Un maestro debe cumplir con sus obligaciones cuando va a la escuela. Sin embargo, su dharma en casa es diferente. Debe ser un padre para sus hijos y un hermano para sus hermanos. Por tanto, el dharma varía según el lugar y las circunstancias. El dharma es hacer lo correcto en el momento correcto y de la manera correcta.
Dicho esto, todos tenemos un dharma que es superior a todos los demás dharmas, nuestro parama-dharma (dharma más elevado): realizar la perfección interior. Supongamos que una mariposa pone sus huevos en una hoja.
Si se destruye un huevo, no se cumplirá el propósito de su vida; lo mismo ocurre si muere durante la fase de larva o pupa. Alcanza la meta suprema de su vida y cumple su propósito sólo cuando se ha metamorfoseado en mariposa y su belleza y talentos innatos se han manifestado plenamente.
El Señor Krishna mantuvo una actitud práctica en todas las situaciones de la vida. Nunca se arrepintió ni se cuestionó a sí mismo. Nunca se preocupó: "Quizá fue una decisión equivocada". O "Tal vez no debería haber hecho eso". O "Tal vez eso no es lo que debería haber dicho". Su acercamiento a la vida era firme y dharmico. La razón para decir esto es que Krishna fue como mensajero a los Kauravas aunque no fue invitado. Pero no se arrepintió después porque su actitud era: "Probemos. Si se produce un cambio, bien".
Hay divinidad en todos y cada uno de nosotros. Esa es nuestra verdadera naturaleza. Darse cuenta de ello es el parama-dharma de todo ser humano. La realización no se refiere sólo a la propia salvación, sino a un estado en el que uno se ve a sí mismo en todos. Sin embargo, hoy en día somos incapaces de comprender el verdadero valor de la riqueza que es la vida. Malgastamos la vida en placeres insignificantes.
Debemos superar esta tendencia. Debemos vivir con discernimiento y con el conocimiento adecuado. Debemos ver a Dios en nosotros mismos, así como en cada ser animado e inanimado de este universo, y así realizar nuestra vida.
La autora es una líder espiritual y humanitaria de renombre mundial.
