No debemos tener miedo al fracaso. Si tenemos miedo, nunca seremos capaces de triunfar, no obtendremos nada de la vida. Es por eso que siempre debemos apoyar y alentar también a los perdedores.
Animamos a alguien con el fin de inspirarlo y eliminar su miedo al fracaso. En los deportes y los juegos, al perdedor se le suele dar un premio de consolación, que tiene como objetivo animarlo. El estímulo es beneficioso en todos los sentidos.
El mundo pertenece tanto al vencido como al vencedor. Sabiéndolo, debemos ser indulgentes y tolerantes con los que fallan. Deberíamos darles todas las oportunidades para intentarlo de nuevo. Ser paciente y perdonar es como aplicar aceite a un motor. La paciencia y el perdón animan a la persona a seguir adelante con fuerzas renovadas. El efecto de nuestra tolerancia es como la fuerza de la gravedad que, aunque invisible, todos experimentamos.
Demos a aquellos que han fallado todas las oportunidades para intentarlo una y otra vez.
No descartemos a nadie solo porque él o ella hayan fallado una vez, porque ello sería un fracaso aún mayor de nuestra parte. Las oportunidades deben estar disponibles, no solo para los triunfadores sino también para los que caen. Hoy en día solo se reconoce a los vencedores, mientras que se suele ridiculizar a los perdedores. Pero en lugar de ridiculizar a los perdedores, deberíamos alentarlos. Las personas son entusiastas sólo si se les da el estímulo que necesitan.
La vida está pensada para los valientes y atrevidos, no para los pesimistas o temerosos del fracaso. El mayor fracaso en la vida es esperar la victoria en cada situación. La espiritualidad nos enseña este principio. Solo cuando vivimos con esta comprensión es posible una nueva creación. Por nueva creación, Amma se refiere a dar a luz a una nueva generación realmente positiva.
La escritora es una líder espiritual y humanitaria de renombre mundial.