Satsang de Swami Amrtajyoti Prana
Om Amriteshwaryai Namah
Satsang de Swami Amrtajyoti Prana, 10 y 22 de abril de 2020
Dhyayamo...
Me inclino ante nuestra bienamada Amma, nuestra preciosa Amma, y ante todos los que estáis escuchando estas palabras.
Estoy muy contenta de conectar hoy con vosotros, hermanos y hermanas de todo el mundo. Espero y rezo para que estéis bien, para que consigáis mantener el corazón en paz, y para que la luz de Amma no os deje en estos tiempos que son un reto para todos, y muy difíciles, para algunos de vosotros.
Llegué a Amritapuri el 5 de marzo para recibir de Amma la sannyasa diksha, junto con 50 de mis hermanos y hermanas. Más de 200 hijos de Amma recibieron también la iniciación a la brahmacarya.
¡Qué sincronización! ¡Y qué ceremonia!
Este hecho ya nos da una muestra de la infinita sabiduría de Amma. Y ... ninguno de nosotros, que estamos a cargo de diferentes instituciones y ashrams de la India o del extranjero, hemos podido volver a casa. Estamos todos aquí desde entonces. Tenía programada mi vuelta a Francia al cabo de una semana, ya que tenía programas, reuniones..., pero todavía sigo aquí.
Todos los planes, toda la organización, se han volatizado en el akasha (éter). Como os ha pasado a vosotros, que estáis confinados. La vida ha dado un giro imprevisto e inesperado.
Amma está aquí, y como siempre, hace todo lo que puede para dar, y dar, aunque siguiendo escrupulosamente todas las reglas impuestas. Mi sensación personal es que Amma aprovecha la oportunidad para estar en Guru Bhava, o incluso diría en Kali Bhava. Es decir que insiste continuamente en la disciplina, en la obediencia, en las prácticas espirituales y en las enseñanzas. Pero a la vez aparecen como siempre, la dulzura y las risas, después del bastonazo. Por ejemplo, desde hace una semana, al final de los bhajans Amma nos dirige en un ejercicio corto, en una pequeña sesión de gimnasia, y es tan dulce, que llena de alegría a todo el mundo.
¿Habéis leído sus tres mensajes? Están disponibles en las diferentes webs. También tenemos acceso, tanto en directo como en diferido, a los satsangs de los swamis y swaminis que están aquí en Amritapuri. Es una novedad. Todos los mensajes y los satsangs se están traduciendo a las respectivas lenguas de cada país.
Algunos países han organizado algunas actividades, como bhajans en directo, archana, meditación, líneas telefónicas de ayuda, preparación de mascarillas, no sólo para los devotos, sino para cualquiera que lo necesite.
Todo esto es para que cada uno de nosotros pueda mantener y alimentar el vínculo, la confianza, la fuerza interior e incluso el entusiasmo, en estos tiempos extraños y difíciles.
No nos olvidemos de que somos las hijas e hijos de la Madre Divina, las hijas e hijos de la vida, de Dios, de la energía suprema.
Amma nos dice que la confianza es como la batería de un coche. Supongamos que tenemos un coche con el depósito lleno, pero con la batería agotada: no sirve, no puede circular. No dejemos que la inquietud y la negatividad agoten nuestra batería. Al contrario, carguemos nuestras baterías: mediante las prácticas espirituales, las acciones desinteresadas, una actitud positiva, nuestra comprensión de las enseñanzas, nuestra paz y luz internas.
Amma dijo: “En este tiempo en que el mundo entero está sumergido en la oscuridad de la pandemia del Covid 19, unámonos para encender la luz de la esperanza, de la compasión y de la unidad. El virus nos está llenando, tanto interna como externamente, con el veneno del miedo y la ansiedad. Para destruirlo, tenemos que encender nuestra llama interna, nuestra luz interior. Encendamos la luz de la lámpara de la nueva vida, la luz de la bondad, la luz del conocimiento que destruye la oscuridad de la ignorancia. Eliminemos el veneno con la panacea de la acción adecuada y el pensamiento correcto en el momento oportuno.”
Esta confianza que Amma compara con una batería de coche no es una confianza del ego o desde el ego, que se cree el amo. Me parece que sería un poco cómico que el ego pretendiera algo así justo ahora. El ego está malherido y su única opción es inclinarse. Esta confianza es una confianza en la vida, en la increíble inteligencia y en el amor de la vida. Una confianza que viene de nuestro vínculo con “lo que está más allá” de nosotros, porque de ahí es de donde surgen el poder y la fuerza. Nuestra conexión con Amma...
Y esta confianza es también soltar, rendirse, entregarse. Es el SÍ a lo que es, el SÍ que evita la pérdida de energía en el conflicto con la realidad de lo que es. Es una confianza que viene de la humildad, de la simplicidad - no de la arrogancia. Es una confianza que surge del vínculo: somos los eslabones de una misma cadena, cuentas del mismo collar, los hijos de la Madre Divina. No es una confianza que surja de la separación o de la afirmación: “Yo soy el mejor, soy el más fuerte”.
Esta confianza es también la humildad de la aceptación. No la aceptación de la víctima: “Lo sufro porque no tengo más remedio, soy víctima”. La aceptación no es la sumisión de la víctima ¡NO! Es la aceptación plena del instante presente, de los hechos, de lo que es real, de lo que es; no estar en conflicto con la realidad.
Es también la rendición a las restricciones, aceptándolas, siguiendo las instrucciones como nos dice Amma, aunque sean dolorosas. Por nuestra seguridad y por la de los demás. Esa es una actitud madura y responsable.
A través de esta pandemia nos enfrentamos cara a cara con la naturaleza misma de la existencia humana, de una manera muy intensa. Tal como nos dice Amma tan a menudo, ni siquiera nuestro próximo aliento está en nuestras manos. Y evidentemente, esto le crea mucha inseguridad al ego.
Pero es como si después de todos los avisos que nos ha dado la naturaleza fuéramos sordos. Y entonces la naturaleza, la vida, nos lo gritan ahora, y nos lo imponen: ¡STOP!
Ya no es cuestión de compromiso, de frenar, de desarrollo sostenible, de nuevos caminos.... NO. STOP. PARA.
Creo que éramos muchos los que veíamos que esto no podía continuar así. Pero ¿cómo parar?
Comparto con vosotros un texto que recibí hace poco de un cura de Burdeos (de entre todo lo que circula, textos videos, e-mails, Facebook y WhatsApp). Empieza así:
“Este mundo lanzado como un bólido en su loca carrera, este mundo que todos sabíamos que corría hacia su pérdida, pero del que nadie encontraba el freno de emergencia, esta máquina gigantesca, se ha parado de golpe. A causa de un bicho pequeñito, un parásito minúsculo invisible a simple vista, un pequeño virus de nada. ¡Que ironía! Y ahora aquí estamos, desde hace más de un mes, incapaces de movernos, confinados. Pero ¿qué pasará después? Cuando el mundo intente reanudar su marcha...”
En este satsang me gustaría desarrollar lo que puede ayudarnos a aprovechar estas jornadas de confinamiento.
Veo 2 grandes ejes:
- Vivir cada instante de manera plena y consciente.
- Comprender los errores del pasado y reflexionar sobre los cambios necesarios
Vivir cada instante plena y conscientemente
De forma plena y completa, ¿qué significa? Significa acogerlo todo, lo agradable y lo desagradable, lo placentero y lo molesto, sin negación, sin escoger. Lo que viene, lo que es. Normalmente acogemos lo que nos conviene, lo que nos gusta, y rechazamos lo que no nos conviene.
Esta no es una actitud espiritual, e incluso diría que tampoco es una actitud inteligente. ¿Por qué?
Como la vida por su propia naturaleza oscila entre “arriba y abajo”, “altos y bajos”, si rechazamos lo que no nos interesa, rechazamos la mitad de la vida. No tenemos en cuenta todo lo que la vida tiene para ofrecernos, para descubrir sus misterios: la paz interior, la alegría permanente.
Si por ejemplo intentamos resolver un problema de física o química y no tenemos en consideración todos los datos, todas las leyes de la física, nunca encontraremos la solución al problema. O peor aún, nuestra solución será errónea, lo que puede tener consecuencias negativas.
Así que acojamos con un espíritu abierto, de buscador, de explorador, todo lo que nos llega: los miedos, el agotamiento, el cansancio, el aburrimiento, la tristeza, las dificultades; y también, por supuesto, los placeres, las alegrías, la dulzura, la relajación, la belleza, etc.
Sí, sí, la vida me da esto, sí, lo tomo; la vida me da aquello: sí, sí, lo tomo también...
Cambiemos nuestra avidez de tomar, de poseer, de acumular, por el afán de aceptar lo que la vida nos depara a cada instante. Tomemos lo que la vida nos ofrece. Todo.
Lo que la vida te presenta a ti, sólo a ti, exactamente a ti. A nadie más, a ningún otro....
Se tú mismo, establecido en ti mismo, ten tu relación personal con la vida, cuida de lo tuyo.
Se tú mismo, porque todos los demás ya están pillados. Acoge cada instante, acepta lo tuyo con ilusión y entusiasmo.
Ahora la pregunta es: ¿Quién acoge? ¿Quién acepta? ¿Quién es el que acoge los altibajos con el mismo corazón, con entusiasmo?
No es el niño herido en nuestro interior, perdido, que busca amor desesperadamente; no es el ego inseguro, que lo quiere controlar todo... estos no son capaces de acogerlos por entero... rechazan lo que no les gusta, lo que les hace sufrir. Separan entre el Sí y el No.
¿Quién acoge?
Es otro nivel de conciencia, que está aquí, en cada uno de nosotros; lo que llamamos el testigo, el sabio interior, el discípulo, el devoto verdadero, la claridad, (buddhi, que ve lo que es, con el corazón abierto, sin juicio, sin preferencias). Un nivel de conciencia, tal como dice Amma en la meditación, tan vasto como el universo...
Pero los que estáis escuchando, cada uno de vosotros, podéis percibirlo de diferentes maneras:
- O bien, por vuestras prácticas, estáis familiarizados con esta actitud de testigo, “sakshi Bhava”, de observador, de presencia;
- O bien no os es nada familiar, y quizás este es el momento de descubrir este nivel más profundo: confiado y distendido, que acoge cada situación, todas las emociones, los conflictos, sin ni siquiera en el primer momento, intentar resolver nada, ni intentar comprender nada, acogiendo simplemente lo que hay. Este nivel de ser está aquí en este instante, en cada instante, en todos los instantes; ya está aquí, en nuestro interior.
En la situación actual, el ego no tiene el control. Está restringido, confinado, ya no es “libre”, ha perdido sus referencias, sus puntos de apoyo.
Observad, dad un paso atrás, escuchad vuestro interior, sed conscientes pero sin dejaros atrapar.
El que escucha, sin miedo y sin preferencias, ese es el testigo.
Si os ayuda, imaginaros que lo que os pasa, lo que estáis viviendo, lo está viviendo vuestro mejor amigo. Y vosotros lo escucháis, con empatía, con benevolencia. Esto os permite tomar un poco de distancia, tener claridad, porque hay interés, pero no identificación.
Os cuento una pequeña historia que ilustra esta identificación.
En un pueblo, hay un incendio en una casa. Un hombre, en pánico, corre a apagarlo, pide ayuda, avisa a los vecinos... Un vecino le dice: “No hace falta que te agobies de esta manera, porque tu hijo vendió ayer la casa, no es tan grave...”. “Ah”, dice el hombre, “la vendió...” y se relaja. Sigue participando en la extinción del incendio, pero... desde la distancia.
Llega el hijo, y le grita: “Pero papá, ¿qué haces?, ¿no ves que se está quemando la casa? ¡Haz algo!” “Sí, hijo, pero si la has vendido...” “No, papá, al final la venta no se hizo”. Y el padre entra en pánico otra vez, y corre de nuevo, con miedo y preocupación.
Esta pequeña historia muestra el mecanismo de la identificación a algo externo y a la dependencia que de ahí surge.
Podemos imaginar una actitud diferente: una actitud desapegada pero responsable, de alguien que ve el incendio y reacciona de manera apropiada a la situación: haciendo todo lo posible para extinguir el fuego, sin pánico (porque es su casa), ni indiferencia (del que pasa de todo porque no es su casa). Desapegado y responsable.
Para acoger con el mismo interés todo lo que nos llega, la única solución es ir más allá de la dualidad del “me gusta-no me gusta”, de los “gustos y aversiones”. Olvidemos esta dualidad, que puede ser un verdadero veneno, o mejor, hagamos que pase a un segundo plano, porque olvidarla no es tan fácil y requiere comprensión y entrenamiento, y habilidad. No le demos pues la primera posición, y situémonos en un nivel más amplio, menos egocentrista y limitado; pongamos en primer lugar lo que simplemente es, los hechos, antes de juzgarlos.
“Estar separado de lo que amamos es sufrimiento, estar asociado a lo que no nos gusta es sufrimiento”. Dijo el Buddha.
Mientras estemos identificados a este nivel, mientras vivamos preocupados por nuestros gustos y aversiones, viviremos con tensión, con miedo (voy a perder lo que quiero), en conflicto (me imponen lo que no me gusta), con esfuerzo (para luchar contra lo que no me gusta, para obtener lo que me gusta), deseando y esperando que las cosas sean como yo quiero, esperando que cese el confinamiento, que la pandemia sea vencida en un mes... ojalá... ¿Y si no es así?
Vivir así, en lucha permanente, en una emoción permanente entre el sí y el no, es agotador.
Vamos a intentarlo, vamos a practicar, no esperemos nada más que lo que la vida nos ofrece, no nos ocupemos de nada más que de lo que la vida nos propone, de instante en instante, para poder estar plenamente en el momento, segundo a segundo, unificados. De la unidad nace la paz. Es el título de uno de los discursos de Amma.
Lo que la vida me ofrece, justo ahora, es único, y nunca volverá a ser igual. ¡No puedo perdérmelo! ¿Lo puedo vivir plenamente? Simplemente lo acojo, ya que está aquí para que yo lo viva.
Lo que es: sat, lo que no es, lo inexistente: asat.
Asato ma sat gamaya: desde lo que no es, llévame a lo que es. Acoger, con impaciencia, con amor, el momento presente. Abrazar el momento presente, dar darshan al momento presente o recibirlo como recibimos el darshan de Amma, como un abrazo total.
Podríais pensar: “Es fácil para la Swamini decir esto, ella está con Amma, en Amritapuri...” Sí, la vida, de una manera inesperada, me ha colocado aquí. Pero ¿es fácil? Me fui de Francia pensando que volvería a los pocos días. Dejé en Francia a mi madre de 94 años, hemipléjica, totalmente dependiente, en su casa (afortunadamente), pero sola la mayor parte del tiempo, y sola por la noche; mi hermana y mi cuñado van y vienen todo lo que pueden, y tienen que gestionar la carga mental de los cuidadores, que algunas veces están agotados, sobrecargados.
Estoy segura de que muchos de vosotros tenéis a un ser querido, vulnerable, del que estáis separados y que os reclama... es desgarrador.
Tengamos confianza, recemos, hablemos por teléfono con ellos por supuesto, pero dejemos ir, soltemos.
¿Qué más puedo hacer? Sí, dejo ir lo que no está en mi poder. No dejo que mi mente y mis pensamientos me invadan de tristeza, de rebeldía, de miedo, de culpa... Abro mi corazón a la realidad, no a la negatividad. OM, SÍ.
Aquí, no podemos acercarnos a Amma. No hay darshan público, por supuesto. Amma viene a la meditación y a los bhajans. Sí, es maravilloso.
El resto del día, estamos confinados en nuestras habitaciones. Vivo unas 18 horas al día en una habitación de 6m2, y hace mucho calor. Para mí, las noches de 30ºC no son lo ideal. Prohibido ir a la playa. Hay que comer en la habitación. “Ah, si estuviera en el ashram de Francia... El espacio abierto, los campos, la primavera, las flores, los pájaros, 20ºC”. Puedo provocarme sufrimiento, dividirme, crearme un conflicto. NO, dejo ir lo que no es. No pienso en lo que no es.
Aquí, podemos hacer la pradakshina (circunvalar) al templo de Kali, por la mañana: sí, esto lo tomo. Tomo lo que es posible, lo que se me da, no pido lo que no es accesible, aquí y ahora. Y es una experiencia preciosa. Saco el máximo provecho de lo que es posible.
¿Os sirve? ¿Podéis aplicarlo a vuestra situación?
Seamos inteligentes. Un poco de sentido común. Seamos UNO CON LO QUE ES.
No perdamos energía pidiendo cosas imposibles. Nos creamos una expectativa imposible, y cuando no se cumple nos quejamos, nos deprimimos. ¡Vaya sistema! Al contrario, utilicemos esta energía para, a partir de lo que es, sacar el mejor partido de la situación.
Seamos creativos, abiertos, adaptables. ¡Incluso entusiastas! “Sonríe...” dice Amma.
Recordad la oración de la serenidad, de la que habló Swami Shubamritananda. Es un mantra, una oración poderosa, contiene la totalidad del proceso:
“Dios mío, dame: la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar, y la sabiduría para ver la diferencia”.
Resumen de esta parte de la charla: Práctica: practicad el sí, acoged, estad abiertos a lo que la vida nos propone. Atrapad los pensamientos negativos, lo que pensamos que debería ser. Mejoramos al practicar, la práctica nos hace competentes, hábiles, expertos, y así es cada vez más fácil. Intentad no practicar la inquietud porque os convertiréis en expertos en inquietaros, a vosotros y a vuestro entorno. Y no practiquéis la queja, pues seréis expertos quejicas. Practicad el dar la bienvenida a cualquier situación que la vida os proponga. Recordad: una vida plena, no media vida.
La segunda parte: Comprender los errores del pasado y reflexionar sobre los cambios necesarios.
Para obtener las enseñanzas del drama actual, quisiera abordar la noción de dharma, tan importante en el hinduismo, que se llama de hecho Sanatana Dharma (armonía universal).
Dharma es lo que sostiene, de la raíz dhr, sostener.
El dharma es lo que permite a este mundo misterioso, maravilloso, a este universo increíble, seguir existiendo.
Son las leyes de la física, de la astrofísica, de la mecánica cuántica, las leyes como la gravedad, que no han sido inventadas por los hombres, sino descubiertas; estas leyes existían antes que el ser humano. Para que crezca una semilla, se necesita la lluvia, el sol...
El dharma es también los factores de armonía, de equilibrio, las fuerzas invisibles y sutiles... para que todo esto exista, funcione y sea estable, para que haya un desarrollo armonioso.
Las leyes eternas, las leyes del universo, no fueron creadas por el ser humano. Son intrínsecas de la naturaleza, de la belleza y el equilibrio de la naturaleza. El deber del ser humano es respetarlas, protegerlas.
“Destruido, el dharma destruye; protegido, el dharma protege.” según las Leyes de Manu, (VII, 15)
Observemos la naturaleza: la lluvia nos da agua, sin tomar nada para ella. El árbol nos da sus frutos, sin tomar nada para él. La tierra desborda abundancia de plantas salvajes comestibles, medicinales, para nosotros, no para ella misma...
La diversidad animal nos ofrece una riqueza, una inteligencia milagrosa y en perfecto equilibrio con las leyes de la naturaleza.
Nuestro planeta nos ofrece el aire que respiramos, 24 horas al día, 7 días a la semana. Cuando Abdul Kalam, ex presidente de India fallecido, visitó Amritapuri hace unos años, dijo que en Amma todo es dar, dar y dar con puro altruismo, mientras que nosotros nos dedicamos a tomar, tomar y tomar, como si se nos debiera lo que tomamos, sin la menor gratitud, incluso con violencia, con una avidez patológica de querer más y más.
El ego no para de querer transformar la naturaleza, manipularla, explotarla, ser el amo, sin ver las maravillas ofrecidas. Y esta avidez (que en realidad es una especie de sed de Absoluto), es ciega, en una ignorancia total de las leyes de dar y recibir, del equilibrio, de la armonía. Hemos dejado de respetar el dharma, el equilibrio armonioso de las leyes de este mundo. Hemos creado un tremendo desequilibrio. Hemos contaminado el agua ofrecida, contaminado la tierra ofrecida, contaminado el aire ofrecido, contaminado el alimento ofrecido, martirizado a los animales con una crueldad inimaginable.
Y ¿qué decir de nuestro dharma de seres humanos, en relación con nuestros hermanos y hermanas, con nuestros semejantes?
Aquí es donde habíamos llegado. Esta era la situación a principios de 2020. Mientras la amenaza del coronavirus hace temblar al mundo, los investigadores llaman nuestra atención sobre otra plaga. Una plaga que juzgan más impactante que las guerras, la malaria, el sida o el tabaquismo.
Esta plaga es la contaminación del aire. Disminuye en 3 años de media la esperanza de vida en todo el mundo. ¡Causa 9 millones de muertes prematuras cada año! El aire, que se supone que debe mantenernos con vida, nos mata. De la misma manera, el agua nos enferma, el alimento que debería alimentarnos nos envenena. Conocéis la ironía de Pierre Rabhi, el famoso ecologista... antes de comer, en vez de decir: “Buen provecho”, él dice: “¡Suerte!”
Hemos destruido el dharma. El dharma ha sido destruido. Recordemos las palabras de Manu: “Destruido, el dharma destruye; protegido, el dharma protege”.
¿No necesitábamos que sucediera algo radical, y rápido, para despertarnos?
El planeta estaba muriéndose, desangrado, y no lo hemos protegido. A él que nos lo da todo, como una madre perfecta, lo hemos saqueado, agotado, torturado, enfermado, dejado en un estado lamentable.
Y aquí tenemos su respuesta. Para evitar su muerte y arrastrarnos con él, ha tenido que actuar. Desde el punto de visto de la naturaleza, el COVID 19 es una manera radical de recuperarse, de sanarse. Desde el punto de vista de la naturaleza es una bendición.
Desde el punto de vista humano, la situación actual es terrible. Es una maldición. Pero ¿quién sabe? Quizás nos está salvando de una situación peor, hacia la que íbamos por impotencia de los que querían parar, y por avidez y ceguera de los que querían continuar.
Que el planeta esté enfermo afecta a los humanos, si el planeta muere, nosotros también moriremos.
“No hay gente sana en un planeta enfermo”: este es el grito de alarma de WWF sobre el coronavirus.
Por lo tanto, debemos tomarnos un tiempo para reflexionar. Para ver y comprender cómo hemos llegado hasta aquí. Qué mecanismos nos han llevado a esta peligrosa situación de desequilibrio. Hagamos introspección en este tiempo de confinamiento, para no repetir los mismos errores en el futuro.
Y nosotros que tenemos la gran fortuna de conocer a Amma, escuchemos sus mensajes. Amma no tiene ego. Ni gustos ni aversiones. No tiene miedo. Sus palabras no son opiniones, son Verdad pura. ¡ESCUCHEMOS! Intentemos profundizar en ellas, comprenderlas mejor. TODAS sus palabras, no sólo las que nos gustan, sino también y sobre todo las que nos molestan, las que nos hacen reaccionar...
¡Qué suerte! No perdamos el tiempo en discusiones de opiniones, de fake news en fake news, en informaciones parciales y partidistas, en discursos de derecha e izquierda... de facebook a WhatsApp.
Detengamos también esta bulimia de conexiones exteriores, para llenar nuestro vacío interior, o distraernos de nuestra incomodidad. No, Amma nos dice que esta es la peor de las contaminaciones. La contaminación de nuestra mente. En lugar de eso, sumerjámonos en nuestro interior. Todas las respuestas están ahí.
Redescubramos el vasto y rico sentido del dharma, recuperemos nuestra dignidad de seres humanos (¡no la dignidad del ego!), recuperemos nuestra nobleza de corazón, nuestra fuerza, nuestra integridad, nuestros valores... nuestro vínculo con la naturaleza, con lo que va más allá.
Recuperemos y vivamos nuestra humanidad, recuperemos y vivamos nuestra divinidad.
Esto es lo que podemos, lo que debemos hacer en este tiempo de confinamiento. Voy a parar aquí.
Sólo he sobrevolado sobre esta segunda parte, pero es mejor que cada uno reflexione antes de ir más lejos. Debemos darnos un tiempo para revisar el sentido y el propósito que damos a nuestras vidas.
Tenemos y tendremos mucho por hacer, por cambiar, por reorganizar... quizás para sobrevivir.
En su mensaje Amma nos dice: “El coraje es la principal cualidad. Si tenéis coraje, podréis superarlo todo”. En consecuencia, abandonad el miedo y reunid valor. El antivirus que puede matar a este virus es el coraje. El coraje es el antivirus de nuestra mente.
Seamos valientes, plantemos cara a la realidad, con la actitud del testigo.
Os deseo serenidad y sabiduría. Y la Gracia de Amma está aquí, nos bañamos en ella, nos envuelve. Amma está con vosotros, estáis en su corazón. Lo ha vuelto a decir recientemente.
Gracias por vuestra atención. Espero que encontréis algo que os ayude y os sostenga en este compartir.
Manteneros sanos y cuidad a los que os rodean.
Om Lokah Samastah Sukhino Bhavantu...
Satsang virtual con Swami Shantamritananda Puri
Satsang virtual con Swami Shantamritananda Puri – 8 de abril de 2020
Om Amriteshwaryai Namah
Este es el momento que todos hemos estado esperando. El momento que virtualmente todos en este planeta hemos estado esperando. Todos y cada uno de nosotros hemos estado esperando: el futuro. Siempre estamos esperando el futuro. Nunca estamos en el momento presente. El problema es que lo que está sucediendo en todo el mundo en este momento, no es el futuro que esperábamos. No es el futuro que deseábamos, o con el que soñábamos, así que nos resulta bastante incómodo, francamente inoportuno, vivir en este momento presente. Sin embargo, es una realidad innegable.
Ahora bien, ¿quién es el responsable de que el futuro en el que nuestra mente se proyectaba todo el tiempo no se haya manifestado? ¿A quién vamos a quejarnos amargamente por todos los inconvenientes que tenemos que soportar estos días? No podemos culpar a nadie más que a nosotros mismos, pues como dice Amma “los humanos y la naturaleza siempre se reflejan mutuamente”. Hace 26 años Amma dijo: “Incluso un pequeño cambio en la naturaleza, como un organismo unicelular, afectará nuestras vidas en este planeta. De igual manera, nuestros pensamientos y actos tienen efecto en la naturaleza. Si se pierde el equilibrio de la naturaleza, la armonía de la vida humana también se perderá y viceversa”.
Recientemente, en su mensaje sobre la Covid-19, Amma dijo: "Las cosas egoístas que el hombre le ha hecho a la naturaleza están volviendo ahora en forma de epidemias como ésta". Pensad en todo el sufrimiento que hemos causado a la naturaleza. Por ejemplo, cada año, bajo la influencia humana, un área del tamaño de Costa Rica es deforestada. La desertificación consume áreas del tamaño de Grecia e Irlanda juntas. ¿No es la madre naturaleza la que debería considerarnos incómodos? ¿No debería ser ella la que se quejara de nosotros? Quizás nos preguntemos ¿nos ama la madre naturaleza? Por supuesto que sí. Siente mucho más amor por nosotros que nosotros por ella.
Imagina que eres un padre y te despiertas en mitad de la noche, tosiendo. Hay humo por toda la casa y te das cuenta de que hay un incendio. Inmediatamente te apresuras a la habitación de tus hijos y gritas:"¡Niños, despertad, despertad!" Si tus hijos están profundamente dormidos y no responden, ¿dejarás que sigan durmiendo? No, los sacudirás con más fuerza. Si se quejan diciendo: "No nos queremos despertar", harás todo lo posible para que recuperen el sentido, aunque tengas que sacudirlos violentamente. No porque los rechaces, sino porque los amas.
De la misma manera, hemos estado profundamente dormidos en nuestra inconsciente y egoísta vida. Hemos incendiado el mundo con el fuego del egoísmo y luego nos hemos echado a dormir en medio de todo ello. La madre naturaleza sólo está llamando compasivamente nuestra atención, para que podamos escapar del fuego antes de que sea demasiado tarde.
En la actual situación mundial, podemos considerar que muchos acontecimientos inesperados están creando obstáculos en nuestro camino, obligándonos a cambiar nuestros planes. De hecho, esto debería enseñarnos a no apegarnos a nuestros planes, porque no podemos controlar realmente todo lo que sucede a nuestro alrededor. Pensad en las 230.000 personas que murieron en el tsunami de diciembre de 2004. Con toda seguridad tenían muchos planes para el día, el mes, el año, toda su vida. Ninguno de los cuales nunca se cumplió.
Por eso Amma dijo en su reciente mensaje: “Ahora mis hijos han comprendido que nuestra vida existe tan sólo en el momento presente. Ni el próximo aliento está en nuestras manos. Nuestra existencia está determinada por cómo utilizamos el momento presente, porque es ahí donde reside nuestra vida".
Por tanto, en lugar de quejarnos por esta crisis, quizá podamos usarla sabiamente para aprender de ella. ¿Qué nos está enseñando esta crisis sobre nosotros mismos, nuestro mundo y nuestra conciencia colectiva?
Bueno, ciertamente el coronavirus se está cobrando su cuota: cerca de 1,5 millones de casos confirmados y 85.000 muertes. Estas estadísticas asustan a mucha gente en todo el mundo. En su mensaje, Amma dice: "No es un momento para tener miedo, es un momento para despertar el coraje dentro de nosotros". Y no olvidemos que cada año más de 3,4 millones de personas mueren debido a enfermedades relacionadas con el agua. También cerca de 9 millones de personas mueren de hambre cada año. Tal vez no conozcamos personalmente a ninguno de estos 12,4 millones de personas, pero el coronavirus nos asusta más porque nos afecta directamente. ¿Es esto justo?
Lo que estamos viendo es que la adversidad se revela bajo la superficie de nuestra individualidad. Es otra de las consecuencias del coronavirus. En los buenos tiempos es fácil proyectar la imagen de nosotros mismos que queremos que vean los demás. Pero en tiempos como estos ya no podemos ocultar lo que llevamos dentro, incluyendo nuestro egoísmo. ¿No es este el motivo por el cual la gente se está peleando en las tiendas por objetos como el papel higiénico y la leche? Verdaderamente podemos considerar todo lo que está pasando como una enseñanza.
Es una prueba de estrés para toda la humanidad que nos enseña dónde debemos centrarnos y en qué debemos trabajar. Si aprovechamos esta oportunidad a fondo, está garantizado un acelerado crecimiento espiritual. Así que ha llegado el momento de llevar la teoría a la práctica. Es la prueba de cuánto hemos aprendido acerca de la espiritualidad. Hoy más que nunca, necesitamos una espiritualidad que pueda ser aplicada en la vida diaria. A medida que el virus nos obliga a enfocarnos, nuestras debilidades se van revelando una a una y, finalmente, podemos hacer algo al respecto.
Lo que hubiera llevado años, tal vez vidas, hoy en día puede alcanzarse en poco tiempo. Así que estudiemos las enseñanzas del coronavirus. Tuvimos al Señor Krishna transmitiendo la Bhagavad Gita a Arjuna; ahora tenemos el Covid-19 transmitiendo la Corona Gita a toda la humanidad. En este sentido, hay tres puntos que quisiera remarcar.
Comenzaré con una pregunta: ¿Es este un buen o un mal momento? Diría que depende de lo que quieras en la vida. Normalmente cuando es un "buen momento" para las actividades materiales, no es un "buen momento" para la espiritualidad. Porque un "buen momento" en lo material suele significar que el éxito llega más fácilmente, pero en esos momentos la tendencia general es a olvidarnos de la espiritualidad. Olvidamos a Dios. Olvidamos nuestro verdadero Ser. El sabor del éxito nos hace desear más y más, y aumentan nuestras ocupaciones en la búsqueda de bienes materiales. Esto consume nuestro tiempo y energía, normalmente a expensas de nuestra vida espiritual. Y digo normalmente porque, por supuesto, hay excepciones. Estoy seguro de que ninguno de vosotros tiene este problema. Sólo personas como yo lo tenemos, así que evidentemente, hay excepciones.
Pero cuando, inevitablemente, las cosas se mueven hacia el otro extremo, como ahora, nuestra reacción inicial suele ser: “Vaya, ¡qué mal momento!” Tales afirmaciones asumen que nuestra prioridad es el bienestar material.
¿Y si dejáramos de lado esta suposición, sólo por un momento? Quizá haya otros objetivos en la vida. Si dejáramos de lado esta suposición por un momento, quizás podríamos encontrarnos aquí en Amritapuri, el ashram principal de Amma en el sur de la India. Ahora aquí se está como en el cielo. No podría ser mejor, pues este es un momento maravilloso para la búsqueda espiritual.
Permitidme, por favor, compartir algo un poco personal. Algunos de vosotros sabréis que en la astrología védica de la India existen importantes períodos astrológicos. Duran entre seis y veinte años y una persona con una longevidad promedio experimentará alrededor de cinco o siete de esos períodos, por lo que no son muy frecuentes. En mi caso, la última vez que sucedió un período astrológico importante, fue a mediados de 2000, y desde entonces supe que el próximo cambio importante vendría en algún momento de la primavera de 2020. Amma dice a menudo que tales dasha sandhi o cambios de tiempo astrológico pueden suponer desafíos en nuestra vida. Pero raramente miro mi horóscopo personal, así que me olvidé por completo de cuándo iba a tener lugar.
Por alguna razón, sin embargo, la noche antes de la ceremonia en que tantos discípulos de Amma fueron iniciados en sannyasa -las túnicas ocres- y en brahmacharya -las túnicas amarillas-, recordé que se suponía que pronto iba a tener lugar un nuevo período astrológico. Así que decidí comprobar mi carta para confirmar lo que recordaba, que tal vez a mediados de abril iba a empezar. Me equivoqué, ya había empezado. ¿Cuándo empezó? El día exacto en que aterricé en la India con el propósito de la iniciación formal en una vida de renuncia total. Fue una confirmación tan firme de la gracia y la protección de Amma, que no podía dejar de llorar.
No eran lágrimas de tristeza, sino de alegría espiritual. Pensaba: "¿Qué mejor momento para recibir la iniciación? ¿Qué mejor lugar? Amritapuri es el mejor lugar del mundo para mí. ¿Qué Gurú más grande que Amma? ¿Qué mejor manera de pasar el resto de mi vida?". De hecho, el actual período astrológico no es bueno en absoluto para el éxito mundano, pero se convirtió en el momento ideal para reafirmar mi enfoque en la vida espiritual.
En realidad, todos podemos usar la situación actual para ese propósito, para reafirmar nuestro enfoque en la vida espiritual. No os preocupéis. No debéis renunciar al mundo, sólo tener esta misma intención en mente: "Que todas mis acciones sean por el bien del mundo".
Ayer Amma respondió a una pregunta sobre nuestras necesidades físicas y emocionales. Nos dijo: "La vida en el mundo es como tomar un baño en un río". La mayoría de nosotros no había oído tal analogía. Ella dijo: "Nos damos un baño en el río sólo para purificar nuestro cuerpo. Pero desde el principio nuestra intención es volver a salir y regresar a nuestro hogar".
Fue una hermosa analogía porque las acciones desinteresadas que realizamos en el mundo purifican nuestra mente. Pero lo que Amma puso en evidencia es que nuestro objetivo final debe ser volver a nuestro hogar, que es el Atman o el verdadero Ser. Este es el enfoque en la espiritualidad: mientras vivimos en el mundo deberíamos tratar de ver el significado espiritual de todo lo que nos pasa, incluso en el coronavirus.
Entonces, estos malos tiempos de hoy, estos supuestos malos tiempos, ¿para qué son buenos? Siendo imparciales, nos encontramos en un ambiente global preparado para la espiritualidad y sus prácticas. Tenemos el confinamiento, las cuarentenas impuestas, las órdenes de quedarse en casa y el distanciamiento social. Ahora el mundo entero está probando la vida en un ashram, la vida en una comunidad espiritual. Las circunstancias que mantenían nuestras mentes fragmentadas, difusas, inquietas y agitadas se han desvanecido en su mayoría, al menos temporalmente. Sin las excusas usuales y con mucho más tiempo libre en nuestras manos, podemos finalmente hacer nuestras prácticas espirituales de la manera que soñamos. Sin embargo, para aquellos cuyo interés principal es el materialismo, sí puede resultar bastante difícil. Eso también explicaría que la tasa de divorcios y los abusos en el hogar estén aumentando considerablemente en muchos países. Estamos obligados a sufrir si buscamos lo equivocado en el momento equivocado. ¿No sería más adecuado descubrir las oportunidades espirituales que existen ahora mismo y aprovecharlas?
Para preparar la ceremonia donde fuimos iniciados en una vida de renuncia total, compilé las citas de Amma sobre la renuncia. Y siento que una de ellas es particularmente relevante aquí. Amma dice: "Ya seas un cabeza de familia o un sannyasi, un renunciante, la renuncia sigue siendo el medio para un fin. Internamente, también los cabezas de familia deben tener una actitud de renuncia." En realidad, tiene mucho sentido, porque cuando te casas tienes que hacer algunos sacrificios por el bien de tu pareja. Cuando tienes hijos tienes que hacer aún mayores sacrificios; en cierta manera, debes renunciar a tus propios placeres por el bien de los demás. Ella dice: "Deberían tener esa actitud de renuncia incluso si están casados. Externamente pueden ser activos, cumplir con sus deberes; pueden tener deseos y necesidades que cumplir, pueden necesitar alcanzar una posición. Pero al mismo tiempo deben prepararse para dejarlo todo en cualquier momento, si fuera necesario. Si no es antes, en el momento de la muerte todos tendremos que dejarlo todo".
Amma dice: "Un sannyasi, un renunciante que vive en el mundo también debería ser así". Mirad los discípulos de Amma, incluso Amma misma, tienen que lidiar con tantas instituciones, con los problemas de tantas personas. A nuestra pequeña manera, nosotros tenemos que ayudar a la gente a compartir sus problemas y vivir en el mundo, allí donde estén los ashrams de Amma. Ellos están en sociedad. Tenemos que manejar todas estas cosas. Ella dice: "Tenemos que ser dinámicos en nuestras acciones, pero desapegados en nuestro interior". Intentando, intentando... Pero ese es el secreto. Ella dice: "Tienes que ser activo en el mundo, pero desapegado en el interior". Dice: "Un sannyasi, un renunciante, es alguien que dedica toda su vida tanto externa como interna para el bien del mundo. Mientras que un cabeza de familia que renuncia" --Ella anima a renunciar a todos los cabezas de familia-- "vive externamente una vida familiar, pero internamente una vida de renunciante". Eso significa que tienes una familia, pero que sigues viviendo por el bien del mundo.
Ahora tenemos la oportunidad perfecta para que todos nosotros seamos conscientes y practiquemos estos aspectos. Cuando la mente se opone a todas las reglas y regulaciones que rodean al coronavirus: quédate en casa y usa una mascarilla --y siento no estar usando una mascarilla en este momento aquí-- (se refiere a que mientras está dando el satsang no está usando una mascarilla ante la cámara), trata sólo de recordar que no son por nuestro propio bien sino por el de todos los seres. Podemos decidir que a través de este pequeño sacrificio mío, se reduzcan en alguna pequeña medida los sufrimientos del mundo. Podemos hacer esto todos los días.
El siguiente punto es que es un muy buen momento para sentir gratitud. No debemos olvidar nuestro sentido de la gratitud en momentos como este porque siempre hay algo por lo que estar agradecidos. Siempre hay alguien que se enfrenta a retos mayores que los nuestros. Cuando recordamos a esas personas, se despierta en nosotros la compasión latente y espontáneamente también sentimos gratitud.
Un día, un niño fue a un centro comercial con su madre y cuando pasaron por la zapatería gritó: "¡Mamá! ¡Mamá! Cómprame estos zapatos nuevos". Y su madre dijo pacientemente: "No cariño, sabes que mamá no lleva suficiente dinero ahora mismo y tenemos muchas otras compras que hacer, así que tal vez la próxima vez las compremos". El niño lloró y gritó cada vez más fuerte y se puso de tal manera que su madre tuvo que salir precipitadamente del centro comercial. El chico seguía con su berrinche cuando se fueron, pero justo en la acera vio a otro chico que no tenía zapatos. Así que dejó de llorar. Se dijo: "Bueno, al menos tengo un par de zapatos". Cuando el chico sin zapatos vio que el otro chico tenía un par de zapatos muy bonitos, se entristeció. Así que empezó a llorar porque no tenía ni un solo par de zapatos. Salió del centro comercial y bajó por la calle llorando todo el camino y pensó "Debo ser el chico más desafortunado del mundo"...hasta que vio a otro chico que no tenía pies. Pensó "vaya, al menos tengo dos pies" y dejó de llorar. Del mismo modo, a menudo sentimos lástima de nosotros mismos y damos las cosas por sentadas olvidando que tenemos mucho por lo que estar agradecidos.
Os contaré una historia sobre algo que ocurrió aquí hace mucho tiempo. La primera vez que vine a este ashram de Amritapuri fue en enero de 1991 y en esos días, especialmente para los visitantes occidentales, era muy fácil conseguir darshan. Podíamos tener darshan todos los días y, debo confesar, empezamos a darlo por sentado. Al menos yo lo hice. Pensábamos: ¿Qué le voy a preguntar a Amma hoy? Porque podíamos tener darshan tan fácilmente que se podía hacer preguntas. Incluso si no tenía una pregunta, pensaba en una que hacerle a Amma. Era una gran pérdida del tiempo de Amma. Un día, cuando fui al darshan, Amma me miró y dijo: "Hijo, no te preocupes, no tienes que venir al darshan todos los días. Dije: "¿No? ¿No me extrañarás, si no vengo todos los días al darshan?" "Oh ... eso es un problema para mí, no para Amma". Después de eso me di cuenta de lo precioso que era el darshan de Amma, porque ya no podía tenerlo todos los días. Ahora nunca consigo un darshan, así que me resulta aún más valioso... Sin embargo, he viajado con Amma y después de algunos años, especialmente a partir de 1999 y hasta 2003, tuve la enorme bendición de poder viajar con Ella casi a todas partes.
Pero en 2003, antes de la gira europea, me acerqué a Amma aquí en Amritapuri, y le hice una pregunta, suponiendo que Ella respondería rápidamente con un "sí". Le dije: "Amma, voy a ir a Europa, ¿verdad? Esperando que Ella dijera "sí", me sonrió y dijo: "No te preocupes, Amma se adaptará, Amma se las arreglará..." "¿Quieres decir... que te las arreglarás sin mí? ¿Te adaptarás sin mí? ¿En serio? ¿Cómo puedes hacer tal cosa?" Así es como me sentía en ese momento... Pero por supuesto, ¡yo la necesito! ¡Lo olvidamos! Ella no necesita de ninguno de nosotros, y por supuesto, la gira por Europa fue bien sin mí. Más adelante Ella me dijo que podía ir, pero durante algunas semanas sentí realmente el dolor de no poder ir con Amma. Y sabéis, fue muy bueno, estoy contento de que Ella me dijera que no podría tener darshan todos los días, estoy contento de que Ella dijera: "Puedo organizarme sin ti". Porque de esa manera siento aún más gratitud ante su presencia.
Incluso esta vez, después de llegar, fue parecido en cierto sentido, ya que todos los extranjeros, que no llevaban aquí un cierto número de días, debieron ponerse en cuarentena. A pesar de estar aquí, a sólo unos cientos de metros de Amma, ni siquiera podíamos verla. Qué terrible destino experimentamos, pero eso te hace estar aún más agradecido por su presencia.
Así pues, hagamos un balance de todas las cosas por las que podemos estar agradecidos en la situación actual. Probablemente tenéis vuestra lista, pero estoy pensando... no hay tráfico, no hay colas, he oído que quizá se abaraten los combustibles... hay tiempo para la familia y los niños, o si no tienes familia y niños puedes estar solo y en silencio, que también es raro; puedes comer comidas caseras, hay mejor calidad de aire debido a la disminución de la actividad. Hay tiempo para disfrutar de placeres simples; hacer algo de yoga, leer libros espirituales, respirar profundamente, recitar tu mantra si lo tienes, reflexionar sobre el significado de la vida - ¿con qué frecuencia hacemos eso?
Y meditar; meditar en Dios, en tu verdadero Ser, en Amma, en lo que quieras.
Hay otra recomendación a poner en práctica cuando se obtiene algo que se necesita, especialmente en este difícil momento. Puede ser difícil conseguir las cosas que se necesitan. Así que cuando finalmente conseguimos eso que necesitamos, demos las gracias. Podemos agradecer a Dios, podemos agradecer al Universo, podemos agradecer a la madre naturaleza. Podemos agradecer a la gente que lo hizo, podemos agradecer a la persona que nos lo entregó e incluso a la gente que va a procesar los residuos después. Necesitamos las bendiciones de toda esta gente para disfrutar de estas cosas del mundo. Así que la gratitud es fundamental en nuestra vida, y esta es una hermosa enseñanza que estamos recibiendo ahora. No desperdiciemos esta oportunidad.
También es un momento maravilloso para practicar la rendición. Bien, sé que la palabra rendición es un poco delicada para los occidentales. Tenemos este concepto de la victoria, "No me voy a rendir, voy a ganar". No es ese el significado de rendición. Es una palabra importante en la espiritualidad. Llegaremos a eso. Permitidme usar esa palabra y no tengáis miedo de usarla, por favor. Amma siempre dice que "nuestro esfuerzo es sólo uno de los innumerables factores que determinan el resultado de nuestras acciones", como lo demuestra la situación actual. Así que, si queremos que nuestros esfuerzos sean fructíferos, lo que realmente necesitamos es la gracia divina. La rendición incluye el propio esfuerzo. De manera que la rendición no significa que te sientes sin hacer nada. Significa que te esfuerces, pero recordar que eso no es suficiente. Tenemos que poner un fuerte énfasis en rezar por la gracia.
Por eso Amma dijo en su mensaje del 11 de marzo: "La espiritualidad nos enseña a no huir de los desafíos de la vida, sino a afrontarlos con valentía". Sin embargo, se preguntaba: "¿Cómo lo hacemos en la situación actual?" Es como si un terrorista estuviera esperando justo fuera de tu casa. En el momento en que abres la puerta, él te ataca. La situación con este virus es similar. Así que no nos queda otra opción. En las circunstancias actuales sólo podemos tomar las precauciones necesarias y rezar por la gracia divina. Prevenir con el propio esfuerzo y sumarle la gracia divina. Está en manos de la gracia divina.
Pero cuando rezamos, nuestras oraciones pueden ser de varios tipos. Podemos rezar por miedo. Este se considera un nivel muy elemental de oración; no es en absoluto una espiritualidad madura. Lo siguiente es que la gente tiende a rezar para que se cumplan sus deseos. Todavía es inmaduro porque está centrado en sí mismo. La verdadera espiritualidad comienza cuando abrazamos la oración desinteresada, por el amor a Dios o por la compasión hacia todos los seres o por el deseo de conocer a Dios, de conocer nuestro verdadero Ser.
Así que cuando practicamos la rendición rezando por la gracia, no deberíamos hacerlo sólo por nosotros mismos. Incluyamos en nuestras oraciones a todas las personas que están sufriendo más que nosotros. Recordemos a los que ahora mismo están inmersos en el sufrimiento, las personas que están muriendo sin sus seres queridos a su lado porque se infectarían; aquellos familiares que no pueden aliviar los sufrimientos de sus miembros en las últimas horas de su vida. Podemos rezar también por toda esa gente.
Los que vinimos del extranjero a Amritapuri, podríamos decir que estamos todos atrapados aquí, al menos hasta finales de abril, y es probable que sea mucho más tiempo. No hay vuelos a ninguna parte. No podemos salir en absoluto al exterior En cierto sentido no tenemos libertad física. Pero si nos rendimos a esta situación, que es la única opción que nos queda, descubriremos un mundo de libertad interior, totalmente distinto. Cuando dejamos de preocuparnos por proteger nuestra salud física, abrimos la puerta a mejorar nuestra salud interior. Cuando dejamos de preocuparnos por nuestra riqueza material, podemos empezar a acumular riqueza espiritual. Cuando ya no echamos de menos pasar físicamente el rato con nuestro círculo de amigos, podemos finalmente pasar el rato con los amigos internos, nuestros pensamientos espirituales y el recuerdo divino de Dios, del gurú, de Amma, de tu verdadero Ser...lo que quieras. La rendición no nos hace débiles, libera la verdadera fuerza dentro de nosotros. Nos permite desbloquear esa fuerza.
Este ashram, Amritapuri, siempre ha sido el campo de entrenamiento de Amma para enseñarnos cómo enfrentar y superar todos los desafíos de la vida. Confieso que cuando llegué aquí, a veces me volvía loco. "Sí" no significaba necesariamente afirmativo o negativo, y "mañana" significaba algo entre un día más tarde y el infinito. A mi mente occidental le llevó mucho tiempo darse cuenta de que no estaba aquí para cumplir con el trabajo o, al menos, no con el trabajo en que estaba pensando. En última instancia, mi mente occidental tuvo que rendirse a la realidad de que el único trabajo en el que tenía que centrarme era superar los desafíos que planteaban las negatividades de mi mente, mis vasanas. Y eso resultó ser mucho más difícil que cualquier tarea física.
De hecho, la propia Amma dijo una vez: "Este ashram es un muy buen campo de batalla. Quienquiera que venga a este campo debe luchar. Algunos resultarán heridos. Otros se retirarán y huirán. Pero si tienes éxito aquí puedes conquistar el mundo entero. Amma está esperando a ver cuántos saldrán victoriosos".
Ahora es el momento de que nos empapemos de estas palabras de Amma y las pongamos en práctica porque cada una de nuestras vidas constituye el campo de actividad del que habla. No significa que sólo aquí se pueda hacer esto. El campo de batalla que prueba nuestra madurez espiritual es nuestra vida. Y aceptar las actuales circunstancias de nuestra vida como esa prueba, es el primer paso hacia el éxito al que Amma se refiere. No la hagamos esperar demasiado tiempo.
Una forma de poner esto en práctica es llevar un diario de lo que aprendemos cada día. No como una redacción: "Hoy hice esto, lavé un poco de ropa, hice mi cama"...no ese tipo de cosas. Debería ser lo que aprendimos, incluyendo las cosas que no salieron como queríamos, los miedos que teníamos y que nunca ocurrieron. Pues todo lo que podemos hacer es esforzarnos. Los resultados están en las manos de Dios. Eso es lo que este diario nos enseñará.
Os daré un ejemplo. Tuvimos que ir a hacernos un análisis de sangre en un hospital cercano. Los funcionarios de salud querían ver si alguno de los extranjeros tenía el coronavirus. Incluso antes de ir, Amma estaba cien por cien segura de que todo estaría bien. Por supuesto, Ella lo sabía. Por supuesto también, tenía razón. Pero dejadme decir que estuve en pánico durante tres días hasta que llegaron los resultados. Tuvimos que esperar tres días. Para algunas personas fueron tres días terriblemente estresantes. Al mismo tiempo, esta llamada cuarentena en la que estábamos -Swami Dayamritananda Puri y yo juntos- la pasamos en una hermosa habitación en la playa con vistas al océano. Podíamos oír el sonido de las olas todo el día, sentíamos la suave brisa, las hojas de coco moverse, un atardecer rojo rubí cada día... ¡Era como el paraíso! Pero de estar estresados, no hubiéramos podido disfrutar ni un momento de ello.
Nuestras expectativas, deseos y miedos no son solo los obstáculos para la rendición y la aceptación. También son los obstáculos para disfrutar del momento presente. Esta es la razón por la que realmente necesitamos abrazar la rendición, no como una debilidad, sino como una oportunidad para desbloquear la fuerza oculta en nuestro interior.
En resumen, los tres puntos que quería compartir hoy eran:
- Cualquier llamado mal momento puede convertirse en un buen momento a través de un cambio de enfoque, a través de un cambio en nuestro objetivo de vida. Y ahora es ciertamente un buen momento para las búsquedas espirituales.
- El segundo punto era sobre la gratitud. Tenemos muchísimas cosas por las que estar agradecidos, incluso ahora.
- Y el tercero era que, desde el coronavirus, también se nos ha mostrado la importancia del empoderamiento y de la rendición.
Me gustaría concluir con un extracto del mensaje más reciente de Amma sobre la epidemia.
Ella ha dicho: "Durante este tiempo, cuando el mundo entero se tambalea en la oscuridad de la pandemia de Covid-19, unámonos para encender la lámpara de la esperanza, la compasión y la unidad. El virus nos está llenando interna y externamente con el veneno del miedo y la ansiedad. Para destruirlo, tenemos que encender nuestra llama interior, nuestra luz interior. Encendamos la lámpara de la nueva luz, la luz de la bondad, la luz del conocimiento que disipa la oscuridad de la ignorancia. Eliminemos este veneno con la panacea de la acción y el pensamiento correctos, en el momento adecuado. Que nuestras acciones desinteresadas combinadas con la gracia divina protejan al mundo. Entonces, definitivamente, tendremos éxito y saldremos de esta oscuridad".
Así como Amma sabía el resultado de nuestros análisis de sangre antes de que llegaran, Amma nos está dando la seguridad de que definitivamente saldremos de esta oscuridad. Como siempre, Amma capta la esencia de la cuestión. Ahora sólo tenemos que ponerla en práctica.
Om Namah Shivaya.
Om Lokah Samastah Sukhino Bhavantu...