“La gente viene en autos llenos de personas y sus mascotas. Hay un automóvil cada tres o cinco minutos”, dice Sarah Straub, una de las voluntarias. Además de cómo proceder en sus próximos destinos, el puesto de ETW proporciona referencias para apoyo médico y psicológico. Es el primer punto de contacto después de cruzar la frontera.
“Para nosotros que vivimos en Austria, especialmente en Viena en el extremo este de Austria, y a tan solo unos kilómetros de Hungría, el sentimiento es de cercanía geográfica de esta guerra. Entonces, surgió la idea de difundir algo de esperanza constituyendo un puesto presencial en la frontera para cuando llegaran”.
Andreas Mersa trabaja codo con codo con Straub. Él comparte la historia de una mujer joven que se sintió muy feliz al salir de su automóvil después de esperar muchas horas en el lado ucraniano. Vino a tomar una taza de té y nos dijo que tuvo que tomar la decisión de dejar a sus padres en Ucrania, ya que ellos no querían irse. Su hermano está en Hungría y les pidió que vinieran a quedaran con él.
“Se sintió muy culpable porque sus padres decidieron quedarse y ella tuvo que decidir si huir o quedarse con sus padres”, dice Mersa. “Ella nos contó sobre su grupo de Facebook. Estaba destinado a conectar a las personas en un área particular de su ciudad natal. Ahora se usa para publicar fotos de los fallecidos e informar a las personas sobre sus queridos seres perdidos”.
Puede parecer un pequeño gesto el proporcionar algo para comer y beber, junto con algunas palabras de consuelo y consejo. Pero es una expresión de apoyo que proporciona alivio a las personas que llegan de Ucrania. Los refugiados acaban de huir de la guerra, y cuando cruzan la frontera por primera vez, todavía tienen ese miedo.
“Puedes ver que están emocionalmente cerrados y congelados. Pero una vez que te acercas a ellos con una sonrisa y un dulce en la mano y algo caliente para beber, de repente comienzan a relajarse”, dice Barbara Caretta, otra voluntaria.
“La mayoría de las veces, especialmente para las madres, si tienen niños pequeños en la parte trasera del auto, ves lágrimas en sus ojos. Y realmente comienzan a llorar. Y ves la tensión que tenían hasta ese momento, comienzan a liberarse”.
Rudi Risatti también forma parte del equipo en la frontera húngara. Cuando abrieron el puesto por primera vez, estaba muy ocupado. Cada día pasan unos 130 o 140 grupos de personas en automóviles y luego, unas 20 personas viajando a pie. Ahora, algunos días el tráfico se reduce a unos 50 coches, pero al día siguiente vuelve a subir a unos 100. El equipo ha decidido permanecer en su lugar, ya que nadie sabe lo que puede suceder en el siguiente momento.
“La mayoría de los refugiados que vemos, alrededor del 95%, están dejando atrás a sus padres, hijos o hermanos que tienen que quedarse en Ucrania para defender el país”, dice Risatti.
“Vemos sobre todo familias, niños, ancianos. Están tristes y solo necesitan un poco de alivio. Si nos reunimos con ellos y les damos algo, les damos un poco de chocolate a los niños, se conmueven mucho. Es un placer hacer este servicio”.
Los voluntarios se alojan en un bed and breakfast a unos 18 km de la estación fronteriza. Está dirigido por una familia local que los cuida muy bien. Allí tienen una pequeña cocina donde pueden calentar la comida por la noche. Para comer al mediodía en la frontera tienen una cocina a gas donde hacen unas pastas para comer.
No pasó mucho tiempo para que la noticia de este noble acto de servicio inspirara a los voluntarios de Embracing the World en otras partes de Europa. Personas de Italia, España, Francia y Bélgica ya han decidido viajar a Hungría y ofrecer su apoyo. Raffaella Cairoli llegó de Italia la noche anterior.
“Estamos aquí para mostrarles a los refugiados que venimos de lejos para ofrecerles un café y nuestra solidaridad. Brindamos apoyo y brindamos amor. Y están conmovidos por eso. Y por unos segundos pueden sentir que hay personas que harán esto por ellos”, dice.
Cada miembro del equipo se muestra agradecido por esta oportunidad de estar al servicio de los refugiados. Debido a que el conflicto se produjo justo cuando la pandemia de COVID-19 comenzaba a declinar, no estaba claro si tenían la resistencia y los recursos para instalarse en la frontera. Pero, de alguna manera, todo encajó.
“Las enseñanzas de Amma sobre amar y servir se convirtieron en nuestra experiencia aquí. Si algo se hace desde el corazón, de alguna manera obtienes la fuerza. A nivel humano, es una experiencia muy enriquecedora”. dice Straub.
“Ver a la gente huir de su país me da la impresión de que la paz no es algo en lo que confiar, nada que deba darse por sentado. La paz es preciosa y nunca nos olvidaremos de eso”.
Los voluntarios de Amma en toda Europa están coordinando donaciones para ayuda esencial y ayudando a proporcionar alojamiento a los refugiados.
En la frontera con Ucrania:
Polonia
marcin krol
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+48 880 924 480
Hungría
sarah straub
+43 650 2482646
Rumania
Ela Ionescu
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+40 728 722257
Centros MA en toda Europa:
Centre Amma, Ferme du Plessis (Francia)
28190 Pongouin
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Centre Amma-Lou Paradou (Francia)
RN7, 83170 Tourvés
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Seminarzentrum Hof Herrenberg e.V.
Hof Herrenberg 1
64753 Brombachtal
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Wehrlestraße 27, 81679 Múnich
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Masía Can Creixell, s/n, 08784 Piera, Barcelona
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Ziegelhütte 1, CH – 8416 Flaach
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Driebergseweg 16 A, 3708 JB Zeist
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40a Letchworth Drive, Bromley BR2 9BE
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Broekstraat 6, 9140 Tielrode, Bélgica
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Foto 1: Los voluntarios han creado este puesto para dar la bienvenida a los refugiados de Ucrania inmediatamente después de cruzar la frontera.
Foto 2: Preparando algo caliente para beber en el clima frío.
Foto 3: La mayoría de los refugiados llegan en coche.
Foto 4: Personas de toda Europa vienen a hacer trabajo voluntario a este puesto.
