Debemos indagar en la causa primordial del odio y la ira. Sentimos enfado hacia alguien cuando ese alguien no actúa de acuerdo a nuestras expectativas. Cuando esperamos amor de alguien pero no lo recibimos, sentimos enfado hacia esa persona.
En cambio, nos sentimos felices cuando alguien nos respeta o nos sonríe. Por esta lógica, todos queremos ser amados y respetados por el prójimo. Si entendemos esto, debemos estar dispuestos a amar y respetar a todos.
Al ver llorar desconsoladamente a su niña, la madre le dio un juguete, que la distrajo por algún tiempo. Pero un rato más tarde la niña volvió a llorar. Si la madre le da otro juguete, la niña cesará de llorar un rato. Pero ella no llora por falta de juguetes. Llora porque tiene hambre.
Las lágrimas y angustia de la niña cesarán solo cuando la madre sepa la razón de su llanto y le dé alimento. De este modo, también podemos encontrar dentro de nosotros las razones de nuestra ira y odio, en lugar de buscar la paz y el gozo temporalmente.
Amma recuerda la historia de un devoto que inició una peregrinación para poner fin a su dolor y angustia. Viajó muchos días, padeció dificultades para llegar a un lugar sagrado que estaba atestado de devotos. Mientras cada uno rezaba en silencio ante el sancta santorum, alguien incidentalmente le pisó.
Incapaz de controlar su ira, el hombre olvidó donde estaba y gritó con furia al devoto que sin querer le había pisado. No solo perdió su propia paz mental, también alteró la paz y tranquilidad que inundaba ese lugar sagrado con su ruda interrupción de la oración individual de muchas personas.
Hijos, nunca actuéis así. El propósito de japa, oración y peregrinaciones es para ganar cualidades nobles, tales como la paciencia y el equilibrio. Solo cuando alcancemos estas cualidades podremos tener la experiencia real de la paz y el gozo.
Su odio y deseo de venganza fue no solo la causa de que Ravana y Duryodhana se auto destruyeran, también a su clan y a su país. No olvidéis nunca que aquellos que albergan resentimiento, destruyen al prójimo y a ellos mismos.
Enfadarse es como tener un mal negocio en el que terminamos perdiendo todo. De hecho, en la vida, debemos ganar el Ser o Atma, como beneficio principal. Nuestra vida no es una burbuja, somos todo el océano. Mimar la burbuja del ego nos lleva a la muerte, más aún, si solo mimamos cosas perecederas como el cuerpo, olvidando el cuidado del Atma. Preguntémonos, ¿quién soy? Y comprendamos que no somos la burbuja, sino el vasto océano.
La próxima vez que la ira surja en vuestra mente, estad atentos a la brecha entre los pensamientos. Normalmente, los pensamientos y emociones se unen poderosamente uno tras otro y es cuando perdemos nuestra discriminación y nos identificamos con la ira. Pero si podemos apartarnos de los pensamientos y actuar como testigos, habrá luz, y con viveka o discriminación resultante podremos controlar nuestra ira.
La autora es una reconocida líder espiritual y humanitaria.