En el circo, podemos ver equilibristas balanceándose en la cuerda floja mientras se balancean con un tarro posado sobre sus cabezas. A veces, también bailan. Ellos saben como balancear el tarro sobre la cabeza y mantenerse firmes en la cuerda. Eso requiere muchísima práctica. Así son nuestras vidas en este mundo. En tiempos pasados la vida era así, como balancear un tarro sobre la cabeza. Hoy en día, además tenemos que caminar sobre la cuerda.
El mundo de hoy es tan abierto como un supermercado lleno de vistas y distracciones tentadoras. Desarrollar vairagya entre todas las atracciones no es fácil. Solo es posible para los valientes. Es como poner azúcar en la boca y pedir a la lengua que no salive. Las vidas de los valientes que tratan de vivir así, son beneficiosas no solo para ellos mismos, lo son también para el mundo. Solo toman del mundo lo que necesitan.
Tanto un reloj de diez euros como uno de diez mil marcan la misma hora. Si uno se conforma con el de diez euros, el resto puede dedicarse a ayudar a los pobres y necesitados. La mirada, palabras, pensamientos y acciones de la gente que vive así son beneficiosas para el mundo entero.
La Bhagavad Gita dice que por cada cien mil buscadores que lo intentan, quizá solo uno alcance el estado de perfección. Todas las semillas que se siembran puede que no germinen. Hoy en día las cosas son diferentes. De cientos o de miles quizá solo hay un puñado que sabe un poco acerca de la espiritualidad. Incluso entonces, su conocimiento puede estar limitado a la veneración en el templo. Puede que no tengan una comprensión espiritual más profunda. Por tanto, puede que solo uno de cada dos millones y medio llegue al camino espiritual. Fuera de ellos, solo un pequeño porcentaje alcanza el objetivo. Los tiempos son así.
No obstante, el esfuerzo realizado en este camino nunca se pierde. Siempre permanecerá en el buscador. Crea impresiones que despertarán de nuevo e impulsarán a la persona a seguir adelante. ¿Cuantos cientos o miles llegan a los exámenes para el Servicio Civil? Solo unos cuantos llegan a ser oficiales de IAS. En cualquier caso, muchos jóvenes siguen intentándolo. Por eso tenemos que seguir intentando seguir en la espiritualidad.