Satsang: Sat: Verdad, Ser. Sanga: unirse a.
Satsang: unirse a la Verdad, al Ser. Estar en compañía de un Mahatma (Maestro Realizado). También escuchar un debate o charla espiritual. Encuentros para hablar de la Verdad Suprema.
SINTESIS SATSANG 25.07.2021
Enseñanzas de Amma, compartidas por Ânand
¿Cuál es nuestro amor por Dios?
*Pregunta: Amma, ¿cómo puedo saber si mi amor hacia Ti es verdadero o egoísta?
*Debemos recordar esta anécdota siempre que haya dudas:
-Una vez un discípulo fue a ver a un purnavatar porque quería que lo tomara como discípulo. Por favor Maestro quiero convertirme en tu discípulo y conocer la Verdad, por favor acéptame.
-El Maestro le contestó: muy bien, te tomaré de discípulo con una condición, nunca debes pedir nada para ti, sólo si aceptas esta condición te puedes quedar.
*¿Estoy pidiendo algo para mi mismo? Esta es la pregunta que debemos hacernos.
*Si pido algo para el beneficio del mundo, significa que mi conciencia se ha expandido y mi amor por Dios es verdadero.
*Un verdadero discípulo está dispuesto a aceptar todo lo que viene del Maestro, si es así, si no piensa consigo mismo, está preparado para la Realización.
*Si una semilla la quieres sembrar en la roca, nunca germinará.
*Si estamos apegados al yo y al mío nunca podremos progresar.
*Estamos apegados al dinero, estamos apegados a todo lo nuestro.
*El verdadero discípulo tendrá la disposición de ir más allá del yo y lo mío, pues mientras estemos apegados al yo y al mío nunca podremos expandir nuestra conciencia.
*Un cohete enviado al vacío entra en contacto con la fuerza de la gravedad y se queda en la órbita del planeta, necesita una nave que lo saque de ahí y lo propulse hacia el espacio.
*Un Maestro verdadero es esta nave propulsora.
*El discípulo no puede ir más allá del yo y del mío, no puede ir más allá del ego, por sí solo. El Maestro es quien le ayuda a liberarse.
*El Maestro proporciona el clima adecuado al discípulo para que pueda germinar como semilla.
-Si la tierra es fértil germinará, y con las condiciones adecuadas trascenderá el yo y el mío.
*La historia del Onam, cuando gobernaba el rey Mahabani, en el mundo había mucha ecuanimidad, él veía a todos sus súbditos como a Dios, pero tenía un toque de ego, y bajó a la tierra en forma de Bhavanat (enano) una encarnación de Vishnu. Un enano que pedía limosna, y cuando llegó cerca del rey Mahabani, le dijo que iba pidiendo limosna, y el rey le dijo que pidiera lo que quisiera, que se lo concedería, pero el enano respondió que sólo quería lo que pudiera abarcar con tres pasos. Sólo esto le pides al emperador?, puedes pedirle más cosas, anda. Sí, sí sólo quiero lo que puedan abarcar tres de mis pasos. Pues concedido está le dijo el rey. Entonces Bhavanat empezó a crecer, crecer, crecer,... y con el primer paso cubrió toda la tierra, en el segundo paso cubrió todo el cielo, ya no había nada para ser cubierto, y todavía quedaba dar el tercer paso. Entonces Mahabani comprendió que el enano era el mismo Dios, que le quería dar una lección. Y exclamó: pon el tercer paso sobre mi cabeza Señor, lo que significa entregar el ego a los pies del Maestro.
-Mahabani tenía la noción de que podía darlo todo, que era él, no tenía conciencia de que nada le pertenece a él, y que todo pertenece al Ser Supremo.
*A no ser que nos concienciemos de las limitaciones del ego, nunca podremos conocer al Supremo.
*En cierta ocasión hubo alguien que murió y se puso a las puertas del cielo, pero como estaban cerradas se cansó de esperar y tocó la campana; el que le abrió le dijo: sólo puedes entrar en el cielo si acumulas 100 puntos por obras buenas que hayas hecho en la tierra; tan pronto llegues a los 100 puntos las puertas del cielo se abrirán para ti. Empieza a recordar todas las obras buenas que has hecho en tu vida y cuéntamelas.
-El hombre empezó a pensar y dijo: Hubo un vecino que quería pelear conmigo, me insultó repetidamente, pero no reaccioné, me aguanté de una manera ecuánime; muy bien le dijo el ángel que le había invitado a que contara su vida, 4 puntos. Otro día continuó, había un niño huérfano en la puerta de mi casa, que tenía hambre, le invité a entrar y le di de cenar, el chico quedó muy agradecido y feliz. Muy bien, le dijo el ángel, 6 puntos más. Mi mujer era una persona que tiene un temperamento muy fuerte, pierde el control y me tiraba a la cabeza platos y todo lo que encontraba a mano, incluso me perseguía con la escoba en alto, pero en estas situaciones me controlaba y no la agredía. Perfecto, le dijo el ángel, 25 puntos más. Dime otras obras buenas que hiciste. Pero el hombre se paró a pensar y no recordaba ninguna otra obra buena que hubiera hecho en su vida, y entonces empezó a llamar desesperadamente al Señor, por favor Dios mío, sólo he podido llegar a 35 puntos, tan sólo Tú puedes hacer Todo por mí, y se postró ante el Señor, diciéndole: Te entrego Todo, te entrego mi ser.
*En este momento se abrieron las puertas del cielo.
*Los puntos significan: yo hice, yo hago. Y sólo cuando llegamos a poder decir: Todo lo haces Tú Señor, sólo en este momento podremos conocer a Dios.
*El ego es tan fuerte, que es muy difícil abandonarlo, porque lo arrastramos de muchas vidas. Las vasanas (hábitos) son muy fuertes.
*Historia: De dos discípulos que fueron a comprar al mercado, y cuando llegaron al ashram llevaban las caras rojas y amoratadas, hinchadas.
-El Maestro les preguntó: ¿qué pasa que vienen en este estado?
-Peleamos entre nosotros dos, Señor.
-¿Porqué? Quiso saber el Maestro.
-El me pegó, exclamó uno de los dos, y así empezó la riña.
-¿Porqué le pegaste tú? Preguntó el Maestro.
-Porque este me llamó mono.
-Dijo el Maestro: Hace 20 años que les vengo repitiendo día tras día: que no eres el cuerpo, que no eres la mente, que eres la Conciencia Suprema. Y ustedes nunca me creyeron, no me creyeron ni una sola vez, y a la primera que uno le dice al otro que es un mono, va y se lo cree de inmediato.
-Me siento muy triste por su actitud.
*Estamos muy apegados a nuestro ego, pero nunca nos concienciamos de los mensajes divinos y verdaderos que nos repite una y otra vez el Maestro.
*Otra historia: Había tres amigos que caminaban juntos: Pedro, Jorge y Marcos. Alguien llamó a Pedro por su nombre y él se paró e intentó fijar su mirada desde donde procedía la llamada, y continuaron caminando, después llamaron a Marcos, y lo mismo se paró e intentó fijar su mirada desde donde procedía la llamada, y continuaron caminando juntos los tres. Cada vez que los llamaron, sólo prestaba atención el que atendía por su nombre.
-En un determinado momento se oye una voz que les llama: mono, y se dan la vuelta los tres, los tres atienden la llamada.
*Creemos que hemos evolucionado desde el mono, pero el mono está todavía dentro de nosotros.
*Nuestra mente es como la del supermono. El mono puede saltar de un árbol a otro, pero nuestra mente va mucho más aprisa, ahora está en la India, en un segundo vuela a Nueva York, el próximo segundo ya está en Barcelona, y enseguida se va para Tokio, en el cuarto segundo ya viene de regreso a casa.
*La mente tiene esta capacidad de dar saltos, igual que las tendencias del mono, son las vasanas o hábitos que nos siguen incordiando.
*Se necesita mucho esfuerzo para evolucionar.
*Historia: Había un sannyasi en el río recitando el mantra Gayatri, cuando sintió que algo cayó sobre su mano, era un ratoncito, entonces miró hacia el cielo y vio un águila, comprendió que el ratón procedía de las garras del águila que lo perdió. Por compasión hacía el ratón y con sus poderes convirtió al ratón en una princesa, que era como una miss del universo, y entonces cuando la princesa estuvo en edad casadera, le tuvo que buscar un novio. ¿Quieres que te busque un novio, le preguntó a la princesa? Sí, contestó la princesa, quiero al marido más poderoso. El sannyasi se quedó pensando y se dijo no hay nadie más poderoso que el Sol. ¿Te quieres casar con el señor Sol? No, dijo la princesa el Sol no es tan poderoso, pues las nubes le pueden cubrir, son más poderosas que el Sol. Muy bien, dijo el sannyasi, entonces le pediremos que se case contigo el señor nube. No, respondió la princesa, hay alguien más poderoso que las nubes, el viento las hace correr de un lado para otro cuando le apetece. De acuerdo llamaremos al señor viento para que te cases con él. No, insistió la princesa porque hay alguien más poderoso que el viento; la montaña puede cambiar el curso del viento sin moverse. Entonces llamaremos al señor montaña y te casas con él, pues no, porque hay quien es más poderoso que la montaña, el ratón puede hacer agujeros en la montaña, y la montaña no se puede defender, o sea que el ratón es el más poderoso, y yo seré muy feliz si me arreglas la boda con el señor ratón, por lo que tuvo que volver de nuevo ratón a la princesa miss del universo.
*Nuestros apegos, nuestras vasanas son muy fuertes.
*Cuando la mente fluye, lo hace como el agua, hacia abajo, por ejemplo cuando llueve, vemos como el agua desciende de la montaña.
*La conciencia es como el fuego, la llama siempre va para arriba, aunque un candelabro lo pongas boca abajo, el fuego va hacia lo alto.
*En la medida que nos hacemos conscientes, nuestra mente se va transformando, y como el agua se convierte en vapor, un vapor que va hacia arriba.
*Nosotros podemos cambiar la conciencia, para que en lugar de que nos arrastre hacia abajo, vaya hacia arriba. Para que en lugar de que vaya en busca de los placeres, y seguir a los apegos, se enfoque en buscar a Dios.
*Amma desea que lo podamos conseguir.
RESUMEN
¿Hay algo que pudiéramos desear con más fuerza que amar a Dios?
Creo que en lo más profundo de nuestro ser, este es el anhelo más grande que tenemos, lo que ocurre es que como nos dice Amma en este satsang, estamos sujetos a nuestra dependencia del yo, de lo mío, sin darnos mucha cuenta de que es así, es como una cortina muy densa que no nos deja ver lo que hay detrás.
Es por esto que Amma nos cuenta la historia de lo que le pide el Maestro al discípulo para poder aceptarlo. La condición para tomarle como discípulo que le puso el Maestro es que no debería pedir nunca nada para sí mismo.
Y Amma nos invita a que reflexionemos sobre este obstáculo que tenemos para que salga a la superficie todo el amor que le profesamos a Dios, a Amma, que nos preguntemos a menudo en el día a día:
¿Estoy pidiendo algo para mí mismo?
Esta reflexión abarca mucho de nuestra vida, y es tan importante tener esta reflexión presente ante las diferentes situaciones que Amma nos irá presentando para que nos demos cuenta.
Las circunstancias que Amma nos pueda crear en nuestra relación con el dinero, para darnos cuenta el amor que le mostramos a Dios desde nuestro altruismo.
Por ejemplo hacer donativos a la Obra Humanitaria de Amma, y más en estos tiempos que Amma no puede salir de Amritapuri, y Su labor de ayuda a la humanidad continúa tan vigente como siempre.
En realidad las oportunidades que tenemos de dar parte de cosas propias como el dinero, hay que poderlas aprovechar, porque la mejor manera de recibir, es dar. Y cuando colaboramos de acuerdo con nuestras posibilidades, las de cada uno, las de cada una, con la Obra de Amma, ya recibimos de inmediato, sentimos paz, la paz que dimana del mostrar a Dios nuestro amor por los demás.
Donativos podemos hacer de muchas clases, también podemos donar parte de nuestro tiempo, haciendo seva, haciendo voluntariado, y colaborando con muchos de los servicios al mundo que Amma ofrece, sin querer cambiar las cosas, respetando las pautas establecidas en cada lugar, pues esto es entregar una parte del yo, esto significa entregar una parte de lo mío. Y ahí volvemos a encontrar la paz.
Todo lo que hacemos o dejamos de hacer renunciando a parte de nosotros mismos, en las circunstancias que Amma te crea, es mostrarle amor a Dios.
Cuando Amma te cree situaciones que en principio te pueden llevar al conflicto, abórdalas con paciencia, vívelas sin querer imponer nada, simplemente mostrando amor a la otra persona o personas implicadas, pues esto es amor a Dios, y si tienes la responsabilidad de tomar la decisión, tómala teniendo en cuenta siempre el dharma, teniendo siempre en cuenta lo correcto, y siempre encontrarás lo correcto en lo que sea mejor para la mayoría, no en lo que te gusta o lo que no te gusta a ti, o la actitud de aquí mando yo.
A ello nos ayuda muchísimo el aceptar que todo lo que aparece en nuestra vida, todo en absoluto nos lo envía Dios, y nos lo manda única y exclusivamente para nuestro propio bien.
Con esta comprensión nos es más fácil poder renunciar al yo, poder renunciar al mío, poder practicar el desapego, pues ahí es donde tenemos el obstáculo para mostrarle a Dios, todo lo que le amamos.
Nos cuesta muchísimo, porque el yo y el mío están arraigados en las profundidades de nuestro ser.
Ahí tenemos el ejemplo del emperador Mahabani, con todo su altruismo, tuvo que aparecer Dios para que se diera cuenta que todavía le faltaba quemar un poco del ego que le quedaba para que su amor por Dios fuera completo. Y tuvo la humildad suficiente para comprenderlo y ponerse a los pies del Señor.
Si, ha de ser difícil, ahí vemos lo que nos decía en su satsang el viernes swamiji, cuando nos comentaba que la entrega a Dios, es la única solución a nuestra vida, e hizo referencia a que la guerra de Gurushetra, aún y después de recibir el Bhagavad Gita antes de empezar la guerra, Arjuna al terminar la guerra, se creía que él era el vencedor, o sea que se había ganado la guerra, gracias a él.
Son ejemplos que nos hacen conscientes del trabajo que tenemos, y al que es bueno que nos entreguemos con paciencia y con la conciencia de que es así.
¿Visteis como se cogía a los Sagrados Pies de Amma, swamiji el viernes, día del Guru Purnima?
Y lo hizo por dos veces, se postró a los Sagrados Pies de Amma, y los buscó con anhelo, para cogerse bien fuerte a los mismos.
A veces cuando comento con los swamis estas dificultades que nos surgen, por lo menos que me surgen a mí en este andar el camino hacia Dios, me dicen: a nosotros también nos pasa Ânand.
Y Ânand les pregunta: ¿Y qué hay que hacer swamis?
La respuesta siempre es: cogerse muy fuerte a los Sagrados Pies de Amma.
Amma nos lo dice en este satsang que somos como un cohete, que está atrapado en la fuerza de gravedad de la órbita terrestre, el cual necesita una nave para salir al espacio. Esta nave es el Guru, esta nave es Amma.
Y también nos dice que para que la semilla germine, cada una, cada uno de nosotros somos una semilla para Amma, para que la semilla germine Ella nos proporciona tierra fértil.
La tierra fértil son las circunstancias que crea a cada una de nuestras vidas, para que las podamos reconocer como la Voluntad de Dios, y le podamos mostrar nuestro amor por hacérnoslas llegar. Tanto las que nos gustan más, como las que nos gustan menos, incluso las que no nos gustan, pues el único objetivo que tienen todas las situaciones es que podamos trascender la noción del yo y lo mío. Los apegos.
El yo y el mío no se refiere únicamente a las cosas materiales, también están los apegos a los seres más queridos, por ejemplo. Y Amma te creará las circunstancias si así lo necesitas para que practiques el desapego, y antepongas el amor a Dios, con la convicción de que Dios los puede cuidar mucho mejor que tú mismo. Tu amor hacia Dios es la protección de tus seres queridos.
Y como nave propulsora Amma te da la fuerza para que puedas vivir estas situaciones que a veces son dolorosas, y vivirlas con amor, un amor sin apego, que es un amor de otra dimensión.
En la aceptación a todo lo que llega a nuestra vida, practicamos nuestro amor a Dios, pues es Dios quien sabe lo que necesitamos en cada momento.
A veces rezo para poder llegar al estado de conciencia con el que abandonó el cuerpo Ratnamyi, el Maestro que tuvo el swami Paramatmananda antes de llegar a Amma. Dice el swami, que es quien le estuvo atendiendo hasta que abandonó el cuerpo, que su cuerpo parecía un jarrón roto, agrietado por todas partes, un jarrón que no se podía ni tocar, pero lleno de Luz, y con todo lo que su cuerpo soportaba decía con una sonrisa: esta es Tu Gracia Señor.
Esta es la máxima aceptación, preñada de agradecimiento. Vivía la gravedad de su enfermedad y sus consecuencias como la Gracia de Dios, incluso en el momento de su partida.
Meses más tarde en un sueño, que no era sueño, pues estaba con los ojos abiertos, cuenta el swami Paramatmananda que se le apareció Ratnamyi, y que tenía una actitud de cómo, pregúntame lo que quieras. Y el swami le preguntó: ¿Qué pasó aquella tarde cuando te fuiste, cuando abandonaste el cuerpo? A lo que respondió: Sentí una fuerza que surgía desde dentro de mí, que me invadía, me entregué a ella, y me sumergí en Eso.
Ahí es donde nos lleva el amor a Dios, ahí es donde nos lleva el amor por Dios.
Si nos olvidamos de las riñas, como los discípulos que cuenta Amma del ashram cuando salieron de compras al mercado, y de regreso se pelearon, si estamos atentos a la fuerza de nuestras vasanas, si estamos atentos al poder de nuestros hábitos, si estamos atentos a las circunstancias que nos crea Dios en cada momento de nuestra vida donde están incluidos los apegos, haremos el esfuerzo que Amma nos pide en este satsang, como en casi todos, y este esfuerzo lleva implícito el amor a Dios.
Este amor hará que al abandonar el cuerpo, cuando nos toque, y todos sabemos que nos tocará en algún momento, aunque vivimos como si no tuviera que ocurrir nunca, pensamos: bueno sí la muerte es una realidad, pero para los demás, no para mí.
Cuando este momento llegue ya no nos encontraremos con las puertas del cielo cerradas, con un ángel que nos pida que le contemos todas las acciones buenas y positivas que hemos hecho en esta vida, para acumular los puntos que nos permitan entrar en el cielo, pues habremos vivido con una conciencia similar a una vela, actuando siempre como el fuego apuntando hacia arriba, apuntando hacia lo alto, y no como el agua, que nos arrastra hacia abajo.
Este es el amor que Dios nos pide que le mostremos.
Y que se lo mostremos la mayor parte del tiempo que podamos, y en el mayor número de situaciones que nos presente para vivir en nuestra vida.
Amar a Dios por delante y por encima de todo. Hagamos de ello el objetivo de nuestra vida. Tenemos la grandeza de Dios encarnada en un ser humano, el de Amma. Ella que nos ayuda de manera permanente, está al lado de cada uno de nosotros sin moverse ni un sólo segundo.
Muchas gracias.
OM NAMAH SHIVAYA