La mayoría de los devotos carecen de un conocimiento real de los principios fundamentales de la religión. Muchos simplemente siguen ciegamente las prácticas religiosas de sus antepasados.
Una vez, el supervisor de un jardín llamó a cuatro de sus trabajadores y les dio un trabajo a cada uno: el primero era cavar hoyos, el segundo, sembrar semillas en ellos, el tercero, regar las semillas, y el cuarto, cubrir el agujeros con tierra.
Empezaron a trabajar. El primer trabajador cavó los hoyos.
El segundo trabajador llegó tarde. Ignorando esto, el tercer trabajador regó los hoyos y el cuarto trabajador los tapó.
Todos sus esfuerzos fueron en vano. El objetivo era sembrar semillas y cultivar las plántulas, pero el segundo trabajador no sembró las semillas donde correspondía.
Muchas personas religiosas son así. Pasan por el galimatías de los rituales, pero no se esfuerzan por asimilar los principios espirituales y aplicarlos.
Debido a eso, aunque el número de creyentes ha aumentado, la sociedad no parece haber cosechado los beneficios de la devoción.
El objetivo principal de las tradiciones y rituales es cultivar el recuerdo de Dios e inculcar valores nobles. Las costumbres ayudan a fomentar los buenos hábitos. Seguir las costumbres genera disciplina y orden en la vida. Dicho esto, primero debemos esforzarnos por entender los principios espirituales que sustentan esas costumbres.
Mientras estemos identificados con el cuerpo, necesitamos tradiciones y rituales. No basta con decir que todo es dios o brahman, lo supremo. No hemos experimentado esta verdad. Así como las imágenes y las cuentas para contar se usan como ayuda para enseñar a los niños a contar, las tradiciones y los rituales son necesarios para moldear la mente.
A Dios no le importa si observamos o no las tradiciones y los rituales. Sin embargo, los necesitamos para nuestro crecimiento interior. Las tradiciones y los rituales defienden valores nobles y protegen el bienestar de la sociedad. Sin ellos, el dharma (la rectitud) mismo desaparecerá.
La autora es una líder espiritual y humanitaria de renombre mundial.