Monday, 02 November 2020 20:19

Devi y evolución. El significado de Navaratri

Media

Recuerda  que Dios es el hacedor y el poder real detrás de nuestras acciones

Este es el día sagrado en que sostenemos los dedos de la nueva y tierna generación y la iniciamos en el aprendizaje. Vijayadasami  es la culminación de los nueve días pasados en adoración a Shakti e  invocando las bendiciones de Sarasvati Devi , la diosa del aprendizaje, por la que los niños entran en el mundo del conocimiento. Sosteniendo el dedo índice del niño, le hacemos escribir sobre arroz el mantra hari sri ganapataye namah. Cuando el niño entrega su dedo al guru es cuando puede recibir sus enseñanzas.

La verdadera explicación detrás de esto es la siguiente: El guru sostiene el dedo índice del niño para hacer su primera escritura. El dedo índice se usa normalmente para señalar los errores de otros. Señalamos con este dedo y decimos: “¡Él es así! ¡Esa persona es asá!” También se le conoce como el dedo del ego. Cuando apuntamos a alguien con el índice otros tres dedos apuntan hacia nosotros. Cuando señalamos con el dedo a alguien, olvidamos que nosotros hemos cometido el triple de errores. Entregar el índice al guru para que lo sostenga es una expresión  de entrega del ego. Cuando el conocimiento amanece,  este es seguido por la humildad.  

Una persona verdaderamente sabia es humilde. Cuando vea al Divino en todos, respetará a todos. Todo es creación de Dios. Solo nuestro ego es nuestra creación. 

La gracia y el amor del guru fluyen al discípulo cuando el guru contempla la entrega del discípulo. En Vijayadasami incluso los académicos escriben hari sri ganapataye namah, porque marca su renacimiento como principiantes. La actitud humilde del principiante, “no sé nada” y su deseo, entusiasmo y paciencia para aprender, le guían al conocimiento supremo. Vijayadasami nos recuerda que salvaguardemos esa humildad, entusiasmo y entrega  de por vida.

Mucha gente se pregunta por qué no se invoca a Sarasvati Devi en el mantra  Om hari sri ganapataye namah. En sánscrito, cada letra lleva un número asociado. Los números asociados a las letras de este mantra suman cincuenta y uno. Hay cincuenta y una letras en el alfabeto sánscrito  y el alfabeto está considerado como la forma de la diosa. Además, el número de Shaktipeethas (lugares especiales donde la madre divina es venerada) en India son cincuenta y uno. De modo que cada letra del alfabeto también representa una Shaktipeetha.

Durante los nueve días que conducen a Vijayadasami se adora a Devi  en sus distintas manifestaciones. Se venera a Durga para tener éxito y buena salud, a Mahalakshmi se le pide riqueza y a Sarasvati conocimiento. Para el logro de éxito maternal cada una de estas tres es esencial: Salud, riqueza y conocimiento.

Los mayores obstáculos en la vida espiritual son la inercia, la pereza y la ignorancia. Cuando una mente está impregnada de tamas (inercia), rajoguna (la cualidad de la acción) es a menudo más eficaz que  sattya – guna (la cualidad de la pureza) para sacarle de ahí. Un niño que despierta por la mañana pero tiene pereza para levantarse de la cama, se acurrucará de nuevo si le cantas amorosamente una dulce canción. Pero si sabe que le darán unos azotes, saltará de la cama de inmediato. Muy a menudo nuestra mente es así de infantil y está en el puño de tamaguna . La inercia es conquistada por la acción. Devi nos ayuda a conseguirlo. 

Cuando una vaca se come las hortalizas de nuestro huerto, si le decimos, “mi querida vaca, no comas más, si te comes todas mis hortalizas no podré venderlas y no podré llegar a fin de mes” ella continuará comiendo hasta terminar con todas. Tenemos que amenazarla con un palo y gritarla, “¡fuera de ahí!”. Entonces se irá. Una vaca carece de discriminación para distinguir entre lo bueno y lo malo. Solo quiere matar su hambre.  

Del mismo modo si el niño piensa que su madre vendrá con un palo si no se levanta, no tiene más opción que levantarse. Trae ese insomnio desde dentro de él. Este es el rol de la diosa Durga.

Una vez un guru llamó a la puerta de su discípulo.  Este respondió: “Abre la puerta y entra”. Y dijo el guru, “esta puerta no se abre desde fuera porque el picaporte está dentro”. Así mismo el discípulo tiene que  abrir antes su corazón. Solo entonces podrá entrar el guru.  Y para esto se necesita madurez.

De modo que para que los estudios espirituales tengan efecto, primero el buscador necesita madurez. Las semillas de la shádana (prácticas espirituales) deben plantarse antes en el terreno de bhakti (devoción) y una vez que broten deben ser trasplantadas  al terreno de la jnana (conocimiento). Así se obtendrá una buena cosecha.

Dios nos habla en el lenguaje del silencio. Cuando los pensamientos se aquietan y la mente  se calma podremos escuchar la melodía de Dios que reside de forma constante dentro de nosotros. Dios ve y conoce todos nuestros pensamientos, acciones, silencios y todo lo demás, porque todos los seres de la creación residen en esa shakti infinita y suprema. Una madre es capaz de comprender el significado de las miradas y la media lengua del niño. Incluso comprende sus estados de  ánimo de silencio. Del mismo modo, Devi es capaz de conocer los deseos de sus devotos aunque no se los comuniquen. Quizá Devi prefiera la oración mental  que es silenciosa y meditativa, sin pensamientos, a los que están llenos de incontables deseos. Quizá por eso, uno de los nombres de Devi sea Mookambika, la madre silenciosa. Ella es la energía suprema, conocedora silenciosa y hacedora de todo, que permanece desapegada, intocada y como el cielo infinito, testigo de todo.  

Más allá de la propiedad material, Navaratri envía el mensaje de la evolución del buscador paso a paso, hasta el objetivo final de auto realización. Jagadambika elimina las impurezas y destruye el ego del buscador que ya ha hecho de la realización en Dios el objetivo de su vida. En la quietud así creada, ella nos despierta al Ser interior.

En Durgasthami  mantenemos nuestros libros e instrumentos para la adoración y los retornamos a Vijayadasami. Esto simboliza la ofrenda de nuestras vidas al Divino para recibir lo ofrecido en forma de prasad. Es como hacer un nuevo comienzo tras impregnarnos de los ideales  de la conmemoración de Dios y de la entrega al Divino.

Cuando tenemos la experiencia del éxito,  decimos que esta se debe a nuestras capacidades y talentos. Pero cuando llegan los fracasos culpamos a Dios. Esta no es la actitud correcta. Tenemos que vernos como un instrumento en las manos del Divino, como un pincel en la mano de un pintor o una pluma en la de un escritor.

Cualquiera que sea nuestra profesión, ya sea soldado,  sastre o la que sea, ponemos nuestros instrumentos al servicio de la veneración de Durgasthami. El objetivo aquí es recordar que Dios es el auténtico hacedor y poder  que está detrás de nuestras acciones. Es un acto de entrega al Divino. Nos ayuda a ser menos egoístas en nuestros éxitos. La conmemoración de Dios y la entrega al Divino es lo que colma de bendiciones nuestra vida. Con el conocimiento emparejado con la clase correcta de esfuerzo, nos hacemos receptivos a la gracia.

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