20/05/17 EL CAMINO ESPIRITUAL PARA LOS HIJOS DE OCCIDENTE

El Devi Baba de la noche anterior había terminado a las 3 de la madrugada. Como la Madre solía comprobar que todos los devotos tuvieran un lugar dónde dormir y una alfombrilla o manta sobre la que echarse, eran ya un poco más de las 4 cuando, por fin, se retiró a su habitación.

Al día siguiente, Amma mandó llamar a unos cuantos devotos occidentales, los cuales se apresuraron a ir ante la presencia de la Madre. Uno de ellos quería saber cuál era el mejor camino espiritual para la gente de occidente.

Amma: El camino del amor, conocido también como camino de la devoción, es el más adecuado para los hijos de Occidente. Por supuesto, ésta es una afirmación general. La sociedad occidental está organizada de tal manera que, desde la tierna infancia, sus miembros son intelectuales y tienen un enfoque intelectual hacia todo. Éste es el resultado de su “moderna” educación. Se alimentan con todo tipo de información sobre el mundo empírico y el énfasis recae en la ciencia y la tecnología. Por eso, sus mentes analíticas están bien desarrolladas pero sus corazones están secos. En la mayoría de los casos, los corazones de los occidentales no llegan a desarrollarse por completo y son imperfectos. La cabeza es grande, pero el corazón está encogido y seco”

Devoto: ¿Por qué es así?

Amma: La norma social que prevalece prepara el terreno para que el corazón se seque. Los niños reciben las primeras lecciones de amor de sus madres. Pero, en la sociedad occidental, los papeles del padre y la madre se confunden. Las madres se convierten en padres y, así, pierden la cualidad del amor maternal. No sienten un verdadero amor por sus hijos. Otro factor es la inestabilidad de la vida matrimonial. La relación esposo-esposa y madre-padre es muy frágil y débil. Un niño que vive en una situación así, no puede ser cariñoso, porque esos niños ni siquiera aprenden las lecciones de amor más elementales. Es evidente que no se puede enseñar amor como se enseña a leer y escribir. Lo que la Madre quieres decir es que no se crean las circunstancias adecuadas para que ellos puedan desarrollar el amor en sus vidas. Crecen rodeados de conflictos, discusiones, riñas, odio, peleas y, finalmente, viven la separación de sus padres. Nunca experimentan el amor, que es lo que se supone que tienen que aprender del amor mutuo entre su padre y su madre. Los padres son los dos gurús que los niños ven desde que nacen hasta que entran en contacto con el mundo. Si no se siembra la semilla del amor en el hogar, ésta no puede brotar ni florecer.

El camino de Bhakti enseña amor. En primer lugar, desarrolláis un amor que está dirigido únicamente hacia Dios. Cuando ese amor se convierte en el centro de vuestra vida y las prácticas devocionales ganan en intensidad, vuestra visión cambia. Llegáis a comprender que Dios habita en vosotros mismos. A medida que esta experiencia se fortalece, el amor que hay en vosotros también crece, hasta que os convertís en Eso. El amor que hay en vuestro interior se expande y abarca al Universo entero con todos sus seres. Os convertís en la personificación del amor y ese amor se lleva consigo la sequedad de vuestro interior. Ese amor es la mejor cura que existe para cualquier bloqueo emocional y sentimiento negativo. Por lo tanto, la Madre cree que el camino del amor es el más conveniente para los buscadores occidentales.

Una de las mujeres occidentales asintió a las palabras de Amma: “Lo que la Madre nos recomienda es, sin duda, el camino perfecto para los occidentales. Sé, por experiencia propia, cuánto dolor y tensión hay dentro de mí y qué poco amor. En nuestro esfuerzo por imitar a los hombres, las mujeres occidentales hemos perdido nuestra feminidad esencial y esto es muy triste. Lo que necesitamos es una vida basada en el amor y la paciencia.”

Amma: La Madre estaba a punto de decir que otra cualidad que falta en la sociedad occidental es la paciencia. Hijos, una madre debe tener mucha paciencia para criar a sus retoños. Una madre debe modelar en la práctica el carácter del niño, pues las primeras lecciones de amor y paciencia las aprende a través de su madre. Pero ella no puede limitarse a hablar de amor y paciencia esperando que su hijo o hija adopte estas cualidades. Es imposible. Tiene que ser un ejemplo de amor y paciencia practicando estas cualidades en el trato con su

Un niño puede ser muy testarudo e intransigente, por supuesto. Pero ésa es la naturaleza de la mayoría de los niños, ya que su mente no ha alcanzado su pleno desarrollo. Son muy egoístas y tercos porque sólo se preocupan de sus propias necesidades. Aunque resulte admisible en ellos, ya que no va contra la naturaleza y sus leyes, resulta muy perjudicial que una madre sea terca e impaciente, pues creará un infierno. La madre debe ser paciente, tan paciente como la Tierra.

El padre está tan involucrado en criar a sus hijos como la madre. Un padre también debe tener paciencia. Cuando la pierde, el niño deja de tener una vida confiada e inocente y lo más probable es que llegue a ser impaciente y testarudo, ya que nunca supo qué significaba tener paciencia ni nadie le enseñó de qué se trataba. Socialmente, lo pasarán mal. Sus amigos no tendrán paciencia con ellos. Tampoco pueden pretender que sus novios o novias la tengan. La sociedad no va a ser paciente con un chico o chica impaciente. Los niños no tienen otra oportunidad de aprender paciencia y amor si no aprenden estas cualidades de sus padres. Si la madre es paciente y cariñosa con sus hijos, ellos también crecerán siendo pacientes y cariñosos. Pero si la madre no lo es, los hijos tampoco lo serán porque no sabrán qué significa ser paciente y cariñoso, y no podemos culparles por ello.

Los niños expresan lo que se les enseña y lo que han experimentado al crecer. Por ello, sed muy cuidadosos y prudentes por el bien de vuestros hijos. Tened cuidado con lo que decís. Tened cuidado con lo que hacéis, porque cada palabra que pronunciáis y cada acción que realizáis dejan una profunda huella en la mente y en el corazón de vuestros hijos, pues es lo primero que ven y escuchan. Son las primeras huellas que permanecen indelebles en sus mentes. La madre es la primera persona con la que el niño entra en contacto. Después, viene el padre. Y luego, los hermanos y hermanas mayores. Las otras relaciones llegan más tarde. Por eso, controlad bien vuestra mente delante de vuestros hijos. Cread un buen ambiente hogareño en el que puedan crecer. Si no, tendréis muchos problemas en el futuro.

Devoto: Amma, entonces, ¿estás diciendo que la vida familiar es algo que no puede tomar a la ligera, que no es algo que simplemente ocurre en el transcurso de nuestras vidas? ¿Deberíamos considerarla como una variedad de tapas?

Amma: Hijos, a la Madre no le gusta usar la palabra “tapas” porque asusta a muchos hijos occidentales. Creen que “tapas” implica una tortura física y mental. Temen que haciendo tapas van a perder todos sus deseos, y no quieren que eso suceda. Quieren disfrutar de la vida. El único problema es que su idea de “disfrutar de la vida” es equivocada. Disfrutar realmente de la vida consiste en estar relajado, no en estar en tensión. Sin embargo, muchas personas, no sólo de Occidente sino también de Oriente, están muy tensas casi todo el tiempo. Los hombres no son capaces de pasar un rato apacible con sus mujeres e hijos porque están más preocupados con su trabajo, su negocio, su posición social y lo que los demás van a pensar o a decir de ellos. Siempre están preocupados por esto o por lo otro. Quieren una casa nueva, un coche nuevo, un televisor o una nueva relación. Alguien que está inmerso en la vida mundana siempre desea algo nuevo porque está harto y aburrido de lo viejo. Nada de lo que tiene le satisface. Piensa que las cosas nuevas le traerán felicidad. Siempre fija su atención en lo que no tiene y vive en el pasado o en el futuro, pero nunca en el presente, sin dejar de perseguir todo lo que desea. Sigue adquiriendo cosas y poseyéndolas. No tiene tiempo para disfrutar, para relajarse y para vivir en el presente. Por eso, al final, se derrumba. Esto es lo que ocurre a la mayoría de la gente en la llamada “sociedad moderna”, tanto en Occidente como en Oriente.

Una familia no es un simple grupo de personas que viven juntas. Este “grupo” puede aprender a entender muchas cosas. Es otro tipo de gurukula (la familia del Gurú). Así como el Gurú espiritual trata a sus discípulos como a sus propios hijos, en este caso, el padre y la madre son los gurús y sus hijos son sus discípulos. En la gurukula existe un vínculo muy fuerte entre el Gurú y el discípulo. El maestro es como un padre o una madre para el discípulo. Por eso, no hay nada malo en comparar la vida familiar con una gurukula. En la antigüedad, en la residencia del Gurú, si este no estaba casado, a veces, realizaba el papel de padre y madre para sus discípulos. Pero si tenía una esposa, era ella la madre de los discípulos del Gurú, colmándolos de paciencia y amor, mientras el Gurú se encargaba de las enseñanzas y la disciplina. Así ocurría en las antiguas gurukulas de la India, en las que el maestro llevaba una vida normal.

En la mayoría de las familias actuales, hay un padre y una madre. Si tienen una visión adecuada de la vida familiar y de la vida en general, pueden desempeñar sus papeles correctamente. La madre puede intentar inculcar a su hijo virtudes como el amor y la paciencia, mientras que el padre puede impedir, mediante su cariño, que el niño cause daño a la sociedad, a su familia y a sí mismo. El padre puede enseñarle a obedecer y a respetar a los demás. En algunos casos, un padre soltero hace tanto de padre como de madre. Es posible, si se intenta. En cualquier caso, lo padres son los primeros en sentar el ejemplo, en mostrar a sus hijos cómo quieren que sean. Si no se pone un buen ejemplo, es importante educar a los hijos correctamente. Un padre también puede ser una buena madre y viceversa, pero resulta imposible lograr este equilibrio a no ser que uno de ellos realice la sadhana adecuada.

Por eso, la casa familiar no debería ser un lugar en el que un grupo de personas vivan juntas en conflicto, siempre peleándose y discutiendo. Tampoco es un lugar donde sólo se vaya a comer y a dormir, distinguiendo entre vida y disfrute. Eso hace que la vida familiar sea un infierno y destrozará vuestra personalidad. Una vida familiar así es la muerte y quien la vive no es más que un cadáver. Este tipo de familia es como una cárcel en las que sus ocupantes no tienen contacto personal; se limitan a estar ahí, uno al lado del otro. Sin embargo, podéis transformar vuestra familia en un refugio y vuestra casa en un hogar, en una morada de dicha y felicidad, en un lugar donde reinen la paz y el amor. Es evidente que esto requiere esfuerzo y, por ello, puede considerarse una variedad de sadhana. Está bien si deseáis llamarlo tapas, si eso os ayuda a verlo como algo importante.

Nadie quiere ser desdichado, nadie quiere sufrir. Si es posible, la gente quiere ser feliz en todo momento. Lo que ocurre es que, a menudo, el camino que eligen para conseguir este objetivo no es el apropiado. La forma en la que vivimos en la actualidad sólo nos traerá más angustia y dolor. El problema sois vosotros; el problema está en vuestro interior, no fuera. Se de verdad queréis disfrutar de la vida, probad el camino de la disciplina mental y a ver qué pasa. Esforzarse o hacer tapas no está mal, si eso ayuda a ser más felices. Por supuesto que queréis disfrutar de la vida; nadie desea sufrir. Pero recordad que ello depende de cómo viváis la vida.

Una (griham) casa es una ashram o una ermita. De ahí nació la palabra grihastasrami (propietario de una casa). Un griham se puede convertir en una ashramam. Un ashram es un lugar en que la gente dedica todo si tiempo a recordar a Dios, prestando un servicio desinteresado y desarrollando cualidades como el amor, la paciencia y el respeto por los demás. Esas personas realizan prácticas espirituales para conseguir ver la unidad en la diversidad. En primer lugar, llenan su corazón de amor y, después, hagan lo que hagan o vayan donde vayan, lo expresan en todo lo que hacen. Son capaces de ver la belleza y armonía en todas partes. Esto es lo que se pretende que sea una vida en un ashram. La vida familiar también puede ser así. De hecho, antes, en la antigüedad, era así. Si ellos lo consiguieron, nosotros también. Por eso, a un devoto que sigue con su vida seglar se le denomina grihasthasrami, alguien que vive en su propia casa dentro de un ashram. Esta persona se esfuerza por alcanzar el objetivo supremo, la felicidad, mientras sigue viviendo en su casa con su mujer e hijos. Si lo intentáis de verdad, lo conseguiréis. Un verdadero grihasthasrami es aquél que, externamente lleva una vida familiar e, internamente, una vida de sannyasin.

En una ocasión, un sannyasin viajaba en tren. Había muchos pasajeros en el mismo compartimento y todos tenían bastante equipaje. Al percatarse de que el sannyasin sólo llevaba una bolsa de tela llena de objetos, uno de los pasajeros dijo: “Nosotros somos gente de mundo. Tenemos muchas posesiones. Pero tú también tienes una bolsa llena de objetos. ¿Existe alguna diferencia entre tú y yo, aparte del color de nuestra ropa?” El sannyasin sonrió, pero no dijo nada. Unos minutos más tarde, el tren cruzaba un puente sobre un río. De repente, sonriendo abiertamente, el sannyasin cogió la bolsa de tela y algunas otras cosas que llevaba consigo y las tiró por la ventana al río. Con la misma expresión en la cara, el sannyasin se volvió hacia el pasajero y le preguntó: “Querido hermano, ¿eres capaz de hacer eso?” El pasajero exclamó: “¡Cómo! ¿Qué dices? Todos nuestros objetos de valor están en las bolsas. ¿Cómo vamos a tirarlas?” El sannyasin sonrió y respondió: “Yo también llevaba lo que tú llamas mis objetos de valor en este hatillo. Sin embargo, he renunciado a ellos sin sentir dolor ni apego, mientras que tú eres incapaz de hacerlo porque estás apegado a ellos. Esa es la diferencia que hay entre tú y yo.” Al darse cuenta de su impertinencia, el pasajero bajó la cabeza y no dijo ni una palabra más

Por otro lado, es posible que un miembro de familia no sea capaz de renunciar a las cosas con tanta facilidad como un sannyasin, pero debería intentar apaciguar su mente. La mente de un miembro de familia suele estar ocupada con los problemas que lo abordan desde cualquier dirección. Anda siempre preocupado por asuntos personales, por las quejas de su esposa, las necesidades de sus hijos, las exigencias sociales, etc. No está tranquilo. Tanto interna como externamente, corre de un lado para otro, deambulando de aquí para allá, hablando, discutiendo, calculando y resolviendo, riñendo y peleando, hasta que, al final, se hunde cada vez más. La Madre sabe que es muy difícil superar esos problemas que provocan un ruido ensordecedor tanto en la cabeza como en la mente. Pero no es imposible aprender a mantener el silencio interior. La mayoría de nuestros antiguos maestros eran miembros de familia. Ellos lo consiguieron y también eran seres humanos. Así que, si lo hicieron, nosotros también podemos. Si tuvieron el poder para conseguirlo, nosotros también lo tenemos.

Más tarde todos juntos cantaron Amritanandamayi:

No dejamos de saludar
A Mata Amritanandamayi, diosa inmortal.
Ojalá te alces como el amanecer en mi mente interior,
¡Oh Mata amritanandamyi!
 
Oh, Madre. No sé cómo cantar
Tus alabanzas inmaculadas.
Oh, Tú, que eres pura, tus palabras sagradas
Son néctar para tus hijos
Como lo son las refrescantes nubes a la vida.
 
Oh, Tú, que no tienes apegos, que concedes el destino,
Encantadora universal, sigue con tu danza,
Oh, Tú, que eres de ambrosía, gracias al resplandor
De tu gentil sonrisa
Mi corazón desborda dulce néctar.

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