Las huellas dejadas sobre la tierra se desvanecen pronto, pero las huellas que impregnan el corazón permanecen. Por esta razón recordamos las vidas de los mahatmas mucho tiempo después de que abandonaran sus cuerpos físicos. Sus vidas y enseñanzas son muy prácticas, sirven para recordarnos el propósito de la vida humana. No vivieron para ellos, sino para el bien del mundo. Cuando recordamos sus vidas, nuestra bondad innata se despierta. Nos ayuda a ser compasivos con nuestro prójimo. Nos ayuda a superar el egoísmo y la ira. Nos damos cuenta de nuestra aspiración a ser más amorosos. Nos da pie para arrepentirnos de nuestros enfados, para rezar por nuestra capacidad para perdonar.

Uno puede preguntarse, “¿no recordamos también a personas que hicieron daño?” Sí, pero cuando pensamos en ellas, no nos elevamos como cuando recordamos a aquellos que encarnaron la bondad. Pensar en las vidas de mahatmas  es como visitar una fábrica de perfumes. Vuestras ropas se tornan fragantes sin esfuerzo. Residir en las vidas de los malvados, es como visitar una fábrica de carbón; nuestras ropas se ensucian incluso si no hay contacto directo con el carbón.

En el curso de su vida Jesucristo demostró una compasión y humildad profundas. Normalmente la gente solo respeta a aquellos que pertenecen a una familia acaudalada. Si no es así, no muestran mucho respeto. Vemos a los otros a través de la lente de nuestro ego. No obstante, en espiritualidad, aceptamos a los otros sin ninguna idea preconcebida. Dondequiera que haya bondad necesitamos aceptarla. Es lo que nos enseñan los grandes maestros. No solo eso, Jesús no vivió como un rey, como muchos esperaban que hiciera, sino como uno entre los hombres, al servicio de todos. Por eso, era fácilmente accesible para los pobres y desfavorecidos. Aunque nuestra condición social sea muy alta, debemos mantener nuestra capacidad de ver a los otros como iguales. Ese es, en efecto, un estado elevado. Si no podemos alcanzarlo, al menos, deberíamos poder ver a los otros, sin ira ni odio. Vivimos en un tiempo en que se ha perdido la fraternidad mutua, en el que todos piensan en lo que pueden arrebatar al otro. Puede ser complicado ver al otro como igual, pero cuando entendemos la espiritualidad, estamos a punto de lograr esta visión.

De ordinario dependemos de otros para ser felices. Debido a esta dependencia, estamos perdiendo la experiencia de la libertad auténtica. A causa del apego al ego, perdemos la experiencia de llegar a conocer a nuestro Ser Verdadero. Por mucho esfuerzo que pongamos en remar en un barco anclado a la orilla, éste no se moverá ni un centímetro. Así mismo, si queremos avanzar en la espiritualidad , necesitamos renunciar a la idea de “yo” y “mío”. Necesitamos entender  que somos meros instrumentos en las manos del Divino y que es el poder Divino el que nos permite hacer cosas.

Solo podemos mantener el control de las cosas hasta cierto punto. Más allá de él, es la gracia divina la que permite que las cosas sucedan. Tenemos que esforzarnos en alcanzar la actitud de entrega. Incluso cuando ganamos una competición, agachamos la cabeza, nos inclinamos para recibir la medalla. La humildad es la llave  que abre el corazón.

El propósito de la vida de cualquier mahatma es guiar a los otros para encontrar el paraíso dentro de ellos. Ellos nos muestran que las buenas acciones nos acercan a Dios. En el curso de su vida, Jesucristo enseñó al mundo que la sociedad solo premia a un buscador espiritual con una corona de espinas. Todos los mahatmas han tenido que afrontar muchos retos en sus vidas, pero solo porque tenían la experiencia de la Verdad, nada podía pararlos.

Si sois fumadores, haced a vuestra familia el regalo de dejar de serlo en esta Navidad.  Con el dinero que ahorráis renunciando a este hábito, podéis ayudar a una persona necesitada. También protegéis vuestra salud. Si eres un alcohólico, busca ayuda para dejar de beber por amor a tu familia. La familia será muy feliz y tu salud no se deteriorará. Si eres un tragón, cesa de comer en exceso y comienza a practicar el hábito de comer menos cantidad y con más calidad. Te dará brillo y mejorará tu salud.

Estos regalos procedentes de sacrificios aportan un gozo sin fin. Amma no dice que dejemos de enviar tarjetas de felicitación, regalos y cosas parecidas. Éstos pueden dejar memorias amorosas en nuestros seres queridos.  Pero los regalos auténticos son las acciones que benefician a otros. Ese es el modo correcto de celebrar la Navidad.

Celebraciones como la de Navidad  son también una llamada de atención para aquellos que no conocen la meta de la vida humana. Desde el punto de vista de los sabios ancestrales de India todos somos hijos de Dios. La voz del Gurú despierta al discípulo que está en una profunda hibernación invernal. ¿Qué dice la voz? “Este es el nacimiento de una nueva era! Deberíais ser sus creadores. Por eso, despertad, levantaos! Regocijaos con vuestro lote de sacrificio y entregaos! Este fardo no es una carga. Más bien, os dará alas para volar alto en el mundo del alma, el Ser Verdadero.”

Que el espíritu de la Navidad inspire a mis hijos a volar alto en el mundo de la paz y la alegría. Que siempre seáis bendecidos por la gracia.