Antes de entregar el premio a Amma, Laurent Attar-Bayrou dijo: “No somos ni pacifistas ni belicistas, somos hombres prácticos. Nos unimos en pro de la resolución de conflictos, derechos humanos, educación y deporte. Reconocemos nuestra misión en la tuya. Tú también eres soldado de la paz  y caminaremos contigo en tu búsqueda del amor.”

El segundo premio fue presentado por Monique Robineau, Delegada del Presidente de la región Alpes- Provenza – Costa Azul. “Es un inmenso placer para mí estar aquí contigo esta noche, Amma, para ofrecerte la Medalla de esta región en nombre de su Presidente, Sr. Renaud Muselier.” 

Monique Robineau añadió: “ Tu darshan me ha hecho ver como enjugas las lágrimas de todas estas personas y la paz que das con tu abrazo a través de tu amor. Estamos orgullosos de recibirte una vez más en nuestra tierra que tú has llenado y hecho brillar con todo tu amor. En este mundo roto por conflictos y crisis que conducen a la insularidad y la parálisis, tu mensaje y abrazo traen esperanza a nuestros corazones y luz a nuestros espíritus.”

Presentando a Amma la medalla “con toda la gratitud, respeto y amor de esta tierra y sus habitantes”, dijo Monique Robineau: “ Esto es por todo el trabajo que has hecho por las vidas de tanta gente. Tú eres la Embajadora del Amor y la Paz en el mundo.”

Al cierre de la celebración del trigésimo aniversario esperaba una sorpresa especial, toda la arena se puso en pie y ondeó corazones de papel en el aire, mientras que al fondo de la arena , directamente frente a Amma, más de mil personas que sostenían hojas de papel blancas y rojas en coordinación perfecta, se pusieron en pie y se transformaron en un corazón rojo contra un fondo blanco.

Durante los programas hubo otro momento especial en forma de tarta. Hace tres años, Amma bendijo  un proyecto de construir una Casa Prometida, un centro de acogida para adolescentes con dificultades. Este año, los devotos que han establecido el nuevo centro trajeron a Amma una tarta coronada con un estuche- joya en forma de rosa. Dentro del estuche estaba la llave de la nueva Casa Prometida, ya que el centro está apunto de abrir sus puertas. 

Y así el amor de Amma encuentra su cauce, como un río serpenteante, en las vidas de aquellos que nunca ni siquiera han oído su nombre. Desde hace treinta años, este río ha estado fluyendo y regando los corazones y mentes de todos aquellos que cruzan su camino y de muchos que nunca han puesto su pie en él y que sin embargo han sido tocados por aquellos que sí lo hicieron.