El Maestro no se siente como “Yo soy el maestro”. No hay nada para el viento, el océano o el cielo por probar ni reclamar, porque toda prueba está en su mera presencia. Así mismo la prueba de la grandeza de un Sat Guru reside en lo incomparable, indestructible e ilimitado de su presencia. El amor, la devoción y fe del discípulo atraen esta presencia y despiertan el principio del Guru (Gurutattva) en su interior.
En realidad, el principio del Guru no puede ser descrito con palabras. El Guru es una manifestación de todo el universo en una forma humana. Al igual que no podemos describir la eternidad, el Maestro Supremo está más allá de cualquier descripción.
No podemos ver el viento. Solo podemos sentirlo en nuestra experiencia. De ese mismo modo, podemos tener experiencia de la grandeza del Maestro en nuestros corazones. Cuando la energía infinita del Sat Guru fluye hacia el discípulo, florece como devoción, amor, fe y auto entrega dentro del discípulo.
Todas las acciones y deberes de los hijos de Amma, deberían estar llenos de la dulzura del amor. El amor transforma todas nuestras acciones en ‘Guru Seva’ o servicio al maestro.
Debemos realizar acciones con la actitud de la veneración. Cuando tomamos en brazos a un bebé de tres o cuatro meses lo hacemos con mucho cuidado. Antes de tocar la tabla nos aseguramos de que esté bien afinada, porque de otro modo el sonido que producirá el instrumento no estará en armonía con el resto de la música. Tomamos precauciones en la cercanía del fuego porque sabemos que si no somos cuidadosos podemos quemarnos. Tomamos precauciones en la cercanía de un cable de alta tensión. Este es el tipo de conocimiento que necesitamos desarrollar. Tenemos que ser humildes en todas nuestras palabras y acciones. Físicamente, no podemos eliminar la oscuridad, pero en la presencia de la luz, automáticamente la oscuridad desaparece. Así, necesitamos una actitud de veneración y humildad en nuestras acciones. Eso ayuda a desarrollar una mente enfocada en un punto.