Todos cantamos el bhajan “Amme Bhagavati Kali Mate” que contiene el siguiente verso: ¿Cómo puedo, yo que tengo a Kali en mí, estar atrapado en las manos de Kala (muerte)? ¡Si canto el nombre de Kali, me burlo de Kala (muerte)!
Si se funde una bombilla, no significa que se estropee toda la electricidad. El Atma es eterno y no puede ser destruido, solo sus formas pueden cambiar, al igual que al calentar mantequilla se convierte en ghee, hay oro en las joyas y hay joyas en el oro, así como lo sin forma es contenido en la forma y hay forma en lo sin forma. La conciencia pura es eterna y permanente. Las formas cambian, pero la conciencia permanece igual.
Todo lo que nace, muere. Este cuerpo, compuesto de los cinco elementos, revela su naturaleza un día u otro, pero aquellos que saben que el Atma es eterno, se dan cuenta que la muerte no es más que cambiar de una habitación a otra. Estas personas encaran la muerte con despreocupación y por eso se dice que la vida de Sri Krishna fue una carcajada.
Para aquel que sabe nadar, las olas del océano son un juego encantador, tal como aquellos que practican surf con el viento y las olas y se mueven con sus tablas, hacia donde les lleven las olas. Se meten en el agua para disfrutar las olas, no para sufrir, saben que hay olas en el océano y saben cómo lidiar con ellas. Imaginemos una persona de un país en guerra, que llega aquí y pasa por una fiesta en un templo; alguien tira unos cuantos petardos y la persona entra en shock, por las explosiones, y se desmaya; al reanimarse, dice que pensaba que era una bomba, mientras, a la vez, otra persona, a su lado, disfrutaba del estallido de los petardos. Si somos capaces de entender la verdadera naturaleza del mundo, sabremos disfrutar cada momento y cada situación.
Si sabemos que un plato es amargo, no nos quejaremos, “Oh, ¡qué amargo!”, simplemente aceptamos su sabor. También aceptamos con ecuanimidad las experiencias positivas o negativas. De hecho, cuando nos aceptamos y aceptamos a los demás, es cuando podemos amarnos y ser pacientes y amables con los demás. Esto lo vemos en la vida de Sri Krishna.
Incluso cuando Gandhari maldijo a todo su clan para destruirlo, Krishna sonrió. Sabía que eso sucedería, no lo tomó como una novedad. El Krishna que vemos en la Bhagavad-Gita siempre sonríe.
La espiritualidad nos enseña a afrontar el éxito y el fracaso y de hecho cada situación, con ecuanimidad y nos ayuda a acondicionar nuestro interior, porque no es suficiente acondicionar el exterior. Hay personas que viven en casas con aire acondicionado y aun así toman pastillas para dormir; algunos incluso se suicidan en esas casas. Las escrituras, tales como la Baghavad-Gita nos enseñan a acondicionar la mente y adaptarnos a cada situación; si hace calor dentro de casa, nos sentamos a la sombra de un árbol y si hace calor afuera, entramos en casa.
Cuando conducimos, las carreteras pueden estar en buenas condiciones o llenas de baches, agujeros y curvas cerradas y es posible que tengamos que subir y bajar pendientes muy inclinadas. Si esto sucede, debemos cambiar las marchas según la situación, y de la misma forma cuando nos enfrentamos a situaciones diversas en la vida debemos ser capaces de cambiar, con paciencia, el engranaje llamado mente. Esta es una de las enseñanzas de Krishna.