El auténtico mensaje de Onam es comprender que la esencia del universo es una y realizar acciones en el mundo firmemente enraizadas en este principio. Entonces, la paz, felicidad y prosperidad vendrán a nosotros automáticamente. Esta es la lección que nos enseña la historia de Mahabali. Cuando seamos conscientes de que el poder que controla todos y cada uno de los aspectos del universo es el mismo, no habrá más lugar para el ego. Todo lo que permanecerá en nosotros será la gratitud más profunda. Entonces, lo que haremos, será inclinarnos humildemente y aceptar todo como un prasad del Todopoderoso. Eso es lo que hizo Mahabali.
Incluso después de llevar año y medio infectando a la humanidad, el coronavirus sigue siendo una tremenda pesadilla. Todo lo que podemos hacer es encontrar felicidad incluso en medio de la tristeza. Tenemos que crear esa felicidad. Amma no ve otro camino. Aún cuando todas las puertas estén cerradas , tenemos que encontrar el modo de salir. Así como una persona rodeada de fuego por los cuatro costados puede encontrar el modo de escapar, debemos perseverar sin temor y encontrar una salida. Amma ha visto cómo muchos de sus hijos se han venido abajo por decepciones triviales. En cambio, Amma también ha visto hijos que afrontan cargas pesadas con una sonrisa, haciendo felices a otros en todo momento. Amma ha estado viendo y oyendo acerca de sus vidas por medio de cartas e emails que le han enviado durante este tiempo.
Onam es una ocasión para hacernos felices a nosotros mismos y hacer felices a los demás. No solo en Onam, sino toda nuestra vida debería ser así.
Antiguamente, todo lo bueno se compartía entre familias. Si en el patio de Amma había un mango lleno de frutos, estos se compartían con los seis hogares vecinos. Los vecinos hacían lo mismo si su mango portaba frutos. Si un banano del patio portaba frutos, estos en primer lugar se compartían con otros. Solo lo que quedaba era consumido por la familia. Cuando hacíamos pongal lo compartíamos; otros compartían lo suyo con nosotros. La norma era compartir todas las cosas buenas. Si visitábamos a nuestros parientes, ellos nos daban algo de dinero cuando nos marchábamos para el viaje de regreso. Si nos quedábamos unos cuantos días, recibíamos un vestido nuevo o alguna otra cosa para llevarnos a casa. Lo consideraban parte de su dharma, tratarnos como a sus hijos y mirar por nosotros. No nos consideraban como una carga. Durante Onam, es costumbre dar algo a quienes nos ayudan en casa, como jardineros y servicio doméstico.
Han un viejo dicho malayalí, kanam viṭṭum Onam unnam (കാണം വിറ്റും ഓണം ഉണ്ണണം), que significa que uno debe celebrar Onam incluso si para ello tiene que vender su tierra. “Anpum, tumbum puratthe po! Avani Onam akette vaa!” അൻപും തുൻപും പുറത്തേ പോ ആവണി ഓണം അകത്തേ വാ [Anpu y Tumbum, marchaos! Avani Onam, ven, entra!]. Significa que el amor y la tristeza deben salir fuera de nosotros. Invitar a Avani Onam significa invitar a la felicidad a entrar en nuestras vidas. “Que la estación [del año] cambie y que mi corazón se ilumine.” Ese es el principio. Ello supone invitar a que la cultura de Onam y todos sus componentes entren en nosotros.
Onam es una fiesta que abarca todo. Cuando llueve sin cesar durante idavappati ഇടവപ്പാതി [el monzón desde principios de junio] decimos, “¡maldita lluvia!” La gente se cansa de estar encerrada en casa o de mojarse bajo la lluvia. No nos damos cuenta de que esta lluvia es la que pone preciosos nuestros patios, prepara las plantas para florecer y a las mariposas para revolotear durante Onam. Olvidamos que la bendición de la lluvia hace que la tierra seca reviva y florezca. Cuando vemos todo florecido en el patio, sentimos que una alegría desconocida brota en nosotros. Es como mirar el retrato de una persona que ríe, que espontáneamente hace surgir una sonrisa en nuestros labios. E igualmente, mirar el retrato de una persona afligida hace que espontáneamente nos sintamos tristes. El estado de ánimo que percibimos, instintivamente nos desliza hacia él.
Un hermoso Onam puede nacer de la matriz de nuestras pequeñas decepciones y problemas. Debemos enraizar firmemente en nosotros esta concienciación. Así podremos aceptar nuestros pequeños problemas con el entusiasmo y alegria que acompaña al dolor del parto. Podremos aceptarlo con la actitud de recibir prasad.
Se dice que nuestras tristezas desaparecerán si reímos a carcajadas. Del mismo modo, si hacemos el esfuerzo apropiado, incluso podremos cambiar nuestro destino. Si ponemos en práctica el discernimiento en nuestra vida, incluso la muerte nos dará su adiós. Si nos mudamos de un piso alquilado a una hermosa casa en propiedad, ¿nos sentiremos infelices? Por eso, si vivimos con esta actitud, la muerte no será un problema. Estaremos preparados para aceptarla con la misma facilidad con la que una serpiente muda su piel, o nos trasladamos de un compartimento a otro en el tren, o como nos deslizamos del estado de vigilia al de sueño. Tendremos ese coraje.
Onam es una llamada para volver a retomar nuestra cultura y herencia, a una vida honesta, a la pureza de la Naturaleza. Así como las plantas y árboles hacen brotar las flores escondidas en su interior, debemos despertar la bondad dentro de nosotros. Debemos dar un poco de espacio a otros en nuestra vida e inclinarnos ante el dios-conciencia que late a través de la tierra y del cielo, y juntos intentar hacer de cada día un Tiruvonam. Que mis hijos obtengan la fuerza para alcanzar esto.