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LA CULPABILIDAD

SINTESIS SATSANG 25.05.2019
(¡Despertad, hijos! Vol. IX)

La culpabilidad

En este sat-sang compartiremos una charla espiritual de Amma sobre la culpabilidad. Esta emoción, como tantas otras, no nos es desconocida a ninguno de los presentes, y puede ejercer más o menos influencia en nuestra vida, en nuestras relaciones o en nuestra toma de decisiones. Ya sea un ligero arrepentimiento por faltar a alguna pequeña disciplina en nuestro día a día, como la sensación de haber cometido faltas imperdonables en nuestro pasado, Amma nos ofrece una receta para remover de nuestro interior esta emoción que supone un obstáculo para nuestro crecimiento espiritual.

              Si comparamos la culpabilidad con un bloque de hielo encerrado en lo más hondo de nuestro interior, el amor y la compasión de Amma podrían ser comparados con los rayos del sol que penetran y derriten los escollos más escondidos en nuestro ser, haciendo florecer poco a poco la flor de loto que es nuestra verdadera esencia. Amma también puede ser comparada con un gran río que va limando los duros bordes de las piedras depositadas por años en nuestro corazón. Un río de amor que desciende de las alturas para sanar a la sufriente humanidad. Amma también puede ser comparada con el árbol al pie del camino de nuestra vida, árbol bajo el que descansamos cuando nos fatigamos, árbol de cuyos frutos comemos cuando tenemos hambre de Paz y de Verdad.

               Es durante la 1ª gira de Amma por EEUU que ocurre lo que se narra a continuación:

Eran las 4 de la mañana cuando acabó el Darshan. Los devotos se habían quedado sentados durante horas cerca Amma contemplando su rostro radiante, fresco, nuevo, que nunca perdía su carácter familiar. Habían bebido durante horas de la copa inagotable de su amor divino sin moverse de su sitio más que para ir al Darshan. Amma se levantó finalmente y se preparó para salir, cuando se detuvo de repente para mirar a alguien que estaba sentado en el fondo de la sala. Llamó: “¡Mol (hija mía)!”. Todo el mundo se giró para ver a quien se dirigía. Ella la llamó de nuevo: “¡Mol, ven!” Un instante después, una joven se precipitó hacia Amma. Dio un grito y cayó a sus pies. Lloraba llamándola: “¡Madre, Madre!” Algunas personas se disponían a alejarla por la fuerza, pero Amma les detuvo diciendo: “¡No, dejadla!” Tiene un gran sufrimiento. Dejad que desahogue su pesar”. Se contentaron, pues, con contemplar la escena sin intervenir. Pasaron algunos minutos. La mujer seguía tumbada a los pies de Amma llorando profusamente. Amritatma y algunos otros se impacientaron y avanzaron hacia ella pidiéndole que se levantase. Esta vez Amma no dijo nada, pero les detuvo mirándoles severamente. Pasaron algunos minutos más, y después la mujer se levantó lentamente arrodillándose ante Amma. Juntó las manos en señal de respeto y miró el rostro de Amma. Intentó hablar a través de sus lágrimas, pero la fuerza de la emoción se lo impidió. Amma le sonrió con una expresión de profunda compasión y la abrazó. Nuevamente, la joven se fundió en lágrimas. Amma cerró los ojos y pareció deslizarse a otro mundo. Ella mimaba a la mujer, acariciándole el pelo, mientras murmuraba: “Mol, mol…”

               Después, suavemente, Amma le dijo: “¡Mi hija querida, mi niña, no llores más! ¡Amma conoce muy bien tu corazón!” Los testigos de la escena se dieron cuenta de que Amma se enjugaba sus propias lágrimas. Viendo esto, varios de los que se encontraban allí no pudieron impedir ponerse a llorar.

               Este incidente ilustra la siguiente afirmación de Amma: “Cuando estáis en presencia de Amma, Ella se convierte en vosotros. Amma es como un espejo. Refleja los sentimientos de sus hijos”.

Por fin, la mujer logró apaciguarse. Amma la abrazó una vez más, besándola en ambas mejillas, y después salió lentamente de la sala. Al pasar, testimonió afecto a todos aquellos que se encontraban en su camino. La atmósfera estaba impregnada de su amor. Una mujer se puso espontáneamente a cantar:

Gracia inaudita, ¡qué dulce es el nombre

Que ha salvado a un miserable pecador como yo!,

Estaba desviado, y ya he encontrado el camino.

Estaba ciego y ahora veo.

La gracia ha enseñado a mi corazón el temor.

La gracia ha apaciguado todos mis temores,

Qué preciosa me ha parecido esa gracia

¡El primer momento en que he creído en ella!

He atravesado muchos peligros, sufrimientos y trampas.

La gracia es la que me ha permitido

Llegar sano y salvo hasta aquí.

La gracia es la que me llevará de nuevo hasta mi hogar.

¡Qué dulce es el nombre de Jesús para el oído del creyente!,

Apacigua sus sufrimientos,

Cura sus heridas

Y disipa su temor.

¿Tiene que llevar Jesús la cruz solo

Y el mundo entero quedar libre de sufrimiento?

No, hay una cruz para todos y también hay una para mí.

               Al día siguiente, la mujer que tanto había llorado a los pies de Amma confesó a Amritatma lo que le había pasado. Había llegado a la sala justo antes del comienzo del programa y se había quedado sentada al fondo durante todo el tiempo, mirando como Amma daba el Darshan. No tenía intención de ir. Había una razón para su reticencia: había cometido en el pasado algunas faltas graves que juzgaba imperdonables; se sentía, pues, extremadamente culpable. Viendo a Amma y el amor infinito que derrama sobre todos, había pensado que una pecadora como ella no merecía recibir un amor semejante. Habiendo decidido no ir a recibir el Darshan, había llorado durante todo el programa. Pero Amma la había visto y la había llamado al final, no ignorando nada respecto a su sufrimiento interior.

               Algunos días más tarde, en el coche que conducía a Amma al programa de la tarde, Amritatma le preguntó por qué aquella tarde había esperado hasta el final del Darshan para llamar a esa mujer.

               Amma dijo: “Mientras esta hija permanecía sentada durante tanto tiempo en presencia de Amma, y mirándola, tomó conciencia de repente del terrible peso de culpabilidad que llevaba encima. Esta toma de conciencia creó la necesidad de vaciarlo todo y librarse de él. Mientras estaba sentada en el fondo de la sala, percibía el profundo amor de Amma, el que le ayudaba a apaciguar su sufrimiento interior. Todas estas lágrimas se llevaron su sentimiento de culpabilidad, y cuando Amma por fin la llamó, estaba dispuesta a descargar su corazón y encontrar la paz a la cual aspiraba. Esto no hubiera sido posible si Amma la hubiese llamado al comienzo del Darshan, puesto que necesitaba tiempo para abrirse. Para que las cosas tengan un efecto duradero es necesario un proceso bien definido.

               En realidad no hay pecadores, puesto que la Iluminación está latente en todo ser humano, incluso en el peor de los “pecadores”, esperando revelarse en su momento adecuado. Nadie es, pues, realmente pecador. No existe más que el Atman. Amma no utiliza la palabra pecador más que por la comodidad de la explicación. Un pecador puede encontrar la paz sólo en presencia de un Maestro, puesto que su mente puede entonces fluir libremente. En esa atmósfera de amor incondicional se funden todos los pecados. El embalse que encierra la mente se abre y permite a la mente endurecida y a sus emociones suavizarse y fluir sin obstáculo alguno.

               Esta hija se encontraba atrapada en su sufrimiento. Jamás tuvo la posibilidad de liberarse de la culpabilidad y del pesar acumulado en su mente puesto que nunca se había encontrado con las condiciones favorables para ello. El sufrimiento había quedado oculto profundamente en su interior.

               Tratáis de cubrir vuestro dolor con pensamientos, objetos y placeres diversos. Por ejemplo, os compráis un coche nuevo o una casa, cambiáis de amigo o de amiga y como seguís recubriendo vuestro dolor con capas cada vez más numerosas de distracciones, este dolor se endurece con la edad; se hace cada vez más fuerte y su embate se hace cada vez más sutil. Luego vais a ver a un psicoterapeuta, pero ¿qué puede hacer él por vosotros? También él está enganchado en la trampa de su propia mente. Todo lo que puede hacer es ayudar a recubrir vuestro dolor con una capa suplementaria, y mientras, el sufrimiento permanece en vosotros sin posibilidad alguna de curarse. Cualquiera que trate de ayudar a alguien a curarse de un dolor semejante se dará cuenta de que ninguna curación, ningún cambio puede producirse mientras que su propia conciencia no se encuentre a un nivel más elevado que el de la persona a quien trata de ayudar. Lo que cuenta es el nivel de conciencia. Un ser realizado se sitúa en el nivel de conciencia supremo; ha llegado a la cima. En su presencia se desvanece todo sufrimiento, y las heridas psíquicas se curan espontáneamente.

               Sólo un Satguru puede conceder la Gracia necesaria y crear las condiciones adecuadas para que vuestro dolor emerja. Es exactamente esto lo que se produce. El sufrimiento de esta mujer salió a flote. La presencia de Amma le permitió librarse del peso de la culpabilidad que había estado llevando durante tantos años.

               La mejor manera de liberarse de una pesada culpabilidad, que es comparable a una herida infectada que nos carcome desde dentro, es hacerse plenamente consciente de ella. Esto no puede producirse más que en presencia de un Verdadero Maestro. El maestro muestra las profundas heridas que supuran en vosotros. Os ayuda a tomar conciencia de los graves perjuicios que os han causado y de la forma en que han estropeado vuestra vida. Finalmente, gracias a su compasión y amor infinitos, estas heridas se curan.

               Os voy a contar una historia que os permitirá, quizá, comprenderlo mejor. Había una vez un hombre rico que siempre estaba sumido en su trabajo y que padecía un gran estrés, ya que había perdido su paz interior. Consultó a diversos médicos y terapeutas para tratar de encontrar un remedio a su problema. Todos, incluidos su amigos, le premiaban para que dejase su trabajo, descansase, se quedase en casa y gozase de una vida apacible. Pero ni los consejos ni los medicamentos que recibía parecían ayudarle. Un día, oyó hablar de un gran maestro que vivía retirado en una gruta aislada. Estaba tan desesperado que decidió ir a hacerle una visita. Después de un viaje largo y difícil, llegó finalmente a su destino. Estaba helando y, sin embargo, el santo estaba sentado desnudo en la cueva. Con un gesto apacible señaló al visitante que se sentase a su lado; después cerró los ojos y entró en samadhi. Permaneció así durante 3 días, mientras que el visitante se quedó pacientemente sentado sin moverse en la gruta helada, sin comer y dormir, ya que deseaba liberarse de este sufrimiento. Al tercer día, el santo abrió los ojos y le dijo “Deja tu trabajo y descansa. Quédate en casa y goza de una vida tranquila”. El hombre escuchó las palabras del sabio y volvió a su casa.

               Algunos días más tarde sus amigos le visitaron. Se sorprendieron de ver la paz y alegría que emanaba. Se preguntaron cómo podía haberse producido una transformación semejante en tan poco tiempo. Cuando les contó la visita que hizo al santo y les habló de sus palabras, exclamaron: “¡Pero si esto es exactamente lo que, nosotros, desde hace tantos años, te hemos aconsejado que hicieses!” El hombre sonrió y dijo: “Quizá os hayáis servido de las mismas palabras, pero escuchándolas de boca de un verdadero maestro, de repente he tomado conciencia de su verdadero sentido oculto. Cuando el maestro pronunció estas palabras, sabéis, tuve una revelación. Me vino a mente con claridad que “dejar el trabajo y descansar” significaba retirar los sentidos del mundo de la diversidad, y “quedarme en casa para gozar de la paz” significaba permanecer establecido en el Ser, viendo todo como manifestación de la divinidad. La presencia del Maestro y el poder de su palabra han reducido a la nada mis miedos y tensiones. Al fin gozo de verdadera paz interior.”

               Hijos míos, una verdadera transformación no puede producirse más que en presencia de un ser realizado. Pero la mujer que lloraba, así como el hombre de esta historia, han tenido que hacer un esfuerzo antes de llegar a conseguir paz interior. Sin embargo, en realidad no es necesario hacer ningún verdadero esfuerzo, puesto que esto no implica fuerza o tensión alguna. El esfuerzo se produce sin dolor, espontáneamente –llega por sí mismo. Las barreras del corazón se abren permitiendo que la gracia del maestro se derrame y aporte a nuestra vida una luz y una energía renovadas”.

               La exactitud de las palabras de Amma quedó manifestada con prontitud. En efecto, la mujer volvió poco después a ver a Amma y le confesó que se sentía una persona diferente y que por primera vez desde hacía años estaba relajada y en paz consigo misma.

               Amritatma hizo otra pregunta a Amma: “Amma, podrías haber aniquilado su sufrimiento con un simple sankalpa sin que hubiese tenido que estar llorando así durante horas, ¿por qué no lo has hecho?”

               Amma: “Hijo, esto es exactamente lo que ha pasado. El sankalpa de Amma estaba en marcha –siempre está presente. ¿Por qué piensas que esta mujer tuvo la idea de venir a ver a Amma? Y si hubiese venido por su propia voluntad, podría haberse ido, en lugar de quedarse sentada en el fondo de la sala llorando durante todo el darshan. ¿Por qué se quedó durante tanto tiempo? Y finalmente, ¿por qué se abrió hasta ese extremo? ¿Piensas que todo esto podría haberse producido sin el sankalpa de Amma?

               Su esfuerzo personal no habría bastado. La gracia y el sankalpa divino siempre están en funcionamiento. Las situaciones que nos permiten abrirnos y crecer interiormente no pueden producirse más que gracias al sankalpa de Dios o del Gurú. Nada llega por azar. Deberíamos ser consciente de ello.”

Este es un corto pero clarísimo ejemplo de cómo actúa Amma con sus hijos. Podemos ver que a veces, la única receta que se requiere para eliminar emociones largo tiempo ancladas es estar meramente ante la presencia de Amma. También nos dice instruye acerca de los tiempos. A menudo nos dejamos llevar por la impaciencia, la frustración o el desánimo, incluso por la falta de fe cuando estamos metidos en un pozo de emociones negativas que no parece terminar nunca. Es en estas circunstancias que podemos perder de vista que la Madre sigue velando por nosotros. Ella dice: “La gracia y el sankalpa divino siempre están en funcionamiento”. En casos como este, nos deja claro por qué a veces parece demora la ayuda. En realidad, no está demorando darnos la gracia de la sanación, o la gracia de alcanzar cierto objetivo, o de atravesar cierta circunstancia: “La gracia y el sankalpa divino siempre están en funcionamiento”. Ella está creando las circunstancias para que el efecto de su sankalpa sea completo y duradero. Ella nos lo dice de otra manera:

“Nada llega por azar. Deberíamos ser conscientes de ello”.

Hay otra escena que ocurrió años antes en la India, cuando con Amma vivían sólo unos cuantos discípulos, en que podemos ver la dulzura que manifiesta allí por donde pasa, independientemente del ser que necesite ayuda, sea quien sea. Ocurre así:

Hacia las 3 de la tarde Amma vagaba por el bosquecillo de cocoteros. Esto era bastante normal, pero había algo poco usual en su aspecto. Uno podía pensar que Ella estaba gozando en los más altos planos porque los residentes la habían visto hacerlo anteriormente. Había en Ella algo especial, permaneciendo en la Absoluta quietud de su verdadera naturaleza mientras iba de un lado para otro. Eso duró cierto tiempo.

               Unos minutos más tarde, la Madre estaba de pie junto a un joven cocotero mirando hacia arriba. En el árbol, un grupo de cuervos estaba atacando a una lechuza. Los furiosos cuervos graznaban salvajemente mientras picaban sin piedad a la indefensa lechuza. Ciertamente, parecía que los cuervos iban a matarla.

               Tomando una piedra, Amma se lanzó a los cuervos, pero eso no les molestó y continuaron el ataque. Entonces la Madre cogió varias piedras y se las tiró rápidamente. Esta vez los cuervos se rindieron y se marcharon volando dejando sola a la lechuza; pero al poco, el pobre pájaro cayó del árbol aleteando frente a la Madre. Con heridas por todo el cuerpo, la lechuza yacía inmóvil en el suelo. Amma se sentó y tomó al ave herida en sus manos, acariciándola compasivamente. Con una triste expresión en su rostro colocó suavemente a la lechuza en su regazo. “Gayatri”, llamó Amma, “trae un poco de agua caliente y toallas”.

               Uno de los brahmacharis corrió a llamar a Gayatri para explicarle lo sucedido. Al cabo de unos minutos esta llegó con el agua caliente y las toallas. Al ver la blanca falda de Amma cubierta de sangre se le escaparon estas palabras: “Oh Dios, tu falda está cubierta de sangre, Amma; ahora la falda está estropeada.”

               Al oír este comentario, Amma le lanzó una mirada muy seria. El amor y la compasión que tenía en los ojos por la lechuza, no se veía en ellos en la mirada que dirigió a Gayatri. Era como una advertencia, como si dijese: “Espera a que termine de atender a este pobre e indefenso pájaro”. Gayatri, adivinando las implicaciones de aquella mirada se puso pálida.

               Utilizando el agua caliente y las toallas, Amma limpió la sangre y las heridas del ave con gran amor y cuidado. Lo hizo con gran cariño, aclarando cada vez la toalla en un recipiente distinto. La atención que Amma daba a una aparentemente insignificante criatura era tal, que todos sintieron que Ella estaba cuidando a una de sus propias criaturas. La Madre no dijo una sola palabra mientras curaba al ave. Cuando hubo quitado toda la sangre y limpiado todas las heridas, Amma secó el cuerpo de la lechuza utilizando una toalla limpia. Entonces Amma pidió a Nealu que trajese un poco de turmeric en polvo. Rápidamente, Nealu regresó de la cocina con el turmeric. Era un paquete de los que pueden comprarse en el mercado ya molido. Pero Amma tenía turmeric recién molido en mente: “Este no. Ve a por turmeric seco, rállalo y tráelo”.

               A los pocos minutos el polvo de turmeric recién molido estaba listo y la Madre, con sus propias manos, aplicó el polvo en cada una de las heridas del pájaro, bajo las alas, en la cabeza, cerca de los ojos, en el cuello. Cuidadosamente, Ella buscaba cada herida para aplicarle la medicina. Mientras hacía todo esto, el pájaro permanecía silencioso en el regazo de la Madre, sin aletear ni moverse lo más mínimo. Parecía que el ave experimentase bienaventuranza más que dolor. Ahora tenía casi buen aspecto. Habiendo aplicado cuidadosamente el turmeric en todas las heridas, Amma cerró los ojos y se sentó en actitud meditativa durante unos minutos con el ave en el regazo. Abriendo los ojos, Amma le acarició una vez más el lomo. Entonces le pasó el pájaro a Balu dándole instrucciones sobre cómo cuidarlo hasta que se hiciese de noche. Sin moverse de donde estaba sentada, Amma se lavó las manos y permaneció sentada en el mismo lugar.

               Gayatri le recordó a la Madre su falda manchada de sangre. “Amma, ¿no quieres cambiarte la falda?”.

               Como si hubiese estado esperando oír estas palabras, Amma replicó: “No, la Madre no quiere cambiarse, quiere tener la sangre en la ropa. Eso le recuerda a Amma la indefensa criatura y el dolor que ha soportado. Eso indica el sufrimiento y la agonía de la creación entera. Le hace acordarse del indefenso estado de todos aquellos que experimentan dolor y sufrimiento. Así la Madre puede recordar también la necesidad de sentir compasión y de expresarla a todas las criaturas, no importa lo insignificantes o inútiles que parezcan ser […].

               Sin amor y compasión el mundo no puede existir. La totalidad de la existencia es debida a los mahatmas, al amor y a la compasión que derraman sobre toda la creación. Esta creación y todas las criaturas que hay en ella son una expresión de la compasión. Aquellos que han alcanzado el estado de auto-realización no desean venir aquí abajo. Ellos van más allá, están en el más allá, son el más allá […].

               Por eso, debido a su interés por aquellos que necesitan ayuda, por aquellos que andan a tientas en la oscuridad, los mahatmas descienden un escalón, a veces varios, desde el estado sin pensamientos que corresponde a la no-mente […]. Una vez que la compasión surge en su interior, los mahatmas descienden al plano de conciencia humano.

               Si los compasivos y amorosos seres que descienden aquí no desean interesarse por el mundo, pueden permanecer en el estado no-dual y sumergirse en la Suprema Conciencia. En este estado no hay amor ni falta de amor, ni compasión ni falta de compasión […].

               Hijos, podéis alcanzar la más alta Verdad, pero aun así puede faltaros la compasión. Podéis permanecer en el estado de Unidad sin sentir amor, ni interés alguno por el sufrimiento de los seres humanos. Seréis como un flor de loto floreciendo en alguna escondida cima de lo Himalayas. O como un lago de cristalinas aguas escondido en lo más inaccesible del bosque. O seréis como el árbol cargado de maduros frutos en medio de la selva más densa. Nadie podrá disfrutar de la fragancia de ese loto, ninguna abeja libará su polen para hacer miel; nadie se bañará en ese lago, ni beberá de sus aguas; nadie disfrutará de la dulce y deliciosa fruta. Pero aun así, vuestra existencia será plena, clara y pura, porque habréis alcanzado el fin.

               Por otro lado, los compasivos, aquellos cuyos corazones están llenos de amor e interés, son como un río que desciende de la más alta montaña. Son como el Ganges. Después de haber ascendido a la más alta cima de bienaventuranza y movidos por la compasión, fluyen descendiendo desde lo más alto para así permitir que los demás puedan bañarse, beber y nadar en ellos. Son como un frutal que crece al borde del camino ofreciendo sus frutos a todo el que pasa. El cansado viajero puede disfrutarlos, calmar su sed y saciar su hambre en ellos. Son como una hermosa flor de loto que florece en el estanque del templo. La gente puede pasear a su alrededor, disfrutar de su hermosura, deleitarse con su fragancia y haciéndolo, sentirse colmada. Como abejas que acuden a recolectar polen para la miel, la gente se agrupa alrededor de los compasivos, aguardando las perlas de sabiduría que se desprenden de sus labios. Ellos mismos se convierten en una ofrenda para la gente. Estas almas, ya completamente entregadas, regresan al mundo auto-ofreciéndose en un acto de compasión. Aun así, permanecen en silencio.

               La explicación de Amma era tan penetrante y reveladora que todo el mundo quedó absorto en sus palabras. ¿Quién más puede explicar de una forma tan clara y convincente unas verdades tan extremadamente sutiles? Sólo aquel que por mera voluntad y sin esfuerzo puede pasar de uno a otro plano de conciencia.

Estas son las palabras y los hechos de Amma. No hay mucho que comentar. Sus mismas acciones hablan por sí solas. Si Ella se preocupa tan amorosamente de una pobre lechuza herida, ¿qué no hará por nosotros, sus hijos predilectos, por los que renuncia a la fusión con la bienaventuranza eterna en pos de elevarnos hacia Ella? Vale la pena reflexionar sobre las veces en que Amma, seamos conscientes de ello o no, aparta de nosotros los males que como cuervos nos acechan y lastiman, y las veces que como a pajarillos heridos nos recoge y nos consuela en su regazo. En verdad, no deberíamos movernos del agradecimiento ni un solo momento.

               Amma nos sana, nos quita la culpabilidad, la tristeza, la ira,… en el momento adecuado, en el mejor momento. Cada día, echando la vista atrás, vemos como la depresión, la ansiedad, los enfados… van perdiendo fuerza, y otra cosa emerge en su lugar… Siempre trabajando por nosotros, arroja lejos de nosotros los cuervos interiores y nos inunda de luz, de paz, de gozo y de alegría. Sólo la presencia de un mahatma como Amma puede hacer esto, como hemos visto que ha hecho con la mujer que lloraba durante el Darshan, como hemos visto que hace con una aparentemente insignificante lechuza; heridas emocionales, heridas físicas, no importa. Amma ES la cura para todos nuestros sufrimientos, sean del tipo que sea. Ella es médico, Ella es amiga, Ella es Madre, y a nadie vale la pena orientar nuestras quejas sino a Ella. Aprovechemos, un sábado más, para refrescar en nosotros la conciencia del tremendo privilegio que tenemos de tener a Amma entre nosotros, A Dios con un cuerpo humano. Que nuestro deseo sea agradecer cada día, recordar cada día, muchas veces al día, a Ella, la Madre de la Eterna Felicidad que, invisible a nuestros ojos físicos, vela por nosotros a cada instante, en cada momento, también ahora mismo. No lo olvidemos nunca.

Om Namah Shivaya

Domingo, 19 Mayo 2019 06:58

RESPONDER EN LUGAR DE REACCIONAR

SINTESIS SATSANG 18.05.2019
(¡Despertad, hijos! Vol. V)

Responder en lugar de reaccionar

La semana pasada Amma comparaba los bienes espirituales con diamantes, con tesoros que Ella quisiera compartir con todos nosotros. En otras ocasiones Amma nos habla de las metas espirituales como si fuesen frutos, frutos que alcanzaremos plantando el árbol de la correcta actitud y regando con el agua de nuestro esfuerzo personal. En este Sat-sang el fruto espiritual que Amma nos propone practicar es la “Respuesta” en oposición a la “Reacción”, explicándonos la diferencia entre ambas. Así comienza el sat-sang:

Durante el curso del Darshan un hombre se acercó a Amma y se quejó de que desde hacía dos años venía padeciendo un terrible dolor de nuca. Explicó que este terrible dolor le martirizaba día y noche, y añadió que nunca podía dormir profundamente debido a que el dolor aumentaba terriblemente cuando anochecía. Incluso mientras hablaba con la Madre, parecía que el joven padecía de fuertes dolores.

               Amma le escuchaba con una traviesa sonrisa en el rostro. Esto era algo poco usual ya que, normalmente, cuando alguien se acerca a Ella con un problema parecido, Amma se identifica claramente con la persona y su dolor; se solidariza con él, le consuela y cariñosamente le da masajes en la zona afectada. Así, Amma comparte el dolor de todas las formas posibles. Sin embargo, Amma no demostró amor ni compasión por ese joven; continuó sonriendo y mirándole a la cara durante unos momentos. Lentamente la sonrisa desapareció y su rostro se tornó muy serio. Amma le miró directo a los ojos. Su mirada era tan penetrante que el joven no podía mirarla y bajó la cabeza. Pasaron unos momentos sin que el joven se atreviera a levantar la cabeza.

               La mirada de Amma se tornó incluso más seria. Entonces le dijo: “Mira aquí, ¿es acaso este el lugar donde quieres representar tu comedia?”. La voz sonaba profunda y terrible.

               El joven levantó la cabeza. Estaba muerto de miedo y empezó a temblar. Finalmente, emitió un sonoro sollozo y rompió a llorar. Entre lágrimas suplicaba: “¡Perdóname!, ¡Perdóname!, ¡No me maldigas!, ¡No me castigues! Tengo mucho miedo. Quería hacer ver que sufría un gran dolor en el cuello. Por favor, perdóname… Por favor, perdóname… por favor, perdóname…” El joven repetía estas palabras una y otra vez.

               Viendo su indefensa condición, Amma permitió que se desbordase su maternal compasión. “Hijo, hijo”, dijo, “No hay problema. No hay problema, no te preocupes. ¿Cómo puede Amma maldecirte o castigarte? No puede hacer nada de eso. ¿Cómo va una madre siquiera soñar con hacer eso? No llores, tranquilízate, consuélate, no tengas miedo. Ya estabas perdonado cuando cometiste tu error. No llores”. Amma abrazó al joven, secó sus lágrimas y lo situó en su regazo, mientras le pasaba la mano por la espalda, de manera compasiva y amorosa […]

               El joven era un escéptico y un ateo que no tenía ninguna fe en Amma. Creía que se trataba de una aldeana a la que la gente atribuía divinidad. Armado con su historia inventada se acercó a Ella para exponérsela en privado. Su plan era hacer que Amma creyese que él sufría un gran dolor en el cuello; esperaba que Ella lo consolaría y lo calmaría y sólo después de ello él revelaría secretamente la verdad a Amma. En su sueño de honor y éxito, pensaba que iba a salir caminando orgullosamente una vez cumplido su objetivo, pero sus planes se hicieron pedazos. Había intentado humillar a Amma y en lugar de ello, había sido él humillado.

               El joven lloraba y suplicaba a Amma su perdón. Más tarde, ya algo consolado, levantó la cabeza del hombro de Amma y se sentó cerca de la Madre cabizbajo todavía […]

               Algunos devotos que estaban cercados allí cerca expresaron su enfado con el hombre haciendo comentarios hirientes en voz alta. Amma les detuvo diciendo: “No debéis hacer esto, no hiráis sus sentimientos; al hacer estos ásperos comentarios estáis dando mal ejemplo. Amma no quiere criticar ni insultar a este hombre. Amma le ha dicho estas cosas por su bien y él es libre de aceptarlas o rechazarlas. Además, si expresáis así vuestro enfado, no hacéis más que descargar vasanas negativos en vuestro interior. Haced uso de vuestra discriminación. Debéis aprender a escuchar y responder sin reaccionar. Por eso, hijos, Amma no os permite ser mezquinos con él, no quiere que le condenéis. ¿Por qué vais a hacerlo? ¿Qué le aporta ello de positivo a él o a vosotros? El condenarlo no hará sino perturbar vuestras mentes y la suya; no es esta la actitud correcta. Reaccionar así no beneficiará ni a vuestra víctima ni a vosotros. Por eso, no reaccionéis, aprended a responder”.

Uno de los devotos que había demostrado gran enfado hacia el joven preguntó a Amma: “Amma, ¿a qué te refieres con la palabra “respuesta”? Desde luego, siempre tenemos una reacción. ¿Cómo debemos responder?”

               Amma explicó la diferencia: “El término respuesta puede ser explicado de muchas formas distintas. Respuesta es total aceptación. También es no-aceptación con una actitud positiva. También puede ser falta de aceptación o rechazo; te quedas observando, simplemente, la reacción que aparece en ti, pero te mantienes al margen de ella, no te involucras en ella en absoluto. Recuerda, tú la ves, y cuando la ves, no estás en ella. Tú eres el que la observa, no estás en la escena. Para responder uno debe ser como un espejo, debe convertirse en un buen reflector de los sentimientos de los demás. Un espejo sólo refleja, nunca se ve afectado ni se estropea a causa de las imágenes que refleja.

               Es como ver una película, uno está fuera de ella, simplemente mira y observa, disfruta de la acción. Disfrutas de la experiencia de observar la acción, no te ves involucrado en ella. Es hermoso si puedes hacerlo así: te mantienes al margen y simplemente te ríes con ella. Sólo una persona compasiva puede responder.

“Hijos”, continúa Amma, “todos los grandes maestros del mundo, tanto de Oriente como de Occidente, nos enseñan cómo responder. Ellos nunca “reaccionan”; su vida entera es un vivo testimonio del gran principio de vida que es el responder. Jesucristo dio un ejemplo inolvidable de cómo responder. Él dejó que torturasen y crucificasen su cuerpo e, incluso cuando estaba muriendo en la Cruz, Cristo rogó por aquello que actuaban contra Él; rogó por su bien para que fuesen perdonados.

               Cuando Kaikeyi, la madrastra de Sri Rama, solicitó la gracia de que Rama fuese exiliado a vivir en la selva durante 14 años, el Señor aceptó el exilio con una sonrisa en los labios. No fue en absoluto hostil a Kaikeyi. Pudo tocar sus pies, con un corazón desbordante de reverencia y de amor. Él simplemente aceptó el exilio como un hecho, sin que hubiera en él el más mínimo asomo de odio o de ira. Lakshmana, por otro lado, quería matar a Kaikeyi por lo cruel de su acción. Cuando supo de la desgracia de su hermano mayor, Lakshmana fue invadida por la rabia y decidió tomar venganza. Pidió permiso a Rama para encarcelar a su propio padre al que llamaba el “rey injusto y calzonazos”. La reacción de Lashmana fue terrible, mientras que la respuesta de Rama fue maravillosa. De hecho, la respuesta de Rama ayudó a que Lakshmana se calmase.

               Aun cuando se está envuelto en un conflicto activo, se puede responder. En la batalla entre Ravana y Rama, el Señor mató al conductor del carro de Ravana y a sus caballos, destruyó el carruaje y entonces desarmó a Ravana completamente. Perdida toda esperanza de vida, Ravana ya sólo esperaba que las agudas flechas de Rama le atravesasen el pecho, pero en lugar del silbido de las flechas lo que oyó fue la voz de Rama diciendo: “Ravana, veo que estás completamente desarmado”. La voz de Rama era tranquila. “Podría acabar contigo ahora mismo si quisiese, pero no quiero hacerlo. Matar a alguien que está completamente desarmado e indefenso va contra el Dharma. Por tanto, ve, regresa a tu palacio, descansa, cura tus heridas y regresa mañana, fresco y bien armado.” ¡Qué gran enemigo era Rama! Aun en el campo de batalla, y a pesar de que Ravana había cometido el terrible crimen de raptar a su divina consorte y se hallaba ante Él, desarmado e indefenso, Rama no albergaba malicia y pudo hablar de forma tan amable y prudente. Esto es responder.

Amma parece que es una fuente inagotable de historias, cuentos y anécdotas con las que ilustra aquellas enseñanzas que nos quiere transmitir. La historia de Jesús y Rama pueden tomarse de forma literal o figurada. Evidentemente, es poco probable que nos torturen como a Jesús o que luchemos contra un demonio como Ravana, pero las palabras de un mahatma nunca son al azar. Seguramente no tendremos que esforzarnos mucho para encontrar en nuestra vida momentos en los que nos hemos sentido torturados o crucificados por los demás o por las circunstancias, momentos en los que hemos tenido que luchar contra nuestros demonios interiores en forma de ira hacia los otros o a nosotros mismos, por ejemplo. Son estos momentos en que tenemos la oportunidad de imitar a estos grandes Maestros de la Humanidad respondiendo con compasión y consciencia.

               He aquí otro ejemplo. Cuando el cazador disparó la afilada y mortal flecha que puso fin al cuerpo de Krishna, el Señor no reaccionó. No intentó castigar al cazador; por el contrario, Sri Krishna bendijo al cazador con la inmortalidad. Le concedió el más alto objetivo de la vida: mukti. Esto es respuesta.”

               Parece como si “respuesta” fuese “perdón”, apuntó el que había hecho la pregunta.

“Perdonar sin albergar ningún sentimiento de odio o venganza es responder”, dijo Amma. “Hay gente que puede perdonar pero continúa manteniendo un gran sentimiento de odio; perdonan, pero con deseos de venganza. Esto no es perdonar.

               Había un mahatma que era un monje errante. Un día estaba sentado bajo un árbol cuando pasó un gamberro y golpeó al monje con una caña. Tan fuerte fue el golpe en la espalda del monje que al gamberro se le escapó la caña de la mano y se le cayó al suelo. El mahatma se puso en pie y recogió la caña. Creyendo el bribón que el monje iba a golpearle con ella, salió corriendo y el mahatma corrió tras él. Unas personas que había visto desde lejos lo sucedido, se acercaron corriendo y detuvieron y agarraron al gamberro. Cuando el mahatma llegó con la caña en sus manos, la alargó hacia el bribón y le dijo con voz tranquila: “Quería devolverte esta caña, sólo eso”. Dio media vuelta para marcharse, pero la gente que había detenido al tunante dijo: “¿Qué? ¿Qué está pasando?, este canalla acaba de darte un buen golpe en la espalda, nosotros lo hemos visto. Se merece un castigo. Deberías pegarle tú, no una sino varias veces”. El mahatma sonrió y dijo: “No, no puedo. ¿Por qué iba a hacerlo? Él me pegó y eso es todo. Yo lo tomo como un hecho. Pero no entiendo por qué tengo que devolverle el golpe. ¿Qué pasaría si una de esas ramas de aquel árbol bajo el que yo estaba sentado se rompiese y cayese sobre mí? Yo no cogería la rama caída y me pondría a pegar al árbol. Igualmente, él me golpeó y yo lo acepto. Lo hizo por ignorancia. Yo debo sentir compasión por su ignorancia, no ira. Yo debo de haberle pegado a él en una vida anterior y ahora experimento el fruto de mi acción. En este sentido no es él quien me golpea sino que es mi pasado lo que le empuja a hacerlo. Así pues, si yo ahora le pego estaré creando más karma para mí, estaría añadiendo algo más a la cuenta que he venido a saldar”. Dicho esto, el mahatma se alejó sin decir ni una palabra más.”

               La respuesta de Amma a ese joven, su expresión de amor y compasión hacia él en lugar de condenarle por su engaño, es claramente un ejemplo de cómo el responder puede ser y es una buena influencia en los demás. Produce un obvio cambio positivo en su actitud, y de ello fueron testigos cuantos estaban allí presentes.

               La propia vida de Amma es un testimonio vivo del responder. Su infancia y primera juventud estuvieron plagados de pruebas y tribulaciones; excepto un pequeño número de personas, todos, incluida su familia, se volvieron contra Ella. Un centenar de jóvenes se unieron y formaron una organización llamada “Comité contra las creencias ciegas”. Con el soporte de algunos de los aldeanos y políticos, intentaron desacreditar a Amma; intentaron encarcelarla acusándola de crímenes que no había cometido y utilizaron todo tipo de tretas y sucios manejos para presentarla como un fraude. Sim embargo Amma permaneció imperturbable; no reaccionó nunca contra sus tormentos y amenazas. Sólo rogaba y lloraba a Dios, a su querido Krishna, a la Madre Divina, suplicando perdón para sus opresores.

               Incluso cuando tuvo que cargar con todas las tareas de la casa y hacer todo el trabajo de los demás, Amma no murmuró ni protestó. Ella rogaba siempre: “¡Oh, Señor, dame trabajo, dame tu trabajo!”. Amma trabajó sin cesar. Incluso cuando tenía tanto que hacer, Amma seguía pidiendo más a Dios, para así poder dedicarle, constantemente, cada una de sus acciones. A causa del peso y del calor de tantos cántaros de agua y de cazuelas calientes de arroz que tuvo que transportar sobre su cabeza, se le cayó el pelo, pero aun así no protestó, ni dejó de trabajar.

               Los propios padres de Amma y su hermano mayor estaban completamente en contra de Ella. Su hermano mayor solía pegarla habitualmente sin razón alguna. Damayanti Amma, la propia madre de Amma, impartía una disciplina muy estricta y no era nunca indulgente con Ella. En medio de las adversas circunstancias en las que vivía, Amma respondía maravillosamente a todas, siempre con su mente fija en el Ser Divino.

La vida de Amma es tan inspiradora como la vida de cualquier Maestro o Encarnación Divina que podamos leer en las Escrituras Sagradas.

En el último Matruvani, un brahmachari que está sentado cerca de Amma estaba sufriendo porque no estaba acostumbrado a ayunar y tenía mucha hambre y tenía que esperar, hasta el punto de enfadarse porque Amma le da de comer a unos niños huérfanos de su propia comida. Entonces Amma, adivinando sus pensamientos, lo mira con severidad y le espeta: “No pienses que por estar sentado a mi lado estás cerca de mí”. ¿Qué quiere decir Amma con esto? Está cerca de la madre quien sigue sus enseñanzas. Hablar del perdón, de no reaccionar, de la paciencia, escuchar sat-sang, etc. es una cosa. Practicarlas es otra. Es quien practica, quien trata de llevar a su vida Su mensaje, quien está cerca de Amma. Pero aun así uno puede dudar de si podremos en esta vida alcanzar un estado en el que no reaccionemos ante los agravios de los demás, un estado en el que no sintamos ira sino compasión hacia nuestros deudores, un estado en el que el perdón sea la respuesta a las faltas que los demás cometen con nosotros. Amma, en este mismo Satsang, nos responde a estas dudas.

A propósito de la explicación que Amma dio al devoto sobre la diferencia entre “reaccionar” y “responder” surgió otra pregunta:

“¿Una persona normal puede hacer eso?” “Este tipo de duda no lo hace posible, ciertamente”, fue la respuesta de Amma. “Hijos, si queréis conseguir un objetivo mundano, ganar un millón de dólares, por ejemplo, os ponéis manos a la obra inmediatamente, no perdéis el tiempo, no podéis esperar. Os esforzáis duramente. Trabajáis diligentemente en aras de alcanzar vuestro objetivo. Cuando quieres convertirte en médico o ingeniero estudias mucho para lograrlo, pero cuando tu objetivo es de tipo espiritual, algo que realmente te va a ayudar a llevar una vida en paz, entonces tienes un centenar de dudas sobre ello, un centenar de preguntas sobre si es posible o no. ¡Qué lástima! Al no intentarlo tan siquiera, estás derrotado antes de comenzar.

               Hay muchos Maestros en este mundo que han alcanzado el estado último. Si ellos pudieron hacerlo, también vosotros podéis. ¿Por qué dudáis? Intentadlo. El dudar es algo aprendido, aprendisteis a dudar; nunca aprendisteis a creer, a tener fe. La duda es vuestro enemigo número uno; la fe es vuestra mejor amigo. Tened fe y esforzaos, veréis lo que ocurre”.

               Practicar con fe es estar cerca de Amma. Si decimos, “ya para otra vida”, o “para qué tanto esfuerzo, hay muchas vidas por delante”, etc. no sólo no seguimos a quien llamamos nuestra Maestra, sino que nos alejamos de Ella. En verdad, Amma está más cerca de nosotros que nuestra respiración, pero de nosotros depende que tomemos consciencia de este hecho. Y tomar consciencia de este hecho es sinónimo de paz, de dicho, de gozo. Además, ¿quién nos asegura que en próximas vidas tendremos más disposición a practicar la virtud que ahora mismo? ¿Quién nos asegura que en las próximas vidas tendremos el ejemplo vivo de un Mahatma de la magnitud de Amma para llenarnos de entusiasmo por practicar las enseñanzas espirituales? En realidad, ¿quién nos asegura que mañana mismamente tendremos la salud necesaria para esforzarnos por esto? En verdad, nadie nos asegura qué pasará mañana y mucho menos las próximas vidas.

Pero por fortuna, Amma no nos pide que ganemos esta batalla o la otra. Nos pide que luchemos. Ganarla o perderla es cosa de Ella.

Amma no nos pide que desarrollemos perfectamente tal o cual virtud. Nos pide que nos esforcemos por alcanzarla. Alcanzarla o no es cosa de Ella.

Amma no nos pide que no cometamos errores y no demos traspiés. Nos pide que nos volvamos a levantar una y otra vez. No volver a caer sólo será conseguido por su Gracia.

Ella conoce nuestras debilidades mejor que nosotros mismos ¿Cómo nos va a pedir algo que no podamos alcanzar, la Madre de la Compasión? Ella dice, “esforzaos y veréis lo que ocurre”. “Veréis lo que ocurre”, que frase tan bella esta, donde Amma nos adelanta los tesoros de paz y amor que quiere hacer crecer dentro de nosotros. Casi parece que nos quiera retar cariñosamente a practicar sus enseñanzas, para que veamos qué ocurre cuando así lo hacemos. Ciertamente, nada malo

Ante la atenta mirada de su madre, una niña muy pequeña quiere alcanzar un poco de fruta dulce de encima de la mesa, pues tiene mucha hambre. Desde donde está sólo alcanza a ver una o dos manzanas. Aunque sus brazos son muy cortos y su estatura no alcanza, intenta levantar sus brazos para intentar llegar a su tesoro. Como no puede, empieza a dar saltitos y como así tampoco puede, empieza a sollozar. No sabe que la madre, detrás de ella e invisible todavía, observa la escena con mirada tierna. Deja que la niña se esfuerce un poco más, pues así se fortalece, pero la madre ya arde en deseos de prestarle ayuda. Pasado un rato, demasiado tiempo sin duda para una niña pequeña, ésta ya empieza a pensar que no podrá alcanzar la fruta y que se quedará con hambre toda la tarde. ¡Qué angustia! ¡Una tarde para una niña tan pequeña es una eternidad!

               Y es en ese preciso momento, cuando la esperanza empieza a flaquear, ¡la niña siente que alguien la coge de la cintura y la eleva hasta por encima de la mesa! Cuando gira su cabecita para ver quién la está sosteniendo puede ver la cara de la madre, con una sonrisa tan amorosa que hace que la niña se olvide por un momento de su hambre y ambas se entregan en profundo un abrazo. Un minuto después, la madre señala la manzana y ve encima de la mesa no sólo manzanas, sino todo un frutero lleno de cerezas, naranjas y otras frutas deliciosas que ahora sí puede alcanzar sin dificultad.

               Si una madre humana actúa así, que no hará la Madre de la Compasión cuando pedimos aquello que Ella misma quiere que pidamos. Ella está deseando darnos la manzana de la paz mental, las cerezas de la compasión, los mangos de la devoción. Ojalá que Su atenta mirada nos “pille” intentando alcanzar la fruta que ella ha puesto encima de la mesa, para poder darle la oportunidad de alzarnos por encima de nosotros mismos y recoger esos tesoros que nos tiene preparados.

Om Namah Shivaya.

Domingo, 12 Mayo 2019 07:38

PACIENCIA Y PERDÓN

SINTESIS SATSANG 11.05.2019
(Extraído de "La Palabra de Amma", Vol. 2)

Paciencia y perdón

Amma dice que si viésemos un diamante en medio del estiércol, lo cogeríamos sin dudarlo, pues su valor es incalculable. Las palabras, las enseñanzas de Amma son más valiosas que un diamante. ¿Podemos imaginar leer las enseñanzas de Amma con la misma atención y entusiasmo con que cogeríamos un diamante del suelo? ¿Podemos imaginar aplicándonos a poner en práctica las enseñanzas de Amma con la misma intensidad con que imaginamos la riqueza que tenemos al ver nuestro querido diamante? Ciertamente un diamante nos enriquece a nivel material, pero las palabras de Amma llevadas a nuestras vidas, nos enriquece el alma; ciertamente un diamante lo podemos llevar con nosotros, pero no nos va a seguir más allá de la muerte, sin embargo los frutos que obtenemos de aplicar las enseñanzas de nuestra querida Madre los podremos saborear no sólo en esta vida sino en las siguientes. Un diamante no es más que carbón, el valor de  las palabas de un Satgurú no tienen precio.

En este satsang Amma nos habla sobre la paciencia, una virtud esencial para recorrer el camino espiritual y una de las que Amma más nos propone practicar en el día a día. En mi experiencia, no hay un solo día en que no tenga no una sino varias circunstancias que me inviten a practicar la paciencia. Amma que es la paciencia infinita, no se cansa de crearnos situaciones para acercarnos a Ella. Amma dice:

Amma siempre insiste en la importancia de la paciencia en todas las circunstancias de la vida. Si intentamos impacientemente abrir una flor antes de que esté lista para florecer, nos perderemos toda su belleza y fragancia. Pero si aguardamos pacientemente a que florezca de forma natural, la belleza latente y la fragancia aparecerán en todo su esplendor. Es necesario desarrollar la paciencia, pues es el fundamento de todo crecimiento.

               Para amar verdaderamente a la gente es necesaria la paciencia, pues el que es impaciente no puede realmente amar a los demás. La mejor forma de aprender paciencia es pasar un tiempo con ancianos y con niños. Algunos ancianos se quejan bastante y lo critican todo. Es difícil satisfacerlos, aunque los atendamos y los tratemos con cuidado. Sucede así porque con la edad desarrollan una cierta clase de puerilidad. Como vemos lo absurdo de su testarudez y sus constantes quejas, comprendemos lo absurdos que podemos llegar a ser cuando actuamos de forma parecida. Estar cerca de ellos es una excelente lección para nuestra vida.

               También sucede igual con los niños. Justo cuando estamos haciendo algo que consideramos importante, vienen corriendo con alguna tontería. Por ejemplo, cuando estamos ocupados haciendo una llamada telefónica importante, aparecen llenos de entusiasmo para mostrarnos el elefante que han dibujado. En realidad, lo que han dibujado no se parece mucho a un elefante, es más bien una serie de garabatos. También pueden presentarse cuando estamos atareados buscando entre papeles algún dato o haciendo algo urgente. Aparecen sucios de la cabeza a los pies, saltan hasta nuestros brazos, apartan nuestra cara y empiezan a revolver los papeles. Hasta es posible que cojan los bolígrafos, los libros y todo lo que encuentren a mano y lo lancen al suelo.

               También puede suceder que, ante una visita importante, los niños se presenten corriendo y, para llamar la atención, hagan todo el ruido del mundo o algo que pueda hacer enfadar a sus padres. En estas situaciones, no tendremos la suficiente paciencia para atender a los niños o escuchar lo que nos quieren decir. Desesperados, les regañaremos, les gritaremos o los echaremos con algún cachete. No somos conscientes de que estamos perdiendo una de las mejores oportunidades para aprender paciencia. Y tampoco nos damos cuenta de las heridas que causamos en los sentimientos del niño cuando perdemos nuestra paciencia. Creamos una profunda herida en el corazón del niño, que quizá no se le cure a lo largo de su vida. Cuando aprendemos a actuar en estas situaciones, con paciencia y equilibrio mental, desarrollamos amor y espiritualidad, y conseguimos que nuestras vidas se realicen, transformándolas en hermosas flores que expanden su fragancia alrededor.

               Siempre esperamos que los demás sean pacientes con nosotros y, sin embargo, nosotros no estamos dispuestos a ser pacientes. Por ejemplo, si una persona se encuentra atrapada en un atasco de circulación, empezará a insultar al coche de delante, tocará la bocina y empezará a gritar: “Eh, inútil, ¿qué te pasa? ¿No ves todo el espacio que tienes delante de tu coche? A este paso, ¡no vamos a salir nunca de aquí!”. Es posible que incluso salga de su coche, se dirija al otro conductor y se ponga a gritarle todavía más. Sin embargo, si cuando vuelve a su coche, el conductor de detrás empieza a insultarle, le dirá, “Eh, ¡cálmate, tío! Ten un poco de paciencia. ¿No ves todo el tráfico que hay? ¿A qué viene tanta prisa? ¿Qué quieres? ¿Que salte por encima del coche de delante?”

               Esta es la actitud de queja sistemática que causa tantos problemas en la vida. En su lugar, si fuéramos pacientes hacia los demás, seguramente lograríamos que cambiaran. La paciencia es beneficiosa para todos.

               Amma cuenta una historia sobre un incidente en el Mahabarata a propósito de esto:

Era cuando Dronacharya enseñaba a los príncipes Kaurava y Pandava. La primera lección trataba sobre la paciencia. Un día, el Guru llamó a todos sus discípulos y les pidió que recitaran todas las lecciones que habían aprendido. Todos supieron repetirlas de memoria. Finalmente le llegó el turno a Yudhishtira. Sorprendentemente, Yudhishtira sólo pudo recitar una línea.

“¿Sólo has estudiado esto?”, gritó el Guru.

Yudhishtira contestó tímidamente: “Perdóname, oh Guru. He conseguido aprender la primera lección, pero no he logrado dominar la segunda”.

               Dronacharya estaba furioso, ya que en asuntos académicos había puesto todas sus esperanzas en Yudhishtira. Todos los demás habían memorizado lecciones enteras mientras que este sólo había citado dos líneas. Dronacharya no pudo controlar la ira y golpeó a Yudhishtira sin piedad con un palo hasta que se rompió. Ni siquiera entonces la sonrisa y la amabilidad desaparecieron del rostro de Yudhishtira. Continuó igual.

               Al ver esto, Dronacharya se calmó y con mucho amor le dijo:

“Hijo, tú eres príncipe. Puedes mandarme a la cárcel si lo deseas. Me puedes castigar. Y sin embargo no has recurrido a nada de esto. No te has enfadado en absoluto. ¿Hay alguien en el mundo tan paciente como tú? Eres verdaderamente grande, hijo mío.”

Durante todo el rato, la hoja de palma en la que estaba escrita la lección estuvo delante. Dronacharya leyó lo que ponía: “Nunca dejes de ser paciente”. La segunda línea decía: “Di siempre la verdad”.

               Cuando Dronacharya  le miró nuevamente a la cara a Yudhishtira, vio las frases de la hoja de palma reflejadas en sus ojos. Le agarró fuertemente las manos y se derrumbó. Dijo: “Yudhishtira, cuando os enseñaba a todos vosotros sólo repetía palabras. Los demás alumnos las repetían también como loros. Mientras que, en realidad, sólo tú las dominas en su verdadero sentido. ¡Eres realmente excepcional! Hijos, ni siquiera después de haber enseñado durante todos estos años, he sido capaz de asimilar una sola línea. No he podido controlar mi ira, no he podido ser paciente, no he podido perdonar”

               Cuando Yudhishtira oyó a Dronacharya hablar con lágrimas en los ojos de esta manera, confesó: “Perdóname, Guru, pero estaba enfadado  contigo mientras me golpeabas”.

Dronacharya se dio cuenta de que su discípulo había dominado también la segunda lección ya que hay pocas personas que no sucumban a las alabanzas. Aunque les hierva la sangre, no expresarán su ira. Sin embargo, Yudhishtira no dudó en decir la verdad. Eso quiere decir que también había aprendido la segunda lección.

               El aprendizaje es perfecto sólo cuando las lecciones se llevan a la práctica de la vida. El verdadero discípulo es el que se empeña en hacerlo.

               La paciencia es también esencial en nuestras vidas. El verdadero pilar de la vida es la paciencia. Si intentas abrir un capullo forzándolo, no podrás conocer ni disfrutar de su belleza y fragancia. Sólo puedes hacerlo si dejas que el capullo se abra naturalmente por sí mismo. De igual modo, has de tener paciencia para disfrutar de la belleza de la vida. El requisito fundamental  para todos los que quieran llevar una vida feliz y agradable es la paciencia.

               Había una aldea donde la gente vivía en unidad y armonía. Esto era posible gracias a una familia modélica que vivía allí. Si había una pelea donde fuera, alguien decía:

               “Mirad a esa mujer de qué manera tan pacífica  y armoniosa convive con su marido. ¿Se oye algo en esa casa? ¡Qué amor! ¡Aprended de ellos!”

               Cuando oían esto, quien fuera que estuviera discutiendo se apaciguaba y había paz. De esta manera, toda la aldea vivía en paz y tranquila. Al poco tiempo llegó el momento de celebrar el decimotercero aniversario de boda de esta pareja. Todo el mundo participó en los preparativos para la gran celebración. También acudieron miembros de la prensa pues habían oído hablar mucho sobre esta pareja tan especial. Les preguntaron: “¿Cuál es el secreto de su feliz vida matrimonial? Usted (dirigiéndose a la esposa), no ha discutido ni una sola vez con su marido, de quien hemos oído decir que tiene mal genio. Aquí no hay nadie que no hable bien de ustedes. Son la inspiración, el modelo de toda la aldea ¿Cuál es el secreto? Díganoslo, por favor.”

La esposa contestó: “No hay grandes secretos o fórmulas. Al tercer día de casados fuimos a hacer una merienda en el campo. Llevábamos un burro para que cargara con los paquetes y la comida. En el camino, el burro se resbaló y cayó. A mi marido no le hizo ninguna gracia. Le retorció una oreja y le dijo: “Este es el primer aviso, ten cuidado ¿vale?”

Volvimos a cargar las bolsas y paquetes sobre el burro y retomamos la excursión. Al rato, el burro tropezó de nuevo con una piedra, se resbaló y cayó. Mi marido se enfadó muchísimo. Le cogió de las dos orejas muy bruscamente y le gritó: “Este es el segundo aviso. Ten mucho cuidado. Estate atento, ¿vale?”

Le ayudó a levantarse y seguimos nuestro camino. Teníamos que cruzar tres colinas para llegar a nuestro destino. Atravesamos las dos primeras sin problemas. Pero cuando estábamos en mitad de la tercera, el burro se desplomó. Mi marido no pudo controlar la ira. Sacó la pistola y le pegó un tiro. No pude soportarlo. Estaba disgustadísima por la muerte del animal. Le dije: “¿Pero qué has hecho? No es más que un pobre animal. ¿Crees que está bien lo que has hecho? Dios mío…” Al oír esto, mi marido se volvió hacia mí, me agarró de las orejas y me dijo a gritos: “Ten mucho cuidado. Este es el primer aviso, ¿vale?”

Inmediatamente recordé la muerte del burro. Este es el secreto de nuestro éxito.

               Aunque en esta historia la paciencia es fruto del miedo, aun así es elocuente. Cogeremos un diamante aunque lo encontremos en el estiércol. No lo vamos a rechazar por eso. Su valor es incalculable, al igual que la paciencia, cuyo valor es también incalculable.

En estos tiempos, cuando hablamos sale de nuestra boca fuego y humo. De la misma manera que Agni da calor y luz, cada una de nuestras palabras debería inspirar e iluminar a los demás, no contaminarles como el humo.

               Una sola palabra nuestra debería poder transformar y alegrar a los demás. Deberíamos ser modelos y cada palabra ser convincente. Esto solo será posible si nuestras palabras reflejan humildad y dulzura.

Por desgracia, si hacemos un minucioso examen de nuestras palabras, no encontramos ningún rastro de humildad. Están llenas de ego, caracterizadas por la actitud: “Debería ser más que los demás”. Ignoramos esta gran verdad: que la grandeza de una persona radica en su humildad. Todos nuestros esfuerzos se concentran en ser “grandes” ante los demás. En realidad, sólo hacemos el ridículo.

Quisiera acabar el sat sang de hoy con una cita de Amma profundamente relacionada con la virtud de la paciencia, y es el perdón.

“Olvidemos siempre las faltas de los demás. Cuando la gente nos critica o nos acusa por algo que no hemos cometido, solemos reaccionar y enfadarnos. Limitémonos a perdonarlos. Dios nos está probando y también están probando a los que nos ofenden. Hijos míos, recordad que si perdonamos  y olvidamos las faltas de los demás, Dios perdonará y olvidará las nuestras.”

No es fácil esto que Amma propone, perdonar no una ni dos veces ni tres veces, sino “siempre”, pero podemos estar seguros de una cosa: que este es el único camino que nos acerca verdaderamente a los brazos de Amma.

Ojalá que podamos ser como niños que aunque tropiecen cien veces, tienen la paciencia optimista de volver a levantarse. Ojalá que podamos reunir la paciencia necesaria para perdonar los errores y faltas de los demás. Y sobre todo, la paciencia con nosotros mismos no una ni dos ni tres veces, sino cien veces para que cada vez que nos desviemos, volvamos a recurrir a las enseñanzas de Amma para encontrar orientación. En verdad, las palabras de Amma son diamantes y perlas, son más valiosas que el oro. Amma es un tesoro con cuerpo humano, dispuesta a enriquecernos cuando nuestras decisiones erróneas empobrecen nuestra vida. Amma  es la infinita paciencia. No deberíamos movernos jamás del agradecimiento sabiendo que Ella jamás desistirá de crearnos situaciones propicias para nuestro crecimiento. Jamás. Una vez he leído que el nombre que a Dios más agrada que le llamen, por encima de otros, es este: “El Servidor de los servidores”. Amma es un ejemplo perfecto y continuo de esto, siempre dispuesta a servirnos, siempre dispuesta a darnos lo que necesitamos. Que nuestro deseo sea servir a los demás con la misma paciencia y entusiasmo que vemos en Ella, y que hace que la amemos tanto como las abejas aman la miel, como el hombre rico ama sus tesoros.

Om Namah Shivaya

SINTESIS SATSANG 04.05.2019
Enseñanzas de Amma, compartidas por Ânand

Relaciones con familiares y amigos 3ª parte

*Hay gente que se siente mal por los que abandonaron el ashram, porque tienen miedo de que les pase a ellos.

*Pero los que se fueron, lo hicieron porque no estuvieron listos para seguir el ritmo de Amma.

*Solamente si no pierdes de vista la Meta, puedes quedarte aquí.

*Si te sientes mal, reza por ellos, pero evita sentirte mal.

*El discípulo debe estar enfocado en el Guru, en la relación Guru/discípulo.

*Debemos perseverar en el camino espiritual, siguiendo las instrucciones de Amma.

*El camino espiritual es duro, y sólo aquellos que mantienen la mente enfocada en Dios, pueden permanecer en él.

*Sólo los que perseveran, llegan a la Meta.

*La cosecha espiritual es muy difícil de obtener, sólo la obtienen los que están totalmente dedicados.

*Debemos tener el valor de seguir adelante, y salvar los obstáculos que nos salgan en el camino.

*Sólo con el hábito de estar enfocado, se triunfa.

*Una persona que triunfa en la vida, es la que mantiene la mente enfocada en una idea.

*Esta debería ser nuestra actitud.

*Debemos poner todo nuestro esfuerzo, y el resultado de nuestro esfuerzo dejarlo en las manos de Dios.

*Todos los apegos, excepto el del Guru, obstaculizan el camino.

*Los apegos a la familia y amigos, entregarlos a los pies del Maestro.

*Hay personas que guardan muchas pertenencias innecesarias.

*Guarda lo necesario, y prepárate para deshacerte del resto.

*Debemos ser conscientes hasta de lo que hablamos, control sobre nuestras palabras.

*Habla sólo de lo necesario y no de lo  no necesario.

*Lleva a cabo acciones correctas, y el resto medita.

*Si llevamos a cabo acciones mundanas y nos apegamos a ello, no  nos ayuda a progresar en el camino espiritual.

*Te apegas a las personas que te hacen favores, y esto te puede desviar del camino.

*Estar muy alerta, pues un pequeño favor, nos puede alterar el camino.

*Historia: Era un sannyasi, que hacia vida de asceta en la montaña, sólo llevaba taparrabos, y cuando los tendía después de lavarlos, observaba que aparecían agujeros, y cada vez había más agujeros, y más grandes. El causante: los ratones, y se dijo, bueno pues traeré una gato, para que se coma los ratones, pero claro como el gato necesitaba comer, decidió comprar una vaca que le diera leche para alimentar al gato, y como la vaca debía mantenerse tuvo que plantar hierba para que comiera la vaca, con lo que estaba todo el tiempo ocupado en todos estos quehaceres y no podía meditar, por lo que decidió emplear a una mujer que le hiciera todo el trabajo, y él meditar, pero lo que ocurrió es que le gustó la mujer, se casó con ella, tuvieron hijos,... y se desvió totalmente del camino espiritual. Todo empezó por unos simples agujeros en el taparrabos.

*Deberíamos estar conscientes hasta de nuestros más pequeños pensamientos, que se pueden convertir en pensamientos mayores, y en palabras y en acciones, que nos desvíen del camino.

*La nieve se derrite y se convierte en una gran riada.

*Estar alerta nos ayuda a andar en el camino espiritual.

*El ashram tiene sus propias reglas y regulaciones.

*Hay gente que viene a recibir dharsan, que han sido grandes pecadores, y Amma los ve como uno más, pero cuando vienen aquí han de seguir las reglas de aquí, y los valores morales y éticos, y si no se adaptan, pueden volverse.

*Ejemplo: querer ser ingeniero, y estudiar con libros de medicina.

*Después de estar aquí, deberíamos de hacer algo para ayudar al mundo.

*El ashram es diferente para cada persona, cada persona tiene su deber a seguir.

*Si una persona hace algo malo, y no se le advierte o castiga, todo el mundo se  sentirá libre para actuar mal.

*Amma dice que sus hijos deben despertarse a la Realidad de quienes son.

*Si a un árbol le coges una fruta verde no estará dulce, pero si la dejas madurar ya estará dulce.

*Amma no fuerza a nadie, pero debemos hacer el esfuerzo que Ella nos pide, de lo contrario el camino se nos hará muy difícil. Será como darle un espejo a un ciego.

*Amma reza para que todos despertemos de nuestra ignorancia.

 

RESUMEN

Vamos a cerrar hoy con la tercera y última parte de un largo satsang que Amma dio sobre nuestra relación familiares y amigos.

En las tres partes de este satsang Amma nos ha hablado de una manera muy contundente.

Más claro, imposible.

Sobre todo si queremos hacer el camino hacia Dios de una manera sincera.

Si tenemos a mano estos tres satsangs en todo momento podremos saber cuando nos acercamos, y cuando nos alejamos de Dios, en el día a día.

Y en este ejercicio de alejarnos o acercarnos a Dios, tienen mucha importancia nuestras relaciones.

Si queremos guardar un equilibrio en nuestra relación con Dios, debemos acudir siempre a los mensajes que vienen directamente de Amma.

No, lo que nos dicen que Amma dice, las personas con las que nos relacionamos, pues consciente o inconscientemente estas personas tienden a llevar el agua a su favor.

Y nuestro compromiso está con Dios, nuestro compromiso no es con otros seres humanos.

Como nos lo transmite Amma:

“Hay gente que se siente mal por los que abandonaron el ashram, porque tienen miedo de que les pase a ellos”.

“Pero los que se fueron, lo hicieron porque no estuvieron listos para seguir el ritmo de Amma”

“Solamente si no se pierde de vista la Meta, puedes quedarte aquí”.

“Si te sientes mal, reza por ellos, pero evita sentirte mal”.

“El discípulo debe estar enfocado en el Guru, en la relación Guru/discípulo”.

“Debemos perseverar en el camino espiritual, viendo sólo las instrucciones del Gueu”.

“El camino espiritual es duro, y sólo aquellos que mantienen la mente enfocada en Dios, pueden permanecer en él”.

“Sólo los que perseveran llegan a la Meta”.

“La cosecha espiritual es muy difícil de obtener, sólo la obtienen los que están totalmente dedicados”.

“Debemos tener el valor de seguir adelante y salvar los obstáculos que nos salgan en el camino”.

“Sólo con el hábito de estar enfocado se triunfa”.

Hay personas que después de estar, después de conocer a Amma y servir a su Obra Humanitaria durante largo tiemnpo abandonan a Amma.

Los motivos son variados.

La misma Amma nos dice que el camino espiritual es muy duro.

Lo que quiere decir que cuando el camino es duro, puede haber accidentes.

Estos accidentes son caídas, pues el ego que es muy listo, cuando le enviamos Luz, que es lo que hacemos mientras recorremos el camino, se rebela, ya que el ego es oscuridad, y nos hace la zancadilla, nos hace caer.

Debemos saber esta dinámica las personas que estamos en el camino espiritual.

De una o de otra manera a todos los que recorremos el camino nos ha invitado el ego a abandonar.

Y debemos tener presente que lo continuará haciendo.

¿Cuál es la solución?

Amma nos lo dice bien claro: no tengas miedo de que te pase como a los que abandonaron el camino. Reza por ellos, y mantente firme en tu relación con el Guru.

No sigas las opiniones de nadie. Mantén y potencia la confianza en Amma. Pídele fervientemente que te ayude a levantarte, cada vez que caigas. Sólo en la relación con Ella podrás salir del hoyo.

Hace unos cuantos años, estaba en el tour por el Sur de la India con Amma, concretamente en Trivandrum. Acabábamos de llegar al ashram de Trivandrum, y Amma esperó a que todos nos retiráramos a descansar.

A los hombres nos tocó dormir en unas aulas que estaban casi terminadas, de un colegio, en el recinto del ashram.

A mí me gustaba dormir a la orilla de la puerta de la sala, cuando hacía los tours con Amma; y allí tenía la colchoneta y estábamos todos en la primera hora de sueño, un sueño profundo.

De repente oigo una voz que nos estaba diciendo cosas, una voz que tenía muy cerca, pero no sabía si era real o era sueño. Se levantó Rishikes, un hombre francés que murió unos años más tarde en Amritapuri, y moviendo el cebador encendió el fluorescente, pues ya dije que las aulas estaban por terminar y no habían instalados los interruptores todavía.

Al dar la luz, vi unos pies al lado de mi cabeza, levanté la vista y estaba Amma en el umbral de la puerta de la sala dirigiéndose a todos nosotros. La acompañaba el swami Ramakrishna.

Lo que Amma dijo fue, que nos levantáramos todos y que fuéramos a preparar el lugar donde a la día siguiente se tenía que hacer el Programa de Amma, y que los que estuvieran enfermos se podían quedar.

Amma fue personalmente de cuarto en cuarto anunciando lo mismo, había 4 ò 5 cuartos en el mismo pasillo, y esperé en la puerta del cuarto en que me encontraba con las manos juntas, esperando el regreso de Amma.

Cuando Amma pasó cogió mi muñeca entre sus dedos índice y pulgar y apretándome un poco me preguntó: o.k.?  Dije o.k. Madre.

En este preciso instante es donde noté que Amma tiraba de todos nosotros, tiraba del planeta, con una fuerza impresionante, como diciendo: quien pueda que me siga, y quien no que se caiga.

Esta es la cantidad de Luz que Amma no para de derramar al mundo.

Que es lo que se traduce en este satsang, los que abandonamos es porque no estamos listos.

Nos subimos todos en autobuses y nos fuimos a la playa que al día siguiente Amma daba dharsan, estaba a una hora  y media de camino en autobús, pero al llegar allí nadie sabía lo que había que hacer, ni siquiera Priyan, el organizador del tour.

Movimos la arena y pusimos las sillas gradualmente en altura como en un teatro, y antes de irnos, Priyan nos dijo que teníamos que volver por la mañana, por lo que toda la noche nos la pasamos en blanco.

Amma es una encarnación divina, que está en el mundo para contrarrestar la cantidad de energía negativa que hay en el planeta.

Y cada día que pasa, es mi percepción personal, derrama más Luz al mundo,

Y ante la Luz, la oscuridad se revela.

Esto es lo que notamos, esto es lo que vivimos, los que tenemos el privilegio de estar con Amma.

Ella remueve todos aquellos aspectos de nuestra naturaleza, de la oscuridad, de quien creemos que somos, y que toman forma de dudas, de falta de concentración, de apegos, de..., de...

Y los remueve con Su Luz, el torrente de Luz que Amma es, para que la oscuridad se vaya disipando, ya que esto es lo único que a Amma le interesa, que el planeta este cada vez más luminoso.

Si nos imaginamos que esta habitación es el mundo, y que nosotros somos quienes habitamos en él.

Si nos imaginamos que todos somos bombillas de 0 a 10 watios, este cuarto estará bastante oscuro.

Pero si cada uno de nosotros, puede ir ampliando los watios a 25, 50,100, 1000,... y Amma los va llenando de Luz, este cuarto estará más luminoso.

Pues este es el trabajo que Amma hace con nosotros.

Este es el trabajo que Amma está haciendo para favorecer al mundo.

De ahí la importancia de estar centrados en el Guru.

Es por esto la importancia de seguir sólo las indicaciones del Guru.

Y no dejarnos llevar por la inercia, apetencias y consejos de familiares y amigos.

El camino espiritual, requiere estar muy alerta, requiere estar muy despierto, para no dejarnos arrastrar por diferentes maneras de vivir que puedan tener nuestros familiares y amigos.

Así nos lo advierte Amma:

“Todos los apegos, excepto el del Guru, obstaculizan el camino”.

“Los apegos a familia y amigos entregarlos a los pies del Maestro”.

“Si llevamos a cabo acciones mundanas y nos apegamos a ello, no nos ayuda a progresar en el camino espiritual”.

“Te apegas a las personas que te hacen favores, y esto te puede desviar del camino espiritual”.

“Estar muy alerta, pues un pequeño favor nos puede alterar el camino”.

“Deberíamos estar conscientes hasta de nuestros más pequeños pensamientos, que pueden derivan a pensamientos mayores, a palabras, a acciones que nos desvíen”.

“La nieve se derrite y se convierte en una gran riada”.

“Estar alerta nos ayuda a andar el camino espiritual”.

Debemos tener mucho cuidado en que no nos influyan las relaciones con nuestros familiares y amigos.

Para ello debemos entrenarnos para amarles sin apego, para amarles sin condiciones.

Y al mismo tiempo desarrollar apego y amor al Guru, que es quien nos va a llevar a Dios a nosotros, y también les va a beneficiar a ellos con nuestra actitud, sean o no conscientes de ello.

El esfuerzo lo tenemos en conseguir la acción correcta en nuestras relaciones, del tipo que sean.

En las decisiones que tomemos ha de haber un sincero amor a Dios, al Guru.

Las decisiones tomadas desde este estado de conciencia serán correctas, gusten más o gusten menos.

Esta actitud es la que responde a poner los apegos a familiares y amigos a los pies del Guru.

Porque has puesto el apego al Guru por delante incluso de tus propios deseos.

Cuando más nos cuesta adoptar esta actitud es cuando creemos que debemos favores a alguien en concreto. ¿Cómo le digo que no a esta persona quien me ayudó en tal situación?

En este caso hay que discernir si lo que se nos está pidiendo nos aleja del camino o no.

Pues en realidad si alguien hace un favor para que se le devuelva, esto no es amor.

Y devolver un favor en el mundo te puede arrastrar a otras acciones mundanas que te aparten del camino.

Nos dice Amma que una pequeña acción te puede llevar a otras mayores.

Hace ya un tiempo vino a consultarme un residente del ashram, me dijo: que a otra persona que vivía en el ashram le había hecho un favor, y que esta le había hecho un regalo, y ahora él le quería hacer otro pequeño regalo, y quería saber si era correcto.

Le dije: Si todo este intercambio no te va a condicionar en respetar y hacer respetar el dharma del ashram, con quien sea, incluida esta persona, es correcto.

Se dio cuenta y cortó una espiral que a medio y largo plazo no nos traerá nada positivo.

Adonde nos puede llevar una pequeña cosa nos lo muestra Amma en la historia del asceta, los ratones, el gato, la vaca,...

Como nos dice Amma el estar conscientes de nuestros pensamientos, de nuestras palabras, de nuestros actos, nos evitará situaciones de conflicto y armonizará nuestras relaciones con familiares y amigos.

Amma nos recuerda:

“El ashram tiene sus propias reglas y regulaciones”.

“Hay gente que viene a recibir dharsan que han sido grandes pecadores, y Amma los ve como uno más, pero cuando vienen aquí, han de seguir las reglas, y los valores morales y éticos de aquí, y si no se adaptan pueden irse”.

“Después de estar aquí deberíamos de hacer algo para ayudar al mundo”.

“Si una persona hace algo incorrecto, y no se le advierte o castiga, todo el mundo se sentirá libre para actuar mal”.

“Amma dice que sus hijos deben despertar a la realidad de quienes son”.

“Amma no fuerza a nadie, pero debemos hacer el esfuerzo que Ella nos pide, de lo contrario el camino se nos hará muy difícil, será como darle un espejo a un ciego”.

Tener un ashram de Amma cerca, y frecuentar las prácticas que en el se desarrollan, nos carga de la energía con la que Amma ha dotado al lugar.

Como más en contacto estemos con lo que Amma es y representa para nosotros, más sabiduría adquiriremos para que las relaciones con nuestros familiares y amigos sea una relación armónica, que nos permita hacer el esfuerzo de apegarnos al Guru, el único apego válido, y beneficiarnos nosotros, al tiempo que reciben los beneficios de nuestra práctica nuestros seres más cercanos.

Un profundo agradecimiento a Amma, por sus rezos para que todos nosotros podamos despertar de nuestra ignorancia.

OM NAMAH SHIVAYA

SINTESIS SATSANG 27.04.2019
Enseñanzas de Amma, compartidas por Ânand

Relaciones con familiares y amigos 2ª parte

*Amma cuenta un hecho de una devota que fue a limpiar al cuarto de otra devota y ésta le dio 200 rupias, y enseguida fue corriendo a entregárselas a Amma, y le dijo: ojalá me salieran más trabajos como este para entregarte a Ti este dinero.

*Amma se sintió satisfecha por la actitud y entrega de la devota.

*Amma quiere que hagamos el mejor uso de nuestro tiempo.

*Que no lo perdamos sin hacer nada, o chismeando.

*Si usamos el dinero correctamente nos beneficia en el camino espiritual.

*Amma no quiere que sus hijos le entreguen su riqueza.

*Amma no quiere forzar nada.

*Amma está feliz cuando nos ve hacer servicio desinteresado, y seguimos la rutina del ashram y hacemos nuestra sádhana.

*Hay algunos hijos que quieren dar su riqueza a Amma, pero Amma les dice que pongan el dinero en el banco y con los intereses beneficien a los demás.

*Esta actitud nos permite recibir la Gracia de Dios.

*En todas partes hay códigos de conducta.

*Algunos se han quejado de la rutina de los martes, porque es muy pesada.

*Cuando vamos al colegio, hay normativa y la cumplimos.

*Es bueno seguir una rutina.

*Amma está 17 y 18 horas seguidas sin levantarse, por ejemplo el día de su cumpleaños.

*A lo mejor una vez al año, tiene un contratiempo, pero sino no interrumpe su sádhana: abrazar al mundo.

*Si tratas de controlarte, lo consigues.

*Debemos entrenar nuestra mente para levantarse a la hora exacta, sin despertador.

*Cada bramachari/ni, deberían tener sólo 2 conjuntos de ropa, y al levantarse lavar su ropa, limpiar su cuarto, regar la planta y besarla y tocarla con cariño, viendo en ella a Dios.

*Todo antes de ir al archana.

*Guardar los 2 conjuntos y un par de libros en un baúl, no acumular muchos libros en tu cuarto, y enfocarte en leer un solo libro a la vez, y no un poquito de cada uno.

*Toda la naturaleza es Dios, y estas acciones como la de las flores nos expanden el corazón, y nos identifican a Dios con toda la Creación.

*Guardar y escribir un diario, nos ayuda a ser más conscientes.

*Para un aspirante espiritual, el diario nos ayuda a tener una secuencia de como estamos gastando el tiempo, y como van nuestras reacciones, con lo que podemos pedir perdón por nuestras reacciones o conducta errónea al Creador.

*Todo esto nos ayuda a estar más alerta y conscientes, y no repetir errores.

*Para poder ser capaz de discernir entre lo eterno y lo no eterno, se necesita estar muy alerta, muy despierto, y esto viene después de una práctica constante.

*Para realizar a Dios se necesita mucho esfuerzo, se necesitar poner en práctica lo que has leído y oído del Maestro.

*Es necesario la rutina espiritual.

*Cuando alguien se enfada contigo, es muy difícil controlarte.

RESUMEN

¿Cómo podemos mejorar nuestra relación con familiares y amigos?

Ante una respuesta o ante la referencia a un tema en concreto, larga o muy larga de Amma, hacemos varias partes.

Y en esta segunda parte de la relación con familiares y amigos, Amma nos habla de que manera podemos expandir nuestra conciencia.

Cuando nuestra conciencia se expande, nuestro entorno lo percibe, y la relación fluye con más facilidad.

¿Cuáles son las propuestas de Amma, para que nuestra conciencia se expanda?

Una de las recomendaciones que Amma nos hace es, que seamos generosos.

Así nos lo cuenta:

“Amma cuenta un hecho de una devota que fue a limpiar el cuarto de otra devota, y esta le dio 200 rupias, y enseguida fue corriendo a entregárselas a Amma, y le dijo: ojalá me salieran más trabajos como este, para entregarte a Ti este dinero”.

“Amma se sintió satisfecha por la actitud y entrega de la devota”.

“Hay algunos hijos que quieren dar su riqueza a Amma, pero Amma les dice que pongan el dinero en el banco, y con los intereses, que beneficien a los demás”.

“Esta actitud nos permite recibir la Gracia de Dios”.

“Amma no quiere que sus hijos le entreguen su riqueza”.

“Amma no quiere forzar nada”.

La generosidad, practicar la generosidad nos permite hacer un trabajo impagable para expandir la conciencia.

Pues los actos generosos están directamente relacionados con el yo, con lo mío.

¿Cómo voy a dar esto que me gusta tanto?

No puedo hacer un donativo, me puede faltar el dinero a mi.

¿Cómo tengo que pagar a este precio tal producto? Es caro.

Si usamos el discernimiento nos daremos cuenta que lo importante no es el dar un objeto, sino a quien se lo damos.

Se lo daremos más a gusto a un familiar, a un amigo, pero a lo mejor, ellos no tienen la misma necesidad de alguien a quien conocemos menos, o que no conocemos, y al que sacaríamos de un verdadero apuro.

Puede ser algo tan simple como una manta, o cualquier otra cosa, a la que estamos muy apegados.

También hay que estar muy alerta a si es una propuesta de la vida.

O sea, que si la circunstancia se crea de una manera espontánea, con la donación a la persona adecuada, quemas un karma.

Porque puede ser que este ser humano te haya sacado a ti de un apuro, en otro plano de la existencia.

Voy justo de dinero, y no puedo hacer ningún donativo.

Hay un banco cósmico, que siempre devuelves más de lo que ingresas.

Por lo que cuando estés ante una verdadera necesidad comparte el dinero que tengas, usando el discernimiento para averiguar adonde va a parar, y para que va a ser usado.

Hubo una pregunta de satsang hace bastante tiempo, de una persona que hacía donaciones a varios lugares, y preguntó si era correcto.

Le dije que no podía saber si era correcto o no, pues no conocía en profundidad a quienes decía que daba el dinero. En mi caso personal, le dije, voy a lo seguro, y mis donaciones las hago a Amma, pues ahí tengo la seguridad de no fallar.

Dijo que él haría lo mismo.

A veces también nos encontramos en el momento de la compra de cosas, con dudas, o pensamos que algo es caro.

Pues mira, si estás en un supermercado, busca para ahorrar hasta el último céntimo, compara y elige lo que creas más conveniente, con un verdadero sentido del ahorro, para no dejar dinero innecesario en el circuito del mundo.

En el caso de que desees llevarte algún producto del ashram, tanto si son productos elaborados en el propio ashram, con todo el amor de los voluntarios, como procedentes de donaciones al ashram. Hay que tener presente que no estás realizando una compra. El dinero que entregas es una donación, y lo que te llevas es un regalo divino.

Pues divino es lo que se elabora y lo que llega al ashram o a las tiendas de Amma por Su Gracia, y donación porque el dinero va directamente a la Obra Humanitaria de Amnma.

Esta generosidad hace retroceder la fuerza del yo, y de lo mío.

La conciencia se expande.

Te sientes feliz, y tu entorno lo percibe.

En este punto, en el que a través de la generosidad practicada en las cosas materiales, se ha ido ablandando el sentido del yo y de lo mío, aparece otro tipo de generosidad.

Aparece la generosidad emocional.

La generosidad emocional nos presta una gran ayuda en nuestras relaciones con familiares y amigos.

¿Qué hace o nos permite la generosidad emocional?

La vida con los seres más próximos, está interrelacionada con la nuestra: pareja, hijos, padres, hermanos,... y se comparte la vida bajo el mismo techo, como la vida en colectividad en un ashram.

Y en estas figuras de convivencia hay mucho karma que sanar.

La generosidad emocional tiene un gran contenido de paciencia.

Una paciencia que no está exenta de firmeza.

La generosidad emocional permite comprender mejor la naturaleza de la otra persona, y desde esta comprensión, ceder, no discutir, acompañar al otro en su proceso, en todas las cosas y situaciones.

Y al mismo tiempo tener la firmeza, practicada con amor, de no permitir nada que te aleje de tu relación sincera con Dios.

Son actos generosos tanto la comprensión y la paciencia, como la firmeza amorosa.

Y ambos no son contradictorios, al contrario generan equilibrio en nuestras relaciones con familiares y amigos.

En el gran puzzle de las enseñanzas de Amma, cuando profundizas en una de las piezas del puzzle, aparece la pieza de al lado.

Hemos empezado practicando la generosidad material, y ésta nos ha llevado a la generosidad emocional.

Todo llega gracias a nuestro amor por Amma.

Este amor es el que nos da la fuerza para practicar.

Y la práctica nos lleva a la expansión de conciencia.

En este mismo satsang Amma nos anima a practicar, nos anima a realizar prácticas, que sin duda mejorarán la relación con nuestros parientes y amigos.

Veamos:

“Cuando alguien se enfada contigo, es muy difícil controlarte”.

“Es necesaria la rutina espiritual”.

“Para poder ser capaz de discernir entre lo eterno y lo no eterno, se necesita estar muy alerta, muy despierto, y esto viene después de una práctica constante”.

“Para realizar a Dios se necesita mucho esfuerzo, poner en práctica lo que has leído y oído del Maestro”.

“Escribir y guardar un diario nos ayuda a ser más conscientes”

“Para un aspirante espiritual, te ayuda a tener una secuencia de como estás gastando el tiempo, y de como van nuestras relaciones, con lo que podemos pedir perdón por nuestras reacciones o conducta errónea al Creador”.

“Todo esto nos ayuda a estar más alerta y conscientes, y no repetir errores”.

Amma nos recomienda que tengamos una rutina espiritual, y que la respetemos, que la sigamos en el día a día, sin desfallecer.

También nos recomienda Amma llevar un diario donde nos anotemos las cosas más importantes que ocurren en nuestra vida, y el como las vivimos. Lo que nos ayudará a reconocer errores, y en consecuencia aplicarnos para no repetirlos.

Darnos cuenta de los errores que cometemos nos hace más humildes.

El diario nos hace dar cuenta de si somos repetitivos en los mismos errores.

Ante los errores, la actitud adecuada es, no sentir culpabilidad; reconocerlos, y con sincero arrepentimiento, y voluntad de no repetirlos pedir perdón a Dios, pedir perdón a Amma.

Las prácticas espirituales requieren una disciplina.

Amma nos dice:

“Amma quiere que hagamos el mejor uso de nuestro tiempo”.

“Que no lo perdamos sin hacer nada, o chismeando”.

“Si usamos el tiempo correctamente, nos beneficia en el camino espiritual”.

“En todas partes hay códigos de conducta”.

“Algunos se quejan de la rutina de los martes, porque es muy pesada”.

“Cuando vamos al colegio, hay normativa, y la cumplimos”.

“Es bueno seguir una rutina”.

“Debemos entrenar nuestra mente para levantarse a la hora exacta, sin despertador”.

“Toda la Naturaleza es Dios, y estas acciones, como cuidar las flores, nos expanden el corazón, y nos identifican a Dios con toda la Creación”.

“Amma está feliz cuando nos ve hacer servicio desinteresado, y seguimos la rutina del ashram y hacemos nuestra sádhana”.

Lo cierto es que necesitamos ser disciplinados para seguir el ritmo que Amma nos indica.

En una de las cosas que deberíamos estar más atentos es en la manera en que empleamos nuestro tiempo.

Esta es una de las claves en el camino de la espiritualidad.

Hay un parte diario, en el que podemos anotar el tiempo que le dedicamos diariamente a: dormir, al archana, a la meditación, al japa (recitación del mantra), al satsang o lectura espiritual, al seva (servicio desinteresado), a lo personal, a charlas innecesarias,...  y cuadrar las 24 horas del día.

Cuando lo escribes y lo ves reflejado en un papel, te puedes dar cuenta de como vas andando el camino hacia Dios.

El buen uso del tiempo, el saber y querer aprovechar el tiempo, es una de las mejores prácticas espirituales.

El tener presente como invertimos el tiempo nos ayudará a que la relación con nuestros familiares y amigos sea la correcta.

Cuando Amma nos ve hacer seva, y practicar nuestra sádhana, se siente feliz, y puedo asegurar que nos ve en cualquier parte del mundo donde practiquemos.

Que nuestros pensamientos, que nuestras palabras, que nuestras acciones, hagan feliz a Amma, pues es lo que nos facilitará el despertar de nuestros corazones.

Y todavía será más fácil la práctica de la generosidad emocional, que nos permitirá a través de la paciencia, de la comprensión y de la firmeza, unas mejores relaciones con nuestros familiares y amigos.

Unas relaciones que nos permitan crecer y expandir la conciencia mutuamente.

La Gracia de Amma lo puede Todo.

Esforcémonos para atraer Su Gracia.

 

 

SINTESIS SATSANG 20.04.2019
Enseñanzas de Amma, compartidas por Ânand

Relaciones con familiares y amigos 1ª parte

*Empieza Amma hablando de la gente mayor que vino a vivir aquí.

*La tendencia a llevarse la comida a su cuarto, cuando Ella dice que comamos juntos, no en el cuarto, los hindús con los hindús, y los occidentales con los occidentales.

*La gente casada (hindú) no entiende bien la intencionalidad de vivir en el ashram.

*Se van cuando Amma se va y vuelven cuando Amma vuelve.

*Van a ver a la familia, que no es que no se tenga que hacer, pero no con esta exageración.

*Si la familia los quiere ver, que los venga a visitar aquí.

*¿Para qué han venido a vivir aquí?

*Para enfocar su mente en Dios.

*Si están enfermos, está bien que vayan a cuidarlos, pero no este apego tan exagerado.

*Y sino Amma va a hacer otro grupo de gente de hotel, porque tienen el ashram como un hotel.

*Esta gente no puede venir los martes a tomar prasad.

*Amma lo que quiere es que se liberen eternamente, que se realicen y poderles salvar de los apegos mundanos.

*Incluso para los estudiantes está permitido llamar a sus padres por teléfono 2 veces al mes, y de visita 2 veces al año, y si vienen ellos a verlos pueden estar 5 minutos con sus hijos.

*Estas reglas tan estrictas han de ser seguidas, y sino no hacen el camino espiritual.

*Pero los de aquí, llaman por teléfono dos veces cada día a su familia, y este apego nunca se apaga.

*Es como el que va al bosque a meditar en su última etapa de la vida, y sólo piensa en su casa, sus posesiones y su gente querida, por lo que no podrá obtener el fruto de sus acciones.

*Amma habla para las personas que han venido aquí para alcanzar la Realización, y están en la edad para hacerlo, casados y ya pasada la etapa de educación y responsabilidades con los hijos, y mundanas.

*Este es el tercer estado de la vida, los padres cumplieron sus deberes con los hijos y se dedican a Dios.

*Han de seguir las instrucciones de Amma, mantener la mente en Dios, hacer su sadhana, y descargarse de este apego excesivo a sus familiares y amigos.

*Lo que ustedes hagan aquí, ayudará a sus hijos.

*La persona que lleva una vida de sannyasi beneficia a 3 generaciones anteriores y a 4 generaciones posteriores, con sus acciones.

*Si ustedes se entregan a familiares y amigos, no ganan nada, sólo se desvían del camino, nadie se beneficia.

*En cambio, todo lo que estamos acumulando aquí afectará a nosotros y a nuestros familiares.

*Historia: Había un devoto que hacía vida espiritual, pero estaba muy apegado a su familia y a su riqueza, y siempre estaba muy vigilante de donde tenía guardado sus dineros y sus joyas. Y aunque el Guru le advertía, él no le hacía caso. Llegó el día que murió y  volvió a encarnar como perro en la casa de su familia, un perro que no se movía de donde estaba la fortuna de la familia, siempre vigilante. El Guru se dio cuenta, pero no podía hacer nada para evitarlo. Cuando murió el perro, no tardó mucho en volver a encarnar como culebra, una  culebra que siempre estaba en el jardín custodiando la riqueza. El Guru la vio varias veces, dándose cuenta del hecho, y un buen día llamó a la familia y les advirtió: cuidado que tenéis una culebra en el jardín, con lo que fueron, la mataron, y  le desapegaron del apego a las posesiones.

*Este es un estado que todos experimentamos.

*No es que vayamos a nacer como culebras, pero... hay que tener presente que no sirve de nada el apego a la familia y amigos. Les beneficiamos mucho más manteniendo la mente enfocada en Dios.

*Cuando una culebra quiere comerse una rana, y la rana lucha por subsistir, a la culebra le es difícil engullir, con lo que sufren las dos, el que quiere comer y el que es comido.

*Igual es el apego: sufrimiento por los dos lados.

*Nosotros perdemos nuestra paz de mente, y ellos sufren.

*Los días de meditación, coger una silla si es necesario y salir del cuarto, y seguir la rutina, pero salir del cuarto y venir a comer con los demás. No llevarse la comida a la habitación o dejar que os la lleven.

RESUMEN

En la primera parte de este satsang que trata de la relación que tenemos con nuestros familiares, con nuestros amigos, Amma nos habla de una manera muy contundente: Por ahí no es!  Es por ahí!

Vamos justo en dirección contraria en el enfoque que le damos a nuestras relaciones con familiares y  amigos.

Y es que cuando Amma nos dice que no estemos tan apegados a estas relaciones, no se refiere a que les dejemos de amar, a lo que se refiere es a la dependencia.

Se refiere a que no seamos dependientes emocionalmente de ellos, ni ellos sean dependientes de nosotros.

Estamos hablando de una relación entre adultos.

Con los niños es diferente.

Si el tiempo que invertimos en reuniones familiares y con amigos lo dedicáramos a prácticas espirituales, les beneficiaríamos mucho más.

Pues además del tiempo que dedicamos a estos encuentros, la mayoría de cosas que se hablan te distraen, e incluso te pueden alejar de tu concentración en Dios, de tu servicio a Amma.

Amma nos lo dice muy claro:

“La gente casada hindú no entiende bien la intencionalidad de vivir en el ashram”.

“Se van, cuando Amma se va, y vuelven cuando Amma vuelve, van a ver a la familia, que no es que no lo tengan que hacer, pero no con esta exageración”.

“Si la familia los quiere ver, que los venga a ver aquí”.

“¿Para qué han venido a vivir aquí?

“Para enfocar su mente en Dios”.

“Si están enfermos está bien que les vayan a cuidar, pero no este apego exagerado”.

“Y sino Amma va a hacer otro grupo de gente de hotel, porque tienen el ashram como un hotel”.

“Amma lo que quiere es que se liberen eternamente, y poderlos sacar de los apegos mundanos”.

“Esta gente no puede venir los martes a recoger prasad”.

Aunque Amma está hablando para gente hindú que vive en el ashram de Amritapuri, el principio de comportamiento es el mismo para todos.

Y les llega a decir que mejor que no vayan a recoger prasad.

Amma no nos dice esto porque quiere castigarnos, nos lo transmite porque quiere que despertemos, porque quiere, y lo dice bien claro, llevarnos a la Realización.

Y sabe que los apegos a familiares y amigos es un gran obstáculo para avanzar hacia este objetivo, que no es otro que el objetivo de la vida.

Hace unos años cuando vivía en Amritapuri, Shubamrita swami, tuvo un accidente de coche, regresando después de un Devi Bhava en Cochín hacia el ashram, en el que se rompió la clavículo y muchas magulladuras y contusiones, pues el coche díó varias vueltas de campana. Lo hospitalizaron en AIMS

Al cabo de unos días vi, o mejor dicho oí como le preguntaban a su madre, quien vive en Amritapuri, ¿cómo estaba su hijo?, y si ya le había ido a ver. La madre de Shubamrita swami respondió que no había ido a AIMS a ver a su hijo, pues tenía mucho seva, pero que estaba muy tranquila, pues a su hijo lo cuidaba Amma.

Este es el ejemplo del desapego a familiares y amigos que Amma nos propone.

¿Es que esta madre no ama a su hijo?

Está muy claro que sí le ama...

...pero esta mujer tiene una fe enorme en Amma, y sabe que nadie le cuidará mejor que la Madre Divina, y por esto se queda en el ashram sirviendo a Amma.

Y además tiene el convencimiento de que su hijo también lo vive así.

Por lo que en este caso los dos practican un desapego amoroso y con agradecimiento.

 

A veces hay amigos y familiares que te dicen, o te llaman y preguntan: ¿cuánto tiempo sin vernos? ¿cuándo nos vamos a ver?

En mi caso les respondo: cuando tú quieras.

Bien, ¿pues cuándo vendrás?

Pues no sé cuando iré por allí, pero cuando tú vayas a Barcelona, te puedes pasar por el ashram, te viene casi de paso.

Tengo un amigo con el que hice mis correrías hace más de 35 años, que al principio que vine a vivir aquí, después de 7 años en Amreitapuri, me decía voy a venir, voy a venir a verte, quiero ver lo que haces, pero en 10 años, no ha venido.

Ahora ya no me dice nada. Está atrapado en los apegos del mundo.

Y los apegos al mundo no hacen otra cosa que atarnos a él, y  esta es la losa, que tiene tanto peso que no nos deja apegarnos al Guru y seguirle al 100%, o en un porcentaje más comprensible, de acuerdo con la situación personal que cada uno esté atravesando.

Pues hay personas que viven en familia y están más entregadas al Maestro que otras que viven en el ashram.

Practican más el desapego.

Tengo dos hijas, y la mayor y su familia son devotos de Amma, por lo que comprende cualquier decisión que tome, y sabe que el ashram está por delante de la familia y de mí mismo.

La pequeña ahora ya lo empieza a comprender, pero hace años me invitaba sobre todo cuando venían los padres de su pareja, y lo hacía en fin de semana, por lo que siempre le decía que no podía ir. Un día me dijo: no se morirán la gente de Piera, porque no estés al satsang. Le dije: seguro que ellos no, pero yo a lo mejor sí.

En el paso del tiempo, y por la Gracia de Amma lo van comprendiendo, y la clase de amor que intercambiamos es más puro, no hay tantos condicionantes.

Pues al ir desapareciendo el apego hay un respeto más profundo a las decisiones del otro.

El amor es más incondicional.

Amma es muy estricta en este satsang, veamos otros de sus mensajes:

“Los estudiantes pueden llamar a sus padres 2 veces al mes, y los padres les pueden venir a ver 2 veces al año, y estar 5 minutos con sus hijos”.

“Estas reglas tan estrictas han de ser seguidas, sino no se hace el camino espiritual”.

“Pero los de aquí llaman 2 veces cada día a su familia, y este apego nunca se apaga”.

“Es como el que va al bosque a meditar en su última etapa de la vida y sólo piensa en su casa, en sus posesiones, y su gente querida, por lo que no podrá obtener el fruto de sus acciones”.

“Este es el tercer estado de la vida”.

“Han de seguir las instrucciones de Amma, mantener la mente en Dios, hacer su sadhana, y descargarse de este apego”.

“Si ustedes se entregan a familiares y amigos, no ganan nada, sólo se desvían del camino, nadie se beneficia”.

En la tradición hindú hay 3 estados en la vida, el de niñez y juventud, en cuyo estado se recibía el verdadero conocimiento de la vida, el conocimiento de como vivir para alcanzar el objetivo de la vida.

En el segundo estado se formaba una familia y se vivía con los conocimientos y de acuerdo a los principios que había transmitido el Guru.

En el tercer estado se entraba cuando los hijos eran ya mayores, y se habían cumplido los deberes de padres. Entonces los padres abandonaban todo y se iban a vivir al bosque, para hacer su sadhana, y una vida de total entrega a Dios.

Es por este motivo que Amma les habla de esta manera a las familias que viven en Amritapuri, y que nos sirve para todos los occidentales también, pues no están en el bosque, están en la misma Casa del Guru, y no lo aprovechan.

Y a las bramacharinis y bramacharis que de jovencitas/tos están con Amma, les dice. A una de ellas le dijo un día: vete si no puedes seguir el ritmo que Amma te indica, cásate y ten hijos, y en el tercer estado de la vida volverás, pero te puedes evitar vivir el segundo estado, pues ya estás conmigo, ya estás con el Guru. Aprovéchalo.

Los apegos a personas, familiares o no, condicionan nuestras vidas, pero nosotros decidimos desde nuestro libre albedrío.

Si decidimos continuar con nuestros apegos a familiares y amigos, esto es lo que dice Amma que pasa:

“Cuando una culebra quiere comerse una rana y  la rana lucha por subsistir, a la culebra le es difícil engullir, con lo que sufren las dos, el que quiere comer y el que es comido”.

“Nosotros perdemos nuestra paz de mente y ellos sufren”.

Con lo que en la medida que nuestros apegos a seres queridos están presentes o muy presentes, tenemos sufrimiento, pues no siempre decidimos de acuerdo a lo que creemos más conveniente, por los condicionantes del apego.

El apego a familiares y amigos no es fácil de combatir, aunque si es posible, pues nos lo dice el Guru.

No debemos esperar a que nos pase como a este hombre de la historia, quien encarnó 2 veces como perro y como culebra, por apego y para custodiar sus posesiones.

En cambio si decidimos vivir nuestras relaciones familiares y de amistad sin apego, esto es lo que Amma nos dice que ocurrirá:

“Lo que ustedes hagan aquí, ayudará a sus hijos”.

“Todo lo que estamos acumulando aquí afectará a nosotros y a nuestros familiares”.

“La persona que hace una vida de sannyasi, beneficia a 3 generaciones anteriores y a 4 generaciones posteriores con sus acciones”.

Tomar la decisión de vivir sin apego a las personas más cercanas, es un gran esfuerzo, que va dando sus frutos poco a poco.

Vas notando más felicidad en ti mismo.

Hay más armonía en las relaciones.

El desapego a familiares y amigos lo vamos percibiendo en cuanto le damos prioridad a nuestra sadhana, en cuanto le damos prioridad a servir al Guru,  antes que por ejemplo acudir a reuniones donde no se va a tratar de nada verdaderamente importante.

Es darle prioridad por sobre todas las cosas superfluas, que son la mayoría, al Guru.

En cuanto al beneficio que recogen nuestras generaciones anteriores y posteriores, puedo compartir unas vivencias al respecto:

Estábamos en Toronto-Canadá, la última etapa del tour de Amma por Estados Unidos, de hace algunos años. Hacía unos meses se habían ido mi madre y mi amigo Artur Martí, con el que inicié mis prácticas espirituales. Le pregunté a Amma, que ellos habían abandonado sus cuerpos hacia un tiempo, y que donde estaban, y si podía hacer algo por ellos.

La respuesta de Amma fue: “Tú ya estás entregado a Amma, sólo con el seva (servicio desinteresado) que haces ellos reciben grandes beneficios. No te preocupes hijo, Amma se encarga de todo lo tuyo”.

Unos años después, finalizando un tour por el Norte de la India, estábamos ya en el último programa, murió mi padre, estaba en contacto con mis hijas, quienes me lo comunicaron a las 7 de la mañana, cuando nos íbamos al aeropuerto rumbo a Singapur, próximo Programa de Amma.

Un día del Programa de Amma en Singapur, puede acercarme a Ella y le dije que mi padre había muerto el día antes, que me dijera, por favor que podía hacer por él.

La respuesta de Amma fue: “No te preocupes hijo, tu padre está conmigo”.

Estas son las muestras personales en cuanto a generaciones anteriores del mensaje que nos transmite Amma, evidentemente no sé nada de abuelos y bis-abuelos, pero no hay ninguna duda que también recibirán la ayuda que Amma nos dice.

Y en cuanto a generaciones posteriores, lo cierto es que una hija, el nieto, y un yerno están en el camino espiritual, y  la otra hija estoy seguro que recibe los beneficios de mi práctica espiritual, aunque en este momento no son visibles.

Pero por supuesto el más beneficiado es uno mismo, pues sirviendo a Amma, me siento feliz.

 

 

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