Debemos hacernos estas preguntas importantes:
Primeramente, haz esta pregunta: “¿Estoy haciendo un progreso constante en mi camino espiritual? ¿Soy constante en mi disciplina y practica espiritual, o me he perdido?”
En segundo lugar, “¿Vivo sólo para mí o cada día hago algo, lo que sea, por los demás desinteresadamente?”
En tercer lugar, “¿Mantengo autocontrol y madurez en cada momento o llevado por la ira, los celos y otras emociones negativas, hago daño a los demás?”
Y finalmente, “¿Contribuyo y desempeño mi función en la protección del medio ambiente?”
Según las respuestas, debemos estar preparados para corregirnos y actuar correctamente, porque ha llegado el momento de tomar decisiones firmes y empezar a hacer esfuerzos incansables. Solemos hacer muchas promesas en año nuevo, que desaparecen en pocos días y siempre encontramos motivos que justifiquen nuestra falta de perseverancia.
El día de año nuevo, un joven pidió un cigarro a su amigo y este, sorprendido, dijo, “Pensaba que habías decidido dejar de fumar.”
El joven respondió, “Estoy intentando dejarlo, es la primera fase, en la que dejo de gastar dinero en tabaco y solo fumo cigarros que me dan mis amigos.”
Deberíamos mantenernos firmes en nuestras decisiones.
Si amamos algo, lo veremos nuevo y lleno de frescura. Cuando acaba el amor, todo parece perder su frescura.
Un hombre se enamoró de Miss Universo y fue detrás de ella, sin parar hasta conseguir casarse, pero en pocos meses pidió el divorcio. Primero, no podía vivir sin ella y siempre estaba con ella, dándole todos los caprichos y luego no podía soportar su presencia ¡y menos estar a su lado!
Esto demuestra que el amor añade novedad y frescura a cada día de nuestra vida, llenándola de fuerza y entusiasmo y es el amor que hace que todo sea nuevo y fresco. Experimentar novedad y frescura, depende del grado de amor que hay dentro de nosotros. Si no hay luz amorosa en nosotros, hasta lo nuevo parecerá oscuro. Es el amor y compasión por los demás, lo que nos llena de frescura.
En año nuevo colgamos adornos y luces brillantes y los transeúntes disfrutan de las luces; cuando nos vamos a dormir, dejamos las luces encendidas e incluso cuando no hay nadie disfrutándolas, las luces siguen encendidas. De forma similar, no hace falta buscar el reconocimiento o elogio de otros, para hacer el bien.
La mayoría de personas están muy ocupadas, sin tiempo para pensar en los demás y por eso nos sentimos solos y aislados.
En el año nuevo, deberíamos tener tiempo cada día, para hacer algo bueno por los demás, porque incluso los pequeños actos de amor y compasión llenan el mundo de alegría.