Los viajeros partieron inmediatamente en búsqueda de los ladrones. Por el camino vieron a un hombre descansando a la sombra de un árbol; era un Mahatma (ser iluminado). Los viajeros le preguntaron si había visto a los ladrones pasar por allí. El mahatma dijo, “estáis molestos por el robo de vuestras pertenencias. Reflexionad por un momento. ¿Están los ladrones, el instrumento en el robo de vuestra felicidad, dentro o fuera de vosotros? ¿Queréis recuperar lo perdido, o queréis ganar la riqueza que nunca se pierde? Pensad en ello.” Viendo la sabiduría en las palabras del mahatma, los viajeros se hicieron sus discípulos.
Hay una riqueza sin límites en cada uno de nosotros. Pero como no lo sabemos, vagamos en busca de la felicidad en objetos del mundo. Algunos luchan para obtener riquezas y poder, otros por nombre y fama. Ambos erróneamente creen que una vez que alcancen sus objetivos tendrán paz y felicidad.
Pero la felicidad no es algo que se encuentre en objetos. De hecho, los deseos obstaculizan el camino a la verdadera felicidad. Esta felicidad se revela a sí misma solo cuando la mente cesa de añorar y perseguir estos deseos. Este conocimiento debe estar claro en nuestros corazones. Este es el primer paso hacia la paz y la felicidad.
El Ser es la fuente de la dicha y paz eterna. Sin saber esto, algunos buscan confort en substancias adictivas. Y de ese modo, no solo arruinan sus vidas y dañan a sus familias, también a la sociedad. La espiritualidad nos da el conocimiento de quién y qué somos realmente. Este conocimiento nos hace tomar conciencia de nuestras responsabilidades, para vivir de tal modo que nos beneficiemos, a nosotros y al mundo.
Hay una verdad que brilla en toda la creación. Los ríos y las montañas, las plantas y los animales, el sol, la luna y las estrellas, tú y yo, son expresiones de esta única realidad. Es por la asimilación de esta verdad en nuestras vidas, por la que ganamos un conocimiento más profundo en el que podemos descubrir la belleza inherente a esta diversidad.
Cuando trabajemos juntos como una familia global, no meramente como una raza en particular, religión o nación, la paz y la felicidad prevalecerán de nuevo en esta tierra.
La autora es una líder humanitaria y espiritual reconocida mundialmente.