Hubo una vez un buscador de la verdad. Caminó y caminó y finalmente alcanzó a un joven que estaba sentado bajo un baniano. Pensando que quizá él lo sabría, le preguntó por el camino a la Verdad. El hombre respondió: “En tu caminar encontrarás un hombre sentado bajo un baniano. Te diré exactamente como identificar al baniano y al hombre. El hombre se parece mucho a mí. Él es tu guru. Si dependes de él, alcanzarás tu objetivo.
Al oír esto, el buscador continuó su camino. Buscaba a su guru bajo todo baniano que se cruzaba en su camino. Tras cada día de búsqueda, decepcionado, por la noche encontraba un árbol bajo el que dormía. Así caminó y caminó durante muchos años y un día se encontró ante el mismo viejo baniano, que se parecía exactamente al baniano que estaba buscando. Bajo el árbol seguía el mismo hombre que había visto treinta años antes, con toda la semblanza de su guru. ¡Oh, mi guru es el mismo hombre! El buscador estaba estupefacto y pensó para sí: “Puedo ver todos los signos de identificación de mi guru aquí, bajo este baniano. Este anciano es tal como me habían dicho.”
Y dijo al guru, “¡qué vergüenza! ¿porque perdiste treinta años de mi vida?”
El guru respondió:Yo no los perdí. Yo describí exactamente como eran, el árbol y el guru. Pero tú no miraste a este árbol. Realmente no pensaste en volver. Tú, con ese pensamiento, has estado buscando encontrar al guru dondequiera que ibas. Pensabas constantemente en lo que yo te había dicho acerca de la semblanza de tu guru. Ahora has ganado la madurez de la que carecías entonces. Pero tú no pusiste mucha atención a lo que te describí. Ni siquiera miraste alrededor. Cuando no podías encontrar a tu guru, continuabas pensando en mis palabras acerca de la descripción de tu guru y su entorno, y solo ahora has podido descifrar y comprender.
Incluso si un devoto está cercano físicamente a su guru o ha escuchado sus enseñanzas, a menos que su corazón esté abierto, la entrega y l humildad no se producirán. Si no hay receptividad interna, solo crecerán las mentiras y la arrogancia.
Incluso cuando un mosquito se posa sobre la ubre de una vaca, solo beberá sangre. Una rana nunca disfruta del néctar de un loto, solo se come los mosquitos del estanque. Pero las abejas vienen de lejos para gustar el néctar. Siempre hay oscuridad bajo el faro. El cucharón que se usa para mezclar la halva nunca se vuelve dulce. El pastor de vacas puede arrancar forraje para la vaca sin notar ninguna hierba medicinal, pero un médico ayurveda puede detectarlas fácilmente. Y esto es así porque el médico conoce las hierbas, mientras el pastor solo ve forraje. Solo un verdadero buscador comprende la importancia del guru y despierta a la actitud de entrega y de ese modo se vuelve receptivo a la gracia. Solo quien tiene el corazón abierto observará todas y cada una de las acciones del guru y vivirá con plenitud cada momento.