Pensad que esta situación va a ayudarnos a intensificar nuestra conciencia y la fuerza para afrontar problemas mayores y superarlos. Aceptad el pinchazo de esta espina en el pie, sed pacientes y así podremos vivir con ello. Deberíamos ver todos los problemas de la vida desde esta perspectiva.
Hay gente incapaz de afrontar la más mínima molestia. Por otra parte, podemos ver gente capaz de afrontar las situaciones más difíciles con una sonrisa en el rostro, infundiendo alegría a todo su alrededor. Intentemos pertenecer a esta segunda categoría.
¿Quién no ha oído hablar de la sonrisa inquebrantable que iluminaba el rostro de Sri Krishna? Incluso en medio de un conflicto extremo él sonreía y difundía alegría a su alrededor. Su vida es el mensaje de que esta es la naturaleza de mundo. Comprended esto y seguid adelante sin descorazonaros.
Siempre habrá problemas y dificultades en nuestras vidas. La mayoría de ellos nos harán más fuertes. Como el grafito dentro del lápiz, la madera necesita ser lijada con un sacapuntas para hacerlo visible y poder escribir con el lápiz. Cuando eliminamos la madera la punta se afila más y más. De este mismo modo, la fuerza está dentro de nosotros. Cuando surge un problema, ella afila nuestra fuerza y la mejora.
El otro factor es el papel. La calidad del papel que tenemos puede variar, puede ser fino o grueso, satinado o mate. Pero nuestro trabajo es asegurarnos de que con nuestro lápiz escribiremos hermosos poemas en el papel que tengamos, lo mejor que podamos. Solo está en nuestras manos esta parte. Intentad ser un lápiz o pluma en las manos de Dios.
Cuando escribimos con este lápiz podemos cometer errores. Usamos la goma al extremo del lápiz para borrarlos inmediatamente y reescribir las palabras. Cuando terminamos de escribir, habitualmente leemos lo que hemos escrito. Si hemos puesto palabras erróneas, las borramos y reescribimos de nuevo las palabras correctas. Necesitamos paciencia y un poco de tiempo para corregir nuestrs errores.
La pandemia del corona la cambiado totalmente nuestro modo de ver y gestionar nuestra vida. La vida se había vuelto tan frenética que los niños ya estaban acostumbrados a apenas ver a sus padres. Antes de que despertaran sus padres ya habían salido a trabajar. A la hora en que uno de los padres regresaba a casa, los niños a menudo ya estaban dormidos. Incluso las vacaciones se pasaban casi todo el tiempo con el portátil, sin espacio para tenerlos en el regazo. Este era el ambiente anterior al corona.
Los niños no recibían mucho amor ni afecto de sus padres. Ahora los niños pueden pasar un poco de tiempo con ellos. Muchas madres y padres pueden ver y comprender su cotidianeidad y lo que está soportando cada uno de ellos. Esto los ha ayudado a acostumbrarse el uno al otro. Muchas madres y mujeres que se ocupan del hogar pasan todo el día entre las cuatro paredes de la casa.
Cuando todos nosotros nos vemos forzados a permanecer dentro de casa, esto nos ayuda a apreciar lo difícil que debe ser para los niños quedarse en casa todo el tiempo. En el pasado, la gente solía querer regresar a casa, su seguro refugio. Pero hoy en día, tan pronto como la gente sale de trabajar, quiere salir, porque si se quedan en casa mirándose uno al otro, es seguro que van a pelearse.
Amma oyó un chiste. El marido pregunta a la mujer, “¿por qué no te pones la mascarilla?”
“Estamos en casa, ¿por qué debería ponérmela?” responde la mujer.
“Rápido, póntela” –dice el marido- “¡Así solo veré una parte de tu cara!”
El marido estaba cansado de ver la cara de su mujer. Esto ocurre cuando empiezan a vivir juntos. Si algún niño empieza a pelearse con otro, seguro que es porque tú también lo haces. Siempre habrá conflictos domésticos, así que intentad poner de vuestra parte para acomodaros el uno al otro.