La verdad es que, lamentablemente, no hemos aprendido de tan amargas experiencias. La mayoría se centra en el beneficio personal más que en el desarrollo nacional. No se dan cuenta de que la verdadera prosperidad material solo puede obtenerse abrazando la espiritualidad. Si seguimos así, olvidando nuestra propia herencia, sufriremos mucho por ello.
La naturaleza proporciona lo suficiente para el desarrollo sostenible del país, si utilizamos nuestros recursos adecuadamente, aquí no habrá pobreza. Pero desde que la India se independizó, no hemos aprovechamos adecuadamente nuestros recursos naturales.
Mientras que otros países convirtieren desiertos en tierras de cultivo, nosotros transformamos campos fértiles en tierras baldías. El desarrollo rural sigue sin ser una prioridad. Para que esto suceda, los jóvenes educados deben ir a las aldeas y concienciar a los aldeanos sobre los planes gubernamentales que los apoyan. Deben motivar a las personas a considerar el país como su hogar e inspirar a las personas a utilizar las tierras de cultivo para actividades agrícolas. Al mismo tiempo, los jóvenes también deben compartir nuestra cultura espiritual con los aldeanos.
La espiritualidad nos enseña a dar más de lo que tomamos de la sociedad. Cuando asimilamos los principios espirituales, nos volvemos más considerados con los demás. Comenzaremos a verlos como a nosotros mismos y estaremos dispuestos a compartir cualquier recurso que tengamos con ellos.
Los antiguos sabios nos aconsejaron ganar dinero con cien manos y compartirlo con mil manos. Si asimilamos este mensaje, el futuro de la India será glorioso.
La autora es una líder espiritual y humanitaria de renombre mundial