Lunes, 03 Agosto 2020 08:52

La intención del Guru es destruir el ego

El Guru puede no actuar de acuerdo con los deseos y expectativas del discípulo, porque los deseos y expectativas surgen del ego. Y un verdadero maestro nunca alimenta al ego.

Los deseos y expectativas nacen del ego y un verdadero maestro nunca lo alimenta. La intención del Guru es destruir el ego.

La verdadera relación entre el Guru y el discípulo es la forma más alta de amor y respeto. El verdadero maestro lo es de todos, es su única relación. Y al mismo tiempo el maestro no puede pertenecer a nadie, ni tener autoridad sobre nadie.

Todos los seres humanos tienen una fuerte tendencia y deseo de poseer y tener autoridad sobre todo aquello que perciben como hermoso. Esto empieza desde la infancia. Incluso cuando nos hacemos mayores y maduramos no se produce cambio alguno en este comportamiento. Dondequiera que vemos algo hermoso, inmediatamente pensamos: “Quiero que eso sea mío y sólo mío. Quiero disfrutarlo sólo para mi.”  

Estos pensamientos infantiles siempre están en nuestra mente. Así nace en nuestro interior la idea equivocada de que únicamente mediante el control y autoridad sobre la gente y objetos puedo alcanzar el amor y la felicidad.”

En realidad, no es ni controlando a la gente ni teniendo autoridad sobre objetos externos, sino mediante nuestro autocontrol y autoridad sobre nuestra propia mente por lo que podemos alcanzar la felicidad,  la alegría y la libertad duraderas.

Por eso un Guru puede no actuar de acuerdo a las expectativas y deseos del discípulo. Los deseos y las expectativas nacen del ego y un verdadero maestro no alimenta al ego. La intención del Guru es destruirlo. Sólo así nos liberaremos de nuestra mente y alcanzaremos la realización de nuestro propio Ser verdadero.

La experiencia de Dios es puramente interna. Nadie nos la puede transmitir. Tiene que despertarse de modo natural. Lo que necesitamos es nuestro permiso incondicional y la gracia del Guru, no dinero. 

Algunos preguntan: “¿Por qué la gente hace donativos u ofrendas monetarias a Dios?” Amma responde que en la actualidad el vínculo más fuerte en nuestra mente es el apego al dinero. Ofrecer dinero a Dios simboliza sacrificar aquello a lo que estamos más apegados. Esto se pondrá al servicio de los necesitados, viéndolos como imágenes de Dios. Esto es la entrega a Dios.

Hay mucha gente que va de un lugar a otro buscando su auto realización. No podemos decir de esta gente que ame a Dios. ¿Podemos decir que un hombre o mujer casados, que tienen muchos amantes, tienen más amor?  No. De hecho, esto ni siquiera es amor. Sólo puede haber un trono en nuestro corazón. En tales relaciones no hay ni sinceridad ni fe. No hay amor.

Esas gentes son como monos saltando de un lugar a otro. Un mono normal  va saltando de rama en rama. Y es que la mente del mono salta incansablemente de un lugar a otro. El caso se repite en aquellos que llaman a todas las puertas para buscar a Dios. La gente que da esas vueltas carece de compromiso y de fe en nada. Sólo consiguen agotarse yendo de un lado a otro.

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