“Normalmente la gente presenta algo al rey cuando va a verle. No tengo nada para darle, pero esta agua es deliciosa. Llevaré al rey un poco de agua.” Pensando esto, el hombre tomó una bolsa de lienzo y la llenó de agua y así continuó hasta el palacio. Una larga fila de gente esperaba para ver al rey. Llevaban regalos caros para él y el rey les daría a cambio, oro o gemas. El rey le dijo que se acercara.
Tan pronto como el hombre llegó hasta el rey, le presentó muy contento el agua que llevaba para él con una gran sonrisa en su cara. Y dijo: “¡Mi rey! Esta agua es tan dulce y deliciosa!”
El rey tomó el agua y la probó: “¡Oh! Esta agua es realmente deliciosa!”
Y diciendo esto, el rey bebió más agua. Viendo que al rey le gustaba el agua, los ministros que le rodeaban dijeron:
“Queremos probar el agua”
Pero el rey dijo: “No, no os la daré a probar. ”
Se lo pidieron de nuevo, pero el rey rehusó.
Entonces el rey dio un regalo al mendigo y le despidió. Este se fue exultante. Los ministros estaban confusos.
El rey normalmente compartía con ellos y otros miembros de la asamblea lo que le presentaban. Así que le preguntaron al rey: “Majestad, ¿por qué no compartiste esa agua tan dulce? No lo entendemos.”
El rey respondió: “El mendigo estaba agotado y a punto de desmayarse cuando bebió el agua de un arroyuelo. En ese momento, él percibió el agua como dulce y deliciosa. No tenía otra cosa que darme. Por eso trajo esa agua. El agua realmente estaba sucia y sabía mal. Pero si digo esto al pobre mendigo, que el agua que traía con tanto esfuerzo era mala, por muchos regalos que le diese, el dolor en su corazón nunca cesaría, porque pensaría, “¿cómo he hecho beber al rey agua sucia?” No podría disfrutar de su regalo y se hubiera ido con el corazón triste. Por eso le dije que el agua era deliciosa. No quise daros a vosotros porque no estoy seguro de que sea potable.”
Necesitamos dos cosas mientras vivimos en este mundo: Verdad y secretos. Sabemos que algunas cosas son desagradables y no podemos decirlas a la cara de una persona. Por ejemplo, no podemos decir a alguien que se parece a un mono, porque le ofenderíamos. De modo que hay cosas que no podemos decir.”
Todas vuestras acciones y deberes deben estar llenas de la dulzura del amor. Esa dulzura es la que transforma acciones corrientes en Guru Seva o servicio al Guru. Sin la dulzura del amor, la acción es un mero trabajo. La acción que se realiza sólo para el crecimiento material también es sólo mero trabajo. Pero la acción que se realiza para generar amor en el interior y alcanzar el crecimiento es Guru Seva. Tales acciones son la veneración del ser interior. Y eso es realmente verdadera devoción.