Deseos mundanos - deseos divinos

SINTESIS SATSANG 20.01.2018

Enseñanzas de Amma, compartidas por Ânand

Deseos mundanos -  deseos divinos

*Pregunta de la propia Amma a los devotos: Deseo obtener la Realización del Ser. ¿Es este un deseo egoísta?

*Cuando nosotros tenemos este deseo, no estamos tratando de conseguir algo del mundo exterior.

*Hay dos clases de deseos:

*Tratamos de conseguir cosas del mundo exterior, cosas y personas, o de las personas, buscando la felicidad a través de otros.

*De esta categoría son los deseos mundanos: felicidad a través de ofertas externas.

*En el proceso en el que tratamos de conseguir más y más del mundo exterior, podemos herir a otros.

*Ciegamente buscamos nuestro beneficio.

*Aún cuando consigues cosas del mundo, nunca consigues paz, nunca consigues felicidad verdadera.

*Los deseos mundanos, nos causan heridas a nosotros mismos.

*El deseo de buscar a Dios, cura todas las heridas.

*La búsqueda ha de ser dentro nuestro.

*De todas maneras: “yo quiero conocer a Dios” todavía es un deseo, pero es como una espina, que sirve para sacar las otras espinas, hasta que no queda nada.

*El deseo de buscar a Dios es en sí mismo un instrumento para deshacerte de ese deseo y de todos los demás.

*El realizar a Dios, es la espina, que quita y disuelve todos los deseos.

*Ejemplo: Vamos a comprar al supermercado con una lista de lo que pensamos. Al terminar la compra, tiramos la lista. Tú  ya tienes todo, y por esto ahora ya tiras la lista.

*De la misma manera, una vez alcanzada la Meta, simplemente desaparece todo: deseos, vasanas,...

*Hasta que lleguemos a la Realidad, el deseo va a estar allí., pero al alcanzarla se disuelve.

*Nosotros pensamos: yo soy el hacedor, yo soy capaz de..., yo soy un buscador espiritual, yo..., yo..., y esto es un gran obstáculo para poder tener la experiencia de nuestro verdadero Ser.

*Ejemplo: En la calle hay dos postes pintados con pintura fluorescente. Cuando los enfocan los faros del coche, los postes brillan, y se ve el camino.

*Si los postes piensan que ellos alumbran el camino se equivocan, es la luz del coche, es la luz de Dios.

*El yo hago todo, pertenece al yo pequeño, es el sentimiento de identificación con el cuerpo, mente e intelecto, y es esta identidad, la que causa todos los problemas.

*Otro ejemplo: Vemos la luna, porque tenemos vista. Pues no, vemos la luna porque la luna brilla.

*Tenemos que darnos cuenta que todo lo que podemos hacer, es por la fuerza que Dios nos da.

*La actitud ha de ser: yo soy nada, yo soy nadie, sólo soy un instrumento de Dios.

*Sin la Gracia de Dios, no somos nada,.

*Si comprendemos esto, el camino es más fácil.

*El deseo de conocerte a ti mismo, no puede ser un deseo egoísta.

*Aquél que se vuelve Uno con Dios, es una ofrenda al mundo entero.

*Ejemplo: Siembras una semilla, y como la semilla tiene el deseo de crecer, se hace primero planta, luego arbolito, y más tarde un árbol muy grande, que da sombra y frutos. Es una ofrenda al mundo.

*Protege y sirve a todos en igualdad.

*Cuando llegas a la Meta, sólo puedes dar, dar, dar, no tienes la actitud de poseer, porque tu individualidad está disuelta en la Verdad.

RESUMEN

Deseos,... ¿Qué hacemos con nuestros deseos?

Casi todos los deseos nacen o proceden de un deseo madre: el deseo de ser feliz.

Nuestra esencia verdadera es felicidad, nuestra esencia verdadera es felicidad, paz, gozo.

Así lo afirma Amma, y todos los Maestros verdaderos.

Pero nosotros los seres humanos buscamos la felicidad de acuerdo a los mensajes que nos ha transmitido la sociedad, no de acuerdo a los mensajes que nos transmite Amma, y todos los Maestros verdaderos.

De ahí que estén mucho más presentes en nosotros los deseos mundanos, que los deseos divinos, que como Amma nos dice son los dos tipos de deseos que existen.

Lo que nos dice Amma de los deseos mundanos:

“Tratamos de conseguir cosas del mundo exterior, cosas y personas, o de las personas, buscando la felicidad a través de otros. De esta categoría son los deseos mundanos: felicidad a través de ofertas externas”

“En el proceso en el que tratamos de conseguir más y más del mundo exterior, podemos herir a otros. Ciegamente buscamos nuestro beneficio”.

“Aún cuando consigas cosas del mundo, nunca consigues paz, nunca consigues felicidad verdadera”.

“Los deseos mundanos nos causan heridas a nosotros mismos”.

En nuestra vida cotidiana podremos observar que un deseo nos lleva a otro deseo, y así sucesivamente, vamos persiguiendo un deseo, tras otro deseo.

Y esto es así porque al conseguir satisfacer un deseo mundano, como no encontramos la felicidad que buscamos, sencillamente porque no existe allí, pues vamos en busca de conseguir satisfacer otro deseo, y así sucesivamente.

No nos damos cuenta que buscamos la felicidad en un lugar equivocado, en un lugar erróneo.

Aunque un ser humano llegara a conseguir todos sus deseos en el mundo, no podríamos encontrar la felicidad que buscamos con ansiedad. El mundo no nos la puede proporcionar.

Antes de conocer a Amma estuve unos meses por los ashrams de Paramahansa Yogananda en Estados Unidos, y en uno de estos ashrams, Mont Whasington concretamente me comentaba un brother, un monje:

La semana pasada atendí a una señora que vino al ashram a consultar de acuerdo a como iba su vida, de como percibía su vida, era una señora de cierta edad, que lo tenía todo, todo lo relacionado con el mundo. Era multimillonaria, era propietaria de una compañía de seguros, era la propietaria de una compañía de líneas aéreas, disponía de un jet privado. Estaba felizmente casada, con hijas e hijos, nietos,... y sin ningún problema familiar, ni de salud, ni de relación, pero que a pesar de tener todos sus deseos del mundo satisfechos, notaba que le falta algo, que había algo en su interior que no la dejaba tranquila, que no sabía que era, pero lo que sí sabía que aquello no le dejaba ser totalmente feliz.

Naturalmente el brother, le respondió: que era su alma la que le estaba pidiendo alimento, y que estaba bien que tuviera todos sus deseos mundanos cubiertos, pero le hacía falta incorporar un deseo divino a su vida. Le hacía falta incorporar a su vida la práctica espiritual.

Sólo potenciando a través de la práctica espiritual un deseo profundo de la búsqueda de Dios, podremos ir entrando en contacto con aquello que nos va a hacer sentir felices.

La práctica espiritual, bien enfocada, la práctica espiritual bien canalizada, es puro alimento para nuestra alma, y un alma bien alimentada nos va poniendo poco a poco en contacto con nuestra verdadera esencia, que es allí donde reside la felicidad que buscamos.

Esto es lo que nos dice Amma en relación a los deseos divinos:

“El deseo de buscar a Dios, cura todas las heridas procedentes de los deseos mundanos”.

“La búsqueda ha de ser dentro nuestro”.

“De todas maneras:    yo quiero conocer a Dios   todavía es un deseo, pero es como una espina, se necesita esta espina para sacar a todas las demás espinas, y ya no queda nada”.

“El deseo de conocer a Dios en sí mismo, es un instrumento para deshacerte de este deseo, y de todos los demás”.

“Cuando nosotros tenemos este deseo no estamos tratando de conseguir algo del mundo exterior”.

A más intenso y profundo es el deseo de encontrar a Dios, más rápidamente pierden fuerza los deseos mundanos.

Porque este es un proceso gradual, en la medida que nos es posible conectar más profundamente con nuestro interior, nos vamos liberando de aquellos deseos que más nos incordian, y así nos vamos convirtiendo en seres libres.

Sri Yukteswar, Maestro de Paramahansa Yogananda decía: traedme hombres libres, traedme mujeres libres.

Y aquí deberíamos hacer una reflexión sobre la clase de libertad a que se refería Sri Yukteswar.

Pues de joven, me decían hazte rico y así serás libre y podrás cumplir con todos tus deseos.

Pero la verdadera libertad no está en tener lo que precisas para satisfacer un deseo, la verdadera libertad no está en ser rico y poder dar rienda suelta a todos tus deseos.

La verdadera libertad es aquella que te da el poder de decidir el que hacer con un deseo, y no que el deseo te arrastre.

Por ejemplo: Tengo el deseo de fumar, y desde la reflexión, tomo la decisión de si fumo o no fumo.

Esta es la libertad adonde nos lleva el deseo de la búsqueda de Dios.

Cuanto más poderosa es esta libertad, más facilidades vamos teniendo para decidir que hacemos cuando un deseo mundano está empujando.

Lo que Amma nos dice en relación a lo que creemos que somos, o a lo que hacemos:

“Nosotros pensamos: yo soy el hacedor, yo soy capaz de..., yo soy un buscador espiritual, yo..., yo..., yo...,”

“Esto es un gran obstáculo para poder tener la experiencia de nuestro propio Ser.”

“Ejemplo: en la calle hay dos postes pintados con pintura fluorescente, que cuando los enfocan los faros del coche brillan y se ve el camino. Si los postes piensan que son ellos quienes alumbran el camino, se equivocan, es la luz del coche, es la Luz de Dios”.

“Si yo hago todo pertenece al yo pequeño, es el sentimiento de identificación con el cuerpo, mente e intelecto, y es esta identidad la que causa todos los problemas”.

“Tenemos que darnos cuenta que todo lo que puedes hacer, es por la fuerza que Dios te da”.

“La actitud ha de ser, yo soy nada, yo soy nadie, sólo soy un instrumento de Dios”.

“Sin la Gracia de Dios no somos nada”

“Si comprendemos esto, el camino es más fácil”.

“Este deseo de conocerte a ti mismo, no puede ser un deseo egoísta”.

El pensar: yo soy el hacedor, yo soy capaz de... yo soy el que hago, y el que lo hace mejor que nadie, los demás no valen para nada, el creerse importante, es puro ego, es un deseo de que el ego brille, y como tal, ya vemos lo que Amma nos dice: Es un gran obstáculo para que Dios habite en nosotros.

Y de lo que se trata es que sea el deseo de Dios el que conduzca nuestra vida, para encontrar esta felicidad que buscamos.

Nos ocurre que pensamos: si suelto el volante con el que conduzco mi vida me voy a estrellar, y es precisamente todo lo contrario, si cedemos el volante de nuestra vida a Dios, es cuando vamos encontrando armonía y felicidad.

Potenciando el deseo de búsqueda de Dios en nuestra vida, se minimizan los deseos mundanos.

Un buen ejercicio para potenciar el deseo divino de buscar a Dios, es comenzar el día así:

Gracias Dios mío por la noche que me has dado, la pongo a tus pies, y también pongo a tus pies, el día que voy a empezar.

En este día que ahora empieza permíteme entregarte mi ego, mi mente, mi intelecto, acéptamelos, por favor Dios mío.

También te entrego este cuerpo, esta vida, este ser, por favor acéptamelo y hazme un puro instrumento tuyo.

Por favor Dios mío que en mi mente sólo haya tus pensamientos, que mi boca solo pronuncie tus palabras, que mis actos sólo procedan de tu voluntad.

Amma soy nada, soy nadie, tú eres todo, todo es tuyo.

Que no se haga mi voluntad, que se haga solamente tu voluntad en mi.

OM NAMAH SHIVAYA

 

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