Amma dirigió a los devotos en oración por la paz del mundo, meditación, bhajans y sátsang.
Estos años Gurupurnima también se celebró aquí. Amma dio un mensaje en esta ocasión (noticias). Swamiji hizo la puja Gurupada de Amma y recitó los 108 nombres. Amma dio prasad a los presentes. También interactuó con los distintos centros ashram vía webcast.
Rosa inspirador. Inspiring Pink
Durante el darshan Amma recibió al joven Taka Aki. Él es muy especial.Debido a complicaciones en su nacimiento Taka Aki sufrió una parálisis cerebral severa. Intelectualmente es como cualquier otra persona, pero tiene un control muy limitado sobre sus músculos por lo que está confinado a una silla de ruedas y tiene incluso dificultades para hablar. En 2006, durante sus estudios universitarios, se unió a uno de los viajes regulares a India como voluntario de Embracing the World, construcción de casas para necesitados. Este ha sido un sueño para Taka Aki desde que conoció a Amma en 2003. Pero debido a su situación, viajar a India siempre le pareció algo irreal. En Tokio se mueve libremente en una silla motorizada y se comunica por ordenador. Pero en India él sabía que tendría que dejar atrás esos apoyos y no quería ser una carga para nadie. Durante dos años Taka Aki se dijo a sí mismo que viajar a India estaba fuera de toda cuestión. Sin embargo, en su último año de estudios universitarios, decidió que tenía que intentarlo.
El primer día en las obras en el pueblo de Nagapattinam no fue diferente a cualquier otro lugar de construcción en India – extremadamente caluroso y aluviones de duro trabajo manual. No había nada que Taka Aki pudiese hacer. Incluso reventó un neumático de su silla de ruedas y tuvo que ser empujado y llevado por sucias carreteras y a través de arbustos espinosos. Simplemente estuvo sentado a la sombra, mirando a todos los demás y deseando una oportunidad de servir. (noticias)
Al día siguiente alguien sugirió que quizá él podría pintar. Se entusiasmó con la idea e inmediatamente se lanzó a intentarlo. Enseguida le llevaron a un andamio, pusieron una brocha en su mano pegada con cinta adhesiva, ya que él no puede agarrar cosas, y ya estaba listo para empezar. Alguien guió su mano hacia el cubo de pintura y entonces, con gran esfuerzo, movió la brocha arriba y abajo a lo largo del muro. La pintura volaba por todas partes, salpicando a todos los que estaban cerca, pero a nadie pareció importarle, nadie se cambió de sitio. La escena era demasiado estimulante como para moverse. Un grupo empezó a reunirse y lágrimas brotaron de muchos ojos. Uno de los supervisores de la obra estaba visiblemente conmovido y con las manos sobre el corazón, dijo: “Esto sí que es servicio”.
Taka Aki pasó varias horas pintando. De vez en cuando le movían el andamio para que alcanzara otro sector y varias personas hicieron turnos para mantenerle en el andamio y ayudarle a meter la brocha en el cubo. Durante la jornada los otros estudiantes le gritaban ánimo todo el tiempo. A la puesta de sol, el gris sin vida del cemento de la casa se había transformado en el rosa inspirador del horizonte.