YOGA Y DHARMA
YOGA Y DHARMA
Imparte: Bramacharini Amritapriya
Primero intentemos reflexionar sobre el significado de estas dos palabras. Yoga significa "unión", y en las Escrituras se refiere a "unión con lo Divino". Un yoga es un método, uno entre otros muchos, mediante el cual un individuo puede unirse a Dios, a la Realidad que subyace bajo este universo aparente y efímero. Para lograr tal unión hay que alcanzar el estado de yoga perfecto.
Dharma tiene muchos significados. Significa "la ley del universo", "la ley divina", "justicia", "lo que es correcto" o también "deber". La definición de Dharma que nos da Amma es: "La acción correcta, en el momento correcto, en el lugar correcto".
Amma dijo recientemente (2015) en uno de sus satsangs que conocerse a uno mismo es nuestro paramadharma como seres humanos, eso significa nuestro supremo dharma. Amma dijo que este dharma es eterno, que nunca cambia. En las Escrituras se dice que es muy raro obtener un nacimiento humano y que solo los seres humanos pueden lograr el conocimiento del Ser. Solo los seres humanos han recibido el don del intelecto que sabe discernir, pueden por tanto, discernir entre lo Eterno y lo que no es eterno. Solo los seres humanos pueden conocer la Realidad, el Ser supremo o Dios. Este es el objetivo de la vida humana, este es nuestro dharma. Este es también el estado del Yoga, por lo que ya podemos ver que el Yoga es nuestro último dharma, el yoga, y el dharma conducen a una y la misma cosa.
¿Acaso no es una buena nueva las palabras del evangelio cuando anuncian que "El Reino de Dios está dentro de nosotros"? Recuerdo que en mi juventud buscaba un sentido para la vida. ¿Cuál podría ser el significado de esta vida, de máximo unos cien años en esta tierra, entre el nacimiento y la muerte? ¿Por qué tanto sufrimiento? Las guerras, el hambre y las enfermedades eran lo que les había tocado en suerte a muchas personas. No podía entender, no podía aceptar el concepto de Dios en ese momento, porque no sabía acerca de la ley del karma. De acuerdo con esta ley, cosechamos aquello que hicimos; hacer buenas acciones y seguir el dharma es una gran ayuda para la vida espiritual. Y el objetivo supremo de la vida humana es realizar nuestra Divinidad innata. Es bueno leer o escuchar sobre eso, pero personalmente, me ayudó mucho conocer a Amma. Ella encarna la Verdad, Ella es la prueba viviente de que existe tal estado de Yoga divino. Y cuando percibimos la dicha que ella irradia, nos sentimos más inclinados a hacer prácticas espirituales y tratar de alcanzar ese estado. Amma es también la encarnación del dharma. Ella siempre cumplió su dharma hacia su familia y, por ejemplo, se ocupó de su hermano menor, Satish, que sufría de asma; Ella lo llevó en sus hombros al hospital cuando se estaba ahogando.
¿Cuál es la forma de alcanzar el estado supremo del yoga? Es hacer bien nuestro propio dharma (nuestro deber), hacerlo con la actitud correcta. Este es en realidad todo el tema del Bhagavad Gita, que los sabios consideran la Esencia de todas las Escrituras. Al comienzo del BG, en el primer capítulo, Arjuna, que se supone que lucha por el reino, se siente deprimido al ver a sus oponentes: la gente con la que se supone que debe luchar son sus primos, con sus queridos y respetados maestros, y con Bhishma, el “el abuelo" de la dinastía. Sin sentir apego, Arjuna siente que no tiene sentido matar a estas personas para recuperar su reino. Él quiere convertirse en un sannyasi, un monje. La verdad es que los primos, los Kauravas, eran personas injustas, a quienes no les importaba el dharma, y habían intentado muchas veces matar a Arjuna y a sus hermanos. También los engañaron en un juego de dados para quitarles su reino, y los obligaron a pasar 12 años en el bosque y un año más en el exilio, y cuando los Pandavas regresaron para reclamar el reino, habiendo cumplido todas las condiciones exigidas por sus oponentes, éstos se negaron a darles incluso 5 casas para ellos. (Duryodhana dice que incluso ni una aguja.) Uno de los propósitos del BG es convencer a Arjuna de que debe cumplir su dharma, y luchar. Al tratarse de un kshatriya (un príncipe, un guerrero), su deber era establecer la rectitud, el dharma, para proteger al reino y a los súbditos de la injusticia (adharma). Si desea convertirse en un sannyasin, en ese momento, no es por desapego, como debería ser, sino por apego a su familia y parientes. Tal paso hubiera sido solo para escapar de su deber y hubiera sido totalmente erróneo.
Nuestro propio dharma o swadharma varía de acuerdo con las personas, el lugar y el momento. Amma siempre dice que un cirujano en el hospital debe concentrarse en sus pacientes, y en su casa en su familia, debe ser un buen esposo y padre. Un maestro o maestra en la escuela es un maestro o maestra, mientras que en casa es una madre o un padre.
En el Mahabharata, la epopeya que narra el BG, el sabio Markandeya cuenta la historia de Savitri, quien salva a su esposo Satyavan de una muerte segura. Se supone que debe morir un año después de su boda, pero Savitri, a través de su amor, fe y austeridades, logra salvarlo de las garras de Yama, el dios de la muerte. Ella sigue a Yama, y habla tan bellamente sobre el dharma, que Yama finalmente le concede la vida a su esposo. Uno de los versos que ella dice es el siguiente:
"Quien no tiene autocontrol no practica el dharma. Solo aquellos que poseen autocontrol practican el dharma, y hay tres formas de hacerlo: como cabeza de familia (grihastashrami), como brahmachari (estudiante de un guru) o como sannyasi (monje). Todos ellos practican el dharma para obtener sabiduría, vijnana, conocimiento, auto-realización. Es por eso, que los sabios dicen que la importancia del dharma es suprema. Según los sabios, si uno sigue correctamente el dharma de uno de estos ashramas (estados), uno obtiene la liberación (moksha)". Así que estas son las palabras de Savitri sobre el poder del dharma: conduce al yoga, a la unión con el Supremo.
Interesante es también este punto: sin autocontrol, uno no puede practicar dharma.
Amma a menudo dice que necesitamos disciplina, que todos hemos venido aquí para superar los gustos y las aversiones, la atracción y la repulsión. Por ejemplo, si nos levantamos para la archana, superamos nuestra atracción y apego al sueño. Cuando hacemos seva de reciclaje, superamos nuestra repulsión hacia el manejo de residuos. Amma nos brinda muchas oportunidades para trabajar en lo que nos gusta y lo que no nos gusta. ¿Por qué? Porque esas tendencias podrían impedir que practiquemos el dharma. Por ejemplo, las personas demasiado apegadas al dinero, pueden llegar a aceptar sobornos.
Además, los gustos y aversiones pertenecen al ego, y tenemos que rendir el ego para alcanzar el estado del yoga.
Por ejemplo, recuerdo que en la víspera de Navidad solo comí kanji, las gachas de arroz con verduras picantes. Era una noche de Devi Bhava. Estaba recordando la cena navideña que solíamos tener, pero luego pensé: "Bueno, todo está en la mente, ¿por qué no kanji en Nochebuena?" Es por eso que Amma nos hace reciclar, a través del proyecto Amala Bharatam, de recogida de basura, limpiando el lugar de peregrinación de Shabarimala o el cercano río Pampa. Recuerdo una vez que Amma nos llamó para cargar estiércol de vaca en baldes (era muy líquido y salpicaba) porque había sido puesto en un tanque equivocado. Amma se reía y cargaba con nosotros, luego se sentó y lo mezcló con paja para secarlo y que sirviera como combustible. También solíamos llevar ladrillos, arena o grava, un trabajo que a la gente normalmente no le gusta hacer. Para mí, también fue difícil al principio ir a enseñar francés en la Escuela Superior de Ingeniería. Tenía miedo de enseñar a estudiantes de una cultura diferente, sentía que era difícil combinarlo con mi sadhana o práctica espiritual, pues tenía que enseñar a jóvenes que se preparaban para llevar una vida mundana. Al final, solo a través de la gracia y la entrega podemos alcanzar la meta. Pero como preparación, necesitamos disciplina.
El sabio Patanjali, que compuso los famosos sutras del Yoga, resume en dos de sus sutras la disciplina que debe seguir un buscador espiritual. Lo que un sadhak debe evitar se llama yama YS II, 30 dice: "Yama es la abstención de dañar a los demás, de la falsedad, del robo, de la incontinencia y de la avaricia".
Por lo tanto, un sadhak no debe dañar a ningún ser, ya sea a través de hechos, palabras o pensamientos.
Un sadhak no debería mentir, pero tampoco decir una verdad que sea cruel (Amma da el ejemplo de decir: pareces un mono). No se debería robar ni codiciar lo que pertenece a los demás. Deberíamos tomar del mundo solo lo que realmente necesitamos. De lo contrario, lo robamos al resto de la humanidad. Este es un punto muy relevante en una sociedad materialista, donde los deseos se multiplican artificialmente.
Continencia significa no solo celibato, sino también control de los sentidos. Por supuesto, la lujuria es una emoción muy poderosa, pero debemos tener cuidado con lo que comemos, vemos y escuchamos, porque nutre la mente y los pensamientos que tenemos. Es por eso, que la televisión es tan peligrosa, especialmente para los niños; influye en su mente, sus pensamientos y luego en sus palabras y acciones. Incluso Internet es peligroso, conozco a un brahmachari que se casó con una chica con la que había comenzado a chatear en Internet... Así que deberíamos tener cuidado de no perder el enfoque en el objetivo del yoga. Deberíamos hablar solo de lo que se necesita y recordar siempre a Dios, hablar sobre Dios.
Los niyamas, u observancias, se dan en el sutra II, 32: "Los niyamas son pureza, satisfacción, mortificación, estudio y devoción a Dios".
Pureza significa limpieza física y mental. De nuevo significa estar alerta, mantener pensamientos nobles y evitar los dañinos, no perder el enfoque en Dios. El contentamiento significa que aceptamos lo que la vida nos trae, ya sea bueno o malo. Esta es una expresión de devoción. De nuevo, no es tan fácil de practicar... a menos que tengas fe.
Las palabras de Savitri también insisten en el poder de cumplir el propio dharma, cualquiera que sea nuestra posición en la sociedad.
Hay una buena historia ilustra este punto. Había un buscador espiritual que estaba haciendo austeridades, meditando bajo un árbol e intentando enfocarse en Dios. De repente, una grulla sentada en el árbol defeca sobre la cabeza del buscador. Él se enoja mucho y mira al pájaro. El pájaro cae, reducido a cenizas por el poder de su ira. El sadhak (buscador espiritual) está asombrado y se siente un poco orgulloso de su logro. Después va a la ciudad a pedir su comida y llega hasta una casa. La señora de la casa le dice que espere, pues su esposo acaba de regresar y ella debe servirle primero la comida a él, ya que ese es tradicionalmente su dharma. El sadhak se siente molesto porque tiene que esperar. Pero ella puede percibir su estado mental y le dice: "No soy una grulla, a la que puedas quemar con el poder de tu ira". Entonces él se queda totalmente sorprendido, porque no hay manera de que ella sepa lo que le acaba de pasar. Está tan impresionado que le pide perdón; al mismo tiempo siente algo de miedo por su poder. Él le pregunta cómo puede progresar y ella le aconseja que vaya a ver a su maestro. Entonces busca por la ciudad a este maestro, pero cuando finalmente lo encuentra, descubre que es un carnicero. Esta profesión se suele considerar de bajo rango y bastante impura. El objetivo de la historia es mostrar que la acción en sí misma no es importante. Es la actitud con la que se realiza la acción, lo que la hace pura o impura. El carnicero es un cabeza de familia, tiene que cuidar a su familia, él pertenece al sector grihastashrama, pero al cumplir su deber desinteresadamente, como una ofrenda a Dios, alcanzó el estado de Yoga. Entonces, aunque el sadhak pudo llegar a pensar que era más "espiritual" que el carnicero, ya que era un brahmachari que buscaba a Dios, la historia le enseña que no lo era.
Lo importante es la pureza del pensamiento, las palabras y las acciones. No puede haber progreso espiritual sin pureza interna. No podemos seguir el dharma sin pureza; por lo tanto, nunca podemos alcanzar el estado de Yoga sin pureza interna.
Jesús dice en el Evangelio: "Bienaventurados los que tienen corazón puro, porque ellos verán a Dios"
Patanjali, Y.S. II, 28: "Tan pronto como todas las impurezas han sido eliminadas por la práctica de las disciplinas espirituales (las partes del yoga), la visión espiritual de un ser humano se abre a la luz que le da el conocimiento del atman".
Amma da la siguiente definición de impureza: "La impureza es el sentimiento yo y mío", el sentimiento de separación, de división. Es muy difícil para nosotros deshacernos de este ego. El camino es la rendición total del cuerpo, la mente y el intelecto, dice Amma, es extremadamente difícil, pero podemos alcanzarlo si establecemos una conexión de amor con el maestro. El maestro nos guiará pacientemente hacia ese objetivo. Pero depende de nosotros rendir el ego o no.
Hay una bonita historia sobre Kabir, el santo. Algunas personas vienen y le preguntan a San Kabir: "¿Qué es rendirse?" Kabir no responde de inmediato, pero poco después le pide a un discípulo que traiga una vela aunque sea de día y haya mucha luz. El discípulo obedece implícitamente, demostrando su rendición, pero la gente no comprende y vuelve a hacer la misma pregunta. Entonces Kabir le pide al mismo discípulo que traiga dulces, gulab jamun, estas bolas muy dulces que se encuentran en el norte de la India; luego le pide que ponga sal en los gulab jamuns y nuevamente, el discípulo obedece. Kabir luego ofrece estos gulab jamun salados a todos, pero la gente se niega a comer. ¡Están molestos de que Kabir haya mezclado sal con estos dulces y pida luego que se los coman! Solo el discípulo acepta comerlo. Cuando se le hizo la misma pregunta por tercera vez, Kabir responde que el discípulo acaba de demostrar lo que es la rendición. Rendirse significa rendir nuestro ego y nuestra propia voluntad.
Las Escrituras dicen que el conocimiento del Ser amanecerá automáticamente en alguien cuyo corazón sea puro. BG IV, 38: "En la tierra no hay purificador tan grande como el conocimiento; aquel que ha alcanzado la pureza del corazón a través de una práctica prolongada de karma yoga, automáticamente ve la luz de la Verdad en el ser en el curso del tiempo".
El Chandogya Upanishad narra la historia de Satyakama y vemos allí un ejemplo de obtención de pureza a través del karma yoga. "Después de iniciar a Satyakama, el sabio le dio cuatrocientas reses magras y enfermizas, diciendo:" Cuida bien de estas, muchacho". El muchacho las condujo rápidamente hacia el bosque, prometiéndose a sí mismo que no regresaría hasta que fueran mil. Vivió en el bosque por muchos años, y cuando el ganado aumentó a mil, el toro de la manada se le acercó y le dijo: "Satyakama, nos hemos convertido en una manada de mil. Condúcenos a la casa de tu maestro y te mostraré un pie de Brahman" Así que el toro ayudó y enseñó a Satyakama, luego fue el fuego, luego un cisne, luego un somorgujo (una gran ave acuática).
"Finalmente, el joven llegó a la casa de su maestro y se presentó reverentemente ante él. Tan pronto como Gautama lo vio, exclamó: "Hijo mío, tu rostro brilla como un conocedor de Brahman. ¿A través de quiénes aprendiste? Satyakama respondió: "A través de seres que no son humanos", pero deseo que tú también me enseñes. Porque he oído de los sabios que solo el conocimiento que imparte el Gurú conducirá al bien supremo."
Entonces el sabio le enseñó ese conocimiento y no se dejó nada."
Aquí podemos ver primero la actitud humilde de Satyakama. Él sabe que es ignorante y viene a pedir el conocimiento supremo. Cuando el maestro lo envía al bosque, no protesta diciendo que quiere estudiar las Escrituras o estar con el maestro. Él obedece de inmediato. Luego, durante años, trabaja muy duro, haciendo karma yoga, cuidando él solo de cientos de vacas. Vive en el bosque, lo que significa una vida de renuncia, sin comodidades. Él rinde culto todos los días, postrándose y mirando hacia el este, dice el Upanishad. En la India, el Este es tradicionalmente la dirección hacia la que mira el sacerdote durante un ritual. Después de muchos años de llevar esta vida, su mente se ha vuelto tan sutil que puede ser enseñada por el toro, el fuego, el cisne y el ave acuática.
Pero él sabe que solo un maestro auto-realizado puede dar el conocimiento supremo, y lo pide con toda humildad. Esto muestra la importancia de la gracia. Para alcanzar el estado de yoga, se necesita gracia.
Importancia de la gracia
Nuestros esfuerzos son limitados. No podemos alcanzar el infinito con nuestros esfuerzos limitados. La gracia es necesaria, pero la forma de conseguirlo es la sinceridad. BG Ch IV, 34: "Comprende la verdadera naturaleza de ese Conocimiento acercándote al alma iluminada. Si te postras a sus pies, les prestas servicio y los interrogas con un corazón abierto e inocente, esos sabios videntes de la Verdad te instruirán en ese Conocimiento". Esto es exactamente lo que vemos en la historia de Satyakama.
El camino de Amma (visto como una imagen de pájaro): karma yoga, bhakti yoga, jnana yoga. Las dos alas y la cola, los 3 son necesarios.
Karma yoga ayuda a superar lo que te gusta y lo que no te gusta; si se hace con la actitud correcta conduce a moksha. Actitud: como una ofrenda a Dios, con concentración y devoción, solo soy un instrumento, no soy el hacedor.
Bhakti yoga: da dulzura, ayuda a conectar con el Supremo en el corazón. Los místicos cristianos y los místicos hindúes hablan de la cueva del corazón, donde Dios habita. Amma a menudo dice que el lugar donde Dios habita es el corazón, y tenemos que dejar caer la cabeza (el asiento del ego) en el corazón. Ayuda a obtener concentración. Donde hay amor, hay concentración.
Jnana yoga es la cola que le da dirección al pájaro. Estudiamos las Escrituras o las palabras de un mahatma para recordar el objetivo de la vida humana, para saber hacia dónde vamos. Amma a menudo cuenta la historia de un famoso escritor que viaja en tren y no puede encontrar su billete cuando llega el inspector del tren. Como es tan famoso, el inspector dice que no hay problema, pues sabe que seguramente habrá comprado el billete. Pero el hombre continúa buscando el billete porque ha olvidado cuál es su destino. Él no sabe a dónde va. Amma dice que somos iguales a este escritor, y es cierto en nuestra sociedad materialista, hemos olvidado completamente el objetivo, y éste no se enseña.
Pero somos muy afortunados por tener la Presencia de Amma. Hagamos lo que hagamos, el camino es la rendición, y mostrar una actitud de gratitud. Historia de los 2 sadhaks que hacen austeridades debajo de un árbol baniano. Narada va hacia Vaikunta para preguntar al Señor cuántos años se necesitan para alcanzar moksha. Contestación: tantos como hojas hay en este baniano. El 1º se va, mientras que el 2º baila con alegría y alcanza la liberación al instante.
Como conclusión, me gustaría citar estas palabras del Chandogya Upanishad, sobre las que podemos meditar, ya que describen nuestro objetivo: "Al igual que aquí en la tierra toda la riqueza que uno gana es transitoria, así también son transitorios los disfrutes celestiales adquiridos por la realización de sacrificios". Por lo tanto, aquellos que mueren sin haberse percatado del Ser y sus deseos correctos no encuentran felicidad permanente en ningún mundo al que vayan; mientras que aquellos que se han percatado del Ser y sus deseos correctos encuentran la felicidad permanente en todas partes".
El estado del Yoga es incalculable.
Como conclusión, me gustaría citar las palabras de Amma. Amma comienza cada Satsang con la misma frase: "Amma se inclina ante todos vosotros, que sois la encarnación del Amor Divino y la Conciencia Suprema. Premaswaruupikalum, aatmaswaruupikalum, ellavarkum namaskaaram. Esta plegaria contiene toda la sabiduría de las Escrituras de la India; también se parece mucho a las palabras de Cristo: el Reino de los Cielos está dentro de vosotros. Por la gracia de Amma, que todos podamos pronto percatarnos de esta Verdad y alcanzar el estado de Yoga.
Revista Matruvani (Junio 2018)
4 MENSAJE DE AMMA
El ego y la ira
SÁTSANG
10 De la consciencia a la fe
Swamini Krishnamrita Prana, Australia
18 Entregarse a la danza divina -2-
Swami Paramatmananda Puri, Estados Unidos
EXPERIENCIA
27 La bendición floral de Amma
Vaishnavi (Monica Ehnis), Alemania
33 Sin tiempo, sin espacio, nada
Miliee Kassim, Malasia
39 PALABRAS DE SABIDURÍA
SANÁTANA DHARMA
40 Reflexiones sobre el Libro de Dios - 7 -
Swami Paramatmananda Puri, Estados Unidos
47 El camino de la dicha
Padmanabhan, India
ALREDEDOR DE AMMA
56 Un darshan de ensueño
Preeta (Mélanie Gardyn), Francia
58 La verdadera agente inmobiliaria
Latha Nair, India
60 INFORMACIONES
64 CONTACTOS
AMOR ESPIRITUAL Y AMOR MUNDANO
SINTESIS SATSANG 26.05.2018
AMOR ESPIRITUAL Y AMOR MUNDANO
¡Despertad hijos! Vol. IV
Pregunta un devoto: “Amma, ¿cuál es la diferencia entre el amor espiritual y el amor mundano?”
“Hijo, el amor es amor, pero la intensidad y la profundidad son distintas. El amor espiritual es tan profundo como un pozo sin fondo. No se puede medir su profundidad ni su amplitud. El amor espiritual no tiene límites, mientras que el amor mundano es superficial y poco profundo. El espíritu del amor mundano no es constante. Su ritmo fluctúa, va y viene. Al principio, nos parece bello y nos llenamos de entusiasmo pero, poco a poco, pierde belleza y emoción y acaba siendo superficial. En la mayoría de los casos, suele terminar en disgustos, odio y en un profundo dolor.
El amor espiritual es distinto. Al principio suele ser hermoso y tranquilo. Después, llega la agonía de la añoranza. A lo largo del periodo intermedio, continúa la agonía, que se hace más intensa e insoportable. A ello le sigue un agonizante dolor que dura hasta poco antes de que se produzca la unión con el amado. Esta unidad es hermosa, incluso mucho más que al principio. La belleza y la paz de esta unidad en el amor duran por siempre. Un amor así no se agota ni disminuye nunca. Es constante, siempre vivo y, cada momento, se vive enamorado. El amor te traga, te devora por completo hasta que tu `yo´ desaparece y sólo hay amor. Todo tu ser se transforma en amor. El amor espiritual culmina en unidad. En ocasiones, una relación entre dos personas, si es pura, puede alcanzar esta unión. La Madre os va a contar una historia. “
La Madre empezó a narrar una historia sobre el amor puro entre Manohari y Arun. “La hija de un rey llamado Shaktivarnam, Manohari, era una hermosa princesa llena de virtudes. Su madre, la reina, tenía muchos sirvientes. Una de ellas era una piadosa mujer llamada Arundhati, cuyo hijo se llamaba Arun. Desde la muerte de su esposo, Arun era su única compañía. Cuando llegó a palacio para servir a la reina, Arun la acompañaba.
La princesa Manohari y Arun se hicieron compañeros de juego.
Como eran niños, nadie dio importancia al tiempo que pasaban jugando juntos. Transcurrieron los años y, a medida que crecían, continuaron siendo amigos íntimos. Se contaban lo que hacían y cómo se sentían. Cada vez que Arun se presentaba en palacio, Manohari se sentía ansiosa por contarle todo lo sucedido en su vida y en el palacio. `Queridísimo amigo, la reina ha ordenado construir para mí una hermosa cama con incrustaciones de piedras preciosas… esta túnica dorada que llevo ahora, me la regaló el rey… ¿sabes, pronto la reina va a hacer que construyan un hermoso jardín para mí? Nosotros jugaremos juntos en ese jardín´. Estas eran las cosas que le contaba. Arun siempre escuchaba entusiasmado las historias de la princesa y él, a su vez, hablaba sobre cómo su madre trabajaba duramente todos los días para poder criarlo. Manohari, que era un parangón de todas las buenas cualidades, sentía una gran compasión por la situación de Arun y su dura vida.
El tiempo fue pasando y, cuando se hicieron jóvenes adultos, su relación se afianzó más que nunca. Una cadena irrompible de amor los unía. Un amor que no se quedaba en la superficie, pues era un amor muy profundo. Por eso, les resultó muy difícil estar lejos el uno del otro, ya que empezaron a sentir la angustia de la separación. Además, cada vez era más difícil verse con tanta libertad y asiduidad como antes, pues ya no eran niños, sino un hombre y una mujer jóvenes. Sin embargo, se las ingeniaron para encontrase en secreto y abrir sus corazones el uno al otro. En silencio, mirándose profundamente en los ojos del amado, se olvidaban del mundo exterior.
Aun en la distancia, ambos estaban ausentes y no hacían más que pensar en el otro. No dejaban de imaginarse una y otra vez dónde estaría el amado o qué estaría haciendo. El terrible dolor de la separación ardía en sus corazones. Cuando se reunían y estaban juntos, su encuentro se convertía en una meditación. Se sentaban uno enfrente del otro, mirándose a los ojos. No había contacto físico y, sin embargo, experimentaban el calor y la profundidad del amor puro”
La madre hizo una pausa y dio más detalles sobre el amor puro: “Hijos, donde hay amor puro, no hay deseo sexual. Donde está Rama, Ravana no puede desarrollarse. En otras palabras, donde hay un amor puro e inmaculado (Rama), no hay lujuria (Ravana). La Madre se acuerda ahora de otra historia.
Después de raptar a Sita, la consorte sagrada de Rama, y de llevarla a Lanka, Ravana, el rey de los demonios, intentó por varios medios conquistar el corazón de Sita. Pero todos sus esfuerzos fueron vanos. Sita no dejaba de cantar el nombre de Rama y siempre estaba pensando en él. Su corazón era uno con el de su Señor.
A pesar de que Ravana era malvado, su esposa era una mujer virtuosa y honesta. Dispuesta a complacer a su marido, le sugirió la forma de conquistar el corazón de Sita. `Escuch, mi Señor –le dijo-, tienes muchos poderes. Eres capaz de asumir la forma que desees. Toma la forma de Rama y acércate a Sita así. Sin lugar a dudas, ella será tuya.´
Entonces, Ravana respondió: `En cuanto me convierta en Rama, ya no tendré Kama (deseo sexual). ¿Qué sentido tiene acercarse a Sita de esa manera?´
El amor puro trasciende el cuerpo, pues es un amor entre corazones. No tiene nada que ver con el cuerpo.”
La Madre siguió narrando la historia de Manohari y Arun: “Los dos amantes perdieron el interés por cualquier otra cosa. Manohari se pasaba las horas en su habitación, experimentando el terrible dolor de la separación. Arun vagaba de una lado a otro, atormentado por encontrarse lejos de su amada. La llama del amor los quemaba y consumía. Sus corazones ardían como una vela. El rey y la reina se percataron del cambio experimentado por su hija y se preguntaban qué le estaría ocurriendo. Así que encargaron a unos espías que descubrieran qué hacía y a quién veía. No pasó mucho tiempo antes de que saliera a la luz toda la historia de la relación entre Manohari y Arun. Fue un escándalo en palacio.
Inmediatamente, el rey exilió a Arun a una remota isla y dio órdenes a sus soldados para que lo matasen envenenando su comida y enterrándolo después. Los soldados así lo hicieron. Para evitar sospechas, no metieron a Arun en un ataúd, sino en una sencilla caja de madera donde lo enterraron a altas horas de la madrugada.”
La Madre hizo una pausa en la historia, cerró los ojos y se sentó, absorta en su propio Ser. De vez en cuando, se reía feliz. Después de un rato abrió los ojos y, haciendo girar su mano derecha en el aire, cantó: “Shiva, Shiva. Shiva, Shiva”
Estuvieron en silencio hasta que alguien le recordó la historia. La Madre continuó: “Bien, ¿dónde estábamos? Ah, sí. Los soldados enterraron a Arun en algún lugar de la isla. Dos ladrones, escondidos tras unos matorrales, observaban de cerca todo lo que estaba ocurriendo. En la oscuridad de la noche, no pudieron distinguir qué era lo que los soldados enterraban. Todo lo que habían visto era una gran caja que portaban sobre los hombros. Creyendo que era un tesoro, lo desenterraron nada más irse los soldados. Los ladrones estaban emocionados y felices, pues pensaban que Dios les había otorgado una gran fortuna. Todo su entusiasmo y alegría se vino abajo cuando, al abrir la caja, vieron que no se trataba de un tesoro enterrado, sino de un hombre.
Al principio pensaron que era un cadáver, pero se dieron cuenta de que todavía estaba vivo al ver cómo su pecho se movía. Aunque inconsciente, Arun respiraba. Se apiadaron del hombre que había sido enterrado vivo, le rociaron la cara con agua y lo sacaron de la caja. Cuando Arun volvió en sí, le dieron agua. Nada más terminar de beber, Arun comenzó a vomitar. Y siguió vomitando hasta limpiarse de todo el veneno.
Arun mró a su alrededor y se sorprendió de estar todavía vivo. Aunque los ladrones le hicieron muchísimas preguntas, él no contestó ninguna. No hablaba; simplemente, los miraba. Un sentimiento de compasión desconocido y misterioso por ese hombre se apoderó de los dos ladrones. Conmovidos por esa extraña compasión, no le hicieron más preguntas y lo dejaron marchar. Sintiéndose mejor físicamente, Arun empezó a caminar en la oscuridad, como alguien que hubiera sido transportado a otro mundo.
EL rey había mantenido en secreto sus órdenes de exiliar y ejecutar a Arun. Los soldados y la reina habían jurado no decir nada. Aunque Manohari desconocía la suerte de Arun, en cuanto él desapareció, ella se sintió inquieta y experimentó un agudo y terrible dolor en su interior. Este dolor alcanzó su punto álgido en el momento en que Arun fue enterrado vivo y su sufrimiento se convirtió en una profunda agonía. No recibía noticias de Arun y ya había pasado mucho tiempo desde que se habían visto por última vez, mucho tiempo desde que los dos amantes habían estado juntos.
Cada día estaba más delgada y languidecía de dolor. Dejó de comer y dormir, y sólo pensaba en su amado. La familia real se preocupó mucho. La salud de la princesa se deterioró con rapidez hasta que, al final, quedó postrada en cama. Fueron llamados eminentes médicos que probaron, en vano, varias medicinas y tratamientos. Nada le devolvía la salud a Manohari. Tenía la cara pálida y demacrada, y nunca cerraba los ojos. A pesar de su profundo dolor, en su rostro se reflejaba todo su amor y deseo por estar junto a su amado.
De manera misteriosa, aparecieron en su cuerpo extrañas heridas, hematomas y cortes. Nadie lo podía explicar, pues en su habitación no había ningún objeto peligroso. Los médicos estaban verdaderamente confundidos. A veces, se caía de la cama, como si alguien la hubiera tirado. Otras, la encontraban a gatas encima de la cama. En ocasiones murmuraba extraños sonidos que parecían no querer decir nada. Sin embargo, a pesar de estos sucesos inexplicables e inquietantes, también había veces en las que estaba serena y en paz. Mantenía el porte de la princesa que en realidad era, y todo parecía estar en orden, con la excepción de que no decía nada, ni se percataba de la presencia de las personas que iban a su habitación. Nadie podía imaginarse qué significaba todo aquello y continuó siendo un misterio para los habitantes de palacio.
Mientras tanto, Arun estaba solo, sin nadie a quien poder abrir su corazón. Vagó por colinas y llanuras, cruzó ríos y bosques en pos de su amada Manoharu. A veces, tenía arrebatos de locura y su aspecto exterior era el de un hombre trastornado, con el pelo largo y enmarañado, igual que su barba. Estaba tan delgado y demacrado que parecía un esqueleto. Los ojo, hundidos en sus cuencas, todavía reflejaban el fuego del amor. No comía ni dormía y el nombre de su amada Manohari afloraba sin cesar en sus labios. Aunque parecía que se había escapado de un manicomio, tenía algo especial. Los habitantes de la isla se acostumbraron a él y a sus rarezas, y empezaron a sentir un gran cariño por él.
A medida que pasaban los días, el amor de Arun se hizo más intenso. A veces gritaba el nombre de Manohari. Incluso empezó a preguntar a las personas con las que se encontraba: “¿Dónde está mi amada? ¿La habéis visto?” Como pasaba la mayor parte del tiempo en el bosque, también preguntaba a los animales, pájaros, árboles, plantas, arbustos e incluso a los granos de arena si habían visto a su amada.”
De nuevo, la Madre entró en un estado de embriaguez. Cerró los ojos y las lágrimas corrieron por sus mejillas. La manera en la que la Madre contaba la historia era tan conmovedora, que todos los que la escuchaban también lloraron. Cuando la Madre menciona algo sobre el Amor Puro, se ve transportada a otro mundo. El amor es su Verdadera Naturaleza; por ello, hablar sobre el amor debe de suponer una prueba para la Madre, pues tiene que mantener su mente en un nivel de conciencia más bajo.
Después de un rato, la Madre volvió al plano normal de conciencia y prosiguió con el relato: “El ardiente amor de Arun por Manohari prevaleció hasta tal punto que incluso los feroces animales salvajes se tornaban mansos ante él. Los leones y tigres se hicieron sus amigos. El amor los había domado de tal manera que se recostaban pacíficamente al lado de los ciervos y conejos. Sentían su tristeza y también lloraban cuando él lo hacía. Se unían a él cuando bailaba extasiado por la dicha del amor. Después, cuando el dolor atroz de la separación lo golpeaba, caía inconsciente.
A veces, cuando se caía o tropezaba, se hería con alguna piedra afilada o una rama, o chocaba contra un árbol. Ya lloviera o luciera el sol, siempre estaba al aire libre, ajeno por completo al estado de su cuerpo. Los dos amantes estaban tan compenetrados, que todo lo que le ocurría a Arun se manifestaba en el cuerpo de su amada. Ese era el misterio que se escondía tras las heridas, moratones y cortes que aparecían en el cuerpo de Manohari.
La princesa no salía de la cama y había entrado en coma. Su cuerpo se iba consumiendo. Yacía como un cadáver. A veces, sus labios se movían ligeramente y, si alguien prestaba mucha atención y escuchaba con cuidado, podía oír cómo decía: `Arun… Arun… Arun…´ Salvo en estas ocasiones, apenas respiraba. Sus padres estaban sumidos en un profundo dolor y ya no tenían esperanzas de que se recuperase su hija. Los sirvientes de la princesa, que sentían un gran amor por ella, se lamentaban alrededor de su cama. Todo el reino estaba sumido en la melancolía. Hasta los campos dejaron de dar una buena cosecha.
En estas circunstancias, un día apareció en el palacio un hombre santo. Un aura de serenidad y profunda paz lo rodeaba. Al ver la aflicción del rey y la reina, que tanto sufrían por la extraña enfermedad de su hija, pidió ver a Manohari. Entró en la habitación de la princesa y vio a la muchacha en coma. Observó en silencio su lamentable estado, se sentó y se dispuso a meditar. Cuando abrió los ojos, llamó al rey y a la reina y les dijo: `Hay un modo de salvar a vuestra hija, pero…´ En ese momento se detuvo.
El rey suplicó inmediatamente; `Oh, Venerable, dinos el remedio. Sea lo que sea, haremos todo lo que esté en nuestras manos. Por favor, dinos qué es.´
El santo les contestó: `Vuestra hija ama profundamente a un hombre. Sólo él puede salvarla. No existe otra manera. De otra forma, pronto morirá. Haz venir al hombre aquí y deja que toque a la princesa. Él le devolverá la vida.´
El rey, aturdido, cayó a los pies del santo. Le confesó toda la historia sobre cómo había exiliado a Arun a una isla remota y había ordenado a sus soldados que lo envenenaran y enterraran. El remordimiento golpeó la conciencia del rey, que empezó a llorar arrepentido, a los pies del santo.
Valorando lo que acababa de escuchar, el santo volvió a meditar. Después de hacerlo, sonrió y le aseguró al rey: `No se preocupe. El muchacho todavía está vivo y en la misma isla donde fue exiliado´. Antes de salir de la habitación, acarició con suavidad y afecto a la princesa, como transmitiéndole la idea de que pronto se pondría bien.”
Amma hizo otra pausa. Es este corto intervalo de tiempo, uno de los brahmacharis nuevos estuvo a punto de hacer una pregunta, pero se contuvo al recordar que no era apropiado interrumpir cuando el Gurú estaba hablando. La Madre se dio cuenta de ello e instó: “Hijo, vamos, no dudes. ¿Qué querías preguntar?”
“Amma”, dijo, “dijiste que Arun preguntó incluso a los animales y pájaros sobre su amada Manohari. Esto no tiene sentido para mí. Hay que estar loco para hacerlo.”
Amma respondió: “Tienes razón, hijo. Estaba loco. Loco de amor. Cuando una persona está loca de amor, no ve objetos con sus diversas formas. Sólo ve a su amada en todo lo que contempla. Todos los objetos palpitan de vida. No mira más que en una dirección. Está alerta y consciente. Su mente sólo fluye hacia un objeto, su amada. El resto deja de existir en este tipo de locura.
En un estado normal de locura mental, la persona pierde la concentración. La mente y el mundo se convierten en una confusión infernal. Pero, en el estado de locura que surge del amor puro, no se mira más que en una dirección. Todo el ser, cada poro del cuerpo se concentra por completo en un solo punto. En este caso, la locura es divina y divinamente purificadora.
Hijos, ¿qué hicieron las Gopis de Brindavan? Ellas también encontraron mensajeros en los objetos, ya fueran animados o inanimados. El dolor que experimentan al estar separadas de krishna era tan insoportable que incluso pensaron que una abeja podía ser un buen mensajero capaz de interceder por ellas ante el Señor Krishna. El mensaje de una de las Gopis fue: ` ¡Oh, abeja, ruega a mi Señor que se ponga la guirnalda de mi adoración´. Otra Gopi dijo: `Dile a mi amado que venga a iluminar la oscuridad de mi corazón´. El mensaje de Radha fue: `Suplica a mi amado Señor que haga brotar verde hierba en las arenas desérticas del corazón de Radha para que sus pies puedan caminar sobre ella, ligeros y suaves.´
¿Qué hizo Rama cuando Ravana raptó a Sita? Él también preguntó a los árboles, plantas, pájaros y animales sobre su amada. Pero terminemos ya la historia.
La Madre continuó: “El rey envió inmediatamente un destacamento de soldados a la isla para buscar a Arun. Los que lo habían enterrado condujeron a los demás hasta el lugar donde dejaron la caja. Cavaron en ese punto pero no encontraron nada. No encontraron ni rastro de que algo hubiera estado enterrado allí y, por supuesto, ni rastro de un cuerpo. Los soldados se dividieron en pequeños grupos encargados de rastrear el terreno en busca de Arun. Allá donde iban, preguntaban a los habitantes si habían visto al joven. Al cabo de un tiempo oyeron hablar de un vagabundo local y algo especial.
Continuaron con la búsqueda y, al final, llegaron al bosque en el que vivía Arun. Se quedaron atónitos cuando vieron a un hombre bailando, cantando, riendo y llorando entre leones, tigres, ciervos, ardillas, pájaros y otros animales del bosque. Los animales estaban muy tranquilos, con una actitud amistosa, y ninguno atacó a los soldados ni salieron huyendo de miedo ante ellos. Los soldados querían saber si ese extraño hombre era en realidad Arun. En verdad, no creían que pudiera ser la misma persona que solían ver en palacio. ¿Cómo podían descubrirlo? Finalmente, alguien tuvo una gran idea. La mejor manera de saber si se trataba de Arun era repetir en alto el nombre de la princesa para que él lo escuchara. Así que un hombre se acercó a aquel loco y gritó: “Manohari… Manohari… Manohari…”.
Al escuchar este maravilloso sonido, Arun sintió que un néctar de ambrosía inundaba su corazón. Se giró y caminó en dirección a las voces. Sus ojos se llenaron de amor mientras corría tras el nombre de su amada hasta que cayó en el lugar donde estaban los soldados. Ahora, no tenían ninguna duda de que se trataba de Arun. Lo subieron a hombros y emprendieron la marcha. Los pájaros y animales contemplaron la escena en silencio y lloraron al ver cómo se llevaban a su querido amigo y alma gemela.
Condujeron a Arun hasta el reino. Cuando se acercó al lecho de Manohari, todo su ser resplandecía. Su mera presencia insufló vida y energía al cuerpo de la princesa. La tocó y, como saliendo de un profundo sueño, se despertó suavemente. Creyó que estaba en trance y que podía ver a su amado. Se sonrieron y sus ojos bebían en profundas corrientes de amor. Era como si nunca se hubieran separado y, en cierto modo, nunca lo habían hecho.
El rey y la reina se sentían alegres y agradecidos porque su hija había vuelto a la vida. Con una gran sonrisa, los sirvientes de la corte se apresuraron a contar a todos que la princesa se había despertado y estaba bien. Pero no era la vida de la corte lo que los amantes deseaban. No querían nada del mundo. Sus corazones se habían unido mucho antes del exilio y su mundo era el del amor. Los dos eligieron vivir una vida espiritual. Renunciaron al mundo para hacerse sannyasins y sus corazones permanecieron por siempre unidos.”
Así terminó la Madre la historia de los dos amantes, Manohari y Arun. Era un cuento maravilloso que había conmovido los corazones de todos los que escuchaban en profundo silencio. Emocionados y sin hacer el más mínimo movimiento, observaban a la Madre. En su corazón, cada devoto sentía que estaba ante la encarnación del mismísimo Amor. A veces, tenían la sensación de que si la miraban fijamente, detectarían el secreto de lo que andaban buscando; pero, por supuesto, siempre se les escapaba. Uno de los brahmacharis aprovechó para preguntarle: “Amma, ¿cuál es la conclusión?”
“Hijos –respondió Amma- ya se trate de amor espiritual o de amor mundano, el amor siempre es amor. La única diferencia está en la profundidad e intensidad. Aunque el amor tenga un toque mundano al principio, puede alcanzar el punto más alto de pureza si es unidireccional y desinteresado. El amor puro no tiene nada que ver con el cuerpo. El amor une el alma del amante con la del amado. Pero como la Madre dijo antes, el amor puro supone un enorme grado de auto sacrificio. En ciertas ocasiones, puede provocar un intenso dolor, pero siempre culmina en la eterna felicidad.
>>En este estado final de unidad, aunque los amantes conserven sus cuerpos y existan como dos cuerpos, en la profundidad de su amor, son un único ser. Son como las dos orillas de un río, distintas desde fuera; pero, en lo más hondo, son una, pues están unidas en su profundidad. Lo mismo ocurre con los amantes auténticos. Aunque desde fuera parece que son dos personas, en lo más profundo son uno, unidos en el amor.
>>Hijos -prosiguió Amma- el amor puede conseguir cualquier cosa, lo puede conseguir todo. Puede curar enfermedades, cicatrizar las heridas del corazón y transformar la mente humana. Con amor podéis superar cualquier obstáculo. El amor nos puede ayudar a eliminar la tensión física, menta e intelectual y, de esta manera, conseguir paz y felicidad. El amor es la ambrosía que añade belleza y encanto a la vida. El amor puede crear otro mundo en el que sois inmortales.
El amor puro es la mejor medicina para el mundo moderno. Es lo que falta en todas las sociedades. La causa principal de cualquier problema, tanto personal como global, es la falta de amor. El amor es el lazo de unión. El amor crea el sentimiento de unidad entre las personas. Une a un país y a sus habitantes. El amor crea un sentimiento de unidad, mientras que el odio divide. El egoísmo y el odio hacen añicos la mente. El amor debería prevalecer por encima de todo. No hay ningún problema que el amor no pueda resolver.”
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ABANDONARSE A DIOS PARA AFRONTAR EL KARMA
SINTESIS SATSANG 19.05.2018
ABANDONARSE A DIOS PARA AFRONTAR EL KARMA
(¡Despertad hijos! Vol. VI)
Un invitado preguntó: “Amma, ¿hay algún período especial en la vida en el que la ley del karma comienza a actuar? ¿Es posible recibir alguna señal antes de que esto ocurra?”
Con una sonrisa pícara en la cara, Amma respondió: “Cuando los sentimientos egoístas del `yo´ y `mío´ aparecen, entonces la ley del karma comienza a actuar sobre vosotros. Cuando emerge el ego, os olvidáis de Dios. Habláis y actuáis contra las leyes de la naturaleza. Degeneráis en todos los sentidos. Todas vuestras virtudes y buenas cualidades, como la preocupación por los demás, el amor y el perdón desaparecen. Es entonces cuando la ley del karma surte efecto. Cuando le dais vueltas al pasado, cuando criticáis e insultáis a los demás por los contratiempos que ocurren en esta vida, cuando planeáis y soñáis un futuro lleno de promesas y os olvidáis de vivir el presente, ahí es cuando la ley del karma empieza a actuar en vosotros. Tanto en el caso de una persona en concreto o en el de una sociedad entera, esto ocurre cuando olvidamos a Dios. Es entonces cuando la gente entra en el ciclo del karma. En verdad, esta vida y este cuerpo son resultado del karma. Pero hay una manera sana e inteligente de que el karma actúe en vuestras vidas, una manera que nos permita llevar una vida feliz y alegre a la vez que nos enfrentamos a cada experiencia kármica predestinada.”
Otro invitado preguntó: “¿Cuál es esa manera sana e inteligente de acabar con las experiencias kármicas?”
“No os olvidéis nunca de vuestro verdadero Ser”, respondió Amma. “No os olvidéis nunca de que vuestra verdadera existencia es en Dios y de que todo lo que reclamáis como vuestro es pasajero. Si convertimos esto en nuestro lema y lo ponemos en práctica en nuestra vida cotidiana, tenemos la forma más inteligente de acabar con nuestras experiencias kármicas.
>>Nunca os olvidéis de Dios. Nunca olvidéis vuestro verdadero Origen. Nunca os alejéis del verdadero centro que hay en vosotros. ¿Podéis hacerlo? Si es así, es posible superar la ley kármica. Si practicáis esto, el karma y sus efectos no os dañarán. El karma se neutraliza mediante la Gracia de Dios o la del Gurú.
>>Sin Gracia, nadie puede enfrentarse al destino. El esfuerzo humano es, en verdad, poderoso. Pero los seres humanos carecen de discernimiento. Actúan por egoísmo y es por ello que, esencialmente, sus actos no tienen efecto en lo que a su destino se refiere. Abandonaos al Paramatman. Actuad sin enorgulleceros de vuestro poder; orad y tratad de sentir la presencia de Dios en todo lo que hagáis. Agradecer su Gracia. Esto es lo más importante. Los seres piensan que es posible oponerse al destino, pero no es así. Aunque luchéis con toda vuestra fuerza y energía, seréis derrotados y totalmente desarmados. El peso del destino os aplastará.”
Después se planteó otra pregunta: “¿Está diciendo Amma que el hombre está desvalido ante el karma o el destino?”.
Amma respondió: “No, no se trata de eso. La cuestión es que hagáis frente al karma sin sentiros egoístas por vuestro propio poder, sino invocando y confiando en Dios. Sólo se puede invocar el poder de Dios cuando os habéis rendido a Él y rendirse significa ser humilde, ser capaz de inclinarse. Hijos, el camino es la humildad. Inclinaos con humildad y el karma no os afectará; pasará sobre vuestras cabezas porque sois siervos de Dios y Él os protege.
>> A Amma le gustaría relataros dos incidentes que ocurrieron en la vida del Señor Krishna. Ambos sucedieron durante la gran batalla de Kurukshetra y este es el primer ejemplo. Cuando Drona, el gran maestro de armas de los Pandavas y los Kauravas fue asesinado por los primeros, Aswathama, su hijo, montó en cólera. Se sentía tan disgustado por el traicionero asesinato de su padre que disparó el Narayanastra, el misil más destructivo de todos. Escupiendo fuego y lanzando miles de armas destructivas desde su interior, el poderoso misil hizo estragos entre las filas de los Pandavas. En unos segundos, murieron miles de soldados. El Señor Krishna era el único que sabía cómo evitar este gran misil. Corrió entre los batallones de soldados, instruyendo a todos para que tirasen sus armas y se echasen al suelo. La orden de Krishna fue obedecida de inmediato y la tropa Pandava al completo puso cuerpo a tierra, todos salvo Bhima, el segundo hermano Pandava, el cual permaneció en el campo de batalla gritando, vociferando y retando al arma mortal. No quería rendirse. Se negaba por completo a entregar sus armas y echarse al suelo. Como deseaba enfrentarse cara a cara con el gran misil Narayanastra, siguió retándole con descaro, provocando a Aswathama. Así que Bhima, uno de los hombres más fuertes del mundo, permaneció de pie, sin miedo, delante de la flecha.
>>Por desgracia, ésta era extremadamente poderosa y resultó demasiado colosal incluso para él. El fuego que desprendía empezó a envolver a Bhima, que seguía bailando, gritando y saltando como una bola de fuego encolerizada. Al ver el inevitable peligro que amenazaba a Bhima, Krishna y Arjuna se le acercaron corriendo, gritándole, pidiéndole que arrojase sus armas y se echase al suelo. Pero sus ruegos resultaron inútiles hasta que Krishna y Arjuna le arrebataron las armas y las lanzaron lejos. Entre los dos, le agarraron y le obligaron a tumbarse. El efecto fu inmediato; el poderoso misil se retiró y se alejó de Bhima.
>>Bien, hijos, el poderoso Narayanastra representa el karma. Nada podía evitar que este atacase a los soldados; incluso los guerreros más valientes y fuertes como Bhima se encontraban indefensos ante su poder. Sólo la orden del Señor `Echaos, sed humildes´, podía salvarles. Bhima era un egoísta. Pensó que podía vencer utilizando su fuerza, pero fue atacado y casi derrotado. Se habría convertido en un puñado de cenizas en unos segundos si no hubiera sido por la intervención del Señor. Bhima había actuado por voluntad propia, se había esforzado, había intentado contraatacar. Había actuado, pero de manera errónea, en el momento y lugar equivocados.
>El mismo Señor les instruyó: `Echaos, abandonad vuestras armas´. Pero Bhima era demasiado egoísta para obedecer. Pensó que era grande, poderoso, que nadie le podía derrotar. La mayoría de las personas son egoístas y piensan que pueden hacer muchas cosas, pero el destino es mucho más potente y os destruirá a menos que sigáis las enseñanzas de un Maestro Perfecto o de Dios. Incluso entonces, el Señor le salvó porque Bhima estaba dispuesto a rendirse. Siempre había obedecido a Krishna, así que el Señor tuvo compasión de él y le salvó.
>>Hijos, ante las experiencias kármicas, las armas del ego y la fuerza no valen para nada a menos que las abandonéis siguiendo las instrucciones del Gurú y os entreguéis con humildad. No podéis escapar del karma. Si la Gracia de Dios o del Gurú está con vosotros, la flecha del karma, que ya ha salido disparada del arco de vuestro pasado, no os herirá.”
Después de una breve pausa, la Madre continuó: “Escuchad ahora este segundo incidente que ocurrió en el mismo campo de batalla del Mahabharata. En la lucha entre Arjuna y Karna, Karna era muy superior en el manejo del arco y la flecha. Con intención de herir a Arjuna en la cabeza, disparó un misil divino. El Señor Krishna, quien conducía el carro de Arjuna, previó el gran peligro kármico que acechaba a este. De inmediato, el compasivo Señor, presionando con su pulgar, obligó a los cuatro caballos a arrodillarse. Es más, la poderosa presión que el Señor ejerció con su pulgar hundió las ruedas del carro unos cuantos centímetros debajo de la tierra. Esto permitió que la flecha sólo se llevase la corona de Arjuna sin lastimar ninguna parte de su cuerpo.
>>Aquí hay también varios puntos que recordar. En primer lugar, era el mismo Señor el que llevaba el carro de Arjuna, lo cual significa que Arjuna eligió al Señor para llevar las riendas del carro de su vida. Antes de que comenzase la batalla, a Arjuna y a Duryodhana se les dieron dos opciones. Krishna les dijo: `Puedo dejar el control de todo mi ejército a uno de vosotros, pero yo no iré. O puedo ir, conduciendo vuestro carro, pero desarmado. ¿A quién elegís: a Mí o a Mi ejército?´ Sin dudarlo un instante, Arjuna replicó `Te elijo a ti, Señor. Tú sólo eres suficiente. No necesito al ejército.´ Así que Arjuna eligió al Señor como Maestro. Al rendirse, Arjuna obtuvo la Gracia del Señor. Arjuna tuvo capacidad de discernimiento; él no eligió a soldados humanos como amigos y ayudantes, eligió la ayuda del Señor Divino. Ahí está la diferencia. La Gracia del Señor hace que la flecha kármica pase por encima de vuestras cabezas, tal vez destruyendo una corona insignificante o algo parecido, pero salvándoos de un contratiempo fatal.
>>Arjuna era muy poderoso, pero no tan poderoso como Karna. Arjuna representa la acción, el esfuerzo humano; Karna es el destino que os aguarda. Karna era mucho más poderoso que Arjuna. Sin embargo, todos los esfuerzos de Arjuna no le habrían ayudado a salvar su vida ante la flecha fatal de Karna si la Gracia del Señor Todopoderoso no hubiera estado allí. Como podéis ver, Durdyodhana tenía un ejército más grande y mejor que los Pandavas. Contaba en sus filas con muchos guerreros valiosísimos. Su ejército era más poderoso desde todos los puntos de vista. Durdyodhana y su ejército representan la fuerza y el poder humanos sin la Gracia. Los Pandavas contaban en sus filas con el Señor Krishna, la mismísima fuente de Gracia y Poder. Estaba escrito que la batalla tenía que ocurrir. Nadie podía evitarlo. Era la culminación de todas las acciones pasadas realizadas tanto por los Kauravas como por los Pandavas. Era el fruto de sus acciones. Pero la auto rendición, la fe y la devoción ayudaron a los Pandavas a superar la situación, mientras que la arrogancia, la malicia y el egoísmo arruinaron a los Kauravas. Ellos fueron víctimas fáciles de la poderosa fuerza del karma.”
En esta satsang Amma nos instruye de forma sencilla acerca de aspectos profundos de la realidad. Ella nos enseña con amor y ternura qué pasos son necesarios dar para evitar el sufrimiento que nosotros mismos hemos creado durante innumerables vidas. Amma nos dice que para evitar los zarpazos del karma hay que poner en práctica la humildad. Esto nos lo dice en este satsang de dos maneras diferentes. Ella dice: “Actuar sin enorgullecerse” y (cito literalmente) “El camino es la humildad”. No dice que la humildad sea “un” camino entre otros posibles. Ella dice literalmente: “El camino es la humildad”. Ambos son uno. La humildad es el camino, el camino es la humildad. Sin duda, este solo ingrediente hará que nuestro camino hacia Dios sea mucho más fácil y seguro.
Me gustaría compartir hoy con vosotros una segunda parte de esta enseñanza de Amma sobre cómo evitar el dolor del karma que tenemos que vivir en esta vida de forma inevitable, para que su peso sea más ligero y llevadero, o incluso evitado. En esta segunda parte, Amma centra sus enseñanzas en un tipo concreto de karma que todos, algunos más, otros menos, pero que todos en algún momento de nuestras vidas hemos experimentado: los insultos. En este satsang, Amma nos enseña cómo hacer frente a los insultos.
Amma había reprendido a un brahmachari con severidad por su desorden en la habitación y su poca sraddha en cuanto a la limpieza de su espacio y del polvo acumulado en su dyana rupam, su foto de meditación. Aunque el brahmachari estaba un poco molesto al haber sido evidenciado en público, confesó estos sentimientos de rebeldía a Amma, lo que provocó mucha risa en los presentes. Amma se animó y empezó a reírse también. Cuando se calmaron, Amma dijo: “Hijo, cuando la gente no puede hacer algo o le resulta muy difícil conseguirlo, trata de justificar sus propias acciones. Así es la naturaleza humana. Cuando se da cuenta de que va a perder, busca la salida. Aun si esto no tiene mucho sentido, lo racionaliza. Este es un vasana muy sutil, otro de los trucos de la mente. Tened cuidado y estad alerta ante este aspecto de la mente. Un buscador no debería caer presa de tal debilidad mental.”
Ahora que el brahmachari se sentía mejor, Amma prosiguió hablando: “Hijo, no hay nada de lo que preocuparse. Surgirán los sentimientos negativos; es el pasado. Al menos, has confesado tus sentimientos. Eso significa que no eres un hipócrita. Hay muy poca gente que pueda permanecer tranquila e indemne cuando se muestran sus faltas y debilidades. Estos sentimientos heridos han salido a la superficie ahora, en presencia de Amma, y los sentimientos negativos desaparecerán con tu amor por Ella. Pero en otros casos, la negatividad permanece y así crea otra herida profunda. Tened cuidado con esto.
>>La negatividad acumulada formará una larguísima cadena en vuestro interior. Os han insultado y os han reñido muchas veces en los innumerables nacimientos que habéis tenido. Cuando alguien os insulta, lo hace desde su pasado y, cuando vosotros reaccionáis, también lo hacéis desde vuestro pasado. Ambos habéis sido víctimas de insultos y habéis hecho a otros vuestras víctimas tanto en vidas anteriores como en esta. Por eso, todas vuestras acciones y palabras, ya sean positivas o negativas, reflejan el pasado. La acumulación del pasado se encuentra en vuestro interior, y el almacén está lleno, incluso sobrecargado. En primer lugar, para vaciar el ego, el cual es la suma total de todos estos sentimientos negativos, deberíais sentir toda su pesadez. En verdad me maravilla que no sintáis la pesada carga. Empezar a sentir esa pesadez es una buena señal. De ahora en adelante, comenzaréis a descargarla.
>>Amma ha escuchado la historia de un discípulo cuyo maestro le instruyó de esta manera: durante tres años tenía que dar dinero a todo el que le insultara y no debía replicarle. Una vez que este periodo de prueba terminó, el maestro le dijo: `Ahora puedes ir al mundo del verdadero conocimiento y aprender sabiduría´. Cuando el discípulo estaba a punto de entrar en el mundo del verdadero conocimiento, se encontró con un sabio sentado a la puerta insultando a todos los que entraban y salían. Este hombre también insultó al discípulo, quien inmediatamente se echó a reír. ` ¿Por qué te ríes cuando te insulto?´, le preguntó el sabio. `Porque durante tres años he pagado por esto y ahora me lo das a cambio de nada´, respondió el discípulo. El hombre sabio le contestó: `Entra en el reino del conocimiento; es todo tuyo.´
>>Reíros de corazón de aquellos que os insultan mientras veis cómo su pasado se refleja en sus palabras. Premiad a aquellos que os insultan. Intentad no replicarles nada malo y poco a poco, a su debido tiempo, tratad de no guardar ningún resentimiento hacia ellos. Actuad pero no reaccionéis. Si lo hacéis así, entraréis en lo más profundo de vuestra conciencia.
>>Ahora, cuando pensabas que Amma te estaba insultando (le dice Amma al brahmachari), te mantuviste tranquilo y no reaccionaste. Es más, confesaste que te sentías herido cuando Amma pronunció esas palabras. Esa es una buena señal. Intenta hacer lo mismo con otros. Cuando te insulten o se enfaden contigo, intenta no responder, mientras imaginas que estás en presencia de Amma y que reaccionar así sería una falta de respeto. Trata de respetar a la otra persona, porque en verdad, está haciendo algo bueno para ti. Te está enseñando a guardar silencio y a tener paciencia. Empieza a sentir piedad por él, por su pasado herido y siente verdadera compasión y preocupación por él. `Pobre hombre, sufre por todas esas profundas heridas del pasado, está enfermo. Debería ayudarle tanto como pueda.´
>>Puede que todavía reacciones por dentro y que te hierva la sangre. Sin embargo, mediante un adecuado entendimiento y con conciencia, trata de comprender que quien te acusa está sufriendo por sus heridas pasadas. Y tú no quieres hacer daño a una persona herida y que sufre, porque eso es crueldad y tú no quieres ser cruel. Eres un sadhak, un buscador, y deseas ser amable y compasivo.
>>Es posible que sientas respeto pero no compasión ni preocupación. Una vez que aparece la compasión, perdonas al otro y olvidas sus insultos. Una persona compasiva no puede reaccionar, sólo puede sentir compasión. En tu estado mental actual, esto es difícil de lograr, pero está bien. Soltar no es tan fácil. Puede que no sientas amor, tal y como te ha ocurrido en esta ocasión con Amma. Primero, tu silencio provenía del respeto y la reverencia, o llámalo miedo por Amma. Pero todavía reaccionaste un poco por dentro. Después, reflexionaste lo suficiente como para confesar esta reacción mental a Amma. Así que, si sientes respeto por la otra persona, considéralo como un maestro que te enseña paciencia; o, si puedes imaginarte que Amma te está hablando a través de él, podrás guardar silencio. Es como cuando tu profesor de escuela te riñe por portarte mal en clase o por no haber estudiado la lección bien. Tú no le replicas; te callas por respeto, ¿no? Guarda silencio y retírate de la persona que te insulta porque si permaneces físicamente a su lado, al cabo de un tiempo puede que reacciones, aunque hayas conseguido no decir nada al principio. Así pues, aléjate físicamente de este tipo de situación.
>>Si tienes que quedarte, intenta traer a tu memoria recuerdos queridos, como los sucesos más inolvidables que te acontecieron con tu maestro espiritual, el día en que lo conociste, cómo él te mostró su compasión y su amor por ti. Recordar ideas que elevan y acariciar dulces recuerdos puede ayudarte a guardar silencio.
>> Sin embargo, aunque seas capaz de permanecer en silencio mientras él te insulta, puede que todavía tengas pensamientos de odio y venganza hacia él por su conducta mezquina y abusiva. Debes tener cuidado de no abrigar ningún sentimiento vengativo hacia esa persona. No lleves la herida del enfado y del odio en tu mente. Recuerda que él quería enseñarte algo, que tenía un mensaje para ti. Debes tener oídos y corazón para escuchar el mensaje y absorberlo. Más tarde, tendrás que trabajar para aceptar esto. Medita, reza, canta, repite tu mantra y reflexiona profundamente para librarte de estos y otros obstáculos emocionales.”
Que la Gracia de Amma nos ayude a sentir compasión por nuestros semejantes y a erradicar todos los sentimientos negativos de nuestro corazón.
Gracias.
Om Namah Shivaia
Todos llevamos una máscara tras la que escondemos nuestro ser verdadero.
23-24 Abril, Cochín, Kerala – Bharata Yatra 2018
Amma fue recibida con gran energía y entusiasmo a su llegada al Brahmasthanam de Cochín. Los alumnos de Amrita presentes cantaron mantras védicos y el Mata Rani Ki Jay.
Para recibirla y darla gracias estuvieron el actor Jayasurya, el organizador nacional Seema Jagaran Manch, A. Gopalakrishnam, la alcaldesa de Cochín, Soumini Jain, el miembro del Parlamento (MP) KV Thomas y miembros de la asamblea local (MLA) Hyby Eden y KJ Maxi.
MP KV Thomas dijo en su discurso que “el amor, el afecto maternal y la hermandad que nos muestra Amma no los hallaréis en ninguna otra parte. Por eso, dondequiera que Amma va se reúnen miles de personas sin distinción de casta, religión o lengua. Todos la comprenden.
Los padres cumplen los deseos de sus hijos sin pensar en las consecuencias
20-21 Abril, Trissur, Kerala – Bharata Yatra 2018
Amma pasó dos días de fiesta Brahmasthanam en Trissur, donde el calor sofocante solo se hacía soportable con las lluvias veraniegas nocturnas. A pesar del calor, miles de devotos se acercaron al programa para recibir las bendiciones de Amma.
Como parte de sus ofrendas a la ciudad de Trissur, Amma repartió retoños entre los miembros del equipo local de AYUDH, como siempre para promover la plantación de árboles. También entregó certificados de terminación a seis Panchayats de Trissur , donde ya se dispone de agua potable gracias al proyecto Jivamritam.
Amma en Palakkad: La armonía vital da felicidad, salud y longevidad
17-18 Abril, Palakkad, Kerala – Bharata Yatra 2018
Dos días de fiesta Brahmasthanam de Amma en Palakkad, Kerala. A pesar del intenso calor acudieron muchos devotos al encuentro con Amma para recibir sus bendiciones.
Amma aprovechó la fiesta para entregar retoños a los miembros del equipo AYUDH , siempre para promover el esfuerzo de plantar más árboles. Seis Panchayats de Palakkad recibieron certificados de terminación de sistemas de agua potable construidos por el Proyecto Jivamritam . Alumnos de Amrita Vidyalayam presentaron como de costumbre sus programas culturales durante los dos días de fiesta.
America Yatra 2018: Amma visita Japón, USA y Canada del 29 de Mayo al 11 Julio
Amma va a visitar Japón, USA y Canada del 29 de Mayo al 12 de Julio. Amma conducirá programas en estas ciudades donde realizará sátsang, meditación guiada, Bhajans y Darshan.
JAPÓN
Tokyo: Mayo 29, 30 y 31.
USA
Seattle, Washington Area
Sábado 2 Junio y Domingo 3 Junio
San Ramon, San Francisco Bay Area, CA
Martes 5 Junio a el Domingo 10 de Junio
Programa Público: 5-7 Junio
Retiro: 8-10 Junio
El bosque de Tenerife crece y se arraiga para promover una vida en armonía con la naturaleza
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LLORAR Y ROGAR A DIOS COMO MEDITACIÓN.
SINTESIS SATSANG 12.05.2018
LLORAR Y ROGAR A DIOS COMO MEDITACIÓN.
“¡Despertad hijos!”, vol. V
En el satsang de hoy compartiremos unas enseñanzas de Amma sobre la devoción a Dios como camino espiritual y sobre la oración, sobre cómo orar a Dios de tal manera que nos llegue su gracia de forma infalible, pues como dice Amma: “Dios no puede permanecer silencioso e impasible cuando alguien le llama” con sinceridad y amor. A lo largo de una serie de preguntas de devotos, Amma va respondiendo, instruyéndonos una vez más sobre los profundos secretos de la vida espiritual, poniéndolos al alcance de todos nosotros.
Amma estaba dando Darshan en la cabaña cuando uno de los devotos preguntó: “Amma, yo sé muy poco acerca de la espiritualidad. Tengo fe en la Madre y quiero llevar una vida devota y dedicada. ¿Podrías, por favor, darme alguna indicación para ser más espiritual?”
La Madre respondió así: “Hijo mío, lo primero es abandonar esa idea de querer convertirte en alguien más espiritual. Lo que tienes que hacer es rogar a Dios con sinceridad y meditar en Él. No pienses en llegar a ser más espiritual, ese mismo pensamiento puede ser un obstáculo.
>>Llora y ruega a Dios, canta Sus Glorias; no hagas grandes esfuerzos por sentarte en la postura del loto o aguantes la respiración para meditar en su forma. La meditación es el recuerdo de Dios, un constante y amoroso recuerdo. Considéralo como tu amado o considérate como su hijo. O considéralo como tu padre o tu madre. Intenta simplemente pensar en Él como pensamos en nuestro padre, nuestra madre o nuestro amado. ¿Cómo recuerda un enamorado a su amada? Ciertamente no lo hace sentándose en la postura del loto. El recuerdo aparece simplemente en él cuando está echado, paseando o sentado junto al río. También puede sucederle en el trabajo. No importa dónde esté o lo que haga. De igual forma, recordad la imagen de Dios que améis siempre que podáis, no importa dónde estéis o lo que estéis haciendo.
>>Contémplalo como a tu Creador, Protector y Morada Final a la que regresarás. Intenta sentirlo con el corazón, intenta sentir Su Presencia, Gracia, Amor y Compasión. Abre tu corazón y ruégale. ` ¡Oh, Señor!, mi creador, mi protector y mi última morada, guíame hacia tu luz y tu amor. Llena mi corazón con tu presencia. Me han dicho que soy tu hijo, pero yo soy totalmente ignorante de mi existencia en Ti. Mi muy amado Señor, yo no sé cómo adorarte, cómo agradarte ni como meditar en tu forma. No he estudiado las Escrituras, no sé cómo cantar tus glorias. ¡Oh Tú, el Compasivo, muéstrame el camino correcto para que pueda volver a mi auténtica morada que no es otra sino Tú!´
>>Hijos míos, rogad y derramad lágrimas mientras pensáis en Él. Esta es la mejor de las sadhanas. Ninguna otra sadhana os dará la bendición del amor divino de una forma tan efectiva como lo hace el rogar sinceramente. No tenéis que seguir ningún curso académico para amar a Dios. No tenéis que ser estudiantes o filósofos para adorarlo o para llamarlo. Llamadle simplemente, pero dejad que la llamada surja de vuestro corazón. Igual que un niño llora para reclamar su comida o para que su madre le mime o le arrulle, llámale con la misma intensidad e inocencia. Llórale y ruégale; Él se revelará, no puede permanecer silencioso e impasible cuando alguien le llama de esa forma.
>>Hijos, el ruego inocente clamando al Señor es la forma más poderosa de agradarle. No hay que ser un erudito para hacerlo. Hasta un hombre sin educación o un salvaje viviendo en los bosques puede obtener la gracia de Dios si tiene la firme determinación de alcanzar el objetivo.
>>Hay una historia que ilustra este punto. Uno de los discípulos de Sankaracharya estaba muy orgulloso de su devoción al Señor. La deidad de su devoción era Narasimha, el hombre león, la cuarta encarnación de Vishnu. Con el fin de agradar a su amado Señor y obtener su visión, el devoto se internó en el bosque para realizar severas austeridades. Durante muchos años meditó sentado sobre una roca cercana a la ermita realizando muy seriamente una severa sadhana. Un día, sin que el sadhak se diese cuenta, un hombre que vivía en el bosque se acercó para mirarle. El hombre le observaba con gran curiosidad pero no podía comprender por qué aquel hombre permanecía sentado en una posición tan incómoda, tan derecho y con las piernas cruzadas. Como el sadhak tenía cerrados los ojos, el hombre confundió la postura de meditación con el sueño. Tenía tanta curiosidad y tantas ganas de hablar con el durmiente que cada día iba allí y aguardaba durante largas horas esperando a que el devoto abriese los ojos.
>>Por fin, llegó un día en que el sadhak salió de su meditación. El humilde habitante del bosque se le acercó y le dijo: `Tambra (término en que una persona de casta inferior se refiere a uno de casta superior, Reverenciado Maestro), ¿por qué siempre duermes sentado? ¿Por qué no te echas?´ Viendo la inocencia del lugareño, el devoto sonrió y dijo: ` ¡Tonto!, no duermo, medito en la forma de mi amada deidad´.
>>Desde luego el pobre hombre no entendía nada. Había vivido toda su vida en el bosque y no había ido nunca a la escuela. ` ¿Meditando?, ¿amada deidad?, ¿qué es eso?´, exclamó. El devoto le dijo: `Tú no comprendes estas cosas. Intento rogar y llamar a mi Señor´. El hombre preguntó de nuevo: ` ¡Qué!, ¿llamar a alguien sin moverse del sitio? ¿Por qué no vas y le buscas?´. El devoto no respondió, simplemente sonrió y volvió a su meditación.
>>Pasaron los días y la curiosidad del lugareño no lo dejaba estar en paz. Incapaz de controlar su curiosidad por saber más de la persona que el devoto estaba buscando, se había vuelto a acercar al sadhak. Con gran esperanza, preguntó: `Reverenciado Señor, ¿quién es ese hombre al que llamas? ¿Puedo ayudarte a buscarle?´. El devoto estaba encantado con la sinceridad del hombre. Como sabía que este no comprendería nada acerca de meditación u otras técnicas de la sadhana, el devoto le explicó: `Mira, la persona a la que llamo no es un ser humano sino un especial tipo de león, un sumamente poderoso hombre-león´. Con esta explicación el hombre quedó satisfecho.
>>Los días se hicieron meses y los dos se hicieron buenos amigos. El hombre del bosque estaba preocupado por su tambra, que estaba siempre sentado en meditación, olvidándose de comer y de dormir. Pensó: `¡Qué criatura más desobediente es este hombre-león! Mirad al tambra, se ha quedado débil y flaco por falta de comida y sueño. Tengo que hacer algo por ayudarle, tengo que dar una lección a esa arrogante criatura que no contesta a las llamadas de mi tambra.´ El inocente habitante del bosque esperó a que el devoto abriese los ojos, le explicó lo que quería hacer y le pidió su permiso. El devoto se puso a reír de todo corazón. ` ¡Qué hombre más loco e ignorante!, cree que mi Señor vive en algún lugar del bosque´. Plenamente convencido de que era un disparate, pero pensando que no serviría de nada intentar que comprendiese, el devoto le dio su permiso. Divertido con la locura del hombrecillo, el devoto cerró de nuevo los ojos y se sumergió en la meditación.
>>El hombre del bosque inició su búsqueda. Fue de cueva en cueva, de mata en mata, por valles y colinas, buscó por todas partes. Ni un lugar de la espesura quedó por revisar en su búsqueda del `león de su tambra´. Aún después de haber buscado en todas las cuevas, en todas las matas, en todas las colinas y en todos los valles, no se rindió. Entonces empezó a gritar: ` ¡Oh León de mi Maestro! Ven, ven´. No tenía conciencia del espacio ni del tiempo, sin sentir el hambre ni la sed se quedó flaco como un esqueleto. Su constante llamada resonaba por todo el bosque. ` ¡Oh León de mi Maestro! Ven, ven´. Llenaba la atmósfera, creando una constante y muy poderosa vibración por todas partes.
Los árboles, las montañas, los valles, los matorrales, los pájaros y los animales se quedaban inmóviles cuando gritaba: ` ¡Oh León de mi Maestro! Ven, ven´. Sin él saberlo, la búsqueda le había transformado en una intensa pregunta que poco a poco había quemado su primitiva naturaleza y con ella todos su vasanas. La `materia mental´ se disolvió lentamente y todos los pensamientos desaparecieron; eventualmente, las llamadas verbales cesaron, se volvió totalmente silencioso. Sólo el fuego del amor que todo lo consume ardía en él y esto lo elevó directamente hacia lo alto, transcendiendo la mansión celestial y entrando finalmente en la residencia del Señor Vishnu. Las llamas de la meditación de este supuestamente ignorante habitante de los bosques eran tan poderosas, que Vishnu tuvo que responder. Tomando la forma de Narasimha, el hombre-león, apareció ante el humilde hombre del bosque.
>>El hombre arrancó una liana, la enrolló alrededor del cuello del Señor y se lo llevó hacia el tambra, que todavía estaba sentado en la roca con los ojos cerrados, intentando ver la forma de su amada deidad… El hombre del bosque le llamó y le dijo: ` ¡Oh tambra, abre tus ojos! Aquí está tu hombre-león. Lo he traído para ti.´ El devoto despertó tras las repetidas llamadas y no podía creer lo que veía. Se frotó los ojos una y otra vez, miró y volvió a mirar y seguía sin poder creer lo que veía. Su Señor, la magnificente encarnación del Señor Vishnu, estaba allí mismo, frente a él. El hombre del bosque sostenía con una mano la liana anudada al cuello del Señor mientras con la otra le daba verde hierba para comer.
>>Viendo el asombro del tambra, el hombre dijo: `Tambra, baja, toma tu león. Está bien, no es peligroso. Ya puedes bajar´. El devoto bajó de la roca como un poseso y se arrojó ante los dos, el Señor y el hombre del bosque, sollozando como un niño implorando su perdón. Esto confundió mucho al hombre del bosque. Entonces el Señor dijo así: `Levántate, querido mío. No te sientas mal. Recuerda que son queridos aquéllos que Me recuerdan amorosamente, sintiendo Mi presencia constantemente tanto en el interior como en el exterior. El ego no puede existir allí donde hay verdadero amor. Y allí donde hay verdadero amor yo puedo fácilmente entrar y morar´. Dicho esto, el Señor puso su mano sobre la cabeza del hombre del bosque concediéndole moksha, la liberación final. El Señor consoló al devoto diciéndole que también él alcanzaría la liberación en aquella vida. El devoto se volvió auténticamente humilde.
>>Este hombre del bosque no había estudiado ninguna Escritura, pero tenía un corazón capaz de sentir y expresar amor. No buscaba para él mismo sino para otro. Esta clase de persona dotada de un corazón tan amoroso y compasivo es más querida por el Señor que una que medita sentada en la postura del loto, contemplando seriamente todos sus conocimientos sobre las Escrituras, técnicas de meditación y japa.
>>Hijos míos, tomad esta historia como inspiración, intentad rogar hasta que vuestro corazón se funda, se deshaga en un río de lágrimas. Se dice que el agua del Ganges purifica todo lo que se sumerge en ella. Las lágrimas derramadas recordando a Dios tienen un tremendo poder de purificación de la propia mente. Esas lágrimas son más poderosas que la meditación. Esas lágrimas son en verdad el Ganges.”
La Madre instruye siempre a cada persona de forma distinta. Ella ve claramente es Ser de cada uno y le instruye según su calibre mental e inherente disposición espiritual. La Madre aconseja a algunos continuar en el camino que ya estaban siguiendo, pero a otros les instruye para realizar una sadhana completamente diferente. En algunos casos, la Madre le dice al sadhak que siga con la misma sadhana pero con ligeros cambios. La mayoría de las personas que acuden a verla son instruidas para seguir el camino de la devoción, amor y oración (ruego).
Podemos encontrar extraño que la Madre pueda instruir a un devoto en el sentido de no animarlo a esforzarse a sentarse en la postura del loto o a aguantar la respiración para meditar en la forma de una deidad. En lugar de ello, les enseña a llorar a Dios y a rogar con inocencia. La Madre dice que mucha gente acude a Ella quejándose de que nunca han tenido una “experiencia”, aunque llevan practicando una intensa sadhana desde hace años. La Madre cree que ello es debido, sobre todo, a la falta de amor e inocencia en su sadhana. Para verdaderamente vivir y alcanzar una auténtica experiencia espiritual, uno debe desarrollar las cualidades de amor e inocencia. Amma dice que sea cual sea el camino espiritual que se siga, este debe estar construido sobre la firme base de prema (amor supremo). En el caso del devoto que había formulado la pregunta, el camino de la devoción debía ser la sadhana que le ayudaría a crecer espiritualmente, pues esto es lo que Amma le aconsejó. Un verdadero Maestro sabe lo que es mejor para sus devotos y sus discípulos.
Uno de los brahmacharis preguntó a Amma: “Has instruido a un joven diciéndole sólo que ruegue y llore a Dios. ¿Es esto suficiente para conocer a Dios?
”Si”, dijo la Madre, “si se hace con todo el corazón. Hijo, no creas que la práctica espiritual consiste sólo en sentarse en la postura del loto y meditar y repetir un mantra. Esos son, desde luego, caminos, técnicas para recordar a Dios y para conocer el Ser. Ciertamente ayudan a disciplinar y amansar la mente y el cuerpo, que son inquietos por naturaleza, pero es erróneo pensar que estas prácticas solas son el camino.
>>Hijos míos, cuando lloramos podemos olvidarnos de todo sin esfuerzo. Llorar nos ayuda a dejar de estar siempre pensando en el pasado y soñando con el futuro. Nos ayuda a estar en el presente con el Señor y su divino lila. Supongamos que alguien muy cercano a nosotros muere, por ejemplo, nuestro padre o madre, esposa o esposo, o un hijo o una hija. Nos lamentaremos pensado en él o en ella, ¿no es cierto? Olvidaremos todo lo demás. En este momento lo único que tenemos en la mente es la dulce memoria del que se ha ido. Nuestro único interés será el pensar y contemplar a esa persona. Nuestra mente se centra completamente en esa persona.
>>Hijos, el llanto tiene el poder de hacer que la mente tenga un solo objetivo. ¿Por qué meditamos? Para obtener concentración, ¿no es eso? Sí. Por lo tanto, la mejor forma de obtener concentración es llorar al Señor. Esta es una poderosísima forma de recordar a Dios, y eso es, de hecho, la meditación. Esto es lo que hicieron grandes devotos como las Gopis o Mirabai. Fijaros de qué forma más generosa oraba Mirabai: ` ¡Oh, Señor!, no importa si no me amas, pero no me quites el derecho a amarte´. Lloraban y rogaban hasta que su entero Ser fue transformado en un estado de constante meditación. Continuaron adorando al Señor hasta que estuvieron totalmente consumidas por el Amor Divino. Ellas mismas se convirtieron en la ofrenda.
>>Una vez que te has convertido en la ofrenda, una vez que todo tu Ser está en estado de constante meditación, entonces, lo que queda ya no eres tú sino Él. Lo que queda es Amor. La oración puede hacer este milagro. Las lágrimas pueden efectuar esta maravilla. ¿Cuál es el propósito de la meditación. Es convertirse en amor. Es conseguir la Unidad. Para ello no existe mejor técnica de meditación que llorar y rogar al Señor.
>>Suplicadle, abrid y vaciad en Él vuestro corazón, la meditación no es más que vaciar la mente, alejarse de los vasanas. Orar no es más que aceptar su supremacía y recordar nuestra propia nadería. `No soy nada. No soy nadie. Tú lo eres todo.´ La oración nos enseña humildad. Estás buscando refugio en Él, buscas su amor, su gracia, su compasión y ayuda para poder alcanzarle. Le estás llamando a gritos intentando expandirte. La oración es la rendición del ego. Desde lo más profundo de tu interior intentas ampliarte. Estás intentando ser más expansivo. Dices al Señor: ` ¡Oh, Señor! Yo no tengo poder. Creía que lo tenía pero ahora comprendo que estoy indefenso. Estoy en la oscuridad, no puedo ver. No soy nada… Guíame, condúceme, ayúdame. Mi ego me hizo pensar que era algo grande. Ahora veo que soy incapaz de hacer nada. Sin tu ayuda no puedo ser nada…´ ¿Qué es esto? Esto es verte a ti mismo como a una criatura impotente si no le tienes a Él y a su Gracia. Es hacerte humilde. Es la auténtica forma de acabar con lo vasanas. Tiene que haber un despertar a la toma de conciencia de la propia impotencia, uno tiene que sentir la propia debilidad. La impotencia le hace a uno humilde. Un comportamiento humilde ayudará a alcanzar la Gracia de Dios así como el amor humano.”
“Amma, ¿en qué difiere la oración de un mero creyente de la de un verdadero devoto?”.
Amma respondió: “Un mero creyente normalmente también reza. Puede usar los mismos términos y suplicar de forma parecida. De hecho, las palabras pueden ser idénticas, pero son sólo palabras que se pronuncian, que no significan nada. No ruegan verdaderamente desde el corazón, sólo charlan. A causa del miedo o para conseguir saciar sus deseos dicen algo, lo que para ellos es rezar. Pero en realidad están sugiriendo a Dios, incluso dándole instrucciones, sobre las cosas que quieren y las cosas que no quieren. Ellos dicen: `Dame lo que quiero y lo que me gusta. No me des las cosas que no me gustan´. ¿Cómo va a ser eso una oración? Es únicamente un intento de establecer supremacía sobre Dios. Esto es cuestionar la naturaleza omnisciente de Dios. El llamado creyente está diciendo indirectamente que él sabe mejor que Dios lo que es mejor para él y lo que no le conviene. ¿Podemos llamar oración a esto? No, no podemos. Es simplemente una muestra del ego, tiene todavía sus propias preferencias. Su objetivo es cumplir sus deseos. El deseo es el punto central a cuyo alrededor gira la oración.
>>Por eso, un verdadero devoto se ofrece a sí mismo al Señor cuando ora. La oración es un ofrecimiento, un ofrecimiento de la propia vida. La verdadera plegaria es verdadera entrega. En la verdadera oración no hay nada que pedir, ninguna demanda, nada que sugerir. Un verdadero devoto comprende que el Señor está dentro y fuera, que todo lo sabe y todo lo puede –omnipresente, omnisciente y omnipotente. Entendiendo esto, el devoto simplemente intenta expresar su total impotencia al Señor aceptándolo como su protección y guía. En una plegaria tan sincera y abierta de corazón, el devoto reconoce la inutilidad y la carga que es su ego. ¿Por qué seguir conservando algo que no sirve para nada? Por eso, ruega al Señor que se lo quite, que lo destruya. Este tipo de plegaria es verdadera meditación, y conduce a uno definitivamente al objetivo. En la verdadera oración el devoto no tiene nada que le guste o que no le guste. Lo que quiere es desprenderse del ego. Intenta verlo todo como una manifestación del Señor. No tiene otro deseo más que el de sumergirse en la eterna unión con su Señor.”
“¿Puede una persona beneficiarse de la plegaria de otra?”
La Madre contestó: “Si, esto puede suceder. La concentración, devoción y pura resolución de la persona que reza puede afectar a otra y su deseo puede quedar satisfecho. Este tipo de plegaria puede salvar a alguien del peligro o para curar una enfermedad.
>>Pero si el objetivo es realizar al Ser Supremo, uno tiene que llegar a carecer completamente de ego. Eso requiere auto-esfuerzo. El propio sadhak debe rogar sinceramente por la eliminación de sus tendencias negativas. Tiene que trabajar duro. Este ruego no tiene por objetivo realizar nada ni saciar ningún deseo, es para ir más allá de toda acción, para transcender todo deseo. Es un intenso anhelo de sadhak por volver a su auténtica morada. Se siente y se hace consciente de la carga que su propio ego representa y ese sentimiento crea en él una fuerte urgencia por descargarse de su pesada carga. Es esa urgencia la que se expresa en forma de plegaria.
>>La eliminación del ego no puede conseguirse a través de las plegarias de otra alma limitada. Requiere auto-esfuerzo y la guía de un Maestro Perfecto. Trabajar sobre el ego o vaciar la mente se hace más fácil en presencia de un Divino Maestro. Aunque la Madre ha dicho que la oración de uno no ayuda a eliminar el ego de otra persona, el mero pensamiento, mirada o toque de un Satgurú puede llevar a cabo una tremenda transformación en el discípulo. Si Él así lo desea, un Satgurú puede incluso conceder la auto-realización a un discípulo o devoto. Su voluntad es una con la voluntad Divina.
>>Pedir la realización de pequeños deseos es adherirte a tu mente y a todos sus apegos y aversiones. No sólo eso, es añadir más a los vasanas ya existentes. Se crean más deseos, más mundos. Al mismo tiempo, alargas la cadena de tu ira, lujuria, avaricia, envidia, ilusión y todas las demás características negativas. Cada deseo trae consigo esas emociones negativas. Los deseos insatisfechos producen ira, en contraste a esto, cuando uno ruego por la purificación con el propósito de crear Atma Bodha o conciencia del Ser, los vasanas son destruidas. Una plegaria así cambiará totalmente vuestra visión de la vida. Muere una persona vieja y nace una persona nueva. Por eso, pedir la realización de pequeños deseos no produce ningún cambio en la propia personalidad. La persona que así lo hace continua estando igual, su actitud permanece inalterada.
>>Eso no significa que no debáis preocuparos por aquéllos que están enfermos o que son menos afortunados que vosotros. Rogad por ellos para que el Señor les ayude. Esto es mucho mejor que pedir pequeños deseos para satisfacer los sentidos. Pero recordad, si vuestro objetivo es la auto-realización, es vuestro ego, vuestros vasanas, lo que tiene que ser eliminado. Esto requiere auto-esfuerzo y la guía y la gracia de un Satgurú.”
Tras esta explicación sobre la oración, la melancólica melodía de un bhajan llenó la atmósfera…
Oh Madre, por favor, posa tu mirada compasiva en mí
Para que mi mente pueda alcanzar la paz.
Adoro tus benditos pies en la flor de mi mente.
Día y noche se elevan, en mi mente, olas de dolor que la inundan.
¡Oh, Soberana de la Tierra!,
Destructora del sufrimiento y portadora del bien.
Muéstrame tu misericordia.
¡Oh, Madre! Permíteme adorar tus pies semejantes a una flor.
Que tu mirada compasiva se pose en mí
Para colmarme de bienaventuranza.
Ten la bondad de rociar mi mente
Miserable e indefensa,
Con unas gotas del néctar de tu puro amor.
Para que pueda sumergirme y nadar
En las frescas aguas del océano de felicidad.
Gracias. Om Namah Shivaia
VARIOS PROYECTOS DE GREENFRIENDS PARA LA EDUCACIÓN POR LA PAZ Y EL AMOR POR LA NATURALEZA
CURSO DE MEDITACION IAM EN TENERIFE
Sobre la muerte
SINTESIS SATSANG 05.05.2018
Enseñanzas de Amma, compartidas por Luis
Sobre la Muerte
En este satsang compartiremos una enseñanza de Amma sobre la muerte. Quien más quien menos ha tenido alguna experiencia con la muerte o la enfermedad, directa o indirecta, bien sea porque su trabajo está relacionado con ello, bien por haberle tocado vivir la desaparición del cuerpo de alguna persona cercana. Sin embargo, en este satsang Amma va un paso más allá y nos habla no sobre la muerte de los demás, que de una forma u otra puede resultar dolorosa, sino de nuestra propia muerte, que supone, como ella dice, “el mayor golpe para el ego”. A través de sus sabias palabras, Amma nos invita a reflexionar sobre nuestra propia desaparición como un trampolín para avanzar más rápido por el sendero espiritual.
El ambiente se tornó más solemne cuando uno de los brahmacharis preguntó: “Amma, ha dicho en varias ocasiones que los Mahatmas y las escrituras afirman que deberíamos darnos prisa en realizar al Ser o romper las cadenas que lo mantienen atado al mundo. ¿Qué quiere decir Amma con que debemos darnos prisa?”
“Es la urgencia por conocer a Dios o al Ser. Imaginad que os diagnostican una enfermedad muy grave. Los médicos os dicen que debéis empezar a tomar tal o cual medicina inmediatamente, sin demora. ¿Qué haréis? Intentaréis conseguirla al instante. Tal vez os resulte muy cara, pero no importa el precio. Y si no la tienen en vuestra ciudad, iréis a la siguiente, y si allí tampoco la encontráis, iréis a otra ciudad. Puede que incluso tengáis que ir a otro país para recibir tratamiento o someteros a una operación. Así que lo hacéis. No dudáis en dar esos pasos. Por supuesto que hay gente que no puede permitirse todo esto, pero la mayoría de las personas harán lo imposible por encontrar una cura. ¿Por qué? Porque la enfermedad amenaza sus vidas y no quiere morir. Vosotros no queréis dejar este hermoso planeta ni las cosas que apreciáis, ni las personas que amáis, ni lo que tiene valor para vosotros. Tan sólo pensar en la muerte, os hace temblar.”
“Tratad de imaginar qué ocurrirá cuándo muráis. El cuerpo que vuestros seres queridos, vuestra esposa, hijos y padres tanto han amado, será llevado al cementerio. Nadie querrá conservarlo. Nadie lo querrá mirar. Su mera presencia asusta. Todo el mundo deseará quitárselo de encima lo antes posible, así que vuestro cuerpo será enterrado, o alguien encenderá la pira funeraria y habréis acabado para siempre. Tembláis al pensar que después de muertos el mundo seguirá sin vosotros y vosotros vais a echar de menos todo lo que os es hermoso: vuestro hogar, vuestros amigos, vuestra joven y bella esposa, vuestros hijos, las flores del jardín y su fragancia. Os sentís desgraciados al pensar que no los volveréis a ver, que no contemplaréis de nuevo la sonriente cara de vuestro hijito, que vais a extrañar todo lo que amáis.”
“No volveréis a ver la Naturaleza en toda su hermosura, ni los ríos, montañas y valles, ni el Sol y la Luna, ni las estrellas y los océanos. Desaparecerán las fiestas y celebraciones, las cariñosas y reconfortantes palabras de vuestra esposa o esposo, las afectuosas caricias de vuestros seres queridos, todo desaparecerá. No sabéis a dónde iréis, pero sospecháis que todo será oscuridad a vuestro alrededor. ¿Os lo imagináis? Os asusta pensar en la muerte. Tan sólo de pensar en qué estado de indefensión os encontraréis cuando la muerte llegue, os puede originar un intenso anhelo de abrazaros al principio salvador de la vida, a la Verdad Suprema. Es el anhelo de realizar la inmortalidad del Ser.”
“Mucha gente no quiere meditar porque la quietud que han experimentado al hacerlo les lleva a pensar que van a morir. Sugunan-Acchan (el padre de Amma) tenía mucho miedo cada vez que ella meditaba. A Amma le contaron que él pensaba que Ella iba a morir si la meditación duraba más tiempo del habitual. Para salvar a Amma de la muerte, él la sacudía con violencia o le echaba cubos de agua por encima de la cabeza. El pobre Acchan no tenía ni idea de qué era meditar. Él no sabía que la meditación es el principio salvador que nos hace inmortales y eternos. La meditación nos lleva por el ciclo de la muerte y el renacimiento. La meditación es ambrosía. En realidad evita el miedo a la muerte. Quita el ego y lleva al estado de no-mente. Una vez que transcendéis la mente, no podéis morir. La meditación ayuda a contemplar todo como una placentera representación teatral, de modo que hasta la hora de la muerte se convierte en una experiencia cautivadora.”
“Así que, hijos míos, esta urgencia llega cuando todos vuestros sueños y esperanzas se derrumban. Y están destinados a caer, porque tratáis de encontrar la felicidad en el lugar equivocado, donde no la podéis alcanzar.”
“Un hombre andaba por la calle a gatas: ` ¿Qué estás buscando? ´, le preguntó otro. `Mi llave´, respondió. Los dos emprendieron la búsqueda a gatas. Después de un rato, el vecino preguntó: ` ¿Dónde la perdiste?´, `En casa´, le contentó aquél. ` ¡Dios mío!´, exclamó el vecino, `entonces, ¿por qué la estás buscando aquí?´, `Porque hay más luz´. De la misma manera, la felicidad se encuentra en vuestro interior, pero la buscáis fuera y, así, es inevitable vuestra frustración. Comenzáis a sentir que vuestra vida está en peligro y que no podéis aferraros a nada si no es a Dios o a un Poder Universal. El miedo de que la muerte os lo vaya a arrebatar todo, os lleva a buscar una salida. Esta búsqueda, al final, os conduce al verdadero camino, al camino espiritual. Vuestra búsqueda para vencer a la muerte acabará por llevaros hacia vuestro Verdadero Ser.”
“El hombre quiere vivir eternamente. Nadie quiere morir. La vida y el amor, no la muerte, son el impulso natural que vibra dentro de todo ser vivo. Los seres humanos quieren vivir, vivir y vivir. Siente el apremio de aferrarse a todo lo que puedan, incluso al Universo. No quieren perder nada. Mucha gente ofrece distintos modos y técnicas sobre cómo vivir. Con frases como: `Consiga su más profundo deseo en diez simples pasos´ os tientan para que compréis su método para conseguir la felicidad y la satisfacción. Pero, ¡qué pena! Nadie da con el camino verdadero más que los buscadores sinceros. En ninguna parte del mundo se puede aprender a morir, a matar el ego, a desprenderse de los apegos, la ira, el miedo y todo lo que os impide alcanzar la paz perfecta. El hombre no sabe que en el proceso de poseer, dominar y llegar a la cumbre, inconscientemente está perdiendo. Cada vez se acerca más a una pérdida irremediable, una pérdida que nunca podrá compensar y desaprovechará la oportunidad de transcender el ciclo de la muerte y el renacimiento, lo cual es el verdadero propósito del ser humano en esta vida. Tan sólo el pensar: `Estoy perdiendo, no estoy ganando nada en absoluto´, puede, a veces, ayudaros a sentir esa urgencia y a acercaros al camino espiritual.”
Todos permanecían sentados, absortos en las palabras de Amma. Ella prosiguió:
“Hijos míos, todos habéis oído hablar del gran santo Tulsidas. Claro que hoy todos le conocemos como un santo pero, antes de su búsqueda espiritual, él era un hombre de negocios. Estaba locamente enamorado de su mujer y su apego a ella, su deseo físico por ella, era tan intenso que ni siquiera quería ir a trabajar. En una ocasión en la que su esposa fue a casa de sus padres, el deseo de Tulsidas por ella se hizo tan intenso e incontrolable que caminó una larga distancia, de noche, con viento y lluvia para estar junto a ella. Tal era su determinación que incluso confundió un cadáver con una barca y así, cruzó un río torrencial. Finalmente, pasada la medianoche, llegó a su destino y descubrió que todas las puertas estaban cerradas con llave. Como la habitación de su esposa estaba en el piso de arriba, tuvo que escalar para llegar hasta allí. Confundiendo una pitón con una gruesa cuerda, escaló por ella y se deslizó a la habitación de su mujer. Después de tantas dificultades, esperaba que su esposa se alegrase de verle. Sin embargo, esta se avergonzó tanto de su demente apego por ella que le dijo: `Si hubieras dirigido este anhelo que sientes por mí hacia Dios, hace tiempo que lo habrías realizado.´”
“Estas palabras sacudieron a Tulsidas, golpearon su ego e, incluso, debió sentirse terriblemente avergonzado por su estúpido y loco apego. Se dio cuenta del peso de su apego y todo su ser, cada célula, cada átomo de su cuerpo, cada latido de su corazón, cada respiración y cada poro de su piel se volvieron hacia adentro y, en aquél preciso instante fue consciente de la pesada carga que había soportado en nombre del amor. Su corazón se detuvo un instante para soltar aquella pesada carga y, acto seguido, se llenó de puro amor por Dios.”
“En aquél momento decidió morir a su conciencia corporal y vivir en la Conciencia de Dios. Abandonó a su mujer y su hogar y deambuló como un asceta. Más tarde se convirtió en el renombrado santo que conocemos por el nombre de Tulsidas.”
Tras unos minutos, la Madre prosiguió: “La hora de la revelación que ha llegado a muchas grandes almas, también puede llegaros a vosotros. Todo el mundo está preparado para alcanzar ese estado final de desapego de lo mundano, del ego. Debe llegar porque esa es la fase final de la evolución. No lo podéis evitar. Consciente o inconscientemente, podéis intentar esquivarlo hoy pero, antes o después, vais a soltar todo aquello a lo que os aferráis: posesiones, riquezas, cuerpo, todo lo que reclamáis como vuestro. Creéis que tenéis un cuerpo infinito para vivir, pero la conciencia crece a cada instante, sin que os deis cuenta. El destino final de toda alma es la liberación de los obstáculos que se interponen ante la paz y la satisfacción.”
“Cuando ese momento llegue, soltaréis el ego y no pelearéis más. Ya no protestaréis, ni siquiera os pararéis a pensar si lo debéis dejar ir o no. Simplemente, os inclinaréis y os rendiréis. En lo más profundo, todas las almas están esperando que ocurra este gran desapego. La mayoría de la gente no lo siente así ahora porque sus consciencias están muy bajas, pero esta urgencia llegará un día.”
Un brahmachari preguntó: “Amma ha dicho: `no hay lugar en el mundo donde uno pueda aprender a morir´. ¿Es la muerte algo que se puede aprender? ¿Puede Amma explicarlo?”
“Sí, la muerte es un arte que se puede aprender y practicar abandonando el ego. Sólo se puede aprender practicando la meditación. Puesto que la muerte es la mayor amenaza, el mayor miedo, el mayor golpe para el ego, los seres humanos intentan a cada momento tapar y olvidar ese miedo a la muerte persiguiendo los placeres mundanos. Para evitar el pensamiento de la muerte, la gente quiere darse gusto y disfrutar la vida creando y cumpliendo sus deseos.
>>Hijos, con cada cumpleaños damos otro paso hacia la muerte. Es el día de la muerte también. Los cumpleaños vienen a recordar el día fatal, el momento de la muerte misma. Pero no queremos acordarnos de eso, así que lo celebramos como un día de nacimiento. Organizamos una gran fiesta, invitamos a los amigos y parientes a cantar `Cumpleaños feliz o `Larga vida para tal y tal´.
>> Sólo pensamos en la vida. Nunca queremos pensar en la muerte porque sentimos que la muerte es la aniquilación completa, la destrucción completa y la disolución de todo lo que pensamos sobre nosotros mismos. Aun así, el recuerdo de la muerte sigue viniendo y, cuanto más intentamos olvidarla, más viene. Y cuanto más frecuentemente pensamos sobre la muerte y su incertidumbre, más miedosos nos volvemos. Este miedo nos priva de nuestra paz interna. Sólo cuando aceptemos que es inevitable, sentiremos la urgencia de buscar la paz interna y la verdadera felicidad. Por eso, para vivir realmente una vida de felicidad y plenitud, debemos aprender a morir. Pero, por desgracia, no sabemos cómo morir en paz.
>> En todas partes del mundo la gente muere con mucho dolor, pena y sufrimiento. La muerte es uno de los dolores más insoportables. Todos se aferran a este bello mundo, a su cuerpo, a sus riquezas, sus amigos y familiares, a sus casas, etc. El pensar que la muerte se lleva y aniquila todo esto, es muy doloroso. Entonces, mueren en el dolor y la tristeza porque no quieren dejar estas cosas. Quieren agarrarse a la vida y esto crea una lucha interior. Esta lucha provoca el intenso dolor de la muerte, pues no desean abandonar nada. Mucha gente está inconsciente mientras muere, pero en su interior hay lucha, conflicto y una pelea impotente contra la muerte según llega.
>>Hijos, no muráis inconscientemente. Aprended a morir con conciencia. Si aprendéis a morir con conciencia, podéis decidir que deberíais ser, dónde y qué deberíais ser en vuestra próxima vida. O si no queréis volver a este mundo, eso también es posible.
>>Amma ha oído hablar de un Mahatma al que mataron con un veneno. Este lo aceptó sonriente y, con alegría, escuchó las palabras del carcelero que le instruyó sobre cómo debía tomarlo. Sus manos no temblaron. No sentía ansiedad o miedo ante la muerte. Con mucha calma y tranquilidad, sorbió el líquido y rezó. Mientras estaba tumbado esperando la muerte, pudo describir cómo actuaba el veneno en su cuerpo. Murió conscientemente. Esto es el morir real; la muerte real ocurre cuando eres testigo de la muerte de tu cuerpo. Para tal persona, la muerte fue una experiencia real. El hombre es conciencia, por lo tanto debe aprender a vivir con conciencia.”
Las palabras de Amma sobre la muerte consciente nos recuerdan aquella ocasión durante el Devi Bhava en la Sugunanandam, su padre, pidió que Devi abandonara el cuerpo de su hija. Al principio, él y muchos del pueblo ignoraban la unidad de Amma con El Supremo Absoluto. Creían que Krhsna y Devi la poseían tres días a la semana durante el Bhava Darshan y que el resto del tiempo estaba loca. “¡Quiero que me devuelvan a mi hija!”, gritó a la Madre durante el Devi Bhava. La Madre respondió: “Si te devuelvo a tu hija, ella no sería más que un cadáver que pronto se descompondría y tendrías que enterrarla.” Sugunanandam continuó pidiendo que su hija regresara y la Madre dijo: “Si así lo deseas, aquí tienes a tu hija. ¡Llévatela!”. Al instante, la Santa Madre cayó al suelo. Su cuerpo estaba rígido, su corazón dejó de latir y no respiraba. Aparentemente estaba muerta. Lleno de remordimiento, Sugananandam imploró a la Madre Divina por la vida de su hija. Los devotos que habían venido para Bhava Darshan fueron invadidos por la tristeza y rezaban con mucho fervor. Pasaron ocho horas en las que no hubo el más mínimo movimiento en su cuerpo antes de que ella retornara a la vida.
Aquí, pues, Amman nos ilustra cómo morir con conciencia y regresar al cuerpo con conciencia. Una vez que aprendes a morir, podréis elegir vuestro nacimiento y vuestra muerte. Todo estará perfectamente bajo vuestro control.
“Hijos”, continúa Amma, “aprended a morir con gozo. De la misma manera que celebráis el cumpleaños o el nacimiento, dejad que la muerte y el morir sean momentos de gran celebración y gozo. La meditación es aprender a morir con gozo. Esto puede ocurrir solamente si aprendéis a desapegaros mientras vivís. A través de la meditación, podéis aprender a desapegaros, a no ataros. Toda vuestra vida debería ser una preparación para morir felices pues sólo cuando hayáis aprendido a hacer frente a la muerte con alegría, podréis vivir felizmente. Porque entonces os daréis cuenta de que la muerte, al igual que la vida, es también una verdad, que la muerte no es aniquilación, sino la total libertad de las garras del ego.
>> Hijos, aprended a aceptar la muerte; dadle la bienvenida y saludadla. Sed amables con ella y la muerte será vuestra amiga. Una vez que hayáis aprendido a recibirla, desaparecerá todo miedo y comenzaréis a vivir en verdadera paz.
>> El momento que viene no es nuestro. Sólo el presente nos pertenece. La verdadera vida es vivir en el presente, dejar el pasado y olvidar el futuro. No sabemos si acto seguido estaremos aquí, en nuestro cuerpo. Puede que expiremos y no volvamos a inspirar de nuevo. ¿Quién sabe si despertaremos mañana? Los grandes sabios y santos siempre vivieron momento a momento. Nunca hicieron planes para el futuro. Solamente una persona que vive el momento puede liberarse por completo del miedo. Únicamente así se puede abrazar la muerte en paz. Este vivir en el presente es posible tan sólo a través de la meditación y las prácticas espirituales. Cuando hay ego, hay miedo a la muerte. Una vez que se transciende, uno ya no tiene ego y el miedo a la muerte también desaparece. En este estado, la muerte se convierte en una gran ocasión de celebración. Para los que viven el momento, la muerte, que con tanto miedo se vive, se transforma en una experiencia apacible y amorosa.
>> Cuando la muerte llega, nos sentimos desamparados. El recuerdo constante de la posibilidad de la muerte es la mejor manera de aprender humildad. La humildad es abandonarse y esto es agachar la cabeza ante toda existencia. Entonces, ya no hay ego. Una persona sin ego no muere, porque ya no es un cuerpo. Es conciencia. Sólo la gente que se identifica con el cuerpo morirá.”
Los profundos discursos espirituales de Amma sobre vivir el momento presente, sobre cómo morir y cómo la hora de la muerte puede ser un gran evento, una experiencia dichosa, nos recuerdan la gran declaración de los Upanishad: “La realización del Ser está aquí y ahora, en este preciso momento”.
Un devoto formuló otra pregunta: “Amma, ¿Cuál es la mejor manera de desprenderse del ego y abrazar la muerte con amor?” Amma dijo: “Confiad, simplemente confiad en la existencia del Gurú. Sólo confiar en el Maestro Perfecto os ayudará a deshaceros del ego y de todos los pensamientos egocéntricos y os permitirá abrazar la muerte con amor. Vivid la vida de manera bella. La belleza que impregna vuestra vida se manifiesta en la belleza de vuestra muerte. Pero, en la vida, esta belleza sólo es posible cuando os entregáis a un Maestro real. Entregarse a un Maestro real es entregarse a toda la existencia.
>> Un Maestro real os enseña a aceptar todo lo que os ocurre en la vida. Os enseña a estar agradecidos por lo bueno y lo malo, lo acertado y lo equivocado, los amigos y los enemigos, los que os hieren y los que os ayudan, los que os aprisionan y los que os liberan. Un Maestro os ayuda a olvidaros del oscuro pasado y del brillante futuro lleno de promesas. Os ayuda a vivir la vida en el momento presente con total plenitud. Os hace saber que toda la Naturaleza –cada cosa, cada persona, hasta vuestro enemigo- os está ayudando a evolucionar y a alcanzar la Perfección.
>> Cuando uno está agradecido por todo, lo dará todo por abrazar la muerte con amor y con una bella sonrisa en su rostro. Para tal persona, la muerte es extraordinariamente hermosa. Para él, la muerte no es un enemigo al que temer. Por el contrario, la muerte se convierte en la mejora amiga. Sin conocer la vida, no podéis conocer la muerte. Para quien no ha conocido la vida, para quien no ha vivido la vida en todo su esplendor, la muerte es oscuridad, es el fin. Pero para el que ha conocido la vida, la muerte es el corazón de la existencia. La vida florece en la muerte. Por eso, los grandes maestros, a pesar del sufrimiento de sus cuerpos, pudieron morir con amplias sonrisas de felicidad en sus rostros. Abrazaron la vida con amor desbordante. Abrazaron toda la existencia, toda experiencia, buena y mala; por tanto, fueron capaces también de abrazar también la muerte.
>> El arte de morir sólo puede aprenderse entregándose a un verdadero Maestro. Él os ayuda, también ayuda a vuestro ego a morir en Él y también os ayuda a vivir. No hay garantía de futuro, ni siquiera para el momento siguiente, sólo la muerte es la garantía del futuro o del momento venidero. Este momento es para vosotros, el próximo puede ser la muerte, ¿quién sabe? Por lo tanto, vivid el presente de manera correcta. Sólo este momento es la garantía, el futuro ya no pertenece al presente.”
Me gustaría terminar este satsang citando un pequeño fragmento de la autobiografía del Swami Paramatmananda, “Camino hacia la libertad”, poco tiempo después de que muriese su primer Maestro Ratnamyi: “Por la noche, al acostarme, se me apareció Ratnamyi. Me miró como si deseara que le dijera algo. Me aventuré a preguntarle: `Ratnamyi, ¿qué le sucedió en el momento de la muerte?´ Según mi visión, en aquel momento parecía estar en samadhi, o perfecta Unión con Dios. Y él me respondió: `Sentí una fuerza que surgía desde dentro de mí y me invadía. Me entregué a ella y me sumergí en Eso.´ Después de estas palabras, se alejó en dirección al cielo y, lentamente, desapareció.” Aquí podemos ver cómo las palabras de Amma se confirman punto por punto. Recemos para tener la fuerza de abrazar nuestra propia muerte con amor y entrega. Muchas gracias. Om Namah Shivaia.