No solo eso, también tendrá que trabajar el doble que el segundo hombre para quitar todos los pinchos. Con las emociones negativas ocurre lo mismo. Incluso si logramos suprimirlas temporalmente, ello no significa que las hayamos erradicado definitivamente. En lugar de suprimir u ocultar las tendencias negativas, debemos enfrentarlas con las armas del estado de alerta y del discernimiento. En primer lugar, debemos tomar la firme determinación de nunca más permitir que ese tipo de emociones y pensamientos nos esclavicen. Cada vez que surjan tales pensamientos, tenemos que darnos cuenta y retirar la mente de ellos. Luego, debemos descubrir por qué surgen tales pensamientos y esforzarnos por eliminar las causas.
La principal razón por la que actuamos desde nuestros vasanas (tendencias latentes) es nuestra falta de alerta. Si el vigilante que guarda la casa por la noche permanece despierto y alerta, y lleva su linterna mientras patrulla el terreno, ningún ladrón podrá entrar en la casa. Una persona que resuelva firmemente no ceder ante ninguna debilidad, y que observe todos y cada uno de los pensamientos que surgen en su mente, notará cada pensamiento negativo que surja en la mente atenta y así lo controlará.
Ningún mal hábito se puede eliminar de una sola vez. Sin embargo, el esfuerzo constante y una fuerte determinación nos llevarán a la victoria. Así podemos transformar nuestras vidas por completo.
La autora es una líder espiritual y humanitaria de renombre mundial.