Aquí, en este pueblo, la gente instala pequeños puestos de limonada. Con una inversión inicial de unos cien limones, venden limonada. Al cabo de cada día se tomarán tiempo para calcular cuantos limones han utilizado, cuantos vasos de limonada han vendido, cuantos limones se desperdiciaron, etc. Si las ventas han sido escasas, pensarán en qué pueden hacer de manera diferente, pensarán constantemente de qué forma pueden incrementar sus beneficios. De este modo, cada día, antes de acostarnos reflexionemos; “Debido a mi egoísmo me enfadé hoy con mucha gente y los hice daño. Oh Dios, no hijos, la vida es como un libro del que podemos aprender cada día. No hay libro del que podamos aprender más que de nuestro diario interior. Debemos aprender a meditar en sus enseñanzas. Esta práctica es aún más importante  que la meditación o la oración. Con ella, perseguimos el beneficio definitivo: El Ser verdadero.

Estas son las oraciones de un devoto auténtico: “Oh Dios, dame la fuerza para ver el bien en todo, pensar bien y hacer buenas acciones. Dame una mente incapaz de herir a nadie con el pensamiento, palabra u obra.” Recemos y estudiemos las escrituras para alcanzar y ser uno con este estado.

Los verdaderos días oscuros no son los que están nublados sino aquellos en los que no pensamos en Dios. Los días malos son aquellos en los que no trabajamos altruistamente. La mayoría de la gente se derrumba ante las circunstancias adversas. Pero el poder para superar retos y salir victoriosos está dentro de nosotros. 

La vida es corta. El tiempo perdido nunca se recupera. Hijos míos, sed como las mariposas. Una mariposa vive pocos días pero esparce alegría por donde va. Demos alegría y seamos felices. Solo así estaremos vivos. Sino estaremos muriendo momento a momento.

Este año alimentemos una mente  que no se enorgullezca de nuestros logros,  una mente que no flaquee con el fracaso, una mente que encuentre gozo en dar y una mente que acepte la crítica con amor. Esa es la mente que debemos lograr. Esa mente nunca falla. Amma ofrece a sus hijos al Ser Supremo, rezando para que vuestras sonrisas de generosidad y valentía interna nunca se desvanezcan ni se marchiten.

– Extractos del Mensaje de Año Nuevo de Amma.-