Después de diez o quince días volvía a poner huevos. Si la gallina no hubiera sido tirada al agua, hubiera permanecido ahí, muriéndose de hambre y muriendo finalmente. De hecho, la gallina tiene la capacidad de moverse y la madre de Amma lo sabía. Sabía que moriría si dejaba de moverse. Así que la tiraba al agua para que la gallina recuperara sus capacidades. La estaba enseñando a superar la pereza y hacer un esfuerzo otra vez. Cuando salió del agua estaba rejuvenecida.
Lo que Amma aprendió de eso fue que todos tenemos capacidades interiores. Nos sentamos y nos consumimos debido a la pereza. Al final nuestra vida queda maldita y nos quedamos tan duros como la muerte aunque estemos vivos. Tenemos que volver a ser útiles. El Maestro hace lo mismo con el discípulo. Amma a menudo no podía dejar de pensar, “¿cómo madre puede ser tan cruel con la gallina? ¿Cómo es que no tiene compasión? En realidad, eso era compasión, era para salvar a la gallina. Cuando la salva, salva a otras. Hay gente que vive de criar diez o veinte gallinas. Si sacan veinte huevos diarios, ganan veinte rupias (0,23 euros) Si gastan quince rupias en comida, eso quiere decir que tienen un beneficio de cinco rupias diarias. Así que cuando la gallina vuelve a poner huevos, salva a la familia que depende de ella.
Solo un Guru sabe cómo manejar a un discípulo. Solo el Maestro sabe cómo sacarnos de la pereza. Normalmente deseamos seguir los deseos y caprichos de la mente, pero la mente siempre nos deja tirados. Siempre nos dejará tirados en una existencia infernal, así que necesitamos despertar la conciencia del Ser y volvernos de fuego. Incluso si la volvemos del revés, subirá. Que todos los hijos de Amma sean bendecidos con este conocimiento. Que todos tengáis fuerza interior. Que la gracia os bendiga a todos. Amma ofrece esto al Paramatman.