, no satisfaremos nuestra hambre.
Podemos tener la capacidad. Un vehículo puede tener combustible suficiente. Pero si la batería está descargada, el vehículo no funcionará por más combustible que tenga. Del mismo modo, es la batería de la autoconfianza la que nos hace avanzar. Es el cohete impulsor que nos proyecta hacia lo alto.
Nuestra mente es confusa, como cuando estás en un cruce, sin saber que camino tienes que elegir. El Guru nos dirige inmediatamente a la autopista. Una vez que la alcanzamos, podemos conducir libremente con facilidad. El Guru es sin duda una fuente constante de inspiración. Pero el esfuerzo por nuestra parte es crucial. Apartando a un lado el “yo” y el “mío”, debemos estar dispuestos a acatar la voluntad del Guru. Cuando generamos esta actitud nos abrimos a la gracia del Guru. Nos tornamos en un vaso limpio y vacío que puede contener leche sin echarla a perder. O, sería como solicitar un visado después de recibir el pasaporte. En este caso el pasaporte puede compararse a la apertura del discípulo y el visado al factor gracia. La Atma kripa, o nuestra propia gracia, es así. No nos subestimemos. No tengamos un complejo de inferioridad. Si nos sentimos inferiores nos sentimos infelices y enfadados y nos deslizamos hacia un patrón negativo de conducta.
Cuando sufrimos decepciones y dificultades en la vida, a menudo abandonamos nuestros compromisos, deberes y svadharma. No nos damos cuenta de que por el contrario, tales situaciones deben despertarnos para realizar nuestros deberes con discernimiento. Despierta y realiza tus acciones con conciencia. Esto es lo más importante. Esta es la mayor responsabilidad que nos han dado.
Para los buscadores espirituales, pueden darse varios retos, internos y externos, incluso intensos. Por tanto, cuando nos invade la depresión, debemos sin demora intentar sobreponernos mediante la contemplación de las escrituras y así mantener nuestra autoconfianza. Cueste lo que cueste, no podemos permitirnos perder la confianza en nosotros mismos.
Nosotros mismos somos las flores y las espinas en nuestro camino. Con arcilla húmeda podemos modelar la imagen de un dios o de un diablo. Ambos son creación nuestra. Nosotros mismos somos nuestro propio amigo y nuestro propio enemigo. Puede haber enemigos, tanto internos como externos, pero ambos son creación de nuestra mente. Si la mente nos ayuda a caminar por la senda de la rectitud y la Divinidad, nuestra mente es nuestra amiga interna. Si la mente nos aparta de la rectitud y la Divinidad, entonces es nuestra enemiga interna.
La confianza en uno mismo es como un cohete impulsor. No debemos compararnos con los demás y crearnos complejo de inferioridad. Incluso aquellas personas que se consideran muy fuertes, pueden, en ciertas circunstancias, perder la confianza en ellas mismas.”
Amma recordó a todos la importancia de la fe en uno mismo y la confianza en uno mismo en su mensaje de una hora después de la celebración de Gita Jayanty.